martes, 16 de septiembre de 2014

TERCERA PREGUNTA DE MARIO:
¿Por qué tendríamos que leer/ingerir/saborear estos textos?
Ingerir estos textos, constituye una acción que más allá de su mero consumo normal y acostumbrado, implica necesariamente un paladeo lento, pausado, palabra por palabra;  frase por frase, con un detenimiento necesario para la reconstrucción de todos los aromas de las especias con que ha sido cocinado. Ese trozo de lenguaje cuidadosamente elaborado involucra un proceso en el que se fueron depositando los viejos secretos de quienes en el arte de acomodar las palabras supieron dar a la presentación final, el toque de gracia capaz de despertar las reminiscencias de todo un mundo lleno de emotividad.

Una deglución apresurada limitaría el disfrute y llevaría necesariamente a una privación voluntaria del placer de evocación y recreación de todo un mundo aparte, de un agregado cuya luz permite la iluminación de todos los rincones de la conciencia.

“Imaginación rellena de palabras a la mexicana” (receta)
Ingredientes:

Cada ingrediente para la elaboración de este platillo debe ser cuidadosamente seleccionado si se quiere estimular cada una de las áreas que intervienen en el paladeo del mismo. Independiente de todos, se requiere una base que es el lenguaje, y por supuesto el secreto está en el sazón y la paciencia de tal forma que todos sus componentes expresivos puedan ser cuidadosamente agregados de manera oportuna según los requerimientos del pensar imaginativo.

En la elaboración de esta receta deberán incluirse todos los elementos cuya carga de sabor es producto de una larga tradición genética que introduce sus raíces en los más recónditos secretos de los cocineros de la palabra.

Así, la base que proporciona la confianza del sabor proviene de las costas griegas con sabor aristotélico, con olor a poesía y con un toque visual que permite las reconstrucción del lenguaje artístico tantas dosis como el consumo del comensal lo requiera.

Otro ingrediente que no debe omitirse, también producto de la experiencia culinaria de la palabra es una buena dosis de Baumgarten,  su aportación a la preparación permite un toque de belleza que al combinarse con con los manojos peculiares de Casirer, darán el toque universal de la objetividad al platillo.

Un ingrediente importante lo constituye el tanto Heideggeriano, este componente al mezclarse con los anteriores dará a la preparación la divinidad necesaria para hacer del platillo una tradición cultural sólo comparada con un bocado de Cardenal.

Finalmente se requieren dos pizcas de Maritain, este aporte es decisivo, pues su agregado dará el sentido de presentación bella y artística de las palabras, las cuales más allá de sus propiedades instrumentales racionales ofrecen la cualidad de conjuntar el alma con el ser en sus fuentes misteriosas.

Procedimiento:
El seguimiento del procedimiento debe ser cuidadosamente vigilado, dichos ingredientes deben ser oportunamente agregados, cualquier alteración del mismo produciría tantos cambios de sabro como recovecos tiene el pensamiento.

Por ello se sugiere de inicio, la mezcla de todos los ingrediente anteriores en una hoja blanca de papel reciclado, agregar una taza de collingwood y otra taza de Kant, la primera proporcionará las emociones genuinas al platillo y la segunda el toque que permita el sabor más allá de lo natural en su proceso.

Enseguida agréguese un manojo de Bachelard, remover con los demás ingredientes a fuego lento hasta alcanzar una consistencia "imaginativa" capaz de provocar la activación de las papilas gustativas del lenguaje.

Añada al gusto unas pizcas de Ingarden según el efecto que desee provocar en el paladar de los comensales, tome en cuenta que a mayor cantidad se acentúa el sabor y a menor cantidad su degustación será más suave.

Presentación.Finamente déjese reposar por espacio de treinta minutos, sírvase a temperatura ambiente y acompañe con una guarnición de vegetales comunicantes cuyo sabor hace posible    involucrar a todos los sentidos del comensal, por supuesto es conveniente resaltar que es necesaria la mano santa del cocinero (escritor) y de una paciencia divina pues sólo de esta manera es posible conseguir un nuevo modo de saborear el lenguaje literario.

Se recomienda como maridaje un vino suave cosecha amplificadora de la conciencia y entrenadora de la libertad.

Ahora sí,  disfrute de su platillo cuyo aroma y presentación es garantía de un sentir exquisito y promisorio , así como de dicha divina en esta sufrida época.

2 comentarios:

  1. Mario: Creo que hay que indicar precisamente la frase o la situación que nos remite a un enfoque de alguno de los autores mencionados.

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  2. Sí, muy efectivo el comentario de Hernán. No escondan en un lenguaje "poético" el dato duro del análisis literario. En todo caso, este divertimento culinario debe ser un plus, un condimento personal, más no debe suplir el análisis de los ingredientes, además, por separado, de cada uno de los cuentos.

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