martes, 2 de septiembre de 2014

         Nutrientes del plasmidio de Hernán Cortés Romero

Cultivo una Rosa Blanca
Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.

 Este texto literario, siendo el autor José Martí, lo considero una herencia de mi padre. Voy  a intentar valorarlo desde diferentes perspectivas: conocimiento del mundo, experiencia estética, producto nuevo y revelación metafísica. No sé si será posible que yo encuentre gran cantidad de nutrientes dentro de estas líneas del poema. Voy a proponerlo.
  En cuanto al conocimiento del mundo, mi padre solía decirme que la mejor herencia que él me podía dejar era una agenda llena con teléfonos de sus amigos. Porque el dinero se acaba, pero los amigos permanecen. Y en tiempos difíciles, cuando no hay dinero, un amigo nos puede ayudar. Entonces estas líneas nos recomiendan ser amables y generosos con los amigos en junio como en enero, a la mitad del año y al principio del año. Un amigo sincero es un gran tesoro porque te extiende su mano franca en cualquier momento, mayormente en la necesidad. También mi padre me recomendaba no responder al mal con otro mal, sino responder con una actitud pacífica a quien quiere ser tu enemigo. Mi padre solía decir que sus enemigos eran afortunados, porque él haría una oración a Dios por ellos.
  En cuanto a la experiencia estética he disfrutado este poema porque hay un contraste entre el amigo que da, que extiende su mano franca, y el cruel que nos arranca el corazón con que vivimos. Hay un contraste entre la rosa tersa y blanca con el cardo y la ortiga que irritan la piel de quien las toca. En este poema hay una musicalidad y un ritmo que se basa en su métrica octosilábica. La imagen suave, fresca y tersa de la rosa blanca se contrapone a la áspera ortiga y el cardo. En este poema hay contrastes o antítesis, como se llama a esta figura retórica, que nos muestran un equilibrio. Este equilibrio también se presenta entre el amigo sincero que me da su mano franca y el cruel que  me arranca el corazón con que vivo. Y que siendo esta última expresión una hipérbole, también provocan una contemplación estética.
  En cuanto a la revelación mística, creo que este poema me conecta con el valor o con el sentimiento más importante que podemos aprender y vivir. Se trata del amor que se sobrepone al odio, de la generosidad que vence la mezquindad, del bien que vence al mal: la rosa blanca se cultiva para el amigo sincero y también para aquel que nos odia, que es nuestro enemigo, que quiere acabar con nuestra vida. Así que el poema es un triunfo del amor, es un himno a la alegría, es la declaración de la paz hacia todos los hombres, inclusive mis enemigos.
 En cuanto a un producto nuevo, es una articulación de palabras que por sí solas podrían servir de ideario de valores, de ley suprema, de síntesis constitucional, de tesoro jurídico, de piedra angular de la convivencia entre los hombres y entre los pueblos, de garantía de un mundo que viva en paz. Acaso a partir de estas palabras se podría escribir una ley reglamentaria de la convivencia en el matrimonio, en la familia, en la ciudad, en la nación y en el mundo entero.


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