Modelo de juicio didáctico (Patricia)
1. Elegir
enfoques críticos desde los cuales se abordará el análisis del texto.
2. Tomar en
cuenta los datos que se tengan del entorno del autor. Solo en el caso de que
haya que contextualizar o para enriquecer la descripción.
3. Describir el
texto que va a juzgarse. Reconocer sus características formales. Si se trata de
un cuento, un poema, etcétera.
4. Analizar figuras
retóricas que utiliza el autor. Verificar si funcionan para la comprensión del
texto o son confusas y por qué.
5. Señalar las
fallas en cuanto a la forma; es decir, ortografía sintaxis. Sobre todo cuando
uno de estos errores genere alguna confusión importante o cambie el sentido de
lo que se quiere expresar.
6. Señalar las
virtudes en cuanto al fondo del texto.
7. Señalar las
fallas (en cuanto al fondo) del texto, pero orientar o ayudar en la resolución
de las mismas.
8. Ejemplificar
claramente (puede ser con citas textuales) las fallas o las virtudes para al
autor no le quepa duda a qué nos referimos.
9. Identificar
símbolos o elementos filosóficos presentes en el texto y que den mayor
profundidad a lo escrito, pero teniendo cuidado de agregar ideas que no estén
ahí.
10. Sugerir, si
es necesario, lecturas o referencias para el texto cuaje en su forma adecuada.
11. Animar al
autor en caso de que el texto tenga futuro; o bien, exponerle amablemente las
razones por las cuales el texto no funciona.
Texto original de Sol
LA TAZA DE BAÑO
Hola, ¿qué les puedo decir?,
mi trabajo no es el más bonito que digamos, es más, les aseguro que ninguno de
ustedes quisiera estar en mi lugar.
En algunas ocasiones,
algunas personas llegan hasta a bendecirme por encontrarme en su camino, pero
después de un rato ni las gracias me dan, y otros tantos terminan pagándome
mal, dejándome totalmente sucia.
Sí, soy lo que algunos de
ustedes están pensando, soy una taza de baño, pero no de cualquier baño ¿eh?, ¡nooo!,
soy la taza de un baño público de mujeres en el mercado. En donde por cierto,
he logrado conocer diferentes tipos de traseros. Desde aquellos glúteos caídos,
planos y flácidos, hasta los bien redonditos y duritos.
Por ejemplo, doña Tencha,
una señora obesa y dueña del puesto de ropa de la entrada, ¡tiene una
exageración de nalgas!, y cuando se posa en mí, éstas se desparraman por todos lados, ¡vaya que está
pesadita! ¡ah!y todavía se da el lujo de ponerse a leer su revista de Tvynovelas
o el periódico y así se le va hasta media hora sentadota sobre mí; tanto que a
veces ya no sé si la que puja es ella o soy yo.
También está Renata, la hija
de los dueños del puesto más grande de zapatos, y quién por cierto, es sobrina
de doña Tencha. Ella por lo regular me visita después de la hora de la comida
para devolver los sagrados alimentos que ingiere junto con la familia. Es una
adolescente muy bonita y con un cuerpo demasiado esbelto, quien teme ser gorda
como su tía o como su mamá.
Y no hablemos de la
presumida de doña Chuy, la esposa del carnicero, una cuarentona que se jacta de
tener un hermoso trasero, y quien en realidad usa un calzón con esponja, eso
sí, ¡carísimo!, de esos que anuncian en la tele, quien a decir verdad, tiene
nalgas de cebolla: ¡para llorar!. Vaya que si yo hablara…
En realidad los únicos
glúteos que yo he visto hasta ahorita, muy bien formados y bonitos, casi casi
como los de la Jennifer López, son los de la muchacha del puesto de las aguas
frescas, de esos sí no hay nada que decir, bueno, de ellos no, pero de ella sí… qué se anda
acostando con el carnicero, esposo de doña Chuy. Eso lo sé porque a veces cuando viene se llaman
por teléfono o se mandan mensajes.
Pero en fin, lo único que les puedo decir es que de todas
las tazas de baño de este lugar, soy la más bonita y una de las más nuevas,
gracias a eso, algunas de las mujeres que vienen a diario a estos baños me
eligen y bueno, aquí quien no se entera de los más recientes chismes: que si esta anda con aquél, que si la
hija de fulana es bien puta, que si le están poniendo los cuernos al marido,
que si ya un matrimonio se anda dejando y por qué, que si esto, que si lo otro, etc. Aquí las mujeres no tienen pecho de bodega y
suelen hasta ponerle de su cosecha, entonces el chisme ¡sí que se arma en
grande!
Por ellas he logrado conocer algunos tipos de sentimientos que existen,
aunque más negativos que positivos, tal como la envidia, la avaricia, la
soberbia, el ego, el desprecio, el
rencor y sobre todo la hipocresía.
Me preocupa que quizás
dentro de poco ya no sea la más visitada, pues ya comienzo a llenarme de sarro,
y es que la encargada de los baños es nueva y aunque ya le enseñaron cómo asearme,
nada más se hace pendeja masajeándose por el celular con el de los discos
piratas, quien según le viene a ayudar a cerrar, pero en realidad se la viene a
manosear bien sabroso, y cuando se da cuenta ya se le hizo tarde, por lo que sólo me da una pasadita con la
escoba en lugar de tallarme bien con el cepillo y dejar que actúe el cloro
activo anti-hongos por lo menos tres minutos. ¡Chingada mocosa calenturienta!,
a mí no me talla, pero… ¿qué tal se la tallan a ella?
¡Ay! Cómo extraño a Roberta,
ella sí que sabía cuidarme y limpiarme muy bien, hasta fragancia fresca me
ponía para que a otro día yo estuviera listísima, pero ni modo, así es la vida,
hoy les sirvo y quizás mañana no duden en desecharme y cambiarme por una nueva
que al igual que yo, se enterará de tantas historias, sino las mismas, segura
estoy que parecidas.
Análisis del texto “La taza de baño” de
Sol Manzares
Patricia Suárez
El texto está narrado en primera persona; el
personaje es un escusado que se encuentra en un baño público, en un mercado y
que se queja por el uso que le dan. Además cuenta algunos chismes de los que se
entera, ya que está en un lugar muy íntimo. Todo el discurso se dirige a un
grupo de receptores, aunque no es claro a quiénes.
Es difícil
enmarcarlo estructuralmente en un género literario. Es decir, me suena a dos
posibilidades, pero no bien definido: por un lado puede ser un cuento, pero no
hay ninguna situación, no ocurre nada; por el otro, puede ser un monólogo teatral,
pero tampoco tiene la estructura dramática clara ni hay un conflicto en el
personaje. Por esa razón me referiré a él como un relato.
Sol, me pareció
un gran acierto que utilizaras la prosopopeya con un objeto tan desagradable
como una taza de baño. Eso me hizo interesarme de inmediato en el relato, pues
nunca me habría pasado por la mente que también los escusados tuvieran
sentimientos. Me generaste una sensación de asco pero de morbo a la vez. Es
decir, no quería continuar imaginándome las nalgas de las señoras del mercado,
pero no podía dejar de leer. Este recurso es excelente porque ubicas al lector
en la perspectiva del fondo de la taza. Hay también una gran metáfora, pues a uno
le cae encima la mierda, no solo la que defecan los personajes sino la que hay
escondida entre las relaciones de ellos.
En general, está
muy bien escrito; sin embargo, debes cuidar algunos detalles. El inicio me
parece muy débil. Creo que debería empezar directamente en “Mi trabajo no es el
más bonito que digamos”. El cuarto párrafo es confuso, o así lo parece por la
puntuación. Le haría bien que lo reestructuraras y colocaras un par de puntos y
seguido para hacerlo más claro. Lo mismo sucede con el tercer párrafo de la
segunda página, en el cual además creo que hay una errata: debe decir
“mensajeándose” y dice “masajeándose”. Por otro lado, ten cuidado cuando usas
“quien” como pronombre para referirte a alguien que acabas de mencionar, pues
en ocasiones se siente forzado o confunde. Por ejemplo cuando dices:
“Y
no hablemos de la presumida de doña Chuy, la esposa del carnicero, una
cuarentona que se jacta de tener un hermoso trasero, y quien en realidad usa un calzón con esponja, eso sí, ¡carísimo!, de
esos que anuncian en la tele, quien a
decir verdad, tiene nalgas de cebolla: ¡para llorar!”.
El primer
“quien” es claro que se refiere a dona Chuy, pero en el segundo parece que la
tele tiene nalgas de cebolla, y creo que esa no es la idea. Dales una checadita
a todos y a la puntuación en general, pues hay algunos adverbios que no saben a
dónde pertenecen u oraciones subordinadas separadas con punto y coma, lo cual
nos hace perder el ritmo de la lectura.
Finalmente, te
sugiero, si así lo deseas, que lleves el texto hacia algún género más claro,
pues la idea es muy buena. Me encanta el carácter de la taza y me la imagino
con un gran conflicto que la haga quejarse. En el texto privilegias los
chismes, pero tienes mucho material en ella, en qué siente, en por qué se queja.
Además, ¿a quién se está dirigiendo? Por eso me pareció teatral, porque imaginé
que podría quejarse con los espectadores.
Así como está,
el texto ya es divertido e irreverente, pero le falta algo de sustancia que lo
haga inolvidable. Sin duda, tiene muchas posibilidades de mejorar.
Bastante bien, aunque no hay que usar el concepto "relato" cuando no sabe uno cómo acomodar un texto. Es un cuento al que le falta algo... ¿qué? lo veremos en clase. No explicas porqué le cambias el principio, quitándole una frase... recuerda que no se trata de un gusto tuyo sino de una mejora al espíritu del texto.
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