martes, 22 de octubre de 2013

   Séptima parada
     Caín y Abel    
                                      Por Hernán Cortes Romero

 Todos conocen que Caín mató a Abel, porque Caín era pecador y Abel era bueno.  Y desde entonces la historia se ha visto en blanco y negro: malos y buenos.
   En realidad, ninguno era bueno. Los dos competían, se envidiaban y encontraron el momento para atacarse.  Abel, que comía carne, era más agresivo; mientras Caín, que comía verduras, era más tranquilo. Pero en ambos corría la sangre de Adán. Y Adán pecó desde el principio. Abel lanzó la primera piedra, Caín respondió. Entonces cayó una tormenta, los cerros se deslavaron y los cubrieron a los dos; porque la ira de Dios se desató  al ver la violencia y Dios se arrepintió de  haberlos creado.
   Así que, entre  ser descendiente de Caín o descendiente de Abel no habría diferencia. Aunque las victimas siempre han llamado Caín a su agresor.



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