Séptima parada
Caín
y Abel
Por Hernán
Cortes Romero
Todos conocen que
Caín mató a Abel, porque Caín era pecador y Abel era bueno. Y desde entonces la historia se ha visto en
blanco y negro: malos y buenos.
En realidad,
ninguno era bueno. Los dos competían, se envidiaban y encontraron el momento
para atacarse. Abel, que comía carne,
era más agresivo; mientras Caín, que comía verduras, era más tranquilo. Pero en
ambos corría la sangre de Adán. Y Adán pecó desde el principio. Abel lanzó la
primera piedra, Caín respondió. Entonces cayó una tormenta, los cerros se
deslavaron y los cubrieron a los dos; porque la ira de Dios se desató al ver la violencia y Dios se arrepintió
de haberlos creado.
Así que, entre ser descendiente de Caín o descendiente de
Abel no habría diferencia. Aunque las victimas siempre han llamado Caín a su
agresor.
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