martes, 25 de noviembre de 2014

   
   Octava pregunta:    ¿Qué necesito sacar de mi canasta?  Por Hernán Cortes

 Creo que la literatura no tiene la culpa que yo sea profesor. Creo que en gran medida he desvirtuado la literatura con mi forma de actuar como docente o profesor. Así como he “aprendido” a ser profesor de una materia como literatura, he de desaprender actitudes e ideas inconvenientes para acercarme a la literatura. Una de ellas es pensar que los “errores ortográficos” deben castigarse o señalarse con una cruz. Esa es regularmente mi primera reacción ante aquellos jóvenes que escriben. No debería de ser así. Las “faltas” ortográficas tienen que ser atendidas en su causa. Y la causa de las “fallas” ortográficas es la poca lectura entre los jóvenes. Entonces, la tarea de un profesor de literatura no es “criminalizar” los errores ortográficos, sino fomentar la lectura, familiarizar a los jóvenes con los textos más bellos que se han escrito, de tal manera que el lenguaje llegue a ser un utensilio que ellos manejen para expresarse y construir su pensamiento.
     La idea de que solamente pueden escribir los sabios o los que han estudiado nos perjudica antes que beneficiarnos. Si seguimos considerando que solamente un pequeño grupo “puede escribir”, nos estamos descalificando y también descalificamos a niños o jóvenes que pueden con libertad y creatividad usar el lenguaje para narrar un cuento o una historia cotidiana. Recuerdo el caso de los niños que dirigió el compañero Joaquín para que escribieran y fueran dueños de sus palabras. De ser unos niños sin voz, se volvieron la voz de su pueblo, el orgullo de sus padres, los “creadores incultos”. Y nos sorprendieron a todos con su habilidad para describir y narrar lo que ellos vivieron.  Entonces hay que desechar el prejuicio que solamente los más ilustrados pueden escribir. También pueden escribir los niños y los jóvenes.
     Las “clases” de literatura o de redacción no tienen que ser teóricas o llenas de conceptos que son lejanos a los niños o jóvenes, sino que la hora de literatura tiene que ser un encuentro con las obras de arte literario. El momento de la literatura ha de ser una experiencia estética que toque al alumno y lo haga disfrutar de la ficción literaria. Y no quiero ser despectivo con el término, sino considerar que la ficción literaria es una creación del genio artístico del ser humano. Así que la obra literaria es una obra de arte que hay que apreciar. De esa manera hay que orientar a los alumnos para que disfruten la literatura. Entonces las clases de literatura tendrían que dejar de ser una memorización de conceptos técnicos literarios, para ser una experiencia estética al escuchar y leer las obras de arte literario.
    Todavía podría decir más, pero lo más importante va a ser “encantar” a nuestros alumnos con la literatura. Y si nosotros hemos sido “encantados”, también podremos “encantar” a otros.
    Muchas gracias a la maestra Ethel por su visión alternativa de la literatura y de su enseñanza.
    
   

3 comentarios:

  1. Me encantó cómo iniciaste te texto. Ella no tiene la culpa de que todos la queramos, pero qué bueno que tengamos el deseo de compartirla.

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  2. Tienes que imprimir cada párrafo en cartulina aparte y colgarlo en los salones, periódico mural, biblioteca, etc. espacios comunes de tu escuela. Haz copia para acá, por favor, para el inicio del semestre próximo

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