martes, 25 de noviembre de 2014

Mario Hernández. Octava pregunta. ¿QUÉ NECESITO SACAR DE MI CANASTA?

La metáfora inicial del curso fue: una canasta básica para el profesor de literatura. Y en ese caminar incesante, primero, a depositar en ella lo necesario, y ahora, en su siguiente etapa se trata como en las embarcaciones en situaciones de emergencia: de tirar lastre.
De aplicar esta metáfora, resulta compleja la toma de decisiones: cómo que primero hay que ir “al mercado a comprar todas las cosas del mandado”… y ahora al parecer se depositaron en la canasta cosas demás, bueno, es de esperarse, que más se puede hacer en este ambiente de consumo desmedido, pero según la indicación esto tiene cara de “buen fin”.
Entonces, resulta que se deben sacar de la canasta algunas cosas que no se necesitan, bien, así como al principio se hizo necesario hacer la lista de lo que se necesitaba, ahora se debe hacer la lista de aquellas cosas que no se necesitan., va pues:
·         Limpieza de ideas.- desechar la idea de que el escribir es privilegio de unos cuantos iluminados: siempre pensé que esta actividad sólo le era dada a mentes selectas, y me resistía a considerar que yo podía participar de esa mesa a la cual no se me había invitado. Hoy me doy cuenta que no existe tal invitación previa, quien quiera participar de tal banquete sólo tiene que acercarse y compartir los deleites que la vida ha puesto en su pensamiento y disponerse a disfrutarlos.
·         ¿Cuál es el tema más acorde? Esta idea arraigada también constituyó una limitante, pues se arraigó en mi pensamiento y consideré que exitían temas propios para escribir sobre ellos, después de leer algunos textos agradables y sencillos (Atrapados en la escuela y su serie) doy cuenta que sólo es necesario el querer hacerlo y dar el primer teclazo.

·         Eliminación de prejuicios.- pensamiento arraigado de que se requieren atributos especiales para difundir las ideas propias por escrito: siempre tuve  la idea, y ya se expresó antes, que la escritura era sólo un privilegio de unos cuantos, y que para que se tuviera acceso a tales planos, era menester la posesión de atributos especiales, toda vez que al inicio la ideas expresadas en el papel no seguían la intención del pensamiento y se erigían en cuerpos retorcidos que no expresaban lo que en el pensamiento se anidaba. Hoy, con el paso del tiempo y la lectura, puedo avisorar que las palabras están ahí, como siempre lo han estado esperando a que vaya alguien las tome y les dé forma  de acuerdo con las ideas que se quieran expresar, según el estado de ánimo de quien las esté jugando en el momento.

·         Literatura y contexto: pensar en la literatura como una actividad descontextualizada del diario vivir. La literatura como todas las actividades que dan forma a la vida del hombre brotan de su interacción cotidiana de la realidad y no son sólo contenidos académicos alejados de su realidad o hijos de una vana curiosidad propia de intelectuales. Las letras dan forma y sentido a la vida del hombre.  Más allá de su utilidad instrumental propia de una especie desprovista de la naturaleza , existe la intención de hacer más grato su entorno a través de un mecanismo que se poseé y se utiliza de la manera más obvia,  sin que se repare en el alto simbolismo que se oculta detrás de cada palabra, de cada mensaje y de cada intención de gritar lo que el pensamiento no puede y que sólo con la palabra puede cobrar figura.

·         Revisión de utensilios.- quizá uno de los utensilios que más he utilizado y que también se han constituido en limitaciones, es el empleo de una terminología técnica que en relación concomitante acompaña a la actividad de la enseñanza de la lengua.

Sin mediar reflexión alguna, por muchos años repetí estos patrones torturantes para mí y para mis alumnos, hice de la actividad  de la enseñanza de la literatura, una actividad tediosa. Sólo pude romper esa inercia después de compartir con las compañeras y compañeros del seminario “La canasta básica del profesor de literatura”y con la doctora Ethel, las vivencias propias de una actividad literaria que como bien lo afirma ella se ha convertido en un ejercicio de libertad.
·         Actitudes inconvenientes.- en este aspecto se alude al hecho de que la literatura como parte constitutiva de un currículo, adquiere un carácter obligado por la idea anquilosada de que el alumno debe aprenderal más po deber que por gusto.

A partir de este seminario, me queda claro que la literatura como arte es antes un proceso de gozo estético,  que una obligación curricular, por lo que más que una listado de contenidos, implica una revisión de las diversas formas en como la realidad ha permeado el pensamiento del hombre en diferentes tiempos y como éste a su vez en relación dialéctica con el mismo, ha compartido con los demás, las más diversas y bellas formas en que la ha  percibido.

3 comentarios:

  1. Me gusta tu reflexión. Me hiciste recordar a un maestro que en la carrera me dijo: "Cuando la literatura no se te da, no se te va a dar aunque te guste mucho. Eso es algo que se trae o no se trae". Como si la literatura fuera una especie de destino, ¿no? Yo creo que todos podemos ser "los iluminados".

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  2. Muy bien, Mario, excelentes reflexiones sobre lo que todos debemos sacar de nuestra canasta, y el comentario de Patricia es siniestro, digo, lo que le dijo ese profesor... ¿de qué materia era?

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