Silvia
Vargas Luviano.
La literatura es cómo el árbol de la vida, compuesto de esferas y
senderos que llevan a la creación, las interconexiones que de ella emanan,
conducen por espacios y tiempos
alternos, visibles e imaginarios; provocadores de emociones diversas y
encontradas, como: amor y odio, alegría y tristeza, alivio y dolor, risa y
llanto, entre otras. Con infinidad de vías que unen con la vida, la muerte, lo
divino, lo interno y externo del mundo.
Así es la literatura.
Creadora, insinuadora, filosófica, social, romántica, apasionada, habladora,
indiscreta, atrevida, a veces irreverente, otras educada, pero siempre
reveladora de verdades y sueños.
Tal como el árbol de la vida se afianza a una
primera esfera: una Corona, una
providencia equilibrante; cada persona, escritor o maestro de literatura se
enraíza a un texto diferente; a aquel texto literario que “cimbra”, que “mueve”
o “toca” lo más profundo de las emociones; es un plasmidio, en palabras de Ethel Krauze (agosto 20, 2014) “ese texto literario que me ha dado algo… que
me ha dejado un legado en el ADN, que me
ha modificado…que me alimenta”, haciendo alusión al ser maestro de
literatura. ¿Cuál es mi providencia
equilibrante o mi plasmidio? “Un hombre muy viejo con alas enormes”,
un cuento del escritor colombiano Gabriel García Márquez. No era el primer
libro que leía, pero sí el primero que me “movió”. Pasó a formar parte de mí,
me hizo experimentar emociones que me marcaron
tanto, que no lo olvido, es un texto bello y cruel al mismo tiempo. Por eso,
cuando se habla de literatura no puedo evitar recordarlo, y nuevamente mirar al
hombre viejo con alas enormes, maltrecho, viviendo en un gallinero, y al mismo
tiempo imaginar su mirada transparente y angelical.
La Sabiduría no puede faltar en el árbol de la vida, es una esfera que
en la literatura es la gnosis traducida por Platón y Aristóteles, en dos
posturas con un punto en común: permite
el conocimiento del mundo, y puntos discordantes: Platón es un detractor de la literatura y
Aristóteles un exaltador de la misma.
Para Aristóteles la literatura es una
imitación de la realidad, la conducta de Pelayo y Elisenda lo muestran,
primero al sentir miedo por el viejo con alas, y después pasar de la lástima al
desinterés por ese ser. Así como también, deja ver la curiosidad de la gente,
el morbo por lo desconocido y el desacuerdo ante lo que contradice las ideas.
Para Platón, el mundo verdadero es el
mundo de las ideas, entonces, lo que sucede en “Un hombre muy viejo con alas enormes”, sólo es la sombra de la
realidad.
La literatura mantiene la inteligencia siempre activa (tercera
esfera del árbol de la vida), una
esfera, que a través de sus senderos une en el arte a dos elementos
fundamentales: un saber y un hacer; dos fábricas
principales de la palabra. El saber
es la interconexión en el arte, en la obra que define: qué es y cómo es. El hacer, permite la producción del qué
hace y cómo, dónde y cuándo lo hace. Toda obra literaria cuenta con productos
de estas dos fábricas de palabras,
hay teóricos que permiten identificar estos vasos conductores en las mismas,
por ejemplo: (del saber) Baumgarten, Schelling,
Casirer, Dilthey, Heidegger, Bergson, Maritain, Whitehead, Langer, quiénes
miran la literatura como un conocimiento. (Del hacer) Gilson, Collingwood, Kant, Bachelard, Ingarden, la ven como
una obra.
Las ramificaciones del árbol de la vida al igual que en la
literatura, orientan a La Grandeza, La
fuerza y La Belleza de las palabras (más esferas del árbol de la vida), es como si formaran parte de un castillo
imperial, en donde estas virtudes están representadas por el Rey y la Reyna
(los sustantivos y adjetivos), las doncellas (adverbios, pronombres y
artículos) y pajes (conjunciones y preposiciones); mismos que al deslizarse por
corredores y habitaciones van creando las interconexiones correctas que llevan
a la producción de textos inesperados, dando lugar a la literaturización. (“conjunto
de acciones con las que se adquiere la capacidad de leer obras literarias y de
escribir textos de carácter literario. Es decir, un paso más en el acceso a la
cultura escrita, a la literatura”)[1].
En el cuento de Gabriel García Márquez imperan el Rey y la Reyna, pues hace uso
constante de sustantivos y adjetivos que dan fuerza al texto y al mismo tiempo
definen su estilo de escritor.
La Victoria de la vida sobre la muerte (séptima esfera), se gana en la literatura con la
inmortalización de las obras, sus creadores morirán pero la obra literaria
permanecerá; así, sigo leyendo a grandes que un día quisieron escribir de su
propia muerte, así lo expresa el propio García Márquez en No se preocupe; tenga miedo: “Yo, por mi
parte, me conformé con admitir que el sentimiento más nítido que me suscita la
idea de mi muerte no es tanto de miedo como de rabia por su tremenda
injusticia. Peor aún en un escritor que vive de contar sus experiencias, y que,
sin embargo, tiene que vivir resignado al desastre final de no poder contar la
más importante y dramática de todas: la experiencia de la muerte”[2].
Finalmente,
las bifurcaciones del árbol de la vida, se
convierten en vasos comunicantes que llevan a la Eternidad del Ser y al Fundamento, es decir a la Generación o
piedra angular (octava y novena esferas), definiendo éstos al arte, como una toma de conciencia de la
realidad o de la vida, una oportunidad de practicar la escritura y lograr
la libertad para encontrar el Reyno propio (décima esfera), la creación
personal.
[1]
Ethel Krauze. “Literaturizar…para educar”, en revista de Ciencias y Humanidades
Temoachan.
[2]
Gabriel García Márquez, “No se preocupe: tenga miedo” en El País. Artículo de
opinión. 3 de agosto 1983.
La experiencia:
Escribir este texto ha sido
todo un reto, sobre todo porque fue difícil el pensar, el hacer y el creerme que
el texto fuera el más bello, pero… el más bello para mí. Repasé por varios días
una idea, pero ésta no daba frutos al momento de sentarme a escribir. Veía que
tenía muchas cosas que articular para tomarlas en cuenta en el texto y ése era
mi principal problema: quería escribir todo lo que vimos en el curso,
escribirlo de una manera diferente y entendible. Finalmente agobiada por la
presión del tiempo que se consumía, decidí darle ilación a las ideas, algunas
surgieron dócilmente, otras de manera atropellada, así hasta terminar.
Envié por correo el texto a
algunos compañeros de trabajo para que le dieran lectura e hicieran comentarios
al mismo. Considero aquí, algunas de sus respuestas:
Rafael (Maestro de literatura):
Tuve que leer el texto tres veces. No sé para
qué tipo de lectores esté pensado. No me parece un texto fácil de entender.
Requiere cierta formación literaria. Sin embargo, es un texto que reta al
lector a hurgar en sus conocimientos sobre literatura. Algunas ideas y
analogías que se expresan sobre la literatura son interesantes. Creo
también que puede corregirse la puntuación en algunos párrafos para darle mejor
fluidez.
Pedro (Maestro de historia):
Hola: me parece un texto muy bien elaborado,
hay saber, emoción y sentido. Yo recomendaría únicamente mencionar todas las
esferas juntas para después presentarlas como lo haces. Felicidades.
Ariadna (Maestra de español)
¡Bien!, sólo algo, para mi gusto personal
en todo el eclecticismo que maneja el texto no encuentro cabida para enumerar
las esferas. Me gusta.
Nidia (Maestra de español)
Me llevé una gran sorpresa por el estilo en que
escribió este texto. Desde el inicio me atrapó el título, por la analogía que
hace de la literatura con el árbol de la vida. Estoy de acuerdo en que la
literatura provoca y mueve sentimiento y quien escribe busca trascender con su
texto. También considero muy importante que todo
maestro de literatura debe despertar la pasión de cada alumno por leer y
producir literatura, como lo refiere en su texto cuando habla de modificar su
ADN. Por último, tomo el concepto de literaturización para unirlo al de
culturización, para complementar lo que usted menciona y afirmar que son dos
conceptos que deben formar parte de la esencia
(ADN) de todos los docentes, sean de español, en particular de
literatura o de cualquier asignatura.
Como puede leerse, algunos comentarios se detuvieron
en
la estructura de mi texto y no en el contenido. Para otros,
fue interesante porque se identifican con la literatura.
la estructura de mi texto y no en el contenido. Para otros,
fue interesante porque se identifican con la literatura.
Nota: A pesar de las observaciones, por el momento, no hice cambio
alguno al texto.
Estupendo texto y estupenda experiencia, Silvia. De veras, ustedes me hacen sentir orgullosa. Vale la pena todo este esfuerzo. Veo cómo has avanzado y te felicito enormemente
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