Octava prueba de fuego. Mujeres de cuento. ALEXANDER A A
El encuentro con estas mujeres de cuento fue, desde mi
perspectiva y punto de vista, revelador. Me dejo fascinado que la mayoría de
las autoras no se considera, ni se manifiesta por una postura feminista; ni
reconoce escribir desde una postura femenina, al menos como primera intención,
sólo se escribe cuando se tiene esa vocación. Ana clavel, por ejemplo, es
contundente cuando afirma que no hay literatura de mujeres, ni de hombres, y yo
no podría estar más de acuerdo con esa afirmación. La literatura no tiene
género humano, aunque la historia de la literatura y lamentablemente la
historia universal si ha marcado un
estándar, un canon, un testimonio de que se ha dado predominancia al género
masculino y que éste ha abusado de ese poder, siendo hasta hoy que las cosas
parecen estarse emparejando, esto nos debe hacer pensar en la justicia de la
vida que va ajustando lo necesario para que todo esté como debe de estar.
Espero que pronto y que Dios me dé la suficiente vida para ver un encuentro de
escritores “mixtos”, en un panel sin distinciones de “Género” ni humano ni
literario y que sean simplemente personas que escriben y que sus obras son
dignas de ser mostradas y reconocidas por todos.
En cuanto a la autora que escogí, porque tuve la oportunidad
de leer uno de sus textos, fue Mónica Lavín. “El Asa”, se me hizo un cuento
conmovedor, bien estructurado, accesible y de muy buen gusto. Cumple, según mi
visión, con los elementos necesarios y estructurales de una obra de sus
características: una narrativa bien fundamentada desde la situación inicial o
planteamiento del problema, desarrollo, nudo y desenlace, la presentación del
ambiente y/o entorno, los personajes, así como el uso de recursos del discurso
que plantean también una problemática a manera de conflicto o ensayo filosófico.
Me imaginé la atmosfera de la casa como un ambiente propicio
e ideal para la historia, un lugar clásico pero contemporáneo, me imaginé a los
personajes, por ejemplo a la mamá, una mujer cálida, pero de faz firme en un
rostro construido con loa años a fuerza de entregar amor y preocupaciones.
Según los elementos formulados con anterioridad, puedo
agregar que la historia de “El asa”… ¡me encanto! y al final me quede con la
frase de “si tan sólo hubiera tomado la tasa por el asa”, ésta frase, como
elemento discursivo pero al mismo tiempo filosófico me hizo pensar mucho en la
condición humana, en la relación con el otro,
que puede y ha sido tema de diversas obras a lo largo de la historia; lo
que no se dice y lo que se debe de decir, lo que no se hace y lo que se debe de
hacer, lo que se quiere, lo que se tiene, en fin, todo lo que podemos pensar,
sentir, hacer cuando estamos con otra persona cercana por vínculo consanguíneo
o no.
Al final todo se resume en apreciar la vida desde lo que se
tiene y no estar pensando en lo que no se tiene, la empatía con el otro, dejar
el egoísmo y buscar el equilibrio entre lo que se puede o se quiere y lo que se
debe, todo se resume a tomar la tasa por el asa y disfrutar cada momento de la
vida con todo su esplendor. ¿Es fácil no?.
La experiencia de leer y conocer a las autoras de historias
que pueden mover el espíritu de esta manera, se me hace muy enriquecedor, tengo
curiosidad de leer cada obra de ellas, y ansia de volver a vivir un encuentro
como el que se dio y espero que mejor, si es que puede ser mejor.
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