Bienvenidos a la extinción de los
dragones.
Los
chicos leen su texto, ella realiza muecas de desaprobación, se le nota
irritada, reclama a quien la invito de ponerla en el predicamento, se siente honesta, comprometida a defender a
la literatura de aquellos intrusos que se atreven a escribir sin haber leído.
¿Qué has leído? Les pregunta, en un país que ni su presidente es capaz de
recordar tres libros. ¿Por qué tendrían que hacerlo los chicos de
bachillerato? Ella se erige como la
dragona de dos cabezas defensora de la literatura. Sin embargo la gran
dragona tiene un punto débil, sus
críticas son solo impresionistas, su crítica no tienen argumentos que expliquen
su método, es solo pose.
Iniciarse
en el mundo de las letras no es fácil, pareciera que los que tienen un pequeño
tramo recorrido, se esfuerzan en cubrir las huellas de ese camino. Se
autoproclaman con talento, e imparten talleres solo para las personas que
tienen ciertas habilidades. Conforman cánones, y se dedican a demeritar el
trabajo de los demás.
Todo
lo anterior, aleja a quién se atreve por primera vez a mostrar su texto. El
seminario de investigación, Didáctica teórica y práctica de la creación
literaria: Criterios críticos: aproximaciones para juzgar un texto, nos ha
mostrado otra posibilidad, para acercarnos a la crítica didáctica, que tanto
hace falta en los distintos niveles educativos. En donde a partir del análisis
del texto, se propongan alternativas para mejorarlo, siempre y cuando el autor
quiera hacerlo. Y lo hace a partir de
ocho paradas. Cada parada va dando elementos teóricos y prácticos que nos
acercan al juicio didáctico y al mismo tiempo a la crítica literaria de obras
publicadas. Todo ello de forma amena, y paso a pasito, empoderándonos
aprovechando cada una de nuestras muchas, o pocas experiencias lectoras.
Enriqueciendo el camino con teoría de crítica literaria, que ayuda a abordar
los textos ya acabados , en donde la crítica es para ayudar al lector a sacar
el mayor provecho de su lectura. Creo que este seminario nos ayudará a evitar
esa metamorfosis de convertirnos en dragones defensores de la literatura,
basados en solo criterios impresionistas.
Primera prueba de fuego: Acercándonos a la obra literaria…
Sin saber quién es el
autor:
¿Cómo ejercemos nuestro
juicio crítico?
1. Escribir lluvia
de ideas
2. Ordenar por jerarquía
3. Redactar a modo de
conclusión
La cortesía no es mi
fuerte. En los autobuses suelo disimular esta carencia con la lectura o el
abatimiento. Pero hoy me levanté de mi asiento automáticamente, ante una mujer
que estaba de pie, con un vago aspecto de ángel anunciador.
La dama beneficiada por
ese rasgo involuntario lo agradeció con palabras tan efusivas, que atrajeron la
atención de dos o tres pasajeros. Poco después se desocupó el asiento inmediato,
y al ofrecérmelo con leve y significativo ademán, el ángel tuvo un hermoso
gesto de alivio. Me senté allí con la esperanza de que viajaríamos sin desazón
alguna.
Pero ese día me estaba
destinado, misteriosamente. Subió al autobús otra mujer, sin alas aparentes.
Una buena ocasión se presentaba para poner las cosas en su sitio; pero no fue
aprovechada por mí. Naturalmente, yo podía permanecer sentado, destruyendo así
el germen de una falsa reputación. Sin embargo, débil y sintiéndome ya
comprometido con mi compañera, me apresuré a levantarme, ofreciendo con
reverencia el asiento a la recién llegada. Tal parece que nadie le había hecho
en toda su vida un homenaje parecido: llevó las cosas al extremo con sus
turbadas palabras de reconocimiento.
Esta vez no fueron ya dos
ni tres las personas que aprobaron sonrientes mi cortesía. Por lo menos la
mitad del pasaje puso los ojos en mí, como diciendo: "He aquí un
caballero". Tuve la idea de abandonar el vehículo, pero la deseché
inmediatamente, sometiéndome con honradez a la situación, alimentando la
esperanza de que las cosas se detuvieran allí.
Dos calles adelante bajó
un pasajero. Desde el otro extremo del autobús, una señora me designó para
ocupar el asiento vacío. Lo hizo sólo con una mirada, pero tan imperiosa, que
detuvo el ademán de un individuo que se me adelantaba; y tan suave, que yo
atravesé el camino con paso vacilante para ocupar en aquel asiento un sitio de
honor. Algunos viajeros masculinos que iban de pie sonrieron con desprecio. Yo
adiviné su envidia, sus celos, su resentimiento, y me sentí un poco angustiado.
Las señoras, en cambio, parecían protegerme con su efusiva aprobación
silenciosa.
Una nueva prueba, mucho
más importante que las anteriores, me aguardaba en la esquina siguiente: subió
al camión una señora con dos niños pequeños. Un angelito en brazos y otro que
apenas caminaba. Obedeciendo la orden unánime, me levanté inmediatamente y fui
al encuentro de aquel grupo conmovedor. La señora venía complicada con dos o
tres paquetes; tuvo que correr media cuadra por lo menos, y no lograba abrir su
gran bolso de mano. La ayudé eficazmente en todo lo posible; la desembaracé de
nenes y envoltorios, gestioné con el chofer la exención de pago para los niños,
y la señora quedó instalada finalmente en mi asiento, que la custodia femenina
había conservado libre de intrusos. Guardé la manita del niño mayor entre las
mías.
Mis compromisos para con
el pasaje habían aumentado de manera decisiva. Todos esperaban de mí cualquier
cosa. Yo personificaba en aquellos momentos los ideales femeninos de
caballerosidad y de protección a los débiles. La responsabilidad oprimía mi
cuerpo como una coraza agobiante, y yo echaba de menos una buena tizona en el
costado. Porque no dejaban de ocurrírseme cosas graves. Por ejemplo, si un
pasajero se propasaba con alguna dama, cosa nada rara en los autobuses, yo
debía amonestar al agresor y aun entrar en combate con él. En todo caso, las
señoras parecían completamente seguras de mis reacciones de Bayardo. Me sentí
al borde del drama.
En esto llegamos a la
esquina en que debía bajarme. Divisé mi casa como una tierra prometida. Pero no
descendí incapaz de moverme, la arrancada del autobús me dio una idea de lo que
debe ser una aventura trasatlántica. Pude recobrarme rápidamente; yo no podía
desertar así como así, defraudando a las que en mí habían depositado su
seguridad, confiándome un puesto de mando. Además, debo confesar que me sentí
cohibido ante la idea de que mi descenso pusiera en libertad impulsos hasta
entonces contenidos. Si por un lado yo tenía asegurada la mayoría femenina, no
estaba muy tranquilo acerca de mi reputación entre los hombres. Al bajarme,
bien podría estallar a mis espaldas la ovación o la rechifla. Y no quise correr
tal riesgo. ¿Y si aprovechando mi ausencia un resentido daba rienda suelta a su
bajeza? Decidí quedarme y bajar el último, en la terminal, hasta que todos
estuvieran a salvo.
Las señoras fueron
bajando una a una en sus esquinas respectivas, con toda felicidad. El chofer
¡santo Dios! acercaba el vehículo junto a la acera, lo detenía completamente y
esperaba a que las damas pusieran sus dos pies en tierra firme. En el último
momento, vi en cada rostro un gesto de simpatía, algo así como el esbozo de una
despedida cariñosa. La señora de los niños bajó finalmente, auxiliada por mí,
no sin regalarme un par de besos infantiles que todavía gravitan en mi corazón,
como un remordimiento.
Descendí en una esquina
desolada, casi montaraz, sin pompa ni ceremonia. En mi espíritu había grandes
reservas de heroísmo sin empleo, mientras el autobús se alejaba vacío de
aquella asamblea dispersa y fortuita que consagró mi reputación de caballero.
Lluvia de ideas:
- Buen inicio, con una frase corta que intriga y hace que nuestro cerebro lance múltiples preguntas, que quiera indagar y te obliga a seguir leyendo.
- La ironía que maneja el texto, dibuja poco a poco una sonrisa cómplice.
- Toca la condición humana.
- La tensión del texto, la maneja como una bola de nieve que a cada segundo crece y crece
- Me hace identificarme con algunas situaciones personales en el transporte público.
- Contiene elementos literarios como: metáforas, comparaciones y enumeraciones.
- El lenguaje es formal, con frases cortas que permiten seguir la narración sin complicación.
Orden
jerárquico:
- Buen inicio, con una frase corta que intriga y hace que tu cerebro lance múltiples preguntas que quiera indagar y te obliga a seguir leyendo.
- El lenguaje es formal, con frases cortas que permiten seguir la narración sin complicación, pero al mismo tiempo le dan tensión.
- La tensión del texto la maneja como una bola de nieve que a cada segundo crece y crece.
- La ironía que maneja el texto dibuja poco a poco una sonrisa cómplice.
- Me hace identificarme con algunas situaciones personales en el transporte público.
- Contiene metáforas y comparaciones.
- Toca la condición humana.
El texto narra cuando alguien que no es cortés cede
su asiento y como los compañeros de viaje
lo obligan a continuar con esa actitud caballerosa.
El texto inicia con una frase corta “La cortesía no
es mi fuerte.” Frase que de cierta manera hace que el cerebro se plante las
siguientes preguntas: ¿de quién no es su fuerte la cortesía?, ¿por qué tendría
que ser cortés?, preguntas que nos obligan a interesarnos en la narración.
El lenguaje utilizado es formal, con frases cortas
que dan tensión y ritmo a la narración, haciendo del texto un pequeño mundo en
el cual cada personaje se integra, perfectamente a ese mundo que el escritor se
ha propuesto conformar.
El cuento está narrado en primera persona, lo que
le da ese elemento de hacernos sentir que hemos entrado a ese pequeño mundo del
cual pudimos haber formado parte.
El escritor maneja la ironía durante todo el
cuento, es como si con un pincel nos fuera dibujando una sonrisa, que conforme
avanzamos en la lectura ese esbozo de sonrisa crece y nos hace explotar en una
carcajada, quizá al recordarnos a nosotros mismos ese ridículo compromiso que
adquieres al ser caballeroso y te pone en circunstancias que si cediste el
asiento una vez, tienes que continuar haciéndolo, es decir nos toca como seres
humano y a nuestros sentimientos encontrados, que alguna vez hemos experimentado
Por último el texto está salpicado de figuras
retoricas, como comparaciones, metáforas, enumeraciones, e imágenes que nos
transportan al autobús y nos hace compañeros de viaje.
Segunda prueba de fuego: segunda versión de la primera prueba de fuego.
Una reputación que cuidar…
Joaquín Martínez Miramontes
El
texto que a continuación comentaré es “Una reputación”, del escritor mexicano
Juan José Arreola, nacido en 1918 en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán. Hombre
de múltiples oficios y autodidacta, ganador de premios literarios entre los que
destacan el Xavier Villaurrutia (1963), el Nacional de Letras y Lingüística
(1979) y el Internacional de Literatura Juan Rulfo (1992).
“Una
reputación” forma parte de Confabulario,
editado por primera vez por el Fondo de la Cultura Económica en 1952. Este
cuento trata de un pasajero de autobús que cede su asiento, y posteriormente
tiene que seguir cediéndolo para no terminar con su reputación que recién ha
iniciado, dejándose arrastrar por las expectativas de las mujeres que viajan en
el mismo autobús.
El
texto inicia con una frase corta “La cortesía no es mi fuerte.” Frase que de
cierta manera hace que el cerebro se plante las siguientes preguntas: ¿De
quién, no es su fuerte la cortesía? ¿Por qué tendría que ser cortés? Preguntas
que nos obligan a interesarnos en la narración de forma inmediata, no por la
información que poseemos sino más bien, por la que desconocemos.
El
lenguaje utilizado es formal, con frases cortas que dan tensión y ritmo a la
narración, haciendo del texto un “pequeño mundo”, en el cual, cada personaje se
integra perfectamente a ese “mundo” que el escritor se propuso en conformar.
El
cuento está narrado en primera persona, lo que le da, ese elemento de hacernos
sentir que hemos entrado a ese pequeño mundo del cual pudimos haber formado
parte.
El
escritor maneja la ironía durante todo el cuento, es como si con un pincel nos
fuera dibujando una sonrisa, que conforme avanzamos en la lectura ese esbozo de
sonrisa crece y nos hace explotar en una carcajada, quizá al recordarnos a
nosotros mismos, ese ridículo compromiso que adquieres al ser caballero y te
pone en circunstancias que si cediste el asiento una vez, tienes que continuar
haciéndolo, es decir nos toca como seres humanos, y toca también a nuestros
sentimientos encontrados que alguna vez hemos experimentado, quizá este
sentimiento es lo que los críticos expertos han calificado como la creación de
un nuevo humanismo “en el que seamos obreros calificados de acciones humanas”.
Es aquí, la forma de Arreola de revelarse de acuerdo con De Mora “contra la
enajenación y la disolución de la personalidad individual en unos moldes
generales y colectivos”.
El
texto está salpicado de figuras retoricas, como comparaciones, metáforas,
enumeraciones, etopeyas metonimias, preguntas retóricas, exclamaciones
retóricas que nos provocan imágenes que nos transportan al autobús y nos hace
compañeros de viaje.
De
los planos del lenguaje: fónico/fonológico, léxico/semántico, morfo/sintáctico
y lógico/contextual, sobresale el plano léxico/semántico, para lograrlo,
utiliza metáforas como en la frase “…una mujer que estaba de pie, con un vago
aspecto de ángel enunciador.”, así como la pregunta y la exclamación retórica,
también una sutil dosis de ironía casi imperceptible como en la frase “La dama beneficiada por ese
rasgo involuntario lo agradeció con palabras tan efusivas…”. Sin dejar de lado
el símil o comparación como la siguiente: “La responsabilidad oprimía mi cuerpo
como una coraza agobiante…”
Por
medio de su cuento “Una reputación”, Arreola nos hace sentir la pérdida de la
individualidad, ante la enajenación de la sociedad, ¿somos realmente lo que
queremos ser? O ¿somos lo que otros quieren que seamos?, todo ello por medio
del uso de recursos retóricos muy bien empleados.
Bibliografía
Arreola, Juan, J. Confabulario, México, Booket, 2012.
De Mora, Carmen. Las
confabulaciones de Juan José Arreola, en En breve estudios sobre el cuento
hispanoamericano contemporáneo, España, Universidad de Sevilla. 2000. Consultado
en línea.
Tercera prueba de fuego: teoría y aplicación didáctica
Conectar teoría para desembocar en juicio/didáctico:
- ¿Cuál o cuáles enfoques voy a utilizar y por qué?
- ¿Qué es un juicio didáctico?
- Aplicación
Un
texto libre (estudiante/16 años)
Cuando
las luces se apagan y el sol baja, sucede lo inevitable y lo natural desde
tiempos inmemorables; la caída de la noche. Un lado del mundo se apaga por unas
horas y todo duerme, todo está en silencio. Pasan muchas noches tranquilas,
enmarcadas por el murmullo de los grillos, del agua, y de uno que otro
solitario pájaro nocturno. Es el momento en que el melancólico búho se posa en
la rama de un viejo árbol que acompaña a sus demás compañeros en el corazón del
bosque. Ahora todo es silencio, hasta que alguien se levanta y sale hacia la
oscuridad, tranquila como nadie más.
–Definitivamente
no dormiré hoy. –murmura Krista para sí misma, al tiempo que sale
cubriéndose del frío únicamente con su corazón. Salió al encuentro de la luna,
y al ver que mientras más caminaba, ésta parecía cada vez más reacia a
responderle, supo que era el momento de dialogar con un intermediario entre
ella y la sabia luna; el bosque. Caminó por una calle solitaria que parecía
eterna, hasta llegar a la entrada de la arboleda. Una vez ahí, comenzó a
relatar su historia a los árboles, al cielo, y a todos los demás presentes en
aquel conjunto rodeado de oscuridad. Todos escuchaban atentamente. Se escuchó
un ligero aleteo, cada vez más cerca de la chica de cabellos negros como el
ébano, quién imploraba el calor de la melodía reconfortante del espeso verdor
que la rodeaba.
El
búho tomó un lugar en el hombro de Krista con la gracia y el misterio propio de
éstas aves. –Puedes abandonar la angustia que te hace sentir tan fría –el ave
comenzó. –La luna me ha dicho que éste no es el fin, más lo contemplas de esa
forma porque nunca confiaste en lo que tu otro yo tenía que decirte. Lo preciso
es decir que lo que tanto ansías siempre ha estado ahí y siempre estará
contigo. Tu eterna hermana, el alma, te dijo una vez las mismas palabras que
ahora yo te digo, pero no te dignaste a hacer caso, hasta ahora, que te lo digo
yo, el espíritu de la noche. –¡Oh, fiel amante de la luna! Mi poca fe ha sido
la causante de todos mis problemas, y la noche ha sabido darme las respuestas
que el día jamas podría haberme dado. Y eso es porque la oscuridad de la noche
otorga la serenidad y la oportunidad de reflexión que la luz del día no
puede brindar.
¿Crítica literaria o juicio didáctico?
Joaquín Martínez Miramontes
En el
análisis que a continuación realizaré, es el del texto de una estudiante de
dieciséis años, será desde un enfoque estructural, utilizaré este enfoque
porque desconozco los elementos biográficos, psicológicos, sociales y
culturales de la autora, por lo tanto, me enfocaré solamente a la información
que el texto me proporciona.
El
análisis que realizaré, será un juicio didáctico, entendido como un proceso que
ayude a mejorar el texto, es decir las observaciones que se realicen serán con
el fin de buscar que la alumna revise y perfeccione su texto.
El texto trata de la llegada de la noche y la
tranquilidad. Krista sale, al encuentro de la luna y al darse cuenta que ésta
no le contesta busca un intermediario; el bosque. La luna, utilizando como
mensajero a un búho, cómo parte del bosque, es quien le revela, que no ha
confiado en su alma.
En el inicio del texto la autora conforma la
atmósfera del cuento, empieza “apagándonos las luces” para dejarnos en la
obscuridad, lo hace a través de
configuraciones descriptivas de palabras como; apagan, baja y caída. Con estas
configuraciones nos lleva de la mano a la
obscuridad, al silencio, a
la tranquilidad y al murmullo. De forma
hábil nos conduce a ese estado ideal y quieto para la reflexión.
Una vez configurada la atmósfera nos lleva a un
espacio abierto en la noche; el bosque, quieto, callado. Espacio que nos da paz
y tranquilidad, buscando conectarnos con la naturaleza y, en nuestra propia
naturaleza, encontremos la respuesta a nuestras preguntas. Krista el personaje
escapa de su insomnio y sus dudas hacia el bosque.
El personaje de este cuento, es un ser humano
creíble, es el eje donde gira todo el desarrollo de la narración, su
descripción es basada en sus acciones, que nos revela su personalidad; no puede
dormir, algo la atormenta, va al encuentro de la luna, utiliza un
intermediario, la luna le responde utilizando como mensajero a un búho, el
personaje se da cuenta que la falta de su fe es la causante de sus problemas.
Krista es un personaje que evoluciona, durante su paseo por el bosque al
descubrir que su alma le ha dicho lo mismo y no ha hecho caso.
La fábula del cuento se organiza en una forma
lineal y cronológica con un inicio ab
ovo.
En el cuento considero que hay varios símbolos como
lo son el bosque, la luna el búho. El bosque representa el estado de su alma.
La luna la muerte de sus problemas y el búho la toma de conciencia y
conocimiento.
La historia se narra desde un narrador omnisciente,
en donde su actitud es sólo contar lo sucedido, utilizando la tercera persona
gramatical.
Tomando en cuenta los elementos de análisis
utilizados para realizar este comentario considero que el tema del cuento es la
noche como un espacio de reflexión para conectarte con tu interior.
En lo que refiere al lenguaje, utiliza
constantemente la adjetivación “solitario pájaro”, “melancólico búho”, “viejo
árbol”, entre otras, para realzar las cualidades que le ayudan a hacer que el
lector se imagine lo que ella quiere.
Utiliza figuras de pensamiento como la metáfora y
comparación “sale cubriéndose el frio únicamente con su corazón”, “la chica de
cabellos negros como el ébano. Utiliza la exclamación retórica “ ¡Oh, fiel
amante de la luna”. Por otra parte también personifica a la Luna y al bosque
“Salió al encuentro de la luna, y al ver que más caminaba, ésta parecía cada
vez más reacia a responderle, supo que era el momento de dialogar con un
intermediario entre ella y la sabia luna; el bosque”, lo anterior nos provoca
un extrañamiento; la naturaleza escuchando.
En conclusión, los elementos de análisis utilizados
me permiten decir que el texto tiene un valor literario. Sin embargo, considero
que la última oración del cuento no es necesaria, porque le da al lector el
aprendizaje que el personaje ha obtenido, creo que esta explicación ya no es
necesaria, si la alumna decide quitarla le dará la opción al lector, que sea
él, quien llegue a esa conclusión.
Conocer los elementos para realizar una crítica
literaria, y aplicarlos a un texto de nuestros alumnos, considero que nos debe
permitir reflexionar sobre los elementos que muestra, pero también en los que
están ausentes, en este caso la narración lineal, tal vez nos deja ver que el
alumno no cuenta con recursos que le permitan proponer otros inicios u otros
tipos de organización del texto. En éste
caso esto lo desconocemos, pero con los alumnos que atendemos, podemos hacer al
alumno consciente de otras alternativas.
Cuarta prueba de fuego: trenzado de materiales utilizables
Cada
quien va a seleccionar, jerarquizar y enlistar lo relevante de las críticas
previas (tercera prueba), y las va a aplicar en reciprocidad en su binomio
correspondiente.
Se
incluirán, en su caso, las observaciones complementarias, pertinentes,
realizadas a través de los comentarios en el blog y de las intervenciones en la
sesión presencial del seminario.
- Individual: selección, jerarquización y lista
- En binomio (parejas): aplicación del modelo resultante a un texto libre de la contraparte
- Por binomio: presentar conclusiones conjuntas (incluyendo ambos textos originales)
Binomio Joaquín Martínez/Graciela Zamora
Primera etapa:
Enfoques de juicio estético-didáctico ordenados en
jerarquía de acuerdo a la tercera prueba de fuego, aplicados al texto: La
vida sigue de mi compañero de binomio Joaquín Martínez
1.-Enfoque formal, estructural/ descriptivo (Todos
los compañeros)
2.- Estilístico (Amado)
3.- Semántico (Hernán y Joaquín)
4.- Gramatical (Patricia)
5.- Tema del cuento
6.- Comentario final.
Segunda
etapa: cuento
La vida
sigue
Por
Joaquín Martínez
Toda su vida había sido desperdiciada. Era la
sensación que cada día le hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas.
Aquella helada tarde no era diferente.
El laberinto de aquella gran ciudad, con enormes y pulcros
rascacielos en donde se encontraba su oficina,
estaba en el centro, con calles bien trazadas y magnificas áreas verdes.
Era la mejor parte de la ciudad, auguraba el funcionamiento perfecto, sin
embargo, su vida no trascurría en ese paraíso cosmopolita sino en los
conglomerados edificios de departamentos que se encontraban en la calle
Broadway.
Salió de trabajar, cuando los últimos rayos del sol
se reflejaban en los ventanales de los edificios. Se dirigió, a su mediocre
apartamento ubicado en el 1700 al Este de la calle Broadway. De pronto notó que
su marcha no tenía rumbo ni sentido. Las calles parecían dilatarse o tal vez
sus pasos se hacían más cortos, pues requirieron más pasos para recorrerlas. El
ruido de los autos y el bullicio de los múltiples comercios y sus clientes,
parecían independizarse, cada sonido se separaba y llegaba de forma
independiente a su cerebro, con tanta nitidez que se llevó las manos a sus
oídos tratando de evitar que sus tímpanos
recibieran más sonidos de los que podía procesar.
Su corazón se comenzó a acelerar. Podía escuchar
sus latidos, la presión de la sangre se agolpaba en sus ya emblanquecidas sienes.
De pronto, fijo sus ojos en el cielo, y pudo notar
que en el azul grisáceo, se encontraban dos nubes ennegrecidas que anunciaban
inminentemente una tormenta, vio las nubes moverse y acercarse con
peligrosidad, una a otra. El choque entre ellas, se dejó escuchar con un
ensordecedor ruido, al instante, lo que él conocía por cielo se desintegró,
cual si fuera un cristal y se rompiera en millones de añicos, sólo que no eran
cristales pues veía y sentía caer los grandes trozos de hielo, y al mismo
tiempo, un estremecedor frio invadía su cuerpo.
Todo aquello ocurría demasiado lento, tanto que le
daba tiempo de esquivar aquella lluvia de barras de hielo, parecía que el
tiempo había detenido su marcha, aunque sólo para él, pues los demás corrían
despavoridos.
Vio los grandes ventanales destrozados, y en los
añicos reflejaron el dolor y desesperación de aquellos que reaccionaban y
trataban de salvarse. Los autos desesperados se insertaban en las tiendas y
negocios de aquella avenida. Sus pies corrían desesperados entre pedazos de
luces agonizantes de neón. Aún no había perdido la esperanza de escapar de
aquel caos.
En ese mar caótico
una pregunta vino a su mente, ¿por qué corría si su vida no tenía
sentido? Se detuvo, se dio cuenta que no tenía razones para vivir.
En ese momento todo volvió a la normalidad,
personas caminaban, él sintió una gran necesidad de regresar sobre sus pasos.
Volvió y encontró personas que se amontonaban ante un cuerpo tendido en el
suelo. Oyó a lo lejos el taladrante y cada vez más intenso sonido de la
ambulancia. Se abrió paso entre los curiosos y vio su propio cuerpo tirado en
el suelo, su visión se nubló en un punzante dolor, que lo hizo convulsionar de
forma agonizante. Lo invadió una densa y angustiante oscuridad de la que no
pudo escapar.
Los paramédicos entraron en acción, subieron su
cuerpo a la ambulancia, los curiosos se dispersaron, mientras el vehículo de
asistencia médica se confundía con los semáforos de aquella transitada avenida.
Tercera etapa:
Aplicación:
El protagonista, un hombre maduro, ha tomado
conciencia del desperdicio que ha sido su vida. Se duele de ello. De camino a
casa le sobreviene una especie de infarto y casi simultáneamente el cielo se
empieza a caer a pedazos, no sólo a él,
el mundo que ha descrito antes la voz narradora los incluye. Un caos
total. La gente corre despavorida en busca de salvar sus vidas. El tiempo del
protagonista se mueve distinto al de los demás. Hasta que algo en su interior
lo mueve hace que decida ponerse a salvo de la devastación que sufre la ciudad.
Entonces recuerda que su vida no tiene sentido y es cuando la voz narrativa nos
informa, ahora sí, que todo regresa a la normalidad. Que lo ocurrido sólo le ha
sucedido al protagonista.
En mi primera lectura me atrapó muy bien la
historia. Me maravilló ver cómo se rompía el cielo y se caía a pedazos y, sobre
todo creí que esa nueva dimensión que cobraba la realidad le daría un sentido
de vida al personaje.
Me parece que no es válido que la voz narradora
omnisciente nos mienta con premeditación a los lectores.
Por otro lado, cuando pensé que lo relatado estaba
sucediendo, las cosas que ocurrían eran creíbles. Sin embargo, cuando nos
entera el narrador más tarde que es sólo la percepción del protagonista, hay
hechos que ya no son creíbles. Por ejemplo
un hombre que está perdiendo conciencia y signos vitales es muy poco
probable que observe lo siguiente:
“Vio los grandes ventanales destrozados, y en los
añicos reflejaron el dolor y desesperación de aquellos que reaccionaban y
trataban de salvarse. Los autos desesperados se insertaban en las tiendas y
negocios de aquella avenida. Sus pies corrían desesperados entre pedazos de
luces agonizantes de neón. Aún no había perdido la esperanza de escapar de
aquel caos. “
Además, el narrador entra en el juego de la mentira
al narrar la alucinación como si ésta en realidad ocurriera, como si tampoco esta
voz se diera cuenta que es la realidad personal del protagonista.
La dimensión
de dos tiempos que ocurren en el interior del desfalleciente protagonista, al
enterarnos que no ha sido parte de la realidad de todo el mundo literario,
presenta una contradicción:
“…el tiempo había detenido su marcha, aunque sólo
para él, pues los demás corrían despavoridos.”
Es posible que ambas cosas sucedan, sin embargo
hace falta claridad.
Considero que el cuento no pierde en absoluto si
sabemos desde el principio que el mundo que se le cae en pedazos al
protagonista es lo que él está viviendo. Podríamos muy bien disfrutar esta
visión que fractura la realidad con una frase sencilla pero del todo creíble:
“El choque entre ellas, (las nubes)
se dejó escuchar con un ensordecedor ruido, al instante, lo que él conocía por
cielo se desintegró, cual si fuera un cristal y se rompiera en millones de
añicos…,” muy bella metáfora.
La voz narradora nos puede decir que es el modo de
ver del protagonista y seguirlo más emotivamente en su agonía y su posible
encuentro de sentido de vida.
Enfoque estilístico
Utiliza la tercera persona. Los hechos suceden en
orden cronológico lineal. Un relato sin diálogos. Es un cuento que inscribiría
en una especie de realismo existencial. Concierne a una temática de todos los
tiempos.
El
protagonista y el lector no saben qué va a suceder. Sólo la voz que narra lo
sabe. En este caso, creo que la mirada narrativa, en el intento de
sorprendernos tiene un traspié que he tratado de explicar en la descripción del
relato. Es necesario trabajarlo. En general es un texto con la virtud de ser
claro. Lo podemos leer sin tropiezos. Sus frases son claras, bien construidas.
Hace poco uso de figuras retóricas y sin embargo es capaz de transmitir la
atmósfera que envuelve la anécdota del relato gracias a recursos semánticos.
El texto hace uso de epítetos que a mi parecer son
acertados puesto que le dan coherencia semántica.
“helada tarde”, “pulcros rascacielos”,
“conglomerados edificios”, “angustiante oscuridad”, “punzante dolor” entre
otras.
Metáforas:
“…lo que él conocía por cielo se desintegró cual si
fuera un cristal…”. En mi lectura inicial me sorprendió gratamente ver como
rasgabas la realidad de un modo tan sencillo, sutil y lo más bello, creíble.
Después, cuando ya sabemos que eso no sucedió, me pareció poco creíble que su
angustia existencial y física incluyera a los demás. A mi juicio, le resta
emotividad a la gigante empresa de su propia muerte.
Figuras de pensamiento: antítesis.
·
Pulcros rascacielos Þ mediocre
departamento
·
Funcionamiento perfecto/paraíso cosmopolita Þmarcha
sin rumbo ni sentido.
Enfoque
semántico
En tu texto existe coherencia semántica global, así
podemos encontrar palabras y expresiones que giran en torno al tema de la
pérdida tales como:
Laberinto
Þ lugar en
donde muchos caminos se entrecruzan, debido a ello la salida resulta difícil de
conseguir[1][1].
Hielo Þ como
símbolo figurativo de la indiferencia de las personas. Falta absoluta de afecto
o interés. El hombre de nuestra historia carga con esa atmósfera en su vida.
Enormes y pulcros rascacielos Þ en contraposición la estatura del hombre aparece
pequeña, casi perdida. La ciudad de edificios gigantes empequeñece al
hombre.
Mediocre departamento (nos pinta la mediocridad en
la que vive el protagonista) No cuesta trabajo distinguir que presenciamos la
desventura de un hombre de escaso mérito. Un hombre sin brillo.
Bullicio Þ ruidos
confusos de gritos y voces. Confusión que remite a la que vive el
personaje.
La caída del cielo Þ sinónimo de desesperanza.
Las barras de hielo que necesita esquivar Þ más dureza y frío por encima de este hombre ya no
es posible.
Muy bien empleadas.
Enfoque gramatical y de redacción:
La ayuda de los pronombres personales átonos: lo,
la, le, para sustituir nombres y embellecer de ese modo las frases y no
repetir la misma palabra. Ejemplo: “Los paramédicos entraron en acción, lo (su
cuerpo) subieron a la ambulancia.”
Recordar la utilización de los puntos. Regularmente una frase con su sujeto (.) Ejemplo: “Los paramédicos entraron en acción,
subieron su cuerpo a la ambulancia, los curiosos se dispersaron,…” por: “Los
paramédicos entraron en acción, subieron su cuerpo a la ambulancia. Los curiosos se dispersaron…”
En la idea de los “comercios” en una ciudad en
movimiento y con bullicio, los clientes se sobreentienden, puesto que la
palabra bullicio integra las voces y los gritos de la gente. La frase es
suficiente.
En el penúltimo párrafo es necesario revises los
epítetos: punzante dolor, forma agonizante y angustiante oscuridad,
por la repetición de terminaciones casi en el mismo renglón.
Tema
Su vida no tiene sentido, carece de razones para
vivir. Más allá de la afección física, pareciera que es él quien decide morir.
En la alucinación que vive, el protagonista intenta escapar, salvar su vida,
pero se detiene. Si su vida no tiene sentido ni razón para qué escapa. Entonces descubre que está agonizando.
Su lucha termina. Una densa y
angustiante oscuridad lo atrapa.
El tema me recuerda el libro de Victor Frankl, El hombre en busca de sentido. Cuando los hombres pierden interés en sus
vidas y el medio es inhóspito, mueren.
En un medio inhóspito como la gran ciudad es fácil morir. Al igual que
en los campos de concentración, Joaquín
pinta la orfandad de la urbe propiciadora para que el hombre pierda la
identidad, y del mismo modo en que los presos judíos encuentran asideros para
sobrevivir, el antihéroe de esta historia es capaz de revertir ese desamparo
citadino destruyéndola. Lo cual me pareció maravilloso. Rompió su mediocridad.
Psicológicamente es capaz de destruir el entorno que lo aplasta. Toma
conciencia de su vida desperdiciada.
Abre un gran boquete de luz. Escapa de ese “campo de concentración”. Hay
potencia de vida. Está liberado de ese
mundo opresivo y sin embargo la deshecha.
Vuelve a rumiar su propio sin sentido, recobra su mediocridad y su
realidad se normaliza: está muerto. No importa si lo consiguen resucitar o no
los paramédicos. Parece que el autor no le da confianza a la vitalidad y
brillantez de su protagonista. Rompe la realidad de modo perfecto y sin
embargo, decide abandonarse.
Después de darme cuenta que de mediocre no tiene
nada el protagonista, ¡cómo va a serlo después de haber roto el cielo a
pedazos! Me hubiera gustado por lo menos, ver que su vida tomaba sentido, aún
en su agonía. Podía haber decidido correr aunque en realidad estuviera
muriendo.
Algo que me resulta estupendo es que aun en ese
momento crítico de su vida, al borde de la muerte, el protagonista utiliza su
libre albedrío. Encuentra una salida. En medio del caos tiene la libertad de
decidir y ¡escapar!; lamentablemente no lo hace. Es su voluntad dejarse
aplastar por sus pensamientos. No tiene escapatoria.
Comentario final
El sentido de la vida es un tema existencial que
nos atraviesa a todos. Situarlo al protagonista en medio del ícono mundial de
la gran metrópoli, como uno de los posibles factores que consiguen resquebrajar
nuestra identidad, me parecer atinado. Tal vez sea un lugar común, no lo sé. Lo
importante es que a nuestro antihéroe también le pesa. Es lo que vale.
Joaquín tienes un gran cuento en tus manos. Con un
poco de más trabajo quedará impecable.
Quizás una metáfora como con la que rompiste la realidad pueda
convencernos de su opción, lo cual cerraría con broche de oro tu cuento y
afirmaría tu tesis convincentemente: el sentido de vida es lo que nos mantiene
en vida.
Modelo de crítica literaria
1. Leer el texto y comprenderlo
2. Realizar una pequeña síntesis del cuento.
3. Realizar una lluvia de ideas de aquello que nos
llama la atención.
4. Jerarquizar las ideas.
5. Elegir un enfoque con base en la jerarquización de
ideas.
6. Realizar una conclusión que incluya; observaciones
para mejorar y puntos fuertes del texto.
Aplicación del modelo
Leer el
texto y comprenderlo
AMANECER
Graciela Zamora
Ayman se desperezó y quitó una
legaña de sus ojos de oliva. Había dormido apenas unas horas después de la
francachela de la noche anterior. Se estiró, sus manos tocaron la cabecera y
sus pies quedaron flotando en el aire al pie de la cama. Aunque le dolía la cabeza, le atrajo más la sensación extraña, un poco
dolorosa en su bajo vientre. Se incorporó en busca del botiquín, pero no
pudo dar ni un solo paso. Paralizado, con la cabeza colgándole hacia el piso,
vivió una especie de vértigo al ver lo que estaba en su cuerpo. Sin saber qué
decir o hacer, miraba sin entender lo
que sucedía o había sucedido. Apretó los ojos. Los talló con los nudillos con
la esperanza de huir de lo que quizás
fuera corolario de la parranda. Pero no. Al volver la vista el escenario
continuaba igual la cosa. La urgente
necesidad de orinar lo hizo olvidarse momentáneamente del asunto y corrió al
baño. De manera casi natural efectuó el acto y sintió alivio. Observó el
asiento y movió la cabeza reconviniéndose. No es que fuera la primera vez que
ensuciara el baño. Siempre. Sí, esa era la palabra. Siempre dejaba orines sobre
el acolchado confidente y a pesar de las blasfemias que Ditzah soltaba al aire, Ayman descuidaba ese
detalle del baño. Pero ahora era diferente, el asiento estaba francamente
reprochable. Cortó varios trozos de
papel y lo limpió. Antes de salir se cercioró de que todo
estuviera normal. Aunque ¡claro! ahora no estaba en completo seguro que las
cosas caminaran normales. A pesar de ello hizo su plegaria matinal y agradeció
a Dios sus dones. Al escuchar que se
aproximaba su esposa, recordó lo de su entrepierna y se envolvió con una toalla
atorando una de sus puntas en la cintura. Cuando apareció Ditzah, acostumbrada
a verlo en cueros, enchinó los ojos y de
sopetón le preguntó: ¿Por qué te cubres?
Nada, sentí un poco de frío, contestó
Ayman que no hallaba dónde acomodar lo nuevo de su cuerpo. Pero Ditzah lo miró con recelo. Algo ocultaba
tras la toalla, pensó. Se acercó a él y de modo dulce se la quitó. Sus grandes y oscuros ojos se abrieron de
tal forma que parecía romperían su rostro. Paralizada ante lo que veía una ráfaga de zoología de pronto la hizo
comprender que estaba frente a una desconocida especie del planeta. Alargó la mano y con mucha prudencia como si
fuera algodón lo tocó delicada. Con más
familiaridad se atrevió a darle un diminuto pellizco para cerciorarse de que
aquello no fuera una artimaña de Ayman. Sin perderlo
de vista, se acomodó su vestido.
Cepillo sus dientes y sostuvo su cabello
en una colita de caballo. Escasamente
tenía tiempo para llegar a su trabajo. Desde el espejo en donde maquillaba sus
ojos lo vio maniobrar con dificultad la
cremallera del pantalón. Con una mirada compasiva y una
sonrisa de simpatía en los labios le recomendó usara el largo suéter que le
había tejido. Tomó su bolso y apresurada le tiró un beso
desde la puerta mientras salía.
El exceso de clientes en las mesas hicieron que Ditzah olvidara pronto
el incidente y recuperara su cotidiano semblante de fatiga. A él, en cambio, no le fue fácil olvidar lo ocurrido. Al llegar a la fábrica, —un bodegón que
albergaba a un nutrido grupo de mujeres
y hombres moviéndose maquinalmente con sus herramientas—, el gigantesco suéter a rayas que le llegaba a
media pierna y un gesto sutil de falta sellado en su cuerpo, destaparon la curiosidad de su jefe quien
posado en un pedestal elevado desde donde controlaba a los trabajadores lo
miró. Recogió su gordura del amplio
sillón de su escritorio y se dirigió hacia él para observarlo con detalle. Dio dos vueltas en círculo a su alrededor en
busca de alguna huella invisible, pero el único rastro visible era aquel suéter
desaliñado. El jefe arqueó la cejas no del todo confiado y regresó con su
gordura al lugar alto del bodegón.
Acabado el almuerzo Ayman
fue al baño y no le quedó más remedio
que encerrarse en uno de los apartados con taza y puerta para vaciar la vejiga. Permaneció
sentado. Con las manos en la cabeza repasó lo sucedido la noche
anterior. No había yacido con Ditzah. Tampoco con otra mujer. Tal vez la potencia de un pensamiento
obsesivo se hubiera filtrado. O quizás alguna mutación producida por las falafel[2][1] y el microondas. Releyó sus
pensamientos por si acaso descubría algo, pero no encontró nada que
incidiera en lo sucedido. Lo único que
se asomó en sus viejos pensamientos fue
el deseo de encontrar un mejor empleo
para ir al mar con su mujer.
Estaba en la playa, cuando un fuerte toquido en la puerta sacudieron la arena de sus pensamientos. Se subió el pantalón y tuvo cuidado al subir
la cremallera. Abrió la puerta y fingió un mal estomacal.
A la salida de la fábrica esperó el autobús que iba directo a su casa
sin siquiera pensar en mujeres.
Al abrir la puerta, saludó a Ditzah con una expresión de cariño y
se colocó frente al televisor mientras
se descalzaba. Su hora temprana
sorprendió a su esposa quien blandía un filoso cuchillo para la
berenjena. Colocó las falafel en el microondas y mientras se cocinaban le pidió
atenta a su marido bajara la cremallera del pantalón. Con las dos manos sobre
la cien lo observó meditativa.
Le compartió lo que pensaba y juntos concluyeron que los circos eran
ya lugares antiguos, en donde ni
siquiera la mujer con cuerpo de araña despertaba curiosidad; así que no
recurrirían a ellos. Además Ayman era tímido y un público multitudinario lo
asustaba. Atesoraron una idea más
humilde. Empezarían a dar el espectáculo en el vecindario. Haciendo
multiplicaciones tan sólo con los habitantes del barrio sacarían cincuenta mil
dinares. Complacidos y muy alegres con sus cuentas acomodaron en su
realidad el sueño de la playa planeado desde antes de su boda y se sintieron
acariciados por el mar que los dos conocían muy bien desde la pantalla.
Cenaron entusiasmados con sus planes y brindaron con un vino
tierno que un pariente les había regalado. Pensar
que existes, le dijo Ditzah, me hace
sentir feliz. Juguetearon con las manos como dos adolescentes y se besaron.
Ayman limpió la cocina. Ditzah tomó un
baño aromático y desnuda se acostó sobre la cama. El buen Ayman se aseó y sin
que fuera uno de sus hábitos se envolvió con la toalla un poco turbado y
cauteloso. De momento, ninguno de los dos supo qué hacer, pero la naturaleza lo
resolvió por ellos. Hicieron el amor como nunca antes lo habían hecho y a
intervalos reían e imaginaban el mar con sus pies metidos en la arena. Con las rosadas luces del amanecer puestas en
el filo del horizonte quedaron al fin dormidos.
Ditzah soñó que deambulaba
en las calles de Mogador, la ciudad de sus ancestros, contenta
y relajada.
A media mañana, antes de
que Ayman abriera sus ojos, Ditzah se colocó unos viejos shorts, preparó un plato de jocoque y aceitunas y se
echó a cantar en el idioma de sus padres. El joven Ayman lanzó un bostezo e
instintivamente bajo su mirada. Había desaparecido. Una especie de aturdimiento
lo invadió. Se incorporó veloz y desnudo como estaba doblado sobre su cintura,
con ambas manos escudriño en su espeso bosque íntimo a sabiendas de que era
inútil. De nuevo su cuerpo regresaba a la normalidad. Escuchó a su mujer que
cerraba la regadera y sin pensarlo mucho se cubrió con una almohada para no
romper tan pronto su sueños. Ditzah le sonrió y echa un gatito se acercó y le
quitó la almohada. ¡Ah! Parecieron decir
sus hermosos ojos oscuros que parpadeaban mientras un galimatías como un
cangrejo loco incrustado en su cabeza la
atenazaba. ¿Dónde está?, inquirió. Ayman alzó los hombros. Entonces
Ditzah, levantó las sábanas y las extendió para sacudir la confusión que la
embargaba. Ayman apenas si se movió. Con las cejas y los ojos caídos fue al
baño y orinó; y como era su costumbre no
reparó en las pequeñas gotas que dejó sobre el acolchado asiento. Abrió la
llave del lavamanos y con el jabón hizo abundante espuma que esparció en su
espesa barba antes de rasurarse.
En medio de la cama Ditzah suspiró, al tiempo que miraba a su marido con
su cuerpo habitual. Imaginó un mar suave
y pudo escuchar con claridad el sonido suave al romper. Entonces aceptó que el
mar tendría que esperar.
F I N
Lluvia de ideas:
·
Matrimonio gris y común.
·
Vida sin sentido.
·
Cuento fantástico.
·
El cuerpo como “otro”.
·
Perdida de la identidad.
Jerarquización de las ideas:
1.
Cuento
fantástico.
2. El cuerpo como “otro”.
3. Perdida de la identidad.
4. Matrimonio gris y común.
5. Vida sin sentido.
Elegir el enfoque con base en la jerarquización de ideas: descriptivo
Realizar una conclusión que incluya; observaciones
para mejorar y puntos fuertes del texto.
Amanecer con algo más en la entrepierna, es para
Ayman una gran sorpresa, lo extraño es que continúe con su vida normal, como si
un pequeño barro le hubiera salido en la nariz. La autora del cuento, logra
rasgar la realidad sin que la identidad de los personajes se vea perturbada por
la aparición de otro pene en el cuerpo de Ayman.
Lo
fantástico no es quizá la aparición del pene, sino la respuesta de los
personajes a esta situación. La vida de los personajes sigue de lo más normal,
cada uno se va a su trabajo, regresan a su casa y empiezan a soñar con realizar
exhibiciones, con lo que juntarán para unas vacaciones.
Pareciera que el surgimiento de otro pene en el
cuerpo de Ayman es la justificación para narrar la monótona y mediocre vida de
un matrimonio.
Considero que el cuento se ubica en el terreno de
lo fantástico, porque de acuerdo con Flora Botton Burlá es “Cuando el fenómeno
insólito no es explicable mediante las leyes del mundo conocido, ni se nos da
una explicación que lo colocaría clara y definitivamente dentro de un mundo
otro…” Siguiendo a la misma autora nos dice que
“…la irrupción de lo insólito o de lo extraordinario, o incluso de lo
sobrenatural, en la vida cotidiana puede tener efectos muy diferentes: lo
inesperado puede mover a risa, a extrañeza, puede provocar la simple sorpresa,
o llevar al miedo y al terror (…); el sentimiento de lo fantástico no es más
que una de las sensaciones que pueden ser provocadas por lo inesperado.”
En el cuento que analizamos el sentimiento de lo
fantástico lleva a los personajes a pensar, que con las exhibiciones del
fenómeno pueden realizar las vacaciones que siempre han soñado.
El texto tiene una pequeña pizca de ironía que
considero puede intensificarse. Por otra parte siento que cuenta algo sin decirlo
realmente, tal vez tendría que contar con más detalle el asombro de Ayman, la
sorpresa de ver otro miembro en su cuerpo, así como también contar la
desilusión, de aquello que le daría sus ansiadas vacaciones, al amanecer ha
desaparecido.
El texto cuenta con hipérboles muy bien logradas
como “con la cabeza colgándole hacía sus
pies”, y “grandes y obscuros ojos se
abrieron de tal forma que parecían romperían su rostro.”
Por último creo que aspectos como el tiempo, el
espacio y la individualidad del personaje quedan intactos, creo que se
desaprovecha la irrupción de otra realidad, que puede poner a los personajes en
situaciones límite.
Quinta prueba de fuego.... cada vez más candente...
1.
Leer y seleccionar citas del material bibliográfico y subirlas al blog,
explicando por qué se han elegido, su importancia en la construcción de los
criterios críticos
Citas de la crítica
literaria y comentarios.
Enrique
Anderson Imbert (Argentina)
“…la
misión específica que debe cumplir la crítica, es juzgar el valor estético de
una obra”, luego entonces si conocemos la misión, el papel de un crítico es
formular juicios de valor, contestando las siguientes preguntas: “¿qué es esta
obra?... …¿qué vale tal obra?” Y con argumentos teóricos decidir si es, o no es
literatura..”
Para
Anderson, la crítica literaria “es la comprensión sistemática de todo lo que
entra en el proceso de la expresión escrita y el enjuiciamiento de un texto
particular.” Esto lo podría hacer en muy pocas palabras pero es necesario que
explore, exponga y explique su método.
La
función principal es “responder a este
cuestionario: ¿cuál fue la intención del escritor?, ¿logró expresarla?, ¿valió
la pena escribir lo que escribió, si se tiene en cuenta el nivel artístico de
su tiempo?, ¿qué significado permanente tiene su obra en la historia de la
literatura?” El responder a las preguntas anteriores permiten realizar un
ejercicio de análisis desde donde la mirada se amplia y el juicio es más
comprensivo.
Antonio Cornejo Polar (Perú)
…la crítica
vive en términos universales una crisis de legitimidad de raíz social y
epistemológica.” Principalmente porque “…se cuestiona la validez misma del
conocimiento que produce.” La salida que ha buscado ha terminado por ahondar
más el problema: los métodos inmanentistas.
Aunque
la “crítica inmanente ha logrado un buen nivel de formalización y ha
establecido un cierto espacio de objetividad que el impresionismo, el
historicismo y el estilismo estaban lejos de alcanzar”, esta ha sido a un alto
costo, ya que implica “una arbitraria limitación del hecho literario”. En
muchas ocasiones eludiendo a “factores que determinan que la literatura sea
materia de pasión y de estudio.
“Se
olvida que la literatura es signo y que inevitablemente remite a categorías que
la exceden: al hombre, la sociedad, la historia: se olvida al mismo tiempo que
la literatura es producción social”
Por
lo anterior, considero que un crítico literario debe buscar constantemente enriquecer
su bagaje cultural ya que este le permitirá tener una visión más amplia para
emitir un juicio un tanto más objetivo.
José Pedro Diaz (Uruguay)
“…las
diferentes operaciones críticas constituyen un esfuerzo práctico de
acercamiento a los niveles de la creación: implica la búsqueda de una
familiaridad con el aire de la altura que puede realizarse, de ese modo,
aludiendo a lo que es más arriesgado en
la tarea creadora, eludiendo, sobre todo, la hora, o las horas del desamparo
fundamental, ese lanzarse en una agua profunda sin salvavidas que constituye el
acto creador.”
“El
crítico en cambio trabaja en un espacio iluminado, y delante de él está la obra
para ser contemplada. La observa, la mide, la ausculta, la compara: estable
relaciones, aspira a comprenderla y a establecer adecuados parámetros para
situarla y dar razón de ella. Busca decir cosas verdaderas pero que además
importen.”
Las
citas anteriores nos muestran el trabajo del creador y del crítico literario,
trabajos diferentes y que sin embargo, se complementan y son necesarios, ya que
las opiniones del crítico pueden llevar al creador a exigirse más en sus obras.
Lo
que debería importar para quienes trabajan en la crítica “…es la determinación
de un camino crítico adecuado, y éste no dependerá de la zona en que la crítica
se realice sino del estado de nuestros conocimientos sobre el hombre, su
situación concreta y su tarea de creación inmaterial; y esto de modo
suficientemente general, de modo que pueda comprender las diferentes variantes
que en el mundo se den.”
Roberto Fernández Retamar (Cuba)
De
acuerdo con Martí “La crítica es el ejercicio del criterio”, aunque en
ocasiones se pretende abolir el criterio a través de la crítica. Se tiene que
tener en consideración de que tipo de criterio se trata. “Se sabe que la
percepción es histórica, lo que supone una actividad cultural. El gusto con
mayor razón, también. De manera que si
el mero hecho de ver y oír (y aún más el de gustar) humanamente hablando,
implican una vasta red de convenciones, y por lo tanto que aspire a ser llamado
crítica.”
“El
juicio en cuestión no tiene que ser la conclusión explicita de la tarea
crítica: puede estar, en lo que toca a tal tarea, in medias res, o al principio
o incluso implícito, pero fungiendo de raíz misma de aquella tarea.”
Realizar
la crítica a un texto, implica analizarlo, estudiarlo, y tener presente
durante toda la tarea el
juicio, el cual nos ayudará a explicar los argumentos por lo que vale o no vale,
una obra de arte.
Margot Glants (México)
“Creo
que hay una relación entre el ejercicio crítico y la ideología pero no
concuerdo con el tipo de crítica que intenta reducir el texto a un mero reflejo
de una realidad exterior, sin tomar en cuenta su especifidad como texto
literario; acepto el concepto de producción literaria y no me interesa marginar
al escritor pensándolo como un mero recipiente que las musas o la divinidad
utilizan para revelar su palabra y con todo, e inclinándose a reteorizar sobre
metodologías formalistas como punto de partida para manejar los textos, creo
que siempre será necesaria cierta interpretación personal que colinde con la
poesía.”
“El
texto literario tanto como el crítico son productos de un trabajo, de un
trabajo diferente que coinciden en la capacidad de transformar la realidad”
Me
llama la atención estas citas, porque en ellas tratan de equilibrar la
importancia tanto del texto literario, como del texto crítico, sin menos
preciar o dar más valor a ninguno de los dos.
Domingo Miliani (Venezuela)
La
crítica se define “Como un discurso, analítico y valorativo de un texto
literario”, que tiene como función “..sacudir al lector, exigirle su
cooperación en el asedio del texto, más que suministrarle un readerdigest de la
obra literaria.”
Su
importancia no es secundaria más bien es distinto, “…la intención peyorativa es
una de las características del discurso crítico de los creadores contra los
críticos.” La crítica literaria ejercida con honestidad y rigor, anda más allá
del compromiso con el amigo creador o el mecenas editor, en tanto es capaz de
revelar, descubrir, hace tomar conciencia de los procesos de cambio operados en
el fondo de los textos, incluso contra la opinión ocultadora.
El
creador, aunque en ocasiones deteste al crítico, también lo necesita,
porque una buena crítica puede
evidenciar el trabajo que el creador ha hecho, y sí el trabajo literario está
ausente en el texto, la labor del crítico también lo hará evidente.
SEXTA PRUEBA DE FUEGO...
TÚ...
TÚ VAS A LLEVAR LA BATUTA DE LA CRÍTICA LITERARIA DE UN TEXTO EN ESTA CLASE, EN
ESTE MOMENTO.
LLEVA
TU EQUIPAJE: ¿SERÁS EL CRÍTICO?
- Revisa qué guardas: selección del método: estructuralista, impresionistas y lingüísticos.
- Clasifica tus recursos:
- Jerarquiza y organiza: Estructura, impresiones y uso del lenguaje.
- Qué vas a dejar fuera porque no te va a servir para este lugar:
- Qué cosas nuevas vas a incluir para esta ocasión: reflexión sobre los aspectos del lenguaje.
- Piensa en el lugar al que vas: niños y niñas que realizan una crítica dirigida por primera vez.
- Piensa en las personas en las que te encontrarás:
- No escatimes en llevar tu sello distintivo, si no tienes uno, piensa en uno: ser maestro de educación primaria.
Crítica
literaria con niños de educación primaria
Actualmente laboro en el nivel educativo
de educación primaria. En una comunidad rural del Estado de Guerrero, y a veces,
suelo minimizar la capacidad de mis alumnos y pienso: está actividad no la van
a poder realizar. Sin embargo me llevó la agradable sorpresa de que los niños
responden muy bien a las actividades, como lo hicieron en la crítica didáctica
a un texto de sus compañeras.
La actividad la realice después de una
presentación del libro Caminito de los cuentos I: Las hadas existen déjame
contarte, en una banqueta y debajo de un árbol.
Elegí un cuento de Jitzel Diana Guzmán
Barrera, le pedí, que primeramente lo leyera en voz alta a sus compañeros. El
cuento es el siguiente:
Sol brillante
Un día, en un pueblo
muy lejano, vivía un pájaro que le llamaban Sol Dorado pues le nombraban así,
porque si alguien lo tocaba se quemaba. Él se dedicaba a comer cabellos de
humano y por su culpa ya había muchos humanos calvos.
Un día, los humanos
le pusieron una trampa, pusieron un muñeco con mucho cabello, y él se acercó, pero volteo hacía abajo y había
una red. Así que regresó al lugar donde estaba y dijo:
―Condenados humanos,
me querían secuestrar, pero van a ver, los voy a denunciar y van a pagarlo.
Fue a la delegación y
le dijo a la licenciada:
―Vengo a levantar un acta de secuestro contra
los humanos… y por cierto, está usted muy bonita.
―Gracias pájaro, yo
soy Mónica, pero tú me puedes decir Moni. Bueno, eso no es el caso, pero dime, ¿por
qué dices que te querían secuestrar?
―Si, por que no les
caigo bien, porque ellos son muy malos y yo soy como un ángel, imagíname, ¿o no
me vez cara de Ángel?
―La verdad, la verdad,
no.
―Ni un poquito.
―No. Ahora habla con
la verdad.
―Bueno, está bien, es
que soy un pájaro muy bonito.
―Ya lo veo.
―Pero el comerme el cabello
de humanos arruina mi hermosura.
―Así que tú eres, el
pájaro feo que se comió mi cabello.
―Hace un rato decías
lo contrario, decías que yo era bonito.
―Sí, pero también
hace un rato, no sabía que tú te habías comido mi cabello.
―¿Y ese que tienes?
―Es una peluca. Espera,
te voy a dar algo,
―¡Hay que detallista!
Pero si ya pasó el catorce de febrero.
―Pero yo no tenía
nada y te lo daré.
―Está bien Moni, que
fácil enamoro chicas con mi hermosura dentro
de un mes ya tendré como cinco novias.
Moni, salió con un
arco y una flecha, y disparó hacía el pájaro, atravesándole la flecha. Y dijo:
―Quería callarte la
boca y hacer que ya no comieras cabello y aunque sé que acabo de terminar tu especie, no me arrepiento. Y ahora iré a la
cárcel por tu culpa. Y yo tengo que respetar las leyes, y sí maté un pájaro,
afrentaré las consecuencias, me lo comeré aunque me queme la boca. Y ya hice
justicia.
Durante la lectura del cuento en el
rostro de las niñas se dibujaba unas sonrisas que explotaban en risas
discretas. Intervine para preguntar si cumplía con la estructura de los cuentos
que habíamos estado trabajando, las niñas opinaron:
Yanira: No dice dónde vive.
Lizbeth: Ni a quién le pide ayuda, ni a
qué se dedica.
Samantha: A qué se dedica si, se dedica
a cortar el cabello de los humanos
Para comprobar que decía, y que no decía,
le pedimos a la autora que revisara si tenía incluidos estos pasos, ella volvió
a leer y con esa lectura identificaron que si decía a dónde vivía, y a qué se
dedicaba, pero también identificaron, que no pedía ayuda. Entonces le pregunté:
―¿Pide ayuda el pájaro?
La autora dijo:
―No, porque yo no le quería meter esa…
esa estructura.
Las niñas comentaron sobre el final,
creo que cómo coordinador de la actividad me hizo falta continuar analizando
siguiendo la estructura de los ocho pasos, y analizar cómo había cambiado su
mundo. En lugar de ello me salté a preguntar sobre lo que les había gustado. Las
compañeras de Jitzel comentaron:
Yanira: Que se comió todos los cabellos
de todos los humanos.
Lizbeth: Que dejaba pelones a los
señores.
Samantha: Que la señora se puso peluca,
porque se comieron todo su cabello.
Arely: Que el pájaro Sol Dorado pensó que Mónica
estaba enamorado de ella. Pero no, porque lo mató.
Yanira: También me gusto, donde dice que deja
pelones a todos, cuando dice que pusieron una trampa con un muñeco con mucho
cabello y el pájaro se dio cuenta
¿Qué es lo que no les gustó?
Yanira:
Que se lo iba a comer.
Arely: Que lo mató
Samantha: Eso fue lo que no me gusto, que lo
mató, y que terminó muy mal el pájaro.
Lizbeth: Lo que no me gusto que Mónica hizo
justicia.
Yanira: No me gusto porque se lo iba a comer.
Tiene que decir más, explicar más por qué se lo iba comer. Hubiera salido más bonito que hubiera
seguido la estructura.
Coordinador: A ver, Jitzel dijo, que ella ya
no quiso seguir la estructura
Lizbeth: Por eso, por eso Mónica hizo justicia
porque cuando se muere el personaje el cuento ya termina.
Jitzel: Y como usted dijo, que no todos los
finales pueden acabar felices… o sea. Coordinador: Ok, Muy bien, por ejemplo hemos dicho mucho sobre los
finales. El que no me haya gustado el final, puede ser un buen final aunque a
mí no me guste. Ustedes, cómo consideran el final que tiene, aunque no les
guste ese final.
Yanira:
Yo siento que si está bien, aunque a nosotros no nos guste, pero siento que
está bien.
Samantha: A mí, si me gustó
Lizbeth: Yo también, me gustó como acabó,
porque como ya se murió el pájaro ya no
sigue el cuento.
Samantha: Me gustó como acabo, pero también el
pájaro pudo pedir perdón y los otros arrepentirse.
Coordinador: Cuando comentamos un texto de un
compañeros no necesariamente su cuento tiene que terminar, como nosotros
queramos, nosotros debemos de respetar como ella quiere que termine su
cuento, aunque a nosotros no nos guste
ese final, a la mejor, si nosotros
queremos escribir un final diferente podemos escribirlo a uno de nuestros
cuentos, pero al de ella, lo debemos de respetar así como a ella le gusta.
Posteriormente continuamos con los aspectos
de puntuación y ortografía, les di unos minutos para que revisaran el texto:
Yanira preguntó: ¿Qué tenemos que hacer?
Coordinador: ¿Qué sugerencia le harías, ahí en
su escritura?
Yanira: Por decir aquí dice acabo o acabó?
Jittzel: A ver
Yanira: Porque no tiene acento acabo. “Acabo
de terminar con tu especie…”
Jitzel: No, es así como está, acabo, porque
si no diría acabó.
Arely: Maestro podría ser “¿no me vez la cara
de ángel?” Podría ser una pregunta a la mejor.
Coordinador: ¿Qué le haría falta?
Samantha: Los signos, aquí.
Yanira: Y yo tengo que respetar las leyes y
si maté un pájaro afrentaré las consecuencias, me lo comeré aunque me queme la
boca. Por decir aquí dice respetaré, puede decir que si lo meten a la cárcel es
porque se comió el pájaro.
Coordinador: Umm hum.
Samantha: Aquí también podrían ser signos:
comido mi cabello…¿Y ese que tienes? O ¿ese que tienes, qué es?
Coordinador: Por ahí vi que tiene diálogos,
¿tiene guion largo? ¿Usa los guiones largos?
Samantha: No, no tiene. También le hacen
falta
Coordinador: Si, lo lee una persona
diferente, lo puede leer así como lo lee ella. Lizbeth, Samantha, y Yanira: No
Coordinador: Entonces ¿qué le haría falta?
Lizbeth. Los signos de interrogación.
Arely: Los signos de exclamación, comas.
Samantha: El guion largo.
Coordinador: ¿Por qué ella lo lee y lo lee
bien? Pareciera que tiene puntos, que tiene todo bien.
Yanira: Pero por decir, si nosotros
intentamos leer, siento que no vamos a poder porque cada quien ya sabe dónde
van los puntos, y cómo lo debemos e leer.
Coordinador: Y entonces, si ya saben dónde va
el punto, ¿por qué no se lo ponen?
Yanira: Porque no sabemos dónde va.
Coordinador: Y cómo hace las pausas, cuando
está leyendo
Jitzel: Yo
Coordinador: Aja. ¿Cómo sabes?
Jitzel: Pues… cuando voy leyendo y cuando veo
como que este… es diferente como que así… como tipo… por decir, si Sol Dorado
está hablando y de repente empieza hablar Moni tengo que hacer un tipo pausa, u
otra voz.
Posteriormente, pase a realizar un
experimento en dónde Samantha leyó, sin mucha fluidez. Para finalizar, comenté
sobre la importancia de la ortografía y puntuación para que nuestro texto diga
lo que nosotros realmente queremos.
La actividad terminó realizando una reflexión
sobre los pasos que habíamos seguido para realizar el comentario de un texto:
Análisis de la estructura del cuento infantil, los criterios impresionistas (lo
que me gustó y lo que no me gustó del texto) y finalmente las características
del sistema de escritura.
SÉPTIMA PRUEBA DE FUEGO... AL ROJO VIVO.
¿SER DIFERENTE ENTRE IGUALES? O ¿HACER
DIFERENCIAS ENTRE IGUALES?
HE AHÍ LA CUESTIÓN...
HE AHÍ LA CUESTIÓN...
¿Cómo armar convocatorias para concurso?
Para armar convocatorias se tiene que tener bien
claro las características del género literario al que se destine la convocatoria,
esto permitirá establecer los criterios de selección de los textos. Otro
criterio que se tiene que tomar en cuenta es la intención o propósito de la
convocatoria.
¿Cómo establecer bases y criterios de selección?
Las bases y los criterios de selección se deben de
establecer a partir del propósito de la convocatoria, por ejemplo si voy
realizar una convocatoria de cuento de terror, entonces los criterios deben de
establecerse de acuerdo a las características de este tipo de texto.
¿Cómo elegir y descartar?
El elegir o descartar será a partir de los criterios
que se establezcan, aquí es recomendable que tanto organizadores como jueces se
pongan de acuerdo en qué se entiende en cada criterio, esto con el fin de
evitar confusiones o que cada uno evalúe de acuerdo a lo que entienda.
¿Cómo premiar, estimular?
Si el fin es promover la escritura, se debe de
buscar premiar al mayor número posible, siempre y cuando los textos cumplan con
los criterios de la convocatoria.
¿Cómo evitar la discriminación, el sesgo, la
parcialidad?
Considero que esto es a partir de que el jurado se
apegue a la convocatoria, evitando que sus criterios impresionistas se pongan
sobre los criterios de selección y las características del texto.
¿Cómo contrarrestar la frustración, la deserción?
El participar en concursos y no ganar es
desalentador. Creo que esto se puede evitar si en los textos ganadores se hacen
visibles los criterios de la convocatoria. Pienso que esto se puede hacer
visible si cada uno de los jurados hace visible en un texto de crítica los
argumentos que validen en el texto los criterios de selección de los textos.
¿Cómo seleccionar entre ya elegidos para publicar en
espacios reducidos y no caer en la contradicción de un doble juicio?
Elegir entre los textos ya ganadores, otros, es muy
complicado, cuando esto sucede creo que se tiene que buscar la forma en que
todas las partes queden contentas, esto creo que se podría lograr a partir de
realizar una rifa, o incluso ordenar los textos en forma alfabética o con un
criterio que les dé a todos la misma oportunidad.
¿Se puede ser juez y ser justo a la vez?
Pienso que si, siempre y cuando se conozca el
propósito de la convocatoria y se apeguen a los criterios establecidos en la
misma.
Octava parada: Crítica de un texto
publicado
Poesía retrato
Cronología,
es el título del poemario del poeta Veracruzano Hermes Castañeda Caudana, que
incluye diecisiete poemas breves, numerados del uno al dieciséis y el último
titulado Abril.
Los
poemas se conforman de tres o seis estrofas. Cada estrofa tiene diferente
número de versos, desde uno, y hasta ocho versos por estrofa. Las estrofas se
conforman con versos libres, llenos de ritmo y cadencia, versos que son
martillazos secos a nuestra melancolía, a la tristeza oculta de nuestra infancia,
martillazos ante los que no se puede permanecer indiferente.
Los
poemas que conforman este poemario, son retratos de melancolía, tristeza y
desamor, son un grito, un llanto, un alarido de un “yo poético” que aún en
secreto sigue siendo un niño, porque los deditos pegados, el corte del bisturí,
la indiferencia del padre y los fantasmas, le robaron la infancia.
Los
poemas son retratos de una infancia, ordenados en forma cronológica, en ellos,
no hay sucesos de la historia personal que no surjan de otros, están
encadenados unos de otros, surgen de eventos que les precedieron y estos
mismos, llegan a ser origen de otros, más o menos importantes.
Castañeda
a través de sus poemas-retrato, encuentra una forma poética de medir el tiempo,
su tiempo. En sus poemas, juega con nuestros sentidos al traernos, los colores,
sabores. Como lo hace en el poema número seis: Las mañanas huelen/ a colores de palo/ y enchiladas de jitomate.
Su
poesía es de un ritmo dulce pero a la vez triste y melancólica, lo hace a
través de imágenes que personifican la soledad:
“El
afecto vive/ en las gallinas y pichones/ que cuida con esmero/ perros de mirada
triste/ que atacan la soledad a lengüetazos”.
¿Qué
tiene la poesía de Castañeda que la hace valer?, los poemas tocan la
cotidianidad de las adversidades de la vida, su poesía-retrato es incluyente,
crea la imagen en el cerebro de lector, habla de peligrosas “historias familiares”
que se repiten siniestramente, y al hacerlo nos recuerda a nuestra propia
cronología, por medio de tocar temas permanentes de la condición humana como
son la enfermedad, las capacidades diferentes, el rechazo, las caricias antes
de tiempo y la eterna búsqueda del padre.
Castañeda,
en su poemario nos cuenta la realidad del mundo, con un lenguaje sencillo, que
atrapa al lector. No utiliza estructuras huecas ni complicadas, es un trabajo
honesto y auténtico. La poesía de Hermes Castañeda, es extracto de la esencia
del alma convertida en palabras.
Lo
que aprendí…
El seminario de investigación: Didáctica teórica y práctica de la creación literaria: Criterios críticos: aproximaciones para juzgar un texto, me ha ayudado a entender que es la crítica literaria, es un proceso de reflexión mediante el cual el crítico expone argumentos sobre el método utilizado para emitir un juicio de valor sobre una creación. Pero además, me ha ayudado desarrollar habilidades para mejorar la crítica didáctica dentro del aula, entendiendo ésta como el proceso por el cual se hace consciente al alumno de sus aciertos y lo que le hace falta a su texto para que cumpla con las características del texto que desea escribir.
Para la educación primaria propongo esta secuencia didáctica para que los alumnos analicen sus textos y realicen los comentarios a sus compañeros.
1. Lectura del texto por el autor.
2. Lista de lo que me llamó la atención o me gusto del texto.
3. Lista de lo que no me gustó del texto.
4. Jerarquiza lo que te gustó y lo que no te gustó
5. Qué le hace falta y que tiene de las características del texto.
6. Relectura del texto para hacer sugerencias de mejora de las características del sistema de escritura.
7. Escribir el comentario del texto.
La secuencia anterior la aplicaron mis alumnos a una carta personal y este es uno de sus comentarios:
Comentario didáctico de una carta.
A mí me tocó revisar la carta de mi compañera Arely Román Gómez. A mí lo que me gustó porque dices que tu mamá es “una parte de tu corazón” y también donde dices que tú eres “el jardín y tu mamá el agua que riega el jardín”. Me gusta donde dices que la quieres, tú la quieres “como una flor pequeña, que busca el agua para que no se marchite”. Sé que a veces te sientes triste porque tú mamá te regaña pero también es que es para tu bien, sé que cuando te regañan te sientes triste, porque cuando a mí me regañan me siento triste. Sé que no es fácil decirle esto que escribiste en la carta a tú mamá, pero si tú se lo dijeras ella se iba a sentir muy feliz de que su hija le lo dijera lo que siente.
También te digo que le metieras más recursos literarios, y más uso de deícticos, y que mejores tu ortografía. Tú tratas de un solo tema: de que la quieres.
Yo digo que sí vale, porque tiene recursos literarios, pero creo que puedes mejorar el uso de los deícticos, pero creo que sí tiene valor literario.
Yanira, por medio de seguir los pasos y realizar las actividades de la secuencia didáctica logró realizar su primer comentario a un texto.
Por lo anterior considero que además de aprender a tener confianza en mis apreciaciones de los textos ya publicados, el seminario de investigación, me ha ayudado a conducir actividades de crítica entre los niños de educación primaria.
Bibliografía
Arreóla,
Juan, J. Confabulario, México, Editorial Planeta, 1999
Anderson, E. et al,
La crítica literaria, hoy, Consultado en línea http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/6765/2/19776P6.pdf
Castañeda, H., Cronología, México, A
la carta, 2014.
Criterios, La Habana, nº 32, julio-diciembre 1994, pp. 233-253, consultado en línea. Consultado en línea www.criterios.es/pdf/slawinskifunciones.pdf
De Mora, Carmen de Juan José
Arreola, en En breve estudios sobre el cuento hispanoamericano contemporáneo,
España, Universidad de Sevilla. 2000. Consultado en línea.
Jauralde, P., La literatura como
ideología
y la crítica literaria, Universidad
Autónoma de Madrid. Consultado en línea rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/7414/1/ALE_03_11.pdf
José, M., Análisis y crítica
literaria. Métodos, instrumentos y técnicas. Procedente de Proyecto Aula,
Consultado en línea http://lenguayliteratura.org
Patán,
F., La crítica literaria y la enseñanza de la literatura, Anuario de Letras
Modernas vol.4 1988-1990. Consultado en línea teorialiteraria.filos.unam.mx/mis_archivos/u8/01_patan.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario