Espacios en los que aprendo:
En
casa: estudio con escritorio, libros, Internet, baño, ventanas a través de las
cuales se ve el jardín, la huerta y el mariposario. Sala con ventanales también. Quizás el aprendizaje funciona porque no hay distractores y es un lugar cómodo y bonito, decorado a mi gusto.
En
el CIDHEM: salones amplios con mesas dispuestas para seminarios (donde todos
estamos alrededor) No hay muchas ventanas ni paisajes. En algunos salones hace
mucho calor.
Espacios en los que enseño:
Preparatoria Centro Iberoamericano Cuautla. Es una prepa muy pequeña. Solo hay
tres aulas, una para cada grado. Hay una biblioteca pequeña que a veces
utilizamos, unas mesas que hacen las veces de cafetería y un patio en
el que hacemos algunas actividades al aire libre. No es recomendable hacer
actividades ruidosas porque se escucha todo en los otros salones. A uno de los
salones le dicen “la pecera” porque no tiene paredes, solo ventanas, y es muy
caluroso. Estamos acostumbrados al modelo jerárquico, en cuanto al espacio, porque es difícil hacer cambios en salones tan reducidos. Pero hay que idear la forma y utilizar los pocos espacios alternativos con los que sí contamos. Además se puede incluir lo que tengo en mi espacio de aprendizaje: la comodidad y el gusto de cada alumno. Empecé a comprender que debe ser muy tedioso estar encerrado en ese lugarcito por tantas horas. ¡Y todavía los regañamos si no se sientan bien, si comen un dulce, si quieren estirar las piernas o salir al baño!
Intenté
poner en práctica el modelo de aprendizaje colectivo distributivo. Aunque no fue con el
grupo al que le imparto Literatura, quise hacerlo con un grupo con el que creí
que podía funcionar debido a la actividad que estamos haciendo. Fue con el
grupo de sexto semestre, en la materia de Metodología de Investigación.
Hace
poco más de un mes, ellos comenzaron a hacer un trabajo de investigación. Yo no
les doy los temas, sino que les digo que ellos deben elegirlo porque es algo
que debe mantenerlos apasionados por un largo tiempo. Uno de los fundamentos es
que el tema debe ser algo de lo cual ya tengan algún conocimiento previo,
aunque sea muy básico, pero de lo cual quieran saber más. Además, ellos deben presentar
una exposición al final para sus compañeros; por eso les dije que debía ser
algo que quisieran compartir con todos nosotros. No restrinjo, aunque sean
temas que yo no conozca mucho, pues yo podré ir descubriendo el conocimiento
junto con ellos. Partí entonces, de algo que ellos ya conocían y que les
gustaba.
Dinámica de aprendizaje
colectivo-distribuido.
Primer paso: plantear la actividad. Les
dije que íbamos a platicar de lo que habían avanzado de sus temas.
Segundo paso: cambio de lugar. Saqué a
los alumnos de la pecera y les dije que eligieran un lugar ameno donde pudiéramos
conversar todos. Fuimos al patio, aprovechando que el cielo estaba nublado, y
el clima, fresco.
Tercer paso: No había. Yo estaba
abierta a lo que podía pasar. Entonces dije una vez más que quería que me
hablaran de sus avances, de sus descubrimientos de esta última semana y que los
compartieran para todos. “¿Pero quién va a empezar?”, dijo Paulina. “Esto va a
ser un relajo porque todos queremos hablar”, dijo Yéssica. “Bueno, propongamos
una manera de hacerlo ordenado”, dije yo. Tania tuvo la idea de que cada quien
escribiera en un papel su tema y los revolviéramos, y los sacáramos al azar. Así
lo hicimos.
Cuarto
paso: todos escribieron su tema y los revolvimos. Fuimos sacando uno por uno y
comenzamos con la actividad.
DESCUBRIMIENTO: Aquí empezó mi
sorpresa. No sabía bien hacia dónde iba la actividad, pero quería hacer este
ejercicio de soltar el control. Así, empecé a ver que no hablaba solo la persona
que estaba platicando acerca de su tema, sino que otros compañeros le sugerían
libros, o documentales o películas que habían visto y que podían ayudar al tema
del compañero. También surgieron dudas de conceptos que al autor del tema le
parecían básicos. En esos momentos intervenía yo para decirle al alumno que tal
vez podría agregar en su trabajo ciertas definiciones o trabajar sobre esas
dudas que le habían planteado para que su tema quedara más claro.
Es
increíble lo que uno puede saber de los alumnos en este tipo de conversaciones.
Yo nunca pensé que ellos supieran tanto acerca de la Segunda Guerra Mundial y
la carrera armamentista o de La Guerra Fría. Fue enriquecedor no solo para mí
sino para ellos, porque, como ya lo mencioné antes, los demás también aportaron
datos o sugerencias que en otro contexto no hubieran ni siquiera mencionado.
No
sé si este entendí bien el aprendizaje colectivo distributivo o si lo apliqué
bien, pero sí descubrí que mis alumnos tienen muchas inquietudes y conocimientos
que yo no me imaginaba y, a partir de hoy, comencé a verlos de otra forma. Creo
que esto me permitirá salir de lo convencional con todos los grupos, no solo
con este.