CANASTA BÁSICA
II.
Silvia Vargas Luviano.
Enero – junio 2015.
El
curso de “Canasta básica II” inició con una gran travesía hacia diferentes
puertos, donde sus faros nos guiaron en el anclaje, para que encontráramos
muchas riquezas, joyas, oro y sobre todo sabiduría de grandes maestros. Este viaje
fue posible a la orientación del timonel por la capitana, la Dra. Ethel Krauze.
Nos
mostró que la literatura es el centro de mi clase, por lo que el espíritu que
la guíe es el que yo determino, el que provee una atmósfera encantadora, que
refleja mi ser.
PRIMER
PUERTO.
En mi primera sesión de un
nuevo semestre, el día 10 de febrero, di la bienvenida a los estudiantes con
una lluvia de mini pelotas, todos pasaron al centro del salón y recibieron un
pequeño aguacero de pelotitas, (hubo mucho entusiasmo en la actividad, ellos
manifestaron asombro y alegría). Tres de los estudiantes tomaron más de una
pelota, a ellos les pedí que regalaran al grupo un poema. De momento causó
sorpresa el pedimento, además de nerviosismo y titubeo, pero algunos agarraron
valor y por fin se decidieron a compartir lo que sabían.
Todos estábamos emocionados,
uno de los estudiantes (Eder) declamó “Cuando
llegue a amar” de Rubén Darío:
Cuando llegues a amar. Rubén Darío.
Cuando
llegues a mar, si no has amado,
sabrá
que en este mundo
es
el dolor más grande y más profundo
ser a un tiempo feliz y
desgraciado.
Corolario:
el amor es un abismo
de
luz y sombra, poesía y prosa,
y
en donde se hace la más cosa
que
es reír y llorar a un tiempo mismo.
Lo
peor, lo más terrible,
es
que vivir sin él es importante.
Otra alumna (Jessica) dijo
un fragmento de “Nocturno a Rosario”
de Manuel Acuña:
Nocturno
a Rosario. Manuel Acuña.
Pues
bien, yo necesito
decirte
que te adoro,
decirte
que te quiero
con
todo el corazón;
que
es mucho lo que sufro,
que
es mucho lo que lloro,
que
ya no puedo tanto
y
al grito que te imploro
te
imploro y te hablo en nombre
de
mi última ilusión.
Y otra más (Grecia) “Cultivo una Rosa blanca” de José Martí.
Cultivo una rosa blanca. José Martí.
Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo una rosa blanca.
El estudiante que declamó el primer poema, dijo que el autor era Pablo
Neruda, más tarde al buscarlo, me di cuenta de que es de Rubén Darío, (yo
desconocía el poema, por lo que no pude corregir de inmediato el error, lo haré
la siguiente sesión). Al comentar este poema, dijeron que les causó agrado y
compatibilidad con los sentimientos que algunos ya han sentido respecto al
amor.
Los comentarios del fragmento del segundo poema se centraron en el
desamor y el amor, además de recordar, el próximo 14 de febrero “día del amor y
la amistad”, expresaron.
El tercer poema, comentaron que es muy conocido por todos en el grupo,
pero que no se lo sabían completo y que por pena o por considerar que no saben
declamar no se animaban a pasar. De igual forma, la estudiante que lo declamó,
dijo que no sabía declamar; yo sólo le dije que tratara de sentir las palabras
del poema.
Conclusiones de la sesión:
- La sesión fue
diferente a lo que usualmente se realiza.
- A pesar de haber
seleccionado a algunos alumnos, otros tuvieron una participación espontánea y
de mayor confianza.
- El tiempo no fue
suficiente para fortalecer el aspecto teórico de la actividad. (deje de tarea
investigar algo de los autores)
- Me quedé con una
gran satisfacción por la iniciativa y entusiasmo hacia la actividad.
- La siguiente
sesión, la iniciaré con lo planeado en el curso anterior: elaborar
autorretratos, a partir de leer a Pablo Neruda y a Rosario Castellano.
SEGUNDO
PUERTO: La
clase Encantadora
Decidí llamar a mi espíritu
de Literatura “Espíritu Encantador”, porque su magia no sólo asombra sino
también encanta, y quiero eso, que mi clase encante.
El lunes 16 de febrero
inicié mi práctica del primer
encantamiento, la clase de ese día fue dedicada al texto de “Las mil y una
noches”, así es que busqué el punto medular de la obra: “El suspenso. La
posición de Sherezada ante el conocimiento de que sólo tiene una noche de
vida”.
Quiero señalar que tomé el
consejo de la Dra. Ethel, (llegar al aula y decirle a una alumna que estaba
reprobada haciendo la comparación con Sherezada quien está a punto de morir).
Aprovechando de que no había
entregado evaluaciones del semestre anterior a los alumnos, llegué al salón muy
seria y le dije a los alumnos que les haría llegar las calificaciones, pero que entregaría una
sola calificación a una alumna y en una tarjeta anoté la calificación de “5”,
sin esperar alguna reacción cuestioné a la alumna ¿qué vas a hacer?, ¿cómo me
convencerías de que no coloque esa evaluación?
Los estudiantes me
preguntaron si era en serio lo que yo estaba haciendo, porque no me conocían en
ese momento. Contesté _¡claro que es en serio_ aun con la cara seria. Entonces
un silencio ensordecedor se hizo presente, mi alumna me miraba asombrada,
sorprendida y muda… nadie hablaba. Nuevamente se escuchó mi voz y dije
¡convénceme de que no haga eso! (hasta ese momento nadie relacionaba el hecho
con Sherezada) La alumna sólo atinó a decirme: déjeme un trabajo extraclase.
Entonces le dije a otra alumna ¿qué harías tú?, ¿qué me puedes decir para
convencerme?, trató de darme explicaciones y empezaron a intervenir otros
alumnos, buscando argumentos para que yo no reprobara a Itza. Ella no pudo más
y soltó el llanto. Alguien dijo: ¡ella era Sherezada!, estaba a punto de ser
reprobada.
Ante la reacción de Itza, yo
dije: ¡Sí, ella estaba en la posición de Sherezada!, Itza me pregunta
incrédulamente ¿entonces no estoy reprobada?, los demás contestaron ¡nooo! Se
escuchó a coro un respiro y pareció que todos descansaron. Iniciamos una charla
más directa de quién era Sherezada. Algunos no tenían conocimiento de quién era
Sherezada y los que sí, enriquecieron la clase diciendo lo que sabían de cómo
Sherezada había mantenido el suspenso en Schariar (su esposo). Dimos lectura a
un fragmento de libro “Las mil y una noche” y se quedaron encantados con ese
inicio, van a leer por su cuenta la continuación del fragmento para saber a
bien qué pasa con Sherezada.
Al finalizar la clase los
estudiantes me dijeron sentirse sorprendidos, yo les dije que lo que quería era
encantarlos con la literatura.
TERCER
PUERTO de Un espíritu Mágico.
Experiencia en los diferentes Modelos de aprendizaje:
Modelo Jerárquico individual. (Clase
tradicional)
El tema a tratar fue conocer
un poema vanguardista, en particular los Haikús, para ello seguí la secuencia que
a continuación presento:
1.
Les di a conocer a los estudiantes qué era un
Haikú (poesía japonesa) y sus principales características.
2.
Leímos en voz alta algunos Haikús de autores
reconocidos para identificar sus características.
3.
A partir de escuchar música de la Naturaleza,
les pedí que crearan un Haikú.
4.
Los Haikús deberían de cumplir principalmente
con las características: tema y reglas de versificación que lo caracterizan
(tres versos, uno de cinco y dos de siete sílabas)
Ejemplo de un Haikú, es el
siguiente:
La
guerra llegó,
azotó
nuestra ciudad
ensangrentada
quedó.
(Autor:
Irving)
Modelo
Jerárquico colectivo. (El trabajo por equipos)
Pareados.
Para esta actividad integré
equipos de 4 elementos, salieron del aula e hicieron un recorrido por la
escuela. Les pedí que fueran observadores de lo que había.
Al llegar nuevamente al
aula, solicité que dialogaran para seleccionar algo, ya sea una cosa, objeto o
situación que haya atraído su atención. A partir de ahí les dije que crearan un
texto o poema de aquello seleccionado.
Un
equipo decidió crear un poema, a partir de elaborar algunos pareados Al libro:
Escritos inesperados
por su gran valor
buscados.
Esconden letras
mágicas,
plasmados con tintas
magníficas.
En sus páginas he
encontrado
un tesoro oculto para
ser aprovechado,
guardan infinitos
saberes
para hacer posibles
nuestros menesteres.
Y en sus hojas cada
renglón,
llega a lo profundo
de nuestro corazón.
(Equipo:
Grecia, Ebena Y Lorena)
Modelo Distribuido
individual
Objetos con valor.
Un
día antes de la clase solicité a los estudiantes que llevaran al aula un
objeto, que tuviera algún valor para ellos, emocional, sentimental, familiar,
etc.
Ese
día habían llegado todos muy emocionados con sus objetos (perfumes, tarjetas
figuras de cerámica, muñecos de peluche, dulces y chocolates entre otros).
Les
pedí que aún no comentaran por qué lo que habían llevado tenía un gran valor
para ellos, que eso lo haríamos a través de la escritura. Hubo poemas y textos
libres, como este texto que rescato aquí:
Buenos días, mi
nombre es Grecia y soy adicta. La primera vez que probé esta sustancia era
demasiado pequeña para recordarlo, así que, se puede decir que llevo muchos
años consumiéndola.
Siempre fue parte de
mi rutina, por lo menos una dosis al día tenía que probar. Después de un largo
día en la escuela su sabor era toda una recarga de energía, cada vez era más
difícil permanecer sin tan fantástica droga, sí droga, porque mi organismo la
necesitaba. Pronto me di cuenta de que no podía seguir en tales condiciones,
decidí que tenía que hacer algo para ayudarme a mí misma. Investigué y descubrí
una manera de moderar su consumo. Aprendí algunos de sus miles de beneficios,
siendo estimulador de sonrisas y antioxidante natural, los más importantes.
Esta es mi historia y
por ello la comparto con ustedes que, ya sea en una taza humeante o en un
delicioso pastel, no hay placer mejor que él. ¡TE AMO: CHOCOLATE!
(Autora: Grecia
Gabriela)
Modelo Distribuido
Colectivo.
Esta actividad aún la
tengo pendiente.
Comentarios:
La literatura debe contener siempre algo mágico.
En los ejercicios que realicé con los diferentes modelos teóricos, sólo
pude sentir la magia con el modelo Distribuido personal. Desde el momento
en que los estudiantes se presentaron al salón con algo estimado para ellos,
emocionados por dar a conocer aquello que les cautivaba, o que guardaban un
sentimiento muy personal, en la clase respiró una atmósfera diferente, de
compañerismo, de alegría, de entusiasmo y de confidencialidad, porque en esos
momentos estaban dispuestos a compartir parte de ellos.
Los
otros métodos al analizarlos me doy cuenta de que fueron muy metódicos, con
poca imaginación y creatividad.
Me
falta poner en práctica uno de los modelos (el Modelo Distribuido Colectivo)
espero que mi actividad sea todo un éxito para los alumnos.
CUARTO
PUERTO de un espíritu encantador.
Los espacios de la literatura:
Mis espacios de estudio y de aprendizaje:
- Un
sillón
- Mi
cama
- Una
colchoneta
- Mi
comedor
- Central
de autobuses
- Mi
escritorio en la escuela.
Mis espacios de enseñanza:
- Aula
- Patio
de la escuela
- Biblioteca
- Cafetería
- Escaleras
A. Espacio:
el patio de la escuela.
Modelo
DISTRIBUIDO COLECTIVO
Reunidos en el patio de la escuela, indagué acerca de
cuál es el saber que poseen mis estudiantes y cómo lo podrían compartir con sus
compañeros.
Para ello, les pedí que pensaran en la o las cosas que
saben y que les gustaría que también sus compañeros conocieran o aprendieran
(ellos infirieron que se tenía que tratar de algo relacionado con la
literatura, pues de esto se trata la clase)
Esta actividad fue un poco complicada, las primeras
respuestas fueron: yo sé poco o sabemos
lo mismo (minimizando sus conocimientos).
Hasta que un alumno dijo: yo conozco una palabra, que mis compañeros desconocen y me gustaría
compartirla.
Jitanjáfora:
son palabras que no tienen un significado, inventadas y pueden ser parte de un
poema.
Por
ejemplo: las que se usan en un juego de manos:
Una
gallina ética, pelempempética
Pelada,
peluda, pelempempuda.
Otra alumna dijo conocer una estrategia para motivar a la
escritura de historias insólitas.
Solo preguntó ¿Cuándo
lanzan una moneda al aire qué pasa?, sus compañeros respondieron a coro,
que cae al piso y que se muestra una sola cara de la moneda. ¿Y si cayera “parada”?, eso no pasa, pero si
sucediera sería algo raro, algo fuera de lo común o insólito. Piensen en algo
insólito o raro que hayan vivido.
Surgieron
varias historias, que fueron expresadas de manera oral. Posteriormente
se les pidió que escribieran dicha historia.
B. Espacios
diversos (aula, patios de la escuela y biblioteca)
Modelo
JERARQUICO COLECTIVO
Propósito: invitar a la lectura y a la escritura de
textos literarios.
Se integran 3 equipos de
trabajo, todos tienen un propósito en común, diseñan actividades integrando a
los demás elementos del grupo o de la institución.
Equipo 1. Observa y escribe.
Invitó a los compañeros de
su grupo a hacer un recorrido por las diferentes áreas de la institución, les
pidieron que observaran.
Ya de regreso en el aula,
solicitaron a los compañeros que elaboraran una lista de todo aquello que les
atrajo su atención y escribieran un adjetivo para explicar el por qué fue de su
interés.
Como siguiente paso,
organizaron las palabras en un texto coherente y con sentido, que reflejara
aquello que más les gustaba de su escuela.
Equipo 2. Biblioteca de
aula.
Este equipo solicitó a sus
compañeros que llevaran a la sesión, uno o dos libros que ya hubiesen leído.
Ubicados en círculo, al
interior del aula, les pidieron a los compañeros que expresaran qué les había
gustado del libro que habían llevado y por qué lo recomendarían.
Al término de esta
actividad, el equipo presentó otros libros. Organizó al grupo para que
intercambiaran aquellos libros que quisieran leer y para que integraran una
pequeña biblioteca de aula, la cual está a disposición de los estudiantes
interesados en la lectura de otro libro.
Equipo 3. Visita a la
Biblioteca “José Vasconcelos” en la ciudad de México.
Este equipo tiene planeado
hacer un recorrido en la Biblioteca “José Vasconcelos” de la ciudad de México.
Es una actividad que aún
está pendiente por realizarse.
Quinto
Puerto: Un pueblo real y mágico.
Recientemente descubrí que
cuando me piden que recomiende algún libro, siempre inicio recomendando
aquellos títulos que pertenecen al Colombiano Gabriel García Márquez: La hojarasca, Cien años de soledad, Del azúl
y otros demonios, Crónica de una muerte anunciada, Un hombre muy viejo con alas
enormes, entre otros. Libros que han perpetuado a Macondo, un pueblo
irreal, con características singulares o similares a muchos pueblos de
Latinoamérica, con sus costumbres, tradición, supersticiones, alegrías y
sinsabores de los que ahí viven; hasta algunos piensan que ahí se retrata a
Aracataca, su pueblo natal. Sin embargo, Macondo es un pueblo fantástico, que
llena de magia las obras de García Márquez.
Esta reflexión me ha hecho
trasladarme a esos pueblos: uno ficticio y otro real, pero sólo uno
(aparentemente) fuera de mi alcance. Para ir a Macondo sólo tengo que recordar
o releer principalmente Cien años de
soledad en la quietud de mi habitación. Para ir a Aracataca, Colombia,
el pueblo que sirvió de escenario y de
inspiración para García Márquez, requiero de un plan más elaborado.
Así es que dije: ¿por qué
no?, ¿por qué no ir a un pueblo real, que vio nacer a un gran escritor?, ¿por
qué no mirar aquellas calles empedradas? Indagar de fuentes cercanas acerca de
él y recorrer las calles que lo vieron caminar algún día.
Mi plan es el siguiente:
Definir un propósito:
Conocer el lugar donde nació Gabriel García Márquez y sus obras. Saber qué o
quiénes lo inspiraron a escribir.
Conocer más de su obra literaria.
Definir acciones previas:
Leer las obras que no he leído de él. Releer aquellas que me han marcado. Leer
las críticas que han hecho su obra para conocer otros puntos de vista. Hacer un
seguimiento de su vida o mejor dicho de sus obras, para saber si hay una
secuencia en ellas o para identificar con más claridad el paralelismo en
algunos personajes y/o lugares.
Investigar acerca del
recorrido que tendría que realizar (Iguala – México – Colombia – Aracataca).
Apoyarme de mapas que faciliten mi desplazamiento.
Revisar los gastos que haría
de transporte, alimentos y hospedaje; lo cual no me preocuparía mucho porque
tengo una beca con doble sueldo.
Partiría con la seguridad de
que encontraré cosas insospechadas del escritor, cosas poco comunes de su vida,
para ello mis únicas herramientas serían mi cuaderno, lapicero, laptop,
videograbadora, cámara fotográfica y mi deseo de conocer un pueblo real y mágico.
Sexto
Puerto:
El
ensayo: una idea: muchas formas de
escribir.
En un simposio se presentó
el ensayo como tema de un trabajo de investigación. Los resultados fueron las
siguientes: en una sola institución, a pesar de haber definido un concepto de
lo que era el ensayo, las versiones elaboradas por estudiantes y maestros eran
diferentes. Los investigadores señalaron puntualmente que el problema radicaba
a la hora de evaluar, ya que, a pesar de
haber establecido criterios contenidos en el ensayo, tanto alumnos como
estudiantes tenían su propia interpretación.
Esa experiencia causó en mi
muchas interrogantes, como ¿por qué unificar un ensayo?, ¿debe éste tener una
estructura única?, ¿dónde queda la libertad del ensayista?, entre otras; si
bien, Souto sugiere ciertas características ineludibles del ensayo, considero
que no deben ser una fórmula matemática.
En mi institución la palabra
ensayo tiene connotaciones diferentes, de acuerdo a la formación de cada
docente. Por ejemplo: el maestro de ciencias considera que debe ser ampliamente
conceptual, con el pretexto de que la ciencia requiere de un conocimiento
objetivo, conceptual y reflexivo. El maestro de historia, considera que debe
partir de las vivencias, de lo experiencial y que se debe articular a la historia.
El maestro de español busca que el ensayo articule la experiencia y los
saberes, sin embargo da mucha importancia a la estructura. Lo que es importante
para unos, para otros es irrelevante.
Comparando los dos ejemplos,
me di cuenta de que la libertad del escritor puede ser innata, puede haber una
sola idea – tema, y ésta se va a convertir en algo versátil a los ojos de los
escritores, eso es lo maravilloso del ensayo.
¿El ensayo literario es
diferente? No. Un ejemplo de un ensayo literario que cumple con las condiciones
de Arturo Souto, es “antología del Pan” de Salvador Novo: (Variedad y Libertad temática, Prueba, Hipótesis, Originalidad, Ciencia
y Literatura, Madurez, Tono polémico, Subjetivo y estilo)
Cuando trabajo el tema del
ensayo inicio con la lectura de este ensayo, porque considero que es un bello
ejemplo literario y didáctico. Posteriormente les pido a los estudiantes que
comenten acerca del texto, si les gustó, qué características tiene, definan por
qué es literario, si cumple con las características anteriores, etc. Enseguida
les pido que seleccionen algo de lo que les gustaría hablar: un objeto, una
comida, una situación entre otras cosas. Les pido que elaboren su ensayo
recordando sobre todo el uso del lenguaje literario.
Séptimo puerto: Desandando mi idea de ensayo.
Mi noción de
ensayo se ha venido modificando con el paso del tiempo, de las experiencias y a
partir del conocimiento de otros. Ha sido significativo poner a prueba aquellas
ideas que me han compartido compañeros de trabajo y de estudio.
Así puedo
decir que ésta no puede ser la excepción, pues el concepto de ensayo es un mar
de significados, algunos claros e ilustrativos como las aguas transparentes de
las playas y otros profundos e inexplorables; pero todos ellos integran la
inmensidad de su conocimiento.
Por ello,
retomo aquí aquellas ideas con las que concuerdo o son nuevas para mí con el
fin de desandar esta idea que ya había construido.
Por ejemplo;
si bien para Montaigne, el ensayo no
tenía un fin intelectual sino el de dar a conocer su condición y humor, éste se
volvió una herramienta de su vida para que los demás conocieran su manera
simple y sencilla de vivir. En una cátedra impartida por la Dra. Eliana A.
Albala, explicaba que “ensayo” se derivaba del verbo “probar”, “ejercitar” y
que en la época de Montaigne con éste término sólo se aludía a probar la comida
que estaba envenenada. Este dato era muy curioso, porque se deducía que
Montaigne no trazó ningún concepto, él
hacía ensayos de su vida. Actualmente, la palabra “ensayar” o “ensayo”
tiene más voz, porque el ensayo se considera algo a punto de quedar bien.
El asunto es,
que con el afán de perfeccionar un ensayo se han construido una inmensidad de
conceptos alrededor de él, así como de sus características, claro algunas o
casi todas indispensables. Pero, ¿Cómo evitar no perdernos en ellas? o ¿cómo
olvidarlas al momento de escribir sin obviarlas en el ensayo mismo?, creo que a
veces pueden ser un obstáculo en la construcción de un ensayo, pues la
preocupación de incluir todas las características, puede acabar con la
finalidad y la belleza de éste.
Coincido con
el concepto de Hernán, cuando expresa que: “el
ensayo literario es la expresión más profunda de un escritor. Revela sus
pensamientos, sus dudas, sus inquietudes, sus esperanzas, su malestar, su
satisfacción, su experiencia, su ignorancia, su gusto por el lenguaje…”, porque
expresa la libertad que tiene el ensayista y no puedo dejar pasar el concepto
de Nancy “el tema debe ser conocido y
dominado por ensayista…atrapa al lector y lo hace cómplice…partícipe de
emociones, anécdotas, ideas, de modo que el contenido del ensayo se vuelva
significativo en quien lo lee”, siendo ésta una idea que toma en cuenta a
quien leerá el ensayo y si se piensa, sobre todo, en un ensayo literario.
La variedad
temática hacen del ensayo un “género
híbrido” (Eduardo Nicol), pues éste puede responder interrogantes que
desvelan al hombre y estar entrelazado
con la literatura. Y puede sugerir al mismo tiempo metas distintas (Pedro Laín
Entralgo): la intelección metafórica y la
intelección conceptual.
Así pues,
considero que lo “literario” de un ensayo, (Hernández Gonzáles Ma. Belén) reside más bien en la finalidad estética de
las obras y por tanto en la voluntad de creación y en el cuidado del estilo”. Esto
sin olvidar su carácter reflexivo, polémico, estimulador, es decir sin olvidar
que es algo a probar, a disfrutar, a
completar, discutir y hasta a discrepar.
Octavo
Puerto:
Pasión
o Razón…una difícil decisión.
Silvia Vargas Luviano.
“En el corazón
tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón... […]
Aguda espina dorada
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.”
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón... […]
Aguda espina dorada
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.”
(Fragmento)
Antonio Machado
(Sevilla 1875 – Francia 1939)[1]
¿Cómo decidir, cuando
se trata de la pasión o la razón? La pasión es aquello que me motiva, me mueve,
me “cala los huesos”, me estremece y hasta pudiera decir, me hace sentir viva; la razón me lleva a
pensar, a ser práctica, a hacer interminables listas de pros y contras cuando
se trata de decidir; son dos conceptos propios en donde se ponen en juego, por
un lado: el corazón, y por otro: el cerebro.
Son dos conceptos que
últimamente me han atormentado, al igual que la tempestad abruma al mar, y
puede ser tan grande como el horizonte o tan pequeño, como un insecto que da
vueltas alrededor de la cabeza y no me deja concentrar. Esto porque fue
consigna de la Dra. Ethel Krauze[2],
Catedrática del Centro de
Investigación y Docencia en Humanidades
del Estado de Morelos (CIDHEM) elaborar un ensayo literario en donde se exprese
aquello que sería mi ideal y lo señalado en mi proyecto de tesis.
Por lo que, antes de
tratar de responder a cuestionamientos como ¿Por qué se tiene que hacer aquello
que está motivado por la razón? (refiriéndome al proyecto de tesis), ¿cómo
hacer coincidir estos dos elementos de la vida misma?, (la pasión _ mi ideal_ y
la razón), ¿por qué hablar de pasión y razón?; interrogantes centradas en la
temática de este texto; y además, a pesar de haber elaborado un breve ensayo
con las nuevas ideas que lo reconstruyeron, nuevamente se agolparon en mi mente
todas esas concepciones que hay en torno a él. Creo que cuando no se escribe
por elección propia, la inspiración se esconde en lo más recóndito del corazón
y de la mente; las ideas, aunque existan en demasía, se atropellan unas con
otras, complicando su ilación y en consecuencia la culminación del escrito.
Me di cuenta, de que
esos dos elementos no pueden ir
separados o enfrentados, son dos palabras con muchos motivos para ir
juntos, para ir de la mano, entrelazados uno al otro. Esto es porque no se
puede actuar con uno a la vez, el razonar, pensar que tal vez impliquen
analizar, reflexionar respecto a algo requieren en todo momento de la emoción, el sentimiento y
el corazón; palabras envueltas en la suave pero arrebatadora pasión.
El motivo central,
que da fe a todo esto, el siguiente:
¿qué pasa cuando se tiene que decidir entre dos caminos a seguir?, ¿entre dos
cosas que pueden ser parte de una balanza?; por un lado aquello que me apasiona
y por otro aquello que pareciera ser más práctico para realizar. La primera es mí recién descubierta pasión
por conocer el lugar donde nació Gabriel García Márquez[3]
y sus obras, saber qué o quiénes lo inspiraron
a escribir, conocer más de su obra literaria. Y la segunda, tiene que
ver con el tema elegido para la elaboración de una tesis doctoral (la enseñanza
de la literatura en la licenciatura de educación secundaria con especialidad en
español).
El inglés Christopher
Day (Nottingham 1942), en su libro “Pasión por enseñar”, al citar a Antonio C.
Rosa Damásio (Portugal 1994, 2000), (uno de los neurólogos más destacados del
mundo), señala que la emoción forma parte de la cognición. Este referente
integra los dos puntos señalados anteriormente, no obstante, en algunos
momentos los separamos por comodidad y otras porque es indispensable
distanciarnos de uno o de otro según sea conveniente.
Los motivos que
mueven mi primera opción, están más implicados en mi sensibilidad emocional, el
gusto por la lectura que ofrece el autor, por estar en lugares mágicos e
inspiradores. En la segunda opción, estoy cómoda porque podría hacer una
investigación en la institución donde trabajo, podría proponer el diseño de
algún curso especializado en la literatura.
Efectivamente tengo
dos opciones, pero las dos finalmente son movidas por la razón y la pasión, no importa cual
elija, lo que importa es que puedo hacer
cualquiera de la dos.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS.
Day, Chistopher, “Pasión por enseñar”. La Identidad
personal y profesional del docente y sus valores, Capítulo 3, Narcea S.A.
de Ediciones, Madrid, 2006 pp.59-147
Machado, Antonio. “Yo voy
soñando caminos”, Antología. Poesía
Mexicana y Española Amorosa. Grupo Editorial Tomo S. A de C. V., primera
edición, enero 2005, México D. F
ENSAYOS DE MIS ESTUDIANTES:
“G” de Grecia
Grecia Gabriela Delgado Vargas.
Mi inicial comenzó todo. Conocí las letras de una manera muy peculiar, ¿y quién no?; a la mayoría de nosotros nos las presentaron en preescolar, a todos nos emocionaba cuando conocíamos a la “a” de agua, la “m” de mamá, a la “p” de papá, y sin embargo el encuentro más importante de todos, al menos en mi caso, fue la “G” de Grecia. Cuando la conocí pensé “Que bonita letra, se ve tan difícil, ¿de verdad podré escribirla? Recuerdo que ésta fue una de las primeras cosas que aprendí a escribir, mi nombre completo, con todo y apellidos. Era un reto poder plasmar sus 27 letras en un cuaderno de forma italiana sin salirte del renglón, sin tocar raya y que todas estuvieran parejitas. A pesar de todo escribir era una simple acción que debía realizar, algo que la escuela enseñaba y yo debía de aprender, más o menos este fue mi concepto hasta que descubrí algo que cambiaría todo lo que sabía de las letras.
La mayoría de las personas que conozco considera que escribir es una actividad tediosa y aburrida, no les gusta hacerlo, relacionan esta acción con momentos negativos o al menos poco agradables. Recuerdan al maestro de primaria que les pedía 30 planas de una palabra mal escrita, al maestro de secundaria que al dejarles escribir algún texto para el día siguiente los aturdía pidiéndoles un mínimo de hojas-claro, sin contar la portada-, incluso al estudiar la licenciatura vemos este tipo de casos cuando un maestro pide elaborar un texto y la primera pregunta que surge entre los alumnos es ¿cuántas hojas tenemos que escribir?, aún más curioso es ver su reacción cuando el maestro responde “700 palabras” y su cara da a conocer el “mini infarto” que les dio al escucharlo. Podría seguir contándoles muchas situaciones así, que aunque les sorprenda, consideran que escribir es sinónimo de sufrir.
Pero “el león no es como lo pintan”, la escritura inició en el hombre como algo primordial, el habla posiblemente ya existía pero requerían de algo más, los guiaba algo más potente, el querer prevalecer. Con la escritura como «segunda memoria» el habla fue reforzada por los escritos, más aún la escritura permite una reflexión adicional y esto hace que el lenguaje escrito pueda tener una clara estrategia de la cual carece el lenguaje oral. Como en latín dijo Cayo Tito: Verba volant scripta manent (las palabras se vuelan lo escrito se mantiene) o como dirían en otro contexto “las palabras se las lleva el viento”.
El hombre quizá inventó la escritura por necesidad, sí, pero no se trató de una necesidad económica, sino espiritual, la arraigada y muy humana necesidad de comunicarse. Quiero decir que la escritura es algo inherente en nuestra naturaleza y que debemos considerarla como algo mucho más importante. A lo largo de mi vida me he encontrado con personas que les temen a las letras, y sí, podríamos pensar que debemos temer pues nos encontramos frente a una de las armas más poderosas del planeta, sin embargo ese es el primer obstáculo que debemos vencer para poder apreciar la verdadera esencia de las palabras: el miedo. Este miedo es como todos los miedos, no sabemos cómo es y eso nos asusta, creemos que no somos los suficientemente buenos y eso no detiene, o pensamos que es algo que no vale la pena hacer y eso nos aleja.
Deseo que las personas dejen de pensar en la escritura cómo quien piensa en una piedra en el zapato o una mosca en su sopa. Por ello comparto este escrito, al escribir me di cuenta que la escritura nos abre las puertas a partes de nuestro mundo que no conocíamos, al menos todos lo habrán experimentado una vez, con algún texto escolar, una nota para mamá o una carta de amor, nada se compara con la sensación de las ideas fluyendo en tu cabeza, tus dedos formando las palabras, cuando te das cuenta no sabes cómo detenerte o cuando te bloqueas pero haces todo por poder seguir. Muy a menudo las personas subestimamos su poder, Rudyard Kipling, un famoso narrador solía decir: "Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad." Al menos los que por menos una vez hayan experimentado estas sensaciones estarán de acuerdo conmigo, escribir en sí es una posibilidad infinita, “Todo escritor necesita una inspiración y yo encontré la mía” (Marlowe, 2009) Los invito a encontrar su inspiración pues escribir es sinónimo de crear.
BIBLIOGRAFÍA
MI GUSTO POR LOS GALLOS.
Miles de años antes de
nuestra era, ya se realizaban la crianza, reproducción y distracción de los
gallos de pelea. El gallo ha estado vivo y presente en toda la historia de la
humanidad, ya sea como ave que espanta
los males como en Irán, ave sagrada en el código Manu de la India, modelo e
inspiración de artistas y colección de arte en los museos de Turín, Génova,
Valencia, New York, Madrid, Louvre o en Grecia en la cimera de Minerva, al lado
de los dioses Marte o Mercurio, en millones de monedas, en escudos, así como
está presente en el cristianismo entre San Pedro y Jesucristo.
En la actualidad, la
vieja práctica y el gusto por las peleas de gallos, sigue vigente y se ha hecho
muy común y popular en las fiestas de las comunidades.
Mi gusto por estos ejemplares, es por sus grandes hazañas
dentro del redondel, y es que es digno de admirar toda la bravura con la que se
aferran a la vida de manera inconsciente, pues ellos no saben que, “si no
patean duro, difícilmente saldrán vivos”. Es difícil para mí, asimilar estos
actos como un arte o un deporte. Habrá gente que diga que los gallos nacieron
para eso, pero, ¿los humanos nacimos para hacer que se maten por dinero que ni
siquiera será para ellos?
Naturalmente, estos valientes de los palenques, se pelean para reclamar y defender su
territorio, no para ganar apuestas, y difícilmente un gallo de buena casta se
“rajará” a la batalla. Tal como se escucha en el mundo de los palenques “mi
gallo no se raja, podrán quitarle la vida, pero no lo valiente” y es una frase
muy atinada, pues los gallos luchan hasta que el filo de las navajas definen su
suerte.
En mi sentir, aventar al combate a un gallo que he criado
desde polluelo, sería como ver pelear a muerte a un amigo. Sería ver cómo lo maltratan,
cómo lucha para no caer vencido, sería ver cómo alardea de su victoria o cómo
sufre su agonía.
Una vez, tuve un
encuentro muy cercano con un gallo, un gallo de “pelea”, y aunque aún era
pequeño, lo recuerdo claramente: yo
jugaba en el patio de mi casa, corriendo por todos lados, tratando de no
toparme con el gallo amarrado del tronco de un árbol. Todo estaba perfecto, yo
jugaba feliz hasta que pasé demasiado cerca del gallo, en ese instante, el fino
animal, de un fuerte aleteo, se desató y probó su potencia de patada en mis
escuálidas piernas. Salí corriendo y gritando desesperadamente tratando de que
mi padre me escuchara, afortunadamente, me escuchó, pero no fue para impedir
que el gallo me pegara, sino para que no continuara haciéndolo. Tal vez, ese
suceso hubiese desencadenado un trauma en mí, pero sucedió todo lo contrario,
pues ese primer acercamiento, despertó mi gusto y admiración por los gallos de
“combate”. Pero mi gusto no es por las peleas de estos animales, mi gusto
es apreciar su “estampa”, su finura, su
valentía por defender lo que es suyo. Me llena de gozo escuchar el revoloteo de
sus alas, seguido del fervoroso canto en las mañanas. Me encanta escuchar el
cacareo cuando les doy su comida, es como una señal de agradecimiento que me
alegra todo el día.
Noveno
puerto:
¿Fin
o inicio de una travesía?
Hace unos meses inicié una
travesía, junto con otros atrevidos navegantes y una excelente capitana abordo
(la Dra. Ethel Krauze). Una travesía que nos llevó a diferentes puertos, con el
propósito de salvaguardar un invaluable tesoro, una hermosa perla: la literatura.
Este viaje me llevó a
puertos de aguas tranquilas que me dejaron conocer mi propio espíritu, lo llamé
mi espíritu encantador. Un puerto que
me orientó hacia una ruta donde la literatura se volvió divertida y
encantadora.
Arribamos a puertos importantes,
de grandes Astilleros, donde magnos
maestros nos compartieron sus enseñanzas, entre ellas: La creatividad de la
enseñanza de Antonio Machado y Arqueles Vela, así como la versatilidad de las
actividades y sobre todo, el saber que hay un punto medular del cual se puede
desprender todo un mar de acciones, de Erasmo Castellanos Quinto.
Los faros nos llevaron a
puertos de acceso escabroso, la entrada fue dolorosa, pus me llevó a reconocer
cuál era el espíritu y modelo de mi clase de literatura, y más aún, que salir
de él no era sencillo. Por lo que ahí nos detuvimos un poco más, pues la
capitana hacía esfuerzos por salvarnos del canto de las sirenas y hacernos
recapacitar acerca del espíritu libre y
encantador que debería de tener la clase de literatura.
Lo logró, de pronto no vimos
navegando en aguas tranquilas que permitían que viéramos nuestro reflejo en las
olas, así experimenté y saqué a flote mi espíritu en escritos que mostraron el
verdadero yo. Éramos nosotros mismo, lo que nos mueve, lo que nos gusta, lo que
nos apasiona y hasta lo que soñamos. Como estar en un paraíso real. La capitana,
nos hizo saber que esa era nuestra verdadera esencia, que la conserváramos en
todas nuestras clases de literatura.
El último puerto me enseñó
que el final, es el inicio de otras aventuras.
[2] La Dra.
Ethel Krauze, es coordinadora del Curso “Canasta Básica II”. Seminario: Didáctica teórica y práctica de
la creación literaria. Campo de conocimiento: Proceso creador y didáctica
teórica y práctica de la Creación en Literatura, en el CIDHEM.
[3] Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, 6 de marzo
de 1927 - México,
D. F., 17 de abril de 2014), más conocido
como Gabriel García Márquez. fue
un escritor,
novelista,
cuentista, guionista, editor y periodista colombiano.
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