Silvia Vargas Luviano.
En un simposio se presentó
el ensayo como tema de un trabajo de investigación. Los resultados fueron las
siguientes: en una sola institución, a pesar de haber definido un concepto de
lo que era el ensayo, las versiones elaboradas por estudiantes y maestros eran
diferentes. Los investigadores señalaron puntualmente que el problema radicaba
a la hora de evaluar, ya que, a pesar de haber establecido criterios contenidos en el
ensayo, tanto alumnos como estudiantes tenían su propia interpretación.
Esa experiencia causó en mi
muchas interrogantes, como ¿por qué unificar un ensayo?, ¿debe éste tener una
estructura única?, ¿dónde queda la libertad del ensayista?, entre otras; si
bien, Souto sugiere ciertas características ineludibles del ensayo, considero
que no deben ser una fórmula matemática.
En mi institución la palabra
ensayo tiene connotaciones diferentes, de acuerdo a la formación de cada
docente. Por ejemplo: el maestro de ciencias considera que debe ser ampliamente
conceptual, con el pretexto de que la ciencia requiere de un conocimiento
objetivo, conceptual y reflexivo. El maestro de historia, considera que debe
partir de las vivencias, de lo experiencial y que se debe articular a la
historia. El maestro de español busca que el ensayo articule la experiencia y
los saberes, sin embargo da mucha importancia a la estructura. Lo que es
importante para unos, para otros es irrelevante.
Comparando los dos ejemplos,
me di cuenta de que la libertad del escritor puede ser innata, puede haber una
sola idea – tema, y ésta se va a convertir en algo versátil a los ojos de los
escritores, eso es lo maravilloso del ensayo.
¿El ensayo literario es
diferente? No. Un ejemplo de un ensayo literario que cumple con las condiciones
de Arturo Souto, es “antología del Pan” de Salvador Novo: (Variedad y Libertad temática, Prueba, Hipótesis, Originalidad, Ciencia
y Literatura, Madurez, Tono polémico, Subjetivo y estilo)
Cuando trabajo el tema del
ensayo inicio con la lectura de este ensayo, porque considero que es un bello
ejemplo literario y didáctico. Posteriormente les pido a los estudiantes que
comenten acerca del texto, si les gustó, qué características tiene, definan por
qué es literario, si cumple con las características anteriores, etc. Enseguida
les pido que seleccionen algo de lo que les gustaría hablar: un objeto, una
comida, una situación entre otras cosas. Les pido que elaboren su ensayo recordando
sobre todo el uso del lenguaje literario.
Coincido con que el ensayo no es una formula matemática, rígida e inflexible. El ensayo permite la libertad del escritor para expresar su posición, sus argumentos e ideas de la forma que considere la más conveniente.
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