Sentir para vivir
Por Barrios Ramos Janet
“La vida es una obra
que
no te permite ensayos.
Canta,
ríe, baila, llora, vive intensamente
antes de que el telón baje”
Charles Chaplin
¿A qué le tienes miedo?, es una pregunta típica,
bastante común, con la que te puedes tropezar en algún momento de tu vida, y
aunque parezca trillada, la verdad es que quien la toma con la debida seriedad,
descubre en ella una profunda riqueza. Fue de este modo como la tomé el día que
alguien me lanzó la interrogante, lo más extraño es que no pensé dos veces la
respuesta, “tengo miedo a morir sin haber vivido, sin haber hecho lo que me
apasiona, lo que quiero, todo aquello que mueve mi curiosidad, ese es mi mayor
temor”. Buda dice que quien ha vivido no tiene problema en morir, y es que este
temor que puede embargarnos emana no tanto de la muerte misma —consecuencia inevitable—
sino de ver llegar el atardecer cuando no disfrutaste del día, de irte con las
manos vacías y sin sentirte “realizado”.
Erich Fromm (Alemania, 1900 - Suiza, 1980) dice que “Morir es algo
muy amargo, pero la idea de tener que morir sin haber vivido es insoportable”. A lo largo de mi
relativamente corta existencia, me he percatado de cómo la gente coexiste, ocupa
espacio, hace lo que “debe” de hacer pero no siente ni vive como debería
hacerlo, como de verdad quisiera, que los años se le van como agua entre las manos y que cuando menos
se dan cuenta, el tiempo y sus malas decisiones, les cobran la factura de quien
desperdicio la vida en un mar de pretextos que culminan en un “me hubiera
gustado”.
Es por ello que cuando me dieron la grata noticia
de tener “una apremiante beca”—para hacer lo que de verdad quiero— me di cuenta
de que eso que me gusta, que me apasiona, ya lo estoy haciendo, tal vez en este
momento no cuento con todo el tiempo, el dinero o las herramientas que requiere
dicha empresa, pero estoy segura de que estoy en el camino.
No es que desdeñe la oportunidad o la posibilidad
que se me presenta, es que me parece un chantaje de la vida, tanto o más que la
pueril idea de la “felicidad”, una especie de trampa de insatisfacción, que no
me lleva más que a preguntarme: ¿es que acaso no estoy haciendo lo que deseo?,
¿de verdad necesito seis meses para hacer eso que quiero?, ¿El trabajo es un
estorbo para la realización de dicho objetivo? Y finalmente, ¿quién me
garantiza que al lograr esa meta, no vaya tras de otra?
El principio del deseo parte de una carencia, que
no se desea algo que se tiene, es por ello que el ser humano está en constante
lucha por aquello que anhela pero que no ha podido alcanzar, por una u otra
razón, que pueden ser de mayor o menor peso. Decir que no se desea o no se
quiere nada en esta vida es una falacia que haría ruborizar a “Pinocho”, pero
creo que la cuestión aún más importante aquí es cuestionarse sobre lo que las
personas hacen o dejan de hacer para alcanzar esos sueños, para tener eso que
desean y es aquí donde la mayoría nos topamos con pared, hay una gran
diferencia entre querer y deber, porque
“Deber y querer no son lo mismo. Deber es una auto imposición mientras que
querer implica capacidad de elección y ejercicio voluntario de la misma si así
lo deseo”[1], muchas personas quisieran embarcarse en el camino de las humanidades,
de las artes, el deporte y de muchas cosas más, pero los años, la adultez y la misma sociedad te exige que tengas un
empleo serio, lucrativo y que te permita tener la vida cómoda que crees
merecer, dejando de lado, muy probablemente eso que te apasiona y cuando menos
te das cuenta el tiempo se te ha ido de las manos y terminas viviendo—si se le
puede llamar así—una vida que no es tuya.
Ahora bien, meditando un poco, medio año parece
insuficiente, un sueño puede durar toda la vida, el tiempo es algo relativo,
algo tan efímero y eterno a la vez, algo con lo que no se debería jugar, dicen
que “el tiempo es oro”, yo creo,
al igual que Barcelona, 1917- Madrid, 2013)
Por otra parte, no creo que el trabajo sea un
impedimento para la realización de cualquier sueño, por el contrario, se puede
convertir en un escalón que te ayude a alcanzar el mismo, la diferencia radica
en el punto anterior, Benjamín Franklin decía que
“si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los
derroches”. Y puede que tenga razón, nosotros sabemos que nadie puede detener
el reloj, mucho menos vivir hacia atrás, entonces ¿Por qué gastamos nuestros
días en futilidades?
Conforme han transcurrido los años, mis intereses, motivaciones y
metas han cambiado, algunas las he alcanzado con satisfacción y otras
simplemente las he dejado en el olvido porque cambié de parecer o porque ya no poseen
la trascendencia que tenían cuando se cruzaron por primera vez en mi cabeza, y
es que los humanos somos seres cambiantes, que estamos en constante aprendizaje
y crecimiento, es por ello que es casi un imposible mantener un mismo deseo o
meta por un periodo tan largo de tiempo, o bien, que sobrevivan a las etapas
por las que vamos atravesando. Actualmente, tengo
un par de sueños que me hacen mover, que me apasionan y me inspiran, entre
ellas la lectura, pero éstas definitivamente no son las mismas de ayer y probablemente
tampoco coincidirán con las de mañana.
Esto me lleva nuevamente a mi pasión por los
libros, que va más allá de un simple hobby, de la obligación de hacerlo o de
las ventajas que conlleva su práctica continua, tiene que ver con su
aprendizaje, con todo lo que puedes descubrir en sus páginas, son enseñanzas de
vida, que me han dado una visión diferente del mundo, de las personas y de mí
misma.
Tal vez leer no encaje a la perfección con el
modelo de aprendizaje, — requisito solicitado para el presente seminario— pero “el
uso del lenguaje escrito implica la capacidad para aprender cosas nuevas
mediante la lectura y la capacidad para exponer nuestros pensamientos por
escrito” [2] la
lectura en sí misma, implica una serie de procesos mentales que son indispensables
para la adquisición de un nuevo conocimiento o disciplina.
En resumen, el tema de mi tesis está ligado con lo
que quiero y lo que me gusta que es la literatura, no tengo motivos externos,
ni ningún interés extrínseco que me obligue a hacer algo que no me gusta, detesto
la hipocresía y no me atrevería a practicarla conmigo misma, sólo tengo una vida
como para desperdiciarla en superficialidades y motivos vanos, porque somos nosotros
los asesinos de nuestros propios sueños, porque la monotonía y la rutina (trabajar,
comer, ir a la escuela y dormir) no nos brindan ninguna clase de emoción, nos
excluye de la magia y de la maravillosa experiencia que es vivir, no sólo
respirar, sino sentirse vivo.
Cada paso que doy es parte del camino, de lo que quiero
y de lo que soy actualmente y de quien quiero llegar a ser, no pienso perder el
tiempo ni hacer un borrador de mi vida porque tal vez no tenga tiempo de
pasarlo en limpio.
[1] García, Elsa, Debo, quiero, puedo: el mito de la voluntad de hierro, en esencia de mujer [en línea] 8 de Noviembre de 2011, [Fecha de consulta 26 de mayo del 2015], disponible
en: http://www.clubesenciademujer.com/seccion/psicolog%C3%AD/debo-quiero-puedo-el-mito-de-la-voluntad-de-hierro
[2] Aguirre, Rubiela, Dificultades de aprendizaje de la
lectura y la escritura, EDUCERE, ARTÍCULOS, AÑO 4, Nº 11, OCTUBRE - NOVIEMBRE -
DICIEMBRE, 2000.
ANEXO ENSAYO DE UNA ALUMNA
ANEXO ENSAYO DE UNA ALUMNA
Tu
incondicional
“El futbol tiene que ser
divertido;
si no lo es no vale la pena jugar”
Zlatab Ibrahimovic
A lo largo de los años el
futbol se ha convertido en el deporte más popular del mundo y por ello es el
máximo entretenimiento social. Cada 4 años todos los equipos del mundo se
reúnen en un lugar con el objetivo de ganar, una copa del mundo que es la
máxima recompensa para los aficionados de ese país. En México como en otros
países tienen su propia liguilla y cada equipo tiene sus aficionados. Entre los
niños se dicen: “¿una cascarita?”, es la forma coloquial que usamos para jugar
futbol entre los primos, vecinos, amigos, hermanos, etc. Es ahí en donde aprendemos
a jugar en equipo, a ganar, a perder, a pasar un buen rato, a convivir y
olvidar por un tiempo todos los deberes de la escuela.
Muchas personas consideran
que jugar futbol es algo tonto, dicen “sólo corren tras una pelota” sin embargo,
es más que eso, es entregar el corazón en cada partido, sufrir cada que pierde
tu equipo, hacer ejercicio mientras te diviertes. Este deporte ayuda a
muchísimos niños en situación de calle, La Organización Mundial de la Salud (OMS)
calcula que la mayor parte de los niños de calle que hay en todo el mundo
consumen alcohol y drogas para contrarrestar su estrés, dolor y sufrimiento.
Según estadísticas oficiales, se sabe que en la ciudad de México, viven o están
en la calle entre 13 y 15 mil niños y niñas permanentemente. De ellos, aproximadamente
el 97% consume drogas de manera ocasional o habitual. Todos estos niños no
tienen recursos para salir de sus situaciones, por ello, el practicar algún
deporte los puede alejar de caer en una situación de drogadicción o
alcoholismo.
El futbol como tal es
grandioso, en lo personal, me ayuda a relajarme, a convivir con mi familia,
todos los domingos mis primos y yo jugamos en un equipo de futbol y eso nos
motiva a seguir adelante con nuestros estudios, nos ayuda trabajar en equipo
porque el triunfo no es sólo de uno es
de todos, en lugar de patear personas elegimos patear un balón.
Mina
Ximena Contreras Cazares 2do A
Fue grato que empezaras filosofando acerca de la idea de la beca y de lo que ella implica en términos de estar haciendo lo que nos gusta o no, pues eso te llevó a desarrollar ideas más complejas. Hay frases que me gustaron mucho. Tu final es fuerte y contundente.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura y comentarios.
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