8vo puerto, “EL DESAFÍO DE LA REALIZACIÓN DE UN IDEAL”
ALEXANDER ALVAREZ ARELLANO.
Él no tenía idea de lo que quería, vivía la vida de manera
natural, sólo esperaba el estímulo adecuado para la realización de su ideal,
pero faltaba algo crucial ¿cuál es su ideal?, ésta es la pregunta que nadie se había
hecho hasta ese momento, entonces llegó un agitador, un despilfarrador de ideas
que puso sobre la mesa esta pregunta. Todos guardaron silencio, entonces hubo
un decidido que hablo de un sueño… no tardo el rato en que la muchedumbre
vociferaba sobre lo que quería hacer, lo que deseaba, lo que debía, pero ¿Cómo?
Esta pregunta tampoco nadie la había hecho
jamás, entonces llegaron más preguntas y más ideas y más sueños, pero nadie
pensó en un ideal. Porque ¿Qué es un ideal?, ¡deberíamos hablar de nuestro
ideal!, dijeron los más osados.
Esta breve introducción a manera de un relato pretende
mostrar una realidad contundente, no conocemos o no hablamos de nuestros
ideales, podemos definir “ideal” como algo deseable, aceptable e incluso
deseado por un individuo, ese algo puede ser tan variado como variadas son las
circunstancias y los deseos que pueden expresar y vivir cada sujeto. “idea de
algo perfecto”, pero ¿Perfecto para quién?, por lo que me atrevo a reflexionar;
¡lo primero que debemos tener es la idea de algo! ¿No?; esto me hace pensar en
lo complejo que es tener ideales propias en un mundo que está lleno de
estereotipos e implantación de sueños que no son propios.
El mundo es un implantador de paradigmas que forman ideas y conceptos
que se van dibujando como nuestra realidad, nuestro mundo se crea conforme a
esos paradigmas que van formando un individuo perfectamente estructurado a un
contexto que le marcan las tendencias de lo que se debe de hacer y de pensar en
ese momento y lugar específicos; o sea que ¿mis ideas no son mías?, yo creo que
deberíamos preguntarlo a nosotros mismos, ya que como pensar en algo original
cuando todo ya está dado, se nos dice como debe ser la mujer ideal, el hombre
ideal, el auto ideal, el trabajo ideal, la casa ideal.
Pero entonces ¿cuál es nuestro ideal?... considero que es
aquello que si tuvieras la oportunidad de hacer o de tener ocuparía la mayor
parte de tu atención y de tu intención, con esto quiero decir que no tiene que
ver con ideas de otros, sino con el cúmulo de nuestros deseos, gustos, experiencias desde el plano de lo individual.
Nuestro ideal sólo puede ser nuestro cuando tenemos idea del
mundo que hemos construido, esto quiere decir que nos formemos una idea de lo
que corresponde a nuestra aportación a este plano de la realidad en que nos ha
tocado vivir, VIVIR es el centro neurálgico de un ideal, vivir para y por algo,
para y por alguien, para esto lo primero que debemos de pensar es en lo que
queremos y podemos, aquí radica el problema de porqué es un desafío la
realización de un ideal, primordialmente por qué no hay concordancia entre lo
que queremos y podemos… queremos viajar, estudiar un posgrado, tener un casa en
la playa o en el bosque, queremos bajar de peso, etc. ¿Pero cómo?, si estamos enfrascados
en un remolino de trabajo, responsabilidades, ocupaciones, obligaciones y todo aquello que
nos atora, nos atormenta, nos estresa y lo que siempre falta es tiempo y
recursos para perseguir un sueño, aspirar siquiera a la búsqueda, el descubrimiento
y la vivencia de algo ideal.
Pero el escenario pensado de esta manera suena desolador
hasta éste momento, y no se pretende eso en esta reflexión, creo que es muy
válido proponer la búsqueda de un ideal. Mis ideales serían por ejemplo: vivir
el calor de un beso, estrujarme acurrucado en un abrazo sincero y de amor,
apretar con orgullo la mano de un amigo que sea mi amigo, ver un atardecer
acompañado por la persona amada, poder gozar de una buena salud, disfrutar de
una rica comida, respirar, moverme, vivir.
El sistema en que vivimos no nos deja tiempo para pensar en
este tipo de ideales, nos implantan una especie de “chip” con ideas en nuestro
cerebro que hacen que pensemos todo el tiempo en cosas que no tiene sentido
para nosotros sino para el propio sistema, el consumismo, será el lastre que
mantiene nuestros ideales disfrazados de una buena vida; pero una buena vida se
construye, creo yo, de buenos momentos y para vivir esos buenos momentos hay
que saber vivir, para saber vivir primero hay que tener vida, recuperar nuestra
vida y nuestras ideas debería ser mucho de lo que ocupe nuestras energías, de
nosotros depende lo que impulsa el motor de lo que pensemos, considerar que lo
que pensamos surge de nuestras experiencias, inquietudes, deseos y no de lo que
un sistema dice lo que se debe o lo que no se debe de hacer o de ser.
Tampoco quiero parecer un compendio de filosofías optimistas
baratas de discursos motivacionales, la idea es reconocer que el desafío para realizar un ideal existe cuando nos
permitimos a nosotros mismos dejarnos llevar por lo que otros dicen que es lo
mejor, comencemos por hacer y para vivir el desafío de conocernos y reconocernos
a nosotros mismos, vivir lo que queremos y podemos, sin afectar a otros. Y ahora,
pues manos a la obra.
Siento como que te faltó algo. Es decir, tu texto llevaba un buen ritmo de ideas y argumentos que de repente se cortó y concluyó abruptamente. La idea de los paradigmas, de los cuales estamos constituidos, me pareció acertada.
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