domingo, 23 de febrero de 2014

Segunda prueba de fuego.

UN CABALLERO EN EL CAMIÓN.  
Graciela Zamora

En el libro de cuentos Confabulario de Juan José Arreola (1918-2001), editado en 1952, aparece el relato Una reputación.  El texto es una moderna aventura de caballería que acontece en un autobús citadino narrado con un lenguaje coloquial. El personaje protagónico por  un rasgo involuntario de  ceder el asiento a una mujer, empieza a construir, en ese viaje trasatlántico, el prestigio de ser un caballero. Conforme avanza la historia, el héroe intenta regresar a su descortesía usual pero su incipiente reputación de caballero ganada entre algunos pasajeros lo desanima a retroceder.  
Arreola crea un héroe cuyo heroísmo germina no por un esfuerzo de intención abnegado para favorecer al prójimo, sino por un interés motivado en  mantener la reputación recién estrenada de hombre cortés. La disparidad de realidades entre el exceso emotivo del caballero trastocado y su atmósfera delirante, y la realidad cotidiana en el camión de pasajeros, alterada por el caballero con tizona imaginaria en el costado, llenan de humor este pequeño cuento y le otorgan un encanto lúdico al contraponer esas dos realidades.  De ahí que la aventura del héroe dibuje la risa. “El chofer ¡santo Dios! acercaba el vehículo junto a la acera, lo detenía completamente y esperaba a que las damas pusieran sus dos pies en tierra firme.  
 Una reputación  es también un lúdico y sutil toque en la antropología cultural del mito del caballero.  La tizona imaginaria que le gustaría portar al protagonista del relato nos transporta al medioevo. A la leyenda del Cid Campeador; personaje histórico y figura literaria del caballero sin batalla perdida. 
Al igual que el Cid, el protagonista libra su batalla con la asamblea de pasajeros quien finalmente lo consagra con la reputación de caballero. La mirada y la palabra de los otros en la construcción de una reputación.


1 comentario:

  1. !Espléndida conclusión! Comparar al Cid campeador, sus batallas emprendidas por el honor, con el caballero del autobús, nos indica que no hay héroe sin honor y para ser héroe hay que luchar con honor.

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