martes, 25 de febrero de 2014

Segunda prueba de fuego (Silvia)


Leí “Confabulario” de Juan José Arreola, a razón de leer por separado uno de sus cuentos: “El Guardagujas”, un cuento con una historia inusual, ilógica y tan parecida a lo que sucede en una estación real, no recordaba la presencia del cuento “una reputación” hasta hace poco que lo volví a leer, y es que Arreola no sólo se caracteriza por diversidad temática en los cuentos, sino también por su pluralidad de escritura; tal vez se deba a que esto era su signo de presentación, “Desde 1930 hasta la ¡echa he desempeñado más de veinte oficios y empleos diferentes... He sido vendedor ambulante y periodista; mozo de cuerda y cobrador de banco. Impresor, comediante y panadero. Lo que ustedes quieran”[1]. El escritor Jalisciense (1918 -2001), se autorretrata así, de manera peculiar en “memoria y olvido”.

El cuento de “una reputación”, me llevó a hacer un recorrido en el autobús, un viaje fuera de lo cotidiano e irónico, como el protagonista lo manifiesta al decir,  “la cortesía no es mi fuerte”, muestra una actitud obligada por la presión de las mujeres del autobús; una paradoja lejos de vivirse en la realidad social.

Está escrito de manera muy sencilla y clara, no utiliza un lenguaje rebuscado, pero si hace uso de metáforas agradables, como Un angelito en brazos”…,En mi espíritu había grandes reservas de heroísmo sin empleo…”, Arreola tiene un estilo literario simple pero elegante, a veces irónico pero sin herir, divertido  pero sin ser sarcástico y demandante pero sin agredir.



[1] Juan José Arreola. “De memoria y Olvido” en Confabulario. P. 6

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