jueves, 20 de febrero de 2014

Segunda versión de la primera prueba de fuego (Joaquín)





Una reputación que cuidar…

Joaquín Martínez Miramontes

El texto que a continuación comentaré es “Una reputación”, del escritor mexicano Juan José Arreola nacido en 1918 en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán. Hombre de múltiples oficios y autodidacta, ganador de premios literarios entre los que destacan el Xavier Villaurrutia (1963), el Nacional de Letras y Lingüística (1979) y el Internacional de Literatura Juan Rulfo (1992).  
“Una reputación” forma parte de Confabulario, editado por primera vez por el Fondo de la Cultura Económica en 1952. Este cuento trata de un pasajero de autobús que cede su asiento, y posteriormente tiene que seguir cediéndolo para no terminar con su reputación que recién ha iniciado, dejándose arrastrar por las expectativas de las mujeres que viajan en el mismo autobús.
El texto inicia con una frase corta “La cortesía no es mi fuerte.” Frase que de cierta manera hace que el cerebro se plante las siguientes preguntas: ¿De quién, no es su fuerte la cortesía? ¿Por qué tendría que ser cortés? Preguntas que nos obligan a interesarnos en la narración de forma inmediata, no por la información que poseemos sino más bien, por la que desconocemos.
El lenguaje utilizado es formal, con frases cortas que dan tensión y ritmo a la narración, haciendo del texto un “pequeño mundo”, en el cual, cada personaje se integra perfectamente a ese “mundo” que el escritor se propuso en conformar.
El cuento está narrado en primera persona, lo que le da, ese elemento de hacernos sentir que hemos entrado a ese pequeño mundo del cual pudimos haber formado parte.
El escritor maneja la ironía durante todo el cuento, es como si con un pincel nos fuera dibujando una sonrisa, que conforme avanzamos en la lectura ese esbozo de sonrisa crece y nos hace explotar en una carcajada, quizá al recordarnos a nosotros mismos, ese ridículo compromiso que adquieres al ser caballero y te pone en circunstancias que si cediste el asiento una vez, tienes que continuar haciéndolo, es decir nos toca como seres humanos, y toca también a nuestros sentimientos encontrados que alguna vez hemos experimentado, quizá este sentimiento es lo que los críticos expertos han calificado como la creación de un nuevo humanismo “en el que seamos obreros calificados de acciones humanas”. Es aquí, la forma de Arreola de revelarse de acuerdo con De Mora “contra la enajenación y la disolución de la personalidad individual en unos moldes generales y colectivos”.
El texto está salpicado de figuras retoricas, como comparaciones, metáforas, enumeraciones, etopeyas metonimias, preguntas retóricas, exclamaciones retóricas que nos provocan imágenes que nos transportan al autobús y nos hace compañeros de viaje.
De los planos del lenguaje: fónico/fonológico, léxico/semántico, morfo/sintáctico y lógico/contextual, sobresale el plano léxico/semántico, para lograrlo, utiliza metáforas como en la frase “…una mujer que estaba de pie, con un vago aspecto de ángel enunciador.”, así como la pregunta y la exclamación retórica, también una sutil dosis de ironía casi imperceptible  como en la frase “La dama beneficiada por ese rasgo involuntario lo agradeció con palabras tan efusivas…”. Sin dejar de lado el símil o comparación como la siguiente: “La responsabilidad oprimía mi cuerpo como una coraza agobiante…”

Por medio de su cuento “Una reputación”, Arreola nos hace sentir la pérdida de la individualidad, ante la enajenación de la sociedad, ¿somos realmente lo que queremos ser? O ¿somos lo que otros quieren que seamos?, todo ello por medio del uso de recursos retóricos muy bien empleados.

Bibliografía
Arreola, Juan, J.  Confabulario, México, Booket, 2012.

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