Primera prueba de fuego
Joaquín Martínez
Lluvia
de ideas:
- Buen inicio, con una frase corta que intriga y hace que nuestro cerebro lance múltiples preguntas, que quiera indagar y te obliga a seguir leyendo.
- La ironía que maneja el texto dibuja poco a poco una sonrisa cómplice.
- Toca la condición humana.
- La tensión del texto la maneja como una bola de nieve que a cada segundo crece y crece.
- Me hace identificarme con algunas situaciones personales en el transporte público.
- Contiene elementos literarios como: metáforas, comparaciones y enumeraciones.
- El lenguaje es formal, con frases cortas que permiten seguir la narración sin complicación.
Orden jerárquico:
- Buen inicio, con una frase corta que te intriga y hace que tu cerebro lance múltiples preguntas que quiera indagar y te obliga a seguir leyendo.
- El lenguaje es formal, con frases cortas que permiten seguir la narración sin complicación, pero al mismo tiempo le dan tensión.
- La tensión del texto la maneja como una bola de nieve que a cada segundo crece y crece.
- La ironía que maneja el texto dibuja poco a poco una sonrisa cómplice.
- Me hace identificarme con algunas situaciones personales en el transporte público.
- Contiene metáforas y comparaciones.
- Toca la condición humana.
El texto narra cuando
alguien que no es cortés cede su asiento y como los compañeros de viaje lo obligan a continuar con esa actitud
caballerosa.
El texto inicia con una
frase corta “La cortesía no es mi fuerte.” Frase que de cierta manera hace que
el cerebro se plante las siguientes preguntas: ¿de quién no es su fuerte la
cortesía?, ¿por qué tendría que ser cortés?, preguntas que nos obligan a
interesarnos en la narración.
El lenguaje utilizado es
formal, con frases cortas que dan tensión y ritmo a la narración, haciendo del
texto un pequeño mundo en el cual cada personaje se integra, perfectamente a ese
mundo que el escritor se ha propuesto conformar.
El cuento está narrado en
primera persona, lo que le da ese elemento de hacernos sentir que hemos entrado
a ese pequeño mundo del cual pudimos haber formado parte.
El escritor maneja la ironía
durante todo el cuento, es como si con un pincel nos fuera dibujando una
sonrisa, que conforme avanzamos en la lectura ese esbozo de sonrisa crece y nos
hace explotar en una carcajada, quizá al recordarnos a nosotros mismos ese ridículo
compromiso que adquieres al ser caballeroso y te pone en circunstancias que si
cediste el asiento una vez, tienes que continuar haciéndolo, es decir nos toca como
seres humano y a nuestros sentimientos encontrados que alguna vez hemos
experimentado
Por último el texto está
salpicado de figuras retoricas, como comparaciones, metáforas, enumeraciones, e
imágenes que nos transportan al autobús y nos hace compañeros de viaje.
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