miércoles, 4 de diciembre de 2013

TRABAJO FINAL: El erizo de la escritura

El erizo de la escritura, viaje al centro de la creación literaria.
Graciela Zamora

PRIMERA PARADA: EL COHETE


1.- Personajes: el cohete y nosotros ( un yo cortés del habla mexicana apuntado por Alfonso Reyes).

2.La vida efímera del cohete desde su subida, el silbar que anuncia la explosión de luces, la burla, su caída y muerte.

3.- I.-Como un bufón que nos engaña primero "vestido de máscara"; II.-Como "cerrado, estrecho domino de luto", y III.- se quita el antifaz y muestra al "espléndido, loco, príncipe magnífico". Utiliza figuras retóricas de personificación o prosopopeya y la analogía; y la metáfora en esta imagen: "piedras preciosas,... porque se pierden juguetonas en el aire." corresponde a una metáfora. 

4.-   Lo veo como un rompecabezas, si cualquier pieza "frase" es puesta fuera de su lugar, el sentido y la forma se estropean. La estructura se pierde.   Algunas pruebas:
a) Sube el cohete, con cerrado, estrecho domino de luto, vestido de máscara, lanza un grito burlón, y cuando ya no podemos alcanzarle, quitase el antifaz, y para más mofarse de nosotros, sacude su escarcela y deja caer piedras preciosas, —el espléndido, el loco, el príncipe magnífico—, que no llegan a nuestras manos, ya tendidas, porque se pierden juguetonas en el aire.

b) Con cerrado, estrecho domino de luto, sube, el cohete vestido de máscara, y cuando ya no podemos alcanzarle, el espléndido, el loco,, el príncipe magnífico, quitase el antifaz, lanza un grito burlón, y para más mofarse de nosotros, sacude su escarcela y deja caer piedras preciosas, que se pierden juguetonas en el aire, porque no llegan a nuestras manos, ya tendidas en el aire.


c)El espléndido, el loco, el príncipe magnífico, sube vestido de máscara, con cerrado, estrecho domino de luto, y cuando ya no podemos alcanzarle, quitase  el antifaz, lanza un grito burlón, y para más mofarse de nosotros, el cohete, sacude su escarcela...

                             Los cohetes de la Virgen

Los cohetes celebran a la  Virgen, los hechiceros se encienden,
 elevan  sus conjuros en silbidos,  estatuas vueltas al cielo
 desaparecen en el aire, ¡pum!, ¡pam!, ¡pum! 
ollas mágicas revientan, escurren sus colores,  nos embrujan, nos fascinan,
las radiantes,  espléndidas, majestuosas burbujillas pequeñas,  nos tocan;  el sortilegio se rompe, corremos despavoridos, los hechiceros siguen silbando,
a la Virgen, no lo había notado, le escurre una lágrima.  


SEGUNDA PARADA:  EL ARTISTA

1.- ¿Cuáles son las dos estatuas que se mencionan aquí?
R.- La estatua del “Placer que dura un instante” y la estatua del “Dolor que se sufre toda la vida”.

2.- ¿Por qué tuvo que destruir el personaje una para construir la otra?
R.-Porque el material necesario para construir la estatua del placer lo ocupaba la estatua del dolor.

3.-¿Cuáles son las emociones que trata este cuento? Encuéntralas y subráyalas.
R.-la tumba del único ser que amara en su vida;  del ser muerto que había amado;
signo del dolor del hombre que sufre toda la vida;  desear

4.-Discutan en grupo cuál es la lección que nos da el autor.
R.- Pienso son varias lecciones: por un lado los contrarios: Placer-dolor; un instante-toda la vida. Me llevaron a la dialéctica del  pensamiento. 
Tesis (concepción) Antítesis (contradicciones) y síntesis( resolución o nueva comprensión del  problema).
Una lección en la superficie, obvia, me dice: en la experiencia amorosa, el sufrimiento es inevitable y el placer está apuntalado, dialécticamente por el dolor. 

5.-Describe por escrito cuál sería la tercer estatua que tú construirías con el mismo bronce.
R.- Una estatua que fundiera el dolor y el placer, símbolo de la existencia del hombre.  La manifestación del todo en uno.

 DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA 
 El Artista, pequeño cuento de Oscar Wilde plantea una situación, la del artista que hace una escultura en bronce y la coloca sobre la tumba del único ser amado como signo del dolor que dura toda la vida; nostálgico desea hacer una nueva escultura en bronce que simbolice el placer de un instante; sin embargo, todo el bronce del mundo está ocupado por la primera escultura. Decide fundirla para hacer la segunda.
Una breve reflexión me lleva a la frase que abre la historia. La primera notación indicional[1] en el enunciado: “Una tarde nació en el alma…”, la tarde, el atardecer, inicial referencia cronológica de que el día ya pasó, lo luminoso ido,  se convierte en un recuerdo, el artista está nostálgico de algo; a esa inicial cita de remembranza se agrega  “el deseo…” es decir, la añoranza de lo que no se tiene,  desea modelar  una estatua que represente el placer que dura un instante. Una tarde, nos introduce al recuerdo nostálgico, añora un pasado mejor y desea representar el placer  porque está situado fuera de la dicha. Un segundo indicio yace al interior del núcleo cardinal[2] , es decir, el bronce, personaje central del cuento.  El artista desea hacer una escultura en bronce, porque sólo en ese material podía ver sus obras, pero al recorrer todo el mundo descubre que todo el bronce está utilizado en la escultura que él también hizo del dolor que dura toda la vida.  Visto con telescopio, nuestro personaje,  el bronce, es la  primera aleación —cobre y estaño—importante obtenida por el hombre, es el material único en que el artista puede ver sus obras, es decir, el mismo, es una amalgama, un espejo también de las dos emociones que el artista modela en el bronce.  Sabemos a cuál de los placeres se refiere el artista, cuando en otro indicio caracterológico nos enteramos que la  estatua del dolor la colocó en la tumba del único ser que había amado, vemos, pues, que la pareja de contrarios placer - dolor gravita alrededor del sentimiento amoroso. El amor que muere como función integradora[3] en el relato nos dice a través de la primera estatua “signo del dolor del hombre que sufre toda la vida” que el dolor no es sólo la experiencia del artista sino la del hombre. El bronce nos simboliza. El dolor y el placer,  par de contrarios están cincelados con el mismo material. La coexistencia de ambos. En el momento que se acaba el instante del placer inicia el dolor, pero éste al recordar el gozo del primero recobra su presencia.  El dolor aparece en el momento mismo en que el placer desaparece, los núcleos de tensión o (catálisis)[4] placer – dolor y un instante – toda la vida, están esculpidos con el mismo bronce, un juego de espejos el dolor de toda la vida desaparece cuando se modela el placer de un instante y podríamos situarlo viceversa.  Se antoja preguntar si vale la pena un  instante de dicha a cambio de un sufrimiento perpetuo por la pérdida del primero. En palabras de Pablo Neruda (1904-1973)encontraríamos la misma revelación en uno de sus versos al final del Poema 20:  
Es tan corto el amor, y tan largo el olvido.
Asimismo, la propuesta de una tercera estatua, partiendo de los dos pares de contrarios, núcleos de tensión, que subyacen en la situación del cuento:  dolor – placer; un instante – toda la vida  me sugirieron la dialéctica de Hegel (1770-1831): tesis-antítesis y síntesis. Me parece que esa síntesis, Wilde la resuelve en la estatua del placer, porque ella misma está hecha con el bronce fundido del dolor de toda la vida, los contrarios subyacen en la segunda escultura. Es desde el lugar del espectador de donde se ubica. El dolor y el placer son las dos caras de la misma moneda. En el hinduismo las contradicciones son manifestaciones del todo. Uno con sus opuestos. Dos manifestaciones de una misma realidad.   







[1] Roland Barthes, Análisis estructural del relato, Introducción al análisis estructural de los relatos, Premia, 1990, p.14
[2] Ibidem, p.15
[3] Ibidem, p.14
[4] Ibidem, p.14


TERCERA PARADA:  
AUTORRETRATO

Ésta que ves reflejada aquí, de rostro pecoso y asimétrico, un ojo y una oreja más arriba, o más abajo según la miren,  cabello oscuro y lacio, frente mediana cruzada por un fleco,  de contentos ojos, de nariz pequeña un poco corta,  de mejillas descoloridas, que ha treinta años fueron rojas, la boca pequeña, los dientes parejos, de cuerpo ni flaco ni gordo, de color moreno; de altura baja y pies ligeros; ésta digo que es el rostro de la autora de algunos cuentos desperdigados, y de la que perdió el nombre merced a su padre alcohólico, a la edad de 8 años después de la muerte de su madre; y hubo de conocer el budismo zen para sanar, llámase Rosa Blanca María Graciela Zamora Limón. Sin saber quién era, en medio del caos y el vino, extravío mucho tiempo de  estudio. Fue ama de casa muchos años, algunos de los cuales por el tal nombre perdido hubo de llevar   batallas legales, y terapias varias y aunque toda esta lucha es resultado del gran despropósito de su padre y fue una locura, ella la tiene como la mayor experiencia que le ha otorgado la vida y le ha dado ocasión de descubrir la escritura, bajo cuyos  ingeniosos estandartes, los de la pluma, desenredó así el dicho entuerto y recuperó, para su propia gloria, el nombre recibido en la pila. 


CUARTA PARADA:


FRENTE A LA TARDE DE SALITRE Y PIEDRA. (1)

ARMADA DE NAVAJAS INVISIBLES (2)

ESCRIBES EN MI PIEL Y ESAS HERIDAS (3)

COMO UN TRAJE DE LLAMAS ME RECUBREN (4)

ARDO SIN CONSUMIRME BUSCO EL AGUA (5)

 Y EN TUS OJOS NO HAY AGUA, SON DE PIEDRA, (6)

Y TUS PECHOS, TU VIENTRE, TUS CADERAS (7)

 SON DE PIEDRA, TU BOCA SABE A POLVO (8)

TU BOCA SABE A TIEMPO EMPONZOÑADO (9)

TU CUERPO SABE A POZO SIN SALIDA (10)

 PASADIZO DE ESPEJOS QUE              REPITEN (11)

 UNA ROJA ESCRITURA INDESCIFRABLE(12)


 EN EL ATARDECER DE HIELO Y BRONCE (1)

NADIE VE LOS PUÑALES QUE ME ARROJAS(2)

DIBUJAS EN MI PIEL SIGNOS QUE DUELEN (3)

TATUAJES CON AZUFRE Y MIEL ME CUBREN (4)

SUAVE ARENA QUE QUEMA Y EL MAR SIN AGUA (5)

Y EN TUS OJOS Y EN TU BOCA NO HAY MAR,
SON DE BRONCE (6)
 Y TU LENGUA, TU ALIENTO, TUS PALABRAS (7)

SON DE BRONCE, TU BOCA SABE A FIERRO (8)

 TU LENGUA SABE A  MIEL ENVENENADA (9)

TU PIEL SABE A  UN ABISMO FRÍO Y  OSCURO (10)


CALEIDOSCOPIO, LUZ QUE TE DEVUELVE (11)


UN LENGUAJE AZULADO  INENTENDIBLE (12)


QUINTA PARADA: 

EL PLACER DE SOÑAR   


El infierno, planeta Tierra, año 2013. Aglomerados en edificios y ciudades espesas, hormigueros de primitivos terrícolas se transportan en veloces trenes y automóviles cargando diminutos teclados electrónicos,  sutiles artilugios de simultaneidad, fluidez, aceleración, mientras en la otra mano continúan asidos a su cachiporra mental de Cromagnon.  Así pertrechados, cruzaron al  segundo milenio entre profecías apocalípticas. Las predicciones fallaron, ellos ya lo saben. Siguen corriendo, apresurados entre vías de cemento, con un sin fin de coches y máquinas, las más golosas  devorando su  tiempo, insaciables. Gobernados por la economía,  vueltos de cabeza. Imaginan fines del mundo mediáticos y no ven  las catástrofes  de carne y hueso frente a sus narices; ya no advierten la oscuridad en su planeta plagado de luces que nublan el cosmos.     
No todo en el infierno es infierno; a veces los humanos sueñan y olvidan su cachiporra. En sus sueños nos han imaginado a  nosotros, sus creadores.
Sueño terrícola:

Año 2025, latitud norte 18º  longitud oeste  99º, Cuernavaca, México,  planeta Tierra.   Por alguna ley física inexplicable para la ciencia humana,  la sonda Voyager 1 lanzada en 1977, atraviesa un agujero negro y para gran estupor nuestro, el ojo cámara electrónico colocado en uno de sus paneles nos muestra  la civilización de otro planeta.  Observamos la existencia de otros seres parecidos a nosotros, pero mucho más altos —la gravedad de su mundo,  menor al nuestro, les  da esa talla—. En sus ciudades se trasladan a pie, no por carecer de suficiente tecnología, sino porque caminar, todo indica, es de los mayores placeres.  No tienen gobiernos, no porque haya anarquía sino porque al parecer nadie desea gobernar a nadie. La música es el eje central de la enseñanza, y la imaginación es la asignatura a cubrir para obtener cualquier diploma, aunque hay señales suficientes para suponer que los diplomas no les importan. Su naturaleza obliga a la mayoría a respetar la vida, ya que si atentan en contra de otro,  perecerían, igual que los insectos terrícolas que mueren después de inyectar su veneno. Los únicos mandamientos a seguir son el buen humor y el amor al prójimo sin ninguna iglesia que lo  fiscalice. Nadie golpea a los niños ya que ningún ser ha sufrido maltrato suficiente para convertirse en golpeador. En los hospitales es la música y no los galenos los que atienden, porque como Novalis diagnosticó en la Tierra han comprobado que  toda enfermedad es un problema musical, y cada cura una solución musical”.
Las palabras deforestación y contaminación sólo existen  como una referencia de lo que sucede en otros planetas considerados primitivos. Las únicas tragedias ocurren cuando los enamorados se separan, porque saben que el amor es lo único que los salva de la mortalidad. No hay armas ni ejércitos, porque  nadie desea apropiarse de territorios o riquezas por la monserga de cuidar tanto bien.  Mansiones descomunales no se construyen porque estan convencidos como  Symborska de que “…/ para ser feliz e infeliz:/ un rincón modesto,/ en el que las estrellas/ den las buenas noches/…” es suficiente.    Estos altos seres se sientan bajo el inconmensurable techo de estrellas de su galaxia, recuerdan habernos creado en nuestro diminuto puntito azul mecido milagrosamente en la luz de una estrella, y mirarán al cielo buscando, ellos mismos, a sus creadores. 





SEXTA PARADA:  


SEXTA PARADA, CUENTO DE CORTÁZAR. IMITACIÓN DE “LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES” 



Le faltaba poco para terminar de leer la novela,  los preparativos de la boda le robaban el poco tiempo libre; mientras esperaba a su amigo, sacudiría las presiones de su negocio con la lectura y se sentó en una banca solitaria del bosque  de espaldas a su casa, para evitar el enfado de distracciones que resquebrajaran la fantasía. La  inmensidad del lago, con las discordias de los patos resueltas a picotazos, se dibujaban sobre el horizonte.  Dejó que el viento rozara su barba y acarició por encima de la bolsa de su saco el collar ancestral. Hubo de poner su suéter de cachemir bajo su cadera para amortiguar la humedad que se colaba de la madera de la banca. Fue a la página marcada con un doblez en la esquina superior de la hoja; los personajes hilarantes empezaban  a aligerar el día.  El sol, en esa zona nórdica desaparecería pronto. Frase a frase como las palabras de un sortilegio las imágenes la iban penetrando, una placentera sensación que le regalaban a su cuerpo dos dimensiones, el  ensueño de la historia que iba pegando las escenas en su ojos sin perder el reflejo de las cristalinas aguas azules. La pícara sensación de irse separando de su entorno, y sentir a la vez el viento sobre su cara. Las peripecias del protagonista lo hacían reír en el laberinto de personajes con los que se disfrazaba para engañar a sus víctimas. Magnate de  bolsa, mafioso latinoamericano, vendedor de arte, dueño de flotas, en fin lo que la víctima solicitara.  Observó   cuidadoso la última fechoría del protagonista que sucedía en la casa del novio. Entraba él, precavido, con una media de mujer, corrida, que llevaba puesta como gorro de pirata y pasamontañas aunque le produjera  comezón, no había venido  para insistir en las cortesías de un amigo educado. Escuchó los mismos sonidos rutinarios, sólo el gato, al descubrirlo, lo empezó  a seguir y no tuvo más remedio el enmascarado que acariciarlo.  Los números de la combinación de la caja electrónica revoloteaban en su cabeza   como una parvada enjaulada. El revólver reposaba en la oscuridad de su cintura,  un monólogo  agitado desfilaba por las páginas del libro como la huellas solitarias de una hiena hambrienta. Ya no habría más fingimientos y escenas exageradas de cortesías y finezas.  Subió la amplia escalera del vestíbulo  agazapado con el ruido de un televisor que sabía estaría encendido. El hijo  de los aristócratas estaría fuera. Abrió el cuarto de lo viejos y descolgó el cuadro. El tañido de su corazón retumbaba como si le fueran a estallar los oídos. El gatito volvió a gruñir y hubo de otorgarle otra caricia. Digitó los números y un minúsculo sonido se produjo al tiempo que en letras rojas, centellantes, aparecía la palabra abierto. No le temblaron las manos para jalar hacia él, la pequeña puerta.  Un vértigo desconocido lo atrapó al descubrir el vacío de la caja, le pareció enfrentar un abismo y hubo de parpadear repetidas veces antes de meter la mano para cerciorarse que no eran sus ojos los que fallaban. 
Sin mayor escrúpulo, lanzó al gatito por el aire y con la media ya en la mano, bajo las escaleras al vuelo, sin reparar ya en los ancianos que alzaban la voz ante los ruidos que los perturbaban. Con las pocas luces del crepúsculo corrió por el bosque. El deslumbrante lago con sus  patos adormilados y la banca frente a él frenaron su carrera,  entonces puso el  revólver en la mano,  el cabello al aire del joven sobre la banca con una de sus manos puesta en la bolsa de la chaqueta, leyendo el último capítulo de la novela.
  


SÉPTIMA PARADA:
ESPÍRITU SANTO

Cuenta la leyenda que hace muchos años vivía en una ciudad de Galilea, llamada Nazaret
un joven llamado Espíritu, sin más gloria que un padre venerable del cual heredó el sobrenombre de Santo. Una tarde, cuando el sol  extraviaba su luz en los confines del mundo, Espíritu Santo,  de ánimo tan radiante y ligero que parecía volar, divisó  a María —una joven virgen desposada con un hombre llamado José— caminando por las estrechas calles del pueblo. Hermoso y seductor, tales eran otras de las características de Espíritu Santo, con el pretexto de convidarle un panecillo ázimo la abordó y caminaron juntos hasta que llegaron a la casa de ella. Se despidieron y el joven prometió volver.    A María,  por su parte, no le fue indiferente, sobre todo porque José atravesaba una crisis existencial, debido a un extraño mensaje recibido en sueños, que le había vaticinado la gloria de la fama eterna si no tocaba a su mujer hasta que quedara encinta por la gracia divina. Tal  locura,  a José, un hombre racional y juicioso le pareció desproporcionada, pero  asimismo  le abrió una puerta desconocida de su vanidad, por lo que resolvió contener sus impulsos  guardándose en su carpintería.
Algo desconocido se encendió dentro de María que la hizo buscar de entre los mercaderes extranjeros afeites naturales traídos desde Egipto. Enmarcó la línea de sus ojos con kehel e intensificó aún más el rojo de sus labios;   
pero Espíritu Santo no volvió a acercarse a ella, en cambio sólo se mostraba a lo lejos teniendo buen cuidado de que María lo observara.
Ella  intentó acercarse a él con cualquier pretexto, pero sus intentos fallaron.

         Una noche, cuando María se revolvía desnuda entre las sábanas llena de pensamientos placenteros, lo vio aparecer en su ventana.  Sin que hubiese una sola palabra de por medio, más radiante que nunca el Espíritu Santo se tendió junto a ella.  María, llena de gracia, felicidad y gloria fue preñada, haciendo realidad el sueño de José.
OCTAVA PARADA:

Primer cuento
 El ama de casa, con el delantal aún puesto después de fregar los trastes de la cena y de acompañar a la cama a su hijo pequeño, sacó una pluma y la recargó sobre la libreta de recetas, la abrió por la parte de en medio con una división hecha con una de sus  hojas dobladas, con las puntas hacia adentro y  un título en el margen interior que decía: recetas mágicas; se dispuso a escribir sobre la vida en otros       planetas. Veía las estrellas desde su ventana y su lápiz colonizaba el espacio blanco con  galaxias lejanas.  Sus quehaceres rutinarios se le antojaron el  ciclo interminable del universo creando estrellas y planetas.   Ella, que sólo viajaba a la ciudad contigua los días de fiesta en su automóvil viejo, ahora describía  los viajes interplanetarios a la velocidad de la luz, por agujeros cósmicos. Pensó en la lentitud en que  corrían sus días, en la pesadez de su vida que se repetía día a día repleta de sueños rotos, en la comida del día siguiente y a pesar de ello, al terminar de escribir, se sintió como un planeta sin estrella flotando libre en el universo.

2do cuento:

Le gusta la ciencia. Eso le dice a sus padres cuando escucha al profesor del último año de su escuela platicar sobre las leyes físicas que ciñen al mundo y no permiten que el planeta se desboque como esos caballos que pierden la rienda y salen disparados sin rumbo por el campo hasta que desfogan su energía. Asimismo quedaría la Tierra si no fuera por la rienda de la gravedad que la mantiene fiel a su estrella y a todos nosotros bien pegaditos en el ombligo del planeta. La clase ha terminado. Con su mochila en la espalda como esos caballos flacos de carga que se miran por allí  y que parecen caminar siempre  con el último resoplido, y como por obra de milagro se vuelven a levantar al otro día, va bordeando la ribera de un río anoréxico que mueve juguetón las libertinas ramas de los sabinos. Daniela Fernández se quita las mochila y saca la manzana que no se comió. La avienta con fuerza por los aires mientras sus pequeños ojos suben la vista y consigue ver como la fruta se eleva y aunque la pierde de vista por las ramas de los árboles, la manzana sigue subiendo con una fuerza imparable, la pierde de vista. Daniela acaba de cumplir 8 años y le gusta husmear en los salones de los grandes. Se vuelve a asomar al cielo para ver si acaso descubre el vuelo de su manzana. Decide que la ha lanzado con suficiente fuerza. Repite la hazaña, ahora con una piedra y le regresa al punto que casi le da en la cabeza. Piensa, que al descuido su fuerza se hizo mayor. La manzana sigue su curso. Se asoma al cielo para pescar la trayectoria, pero no encuentra más que nubes dispersas.  Pone más empeño en la vista y por fin le descubre al cielo una mancha lejana. Recuerda las capas de la atmósfera y decide que la manzana ha traspasado  la estratósfera. Abre su libreta porque no recuerda bien la lección. Con una ramita dibuja sobre la tierra líneas que  dividen la atmósfera. Se toma tiempo y regresa su vista a lo alto.   Lee en sus apuntes:  La velocidad de escape desde la superficie de la Tierra es de 11. 2 km por segundo. No sabe calcular qué significa eso pero intuye que es mucho. Asombrada, hace algunos movimientos al aire que simulan un lanzamiento y sopesa ella misma su fuerza. Ve caminar a los caballos famélicos y echa de ver que avanzan despacio. Con mucha suavidad, para encontrar su propia medida, lanza una piedra al río que no alcanza el agua. Lanza otra con mayor fuerza que consigue dibujar círculos en el agua. Hace cuentas en su cabeza y sube la vista sin atisbar la más leve huella de la manzana. Asume que la ha lanzado a los 11.2 km por segundo y que la manzana, lo más seguro, se ha topado con el espacio.  Cierra su cuaderno,  y  trepa la mochila a la espalda. El ruido de su parada sacude a unos zanates que en su vuelo desprenden de  una de las ramas del sabino a su manzana.  Daniela la recoge. La observa, está impecable y fría, piensa y la muerde camino a casa, rumiando si es necesario una velocidad especial para regresar a la Tierra. 


NOVENA PARADA:

“Lección de cocina”  cuento de ROSARIO CASTELLANOS.

1.En el proverbio alemán la mujer es sinónimo de Küche (cocina), Kinder (niños), Kirche (iglesia)…¿Qué me aconseja usted para la comida de hoy, experimentada ama de casa, inspiración de las madres ausentes y presentes, voz de la tradición, secreto a voces de los supermercados?
3.Yo, por lo menos, declaro solemnemente que no estoy, que no he estado nunca ni en este ajo que ustedes comparten ni en ningún otro. Jamás he entendido nada de nada. Pueden ustedes observar los síntomas: me planto, hecha una imbécil, dentro de una cocina impecable y neutra, con el delantal que usurpo para hacer un simulacro de eficiencia y del que seré despojada vergonzosa pero justicieramente…Como no representa la superación de ninguna antinomia ni el planteamiento de ninguna aporía, no se me antoja…yo, abnegada mujercita mexicana que nació como la paloma para el nido, sonreía a semejanza de Cuauhtémoc en el suplicio cuando dijo “mi lecho no es de rosas y se volvió a callar”. Boca arriba soportaba no sólo mi propio peso sino el de él encima del mío. La postura clásica para hacer el amor…Bajo la yema de mis dedos —no muy sensibles por el prolongado contacto con las teclas de la máquina de escribir…Yo también soy una conciencia que puede clausurarse, desamparar a otro y exponerlo al aniquilamiento. Yo... La carne, bajo la rociadura de la sal, ha acallado el escándalo de su rojez y ahora me resulta más tolerable, más familiar… Prefiero creer que lo que me une a él es algo tan fácil de borrar como una secreción y no tan terrible como un sacramento… perdí mi antiguo nombre y aún no me acostumbro al nuevo, que tampoco es mío…  Gracias haberme abierto la jaula de una rutina estéril para cerrarme la jaula de otra rutina que, según todos los propósitos y las posibilidades, ha de ser fecunda. Gracias por darme la oportunidad de lucir un traje largo y caudaloso, por ayudarme a avanzar el interior del templo, exaltada por la música del órgano… Naturalmente, el texto no especifica. Me supone una intuición que, según mi sexo, debo poseer pero no poseo, un sentido sin el que nací que me permitiría advertir el momento preciso en que la carne está a punto… ¿Y tú? ¿No tienes nada que agradecerme? Lo has puntualizado con una solemnidad un poco pedante y con una precisión que acaso pretendía ser halagadora pero que me resultaba ofensiva: mi virginidadla pasividad que corresponde a mi naturaleza? Y si a la tuya corresponde ser voluble te tranquilizará pensar que no estorbaré tus aventuras. No será indispensable —gracias a mi temperamento— que me cebes, que me ates de pies y manos con los hijos, que me amordaces con la miel espesa de la resignación. .. Llevo una marca de propiedad y no obstante me miras con desconfianza. No estoy tejiendo una red para prenderte. No soy una mantis religiosa. Te agradezco que creas en semejante hipótesis. Pero es falsa… nuestro horario no va a regirse por tan aladas criaturas como las que avisaban el advenimiento de la aurora a Romeo y Julieta sino por un estentóreo e inequívoco despertador. Y tú no bajarás al día por la escala de mis trenzas sino por los pasos de una querella minuciosa: se te ha desprendido un botón del saco, el pan está quemado, el café frío… Yo rumiaré, en silencio, mi rencor. Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la alimentación infalible. Pero no se me paga ningún sueldo, no se me concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo… Debo, por otra parte, contribuir al sostenimiento del hogar … En mis ratos de ocio me transformo en una dama de sociedad que ofrece comidas y cenas a los amigos de su marido, que asiste a reuniones, que se abona a la ópera, que controla su peso, que renueva su guardarropa, que cuida la lozanía de su cutis, que se conserva atractiva, que está al tanto de los chismes, que se desvela y que madruga… me gustaría que me encargaran otro papel… Más bien mujer famosa (diseñadora de modas o algo así), independiente y rica que vive sola en un apartamento en Nueva York, París o Londres. Sus affaires ocasionales la divierten pero no la alteran. No es sentimental. Después de una escena de ruptura enciende un cigarrillo y contempla el paisaje urbano al través de los grandes ventanales de su estudio… Es usted una tentación para cualquier viandante… Más me vale a mí porque en la esquina ¡zas! Mi marido, que me espía, que no me deja ni a sol ni a sombra, que sospecha de todo y de todos, señor juez. Que así no es posible vivir, que yo quiero divorciarme…  (Analogía que hace de las mujeres tratadas como carne)… aquí huele, no a carne humana, sino a mujer inútil… La carne no ha dejado de existir. Ha sufrido una serie de metamorfosis. Y el hecho de que cese de ser perceptible para los sentidos no significa que se haya concluido el ciclo sino que ha dado el salto cualitativo. Continuará operando en otros niveles. En el de mi conciencia, en el de mi memoria, en el de mi voluntad, modificándome, determinándome, estableciendo la dirección de mi futuro… Yo seré, de hoy en adelante, lo que elija en este momento… si soy el caso típico, la femineidad que solicita indulgencia para sus errores, la balanza se inclinará a favor de mi antagonista y yo participaré en la competencia con un handicap que, aparentemente, me destina a la derrota y que, en el fondo, me garantiza el triunfo por la sinuosa vía que recorrieron mis antepasadas, las humildes, las que no abrían los labios sino para asentir, y lograron la obediencia ajena hasta al más irracional de sus caprichosDe mí se puede decir lo que Standl dijo de Sor Juana: que pertenezco a la clase de neuróticos cavilosos… Si insisto en afirmar mi versión de los hechos mi marido va a mirarme con suspicacia, va a sentirse incómodo en mi compañía y va a vivir en la continua expectativa de que se me declare la locura.









Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz.

1.   Aquellas cosas que no se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir.
2.   Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar (que fuera en mi desmedida soberbia), sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos.
3.   Me ha hecho Dios la merced de darme grandísimo amor a la verdad) que desde que me rayó la primer luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras.
4.   …le he pedido (a Dios) que apague la luz de mi entendimiento dejando sólo lo que baste par guardar su Ley, pues lo demás sobra, según algunos, en una mujer;
5.   …no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias, que era más apetecible adorno.
6.   …las impertinencillas de mi genio, que eran de querer vivir sola; de no querer tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros.
7.   … decir que me han perseguido por saber, sino sólo porque he tenido amor a la sabiduría y a las letras, no  porque haya conseguido ni uno ni otro.
8.   Yo confieso que me hallo muy distante de los términos de la sabiduría y que la he deseado… y ha sido con tal extremo que han llegado a solicitar que se me prohíba el estudio.
9.   Aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras, y de libro toda esta máquina universal.

10.                ¿Qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina?
11.Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito.
12.                  ¡Oh cuántos daños se excusaran en nuestra república si las ancianas fueran doctas como Leta, y que supieran enseñar como manda San Pablo y mi padre San Jerónimo!

13.                 …¿por qué reprenden a las que privadamente estudian?
14.                Lo que sólo he deseado es estudiar para ignorar menos







Virginia Woolf, Un cuarto propio

1.   Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio
2.   Una buena comida es muy importante para una buena conversación. Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si uno ha comido mal.
3.   ¿Qué habían estado haciendo nuestras madres par dejarnos pobres?...Si se hubiera entregado a los negocios, si hubiera sido un fabricante de seda artificial o un magnate de la Bolsa
4.   Si sólo Mrs. Seton y su madre y su madre antes que ella hubieran  aprendido el gran arte de hacer dinero, y hubieran dejado su dinero, como sus padres y abuelos y bisabuelos, para fundar colegios y cátedras y premios y becas destinadas al uso de su sexo…
5.   Primero nueve meses para que nazca la criatura. Después tres o cuatro meses para criar a la criatura…cinco años para jugar con la criatura
6.   La ley les negaba el derecho de poseer el dinero que pudieran ganar. Sólo hace cuarenta y ocho años que Mrs. Seton tiene un centavo
7.   Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo era tan adinerado,  y tan pobre el otro? ¿Qué influencia ejerce la pobreza sobre la literatura? ¿Qué condiciones requiere la creación de obras de arte?
8.   ¿Por qué son pobres las mujeres?
9.   …Napoleón y Mussolini insisten con tanto énfasis en la inferioridad de las mujeres, porque si ellas no fueran inferiores, ellos no serían superiores.
10.       De los dos —el voto y el dinero— me ha parecido mucho más importante el dinero.
11.Es notable…la transformación que una renta fija opera en el carácter de las personas
12.        En cien años, pensé al llegar a mi puerta, las mujeres ya no serán el sexo protegido
13.        Era excepcional que las mujeres de la clase alta o media eligieran sus maridos, y una vez elegido era dueño y señor, al menos, ley y costumbres lo consagraban.
14.       …si la mujer no tuviera más existencia que la revelada por las novelas que los hombres escriben, uno se la imaginería como un ser de la mayor importancia; muy cambiante; heroica y mezquina, espléndida y sórdida; infinitamente hermosa y horrible…tan grande  como un hombre… Pero esto es en la novela. En la realidad… la encerraban con llave, la castigaban, y la tiraban por el suelo…En la novela domina las vidas de reyes y conquistadores; en la realidad es la esclava de cualquier muchacho…
15.        …si Shakespeare, hubiera tenido una hermana, maravillosamente dotada…con un gran talento en el siglo XVI se hubiera enloquecido, se hubiera tirado un balazo, o hubiera acabado sus días en una choza solitaria, fuera de la aldea, medio bruja, medio hechicera, burlada y temida… una muchacha de altos dones que hubiera intentado aplicarlos a la poesía, hubiera sido tan frustrada e impedida por el prójimo, tan torturada y desgarrada por sus propios instintos contradictorios, que debía perder su salud y cordura…
16.        Aun ahora, la castidad tiene una importancia religiosa en la vida de una mujer
17.        …escribir una obra de genio es casi siempre una proeza de prodigiosa dificultad
18.        Pero para las mujeres…esas dificultades han sido infinitamente más formidables
19.        Las dificultades materiales eran enormes; y las inmateriales aún peores.
20.       ¿De qué alimentamos a las mujeres que son artistas?
21.        …aun en el siglo XIX la mujer carecía de todo estímulo si quería ser artista. Al contrario, la desairaban, le pegaban, la sermoneaban y la exhortaban…tiene que haber torcido su mente y disminuído su vitalidad.
22.       Había una enorme masa de opinión masculina de que nada podía esperarse de las mujeres intelectualmente…Siempre esa afirmación —no puedes hacer esto, eres incapaz de hacer aquello—…Tal vez para una novelista este germen no es ya eficaz… pero para pintoras…compositoras supongo
Es todavía activo y de los más venenoso.
23.      …del estado mental más propicio al estado creador, porque la mente del artista, para lograr el prodigioso esfuerzo de producir íntegra la obra que está en él debe ser incandescente…no debe haber obstáculos en ella…sin trabas
24.      …a finales del siglo dieciocho, se operó un cambio que de estar yo reescribiendo la historia, lo estudiaría prolijamente… La mujer de clase media empezó a escribir.
25.      Aphra Behn… fue quien les ganó( a nosotras las mujeres) el derecho de decir lo que piensan.
26.      …la literatura…ha sido empobrecida incalculablemente por las puertas cerradas a las mujeres. ( Casadas contra su voluntad, encerradas en un cuarto, y con una sola tarea…
27.      Sería una pena que las mujeres escribieran como los hombres, o vivieran como los hombres, o parecieran hombres, porque  si apenas dan abasto dos sexos…¿cómo nos manejaríamos con uno solo?
28.       Hay un instinto profundo, aunque irracional, en pro de la teoría de la que unión del hombre y de la mujer procura la mayor satisfacción, la felicidad completa.
29.      …me puse a delinear…un plano del alma, en el que dos poderes presidían, uno varón y otro hembra; y en el cerebro del hombre el varón predomina, y en el de la mujer la hembra. El estado normal y placentero, es cuando están en armonía los dos, colaborando espiritualmente. Hasta en un hombre, la parte femenina del cerebro debe ejercer influencia; y tampoco la mujer debe rehuir contacto con el hombre que hay en ella. Esa fue tal vez la intención de Coleridge cuando dijo que una gran inteligencia es andrógina. Cuando se opera esa fusión, la mente queda fecundada plenamente y dirige todas las facultades.
30.     …la inteligencia andrógina es resonante y porosa; que trasmite sin dificultad la emoción; que es naturalmente creadora, indivisa e incandescente…uno recurre a Shakespeare como arquetipo de la inteligencia andrógina…
31.       …es fatal para el que escribe pensar en su sexo.  Es fatal ser un hombre o una mujer pura y simplemente; hay que ser viril-mujeril o mujer-viril
32.      El escritor…debe recostarse y dejar que su mente celebre su boda en la oscuridad.
33.      …por ahora es importante saber cuanto dinero tenían las mujeres y cuántos cuartos, que teorizar sobre sus capacidades
34.      Escribir lo que uno quiere escribir, es lo único que importa
35.      …la teoría de que el genio poético sopla donde quiere, parejamente en ricos y pobres, tiene muy poco de verdad
36.      …el poeta pobre no tenía en aquellos días, y hace doscientos años que no tiene, la menor oportunidad
37.      La independencia intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres han sido siempre pobres… Las mujeres… , no han tenido la menor oportunidad de escribir poesía. He insistido tanto por eso en la necesidad de tener dinero y un cuarto propio.
38.      …lo más importante es ser una misma
39.      …ya no sirve para nada la excusa de falta de oportunidad
40.     … si nos adiestramos en la libertad y en el coraje de escribir exactamente lo que pensamos…entonces la oportunidad surgirá y el poeta muerto que fue la hermana de Shakespeare se pondrá el cuerp0 que tantas veces ha depuesto.


DÉCIMA PARADA:


Intelecto  hermafrodita


Si Aristóteles hubiera guisado mucho más hubiera escrito”
Sor Juana Inés de la Cruz

“Una gran inteligencia es andrógina
Coleridge




Tres botones de rosa distantes en el tiempo y sin embargo, su aroma y belleza nos siguen atrapando. Sor Juana Inés de la Cruz (Nepantla, México,1651-1695); Virginia Woolf (Londres, 1882- Sussex, 1941); y Rosario Castellanos (Chiapas, 1925- Tel-Aviv, 1974). En los textos leídos para este ensayo: Respuesta a Sor Filotea de la Cruz; Un cuarto propio y Lección de cocina, respectivamente coinciden en una idea que camina para reivindicar la igualdad en las capacidades del intelecto entre mujeres y hombres,  y la desventaja que ha representado para la mujer haberla acondicionado durante siglos, casi amaestrado con golpes y descalificaciones a asumir como parte de su naturaleza femenina las tareas de la cocina y la crianza cada vez que su intelecto se asomó fuera de las labores que no fueran las domésticas. 
En su cuento  Castellanos menciona un proverbio alemán que señala a la mujer como sinónimo de Küche, Kinder y Kirche (cocina, niños e iglesia) para enmarcar, con ese refrán el destino de la mujer que la sociedad patriarcal ha determinado y repite en sus oídos para que no se salgan del huacal. A la distancia de nuestras flores y en el imponente siglo XXI de tecnologías deslumbrantes en donde somos testigos que las mujeres ingresan a cualquier carrera universitaria, se convierten en presidentas de países, de partidos políticos y de  empresas, conducen grandes máquinas, son médicas,  actrices, pintoras, astronautas (sólo 3 han viajado al espacio de 38 hombres), investigan y no existen trabas, aparentemente, para que obtengan los mismos grados académicos que los hombres, incluso con esos logros, las mujeres seguimos  mayoritariamente destinadas a resolver los asuntos de la cocina y de los niños.   

¿Por qué seguimos con ese equipaje a cuestas, cuando en apariencia las puertas están abiertas de par en par, disponibles para hombres y mujeres y decidir libremente el camino?
Las creencias de la sociedad patriarcal que ha llenado de piedras el camino de las mujeres que amenazaban su superioridad son muy añejas, diría milenarias, de ahí el esfuerzo de mujeres arrojadas, valerosas, de inteligencias filosas para ir moviendo costumbres y creencias como piedras pesadas en el río para allanar nuestro camino y hacerlo fluir ligero. Nuestro primer botón, Sor Juana quien increpaba ya las costumbres en los años seiscientos, clara en la idea de que no podía aplacar su talento y sobre todo de no silenciar lo que en la época debía ser callado:
Aquellas cosas que no se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir.
 Al increpar al obispo en su carta y reivindicar el derecho que tiene de escribir sobre temas profanos, le pega a la esencia de lo que ha provocado que la mujer siga puesta en la cocina y a la orden de los niños con mucho menos oportunidades y grandes dificultades para la expresión de sus facultades intelectuales y hacer dinero: la división  de capacidades entre sexos.  
Cuando Sor Juana defiende su derecho a la escritura profana:
… decir que me han perseguido por saber, sino sólo porque he tenido amor a la sabiduría y a las letras, no  porque haya conseguido ni uno ni otro… y ha sido con tal extremo que han llegado a solicitar que se me prohíba el estudio,
demuestra la absoluta falsedad de la inferioridad intelectual de las mujeres. 
Con inmensa diferencia de nosotras, ella hubo de quitar casi con las uñas por la dificultad piedras mayúsculas para  ejercer su mayor placer, enfrentada no sólo a  las tropelías de aquella sociedad virreinal, sino a lo que ella misma llevaba inoculado por la tradición, quien se disculpa catalogando sus deseos como necedades:
 …impertinencillas de mi genio…que eran de querer vivir sola; de no querer tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio.  

Qué trabajo más arduo remar a contracorriente  de la inmensa  marea de costumbres y tradiciones que conducía a las mujeres a las obligaciones domésticas mientras en la realidad novelada nos pintaban como dueñas y señoras, como si aquella vida la pudiéramos alcanzar y sólo fuera falta de voluntad o entendimiento que no consiguiéramos los méritos para igualarnos a esas mujeres de papel.  Nuestra realidad fue graciosamente alterada, quizá sin malicia, por los novelistas hombres, como lo describe Virginia Woolf:

…si la mujer no tuviera más existencia que la revelada por las novelas que los hombres escriben, uno se la imaginería como un ser de la mayor importancia; muy cambiante; heroica y mezquina, espléndida y sórdida; infinitamente hermosa y horrible…tan grande  como un hombre… Pero esto es en la novela. En la realidad… la encerraban con llave, la castigaban, y la tiraban por el suelo…En la novela domina las vidas de reyes y conquistadores; en la realidad es la esclava de cualquier muchacho…
Pero en nuestra época, quien lo dijera, el engaño continua, no sólo los medios de comunicación — espejo de Blanca Nieves en el que las amas de casa son las mujeres más hermosas,  felices y sonrientes o estás destinadas a seducir y conseguir con su cuerpo perfecto—siguen reproduciendo las  costumbres que nos ponen frente a las impecables cocinas de acero inoxidable, después de siglos de acondicionamiento patriarcal las misma mujeres, hemos terminado por creer en algún punto invisible y difícil de acceder que es parte de nuestra naturaleza, una especie de bacteria inoculada.  Con el título universitario y el mensaje de liberación femenina que hemos recibido desde el siglo pasado, el panorama ha empeorado: trabajo fuera y trabajo en casa. Aquí va lo que dice al respecto el  cuento de Castellanos:
Debo, por otra parte, contribuir al sostenimiento del hogar … En mis ratos de ocio me transformo en una dama de sociedad que ofrece comidas y cenas a los amigos de su marido, que asiste a reuniones, que se abona a la ópera, que controla su peso, que renueva su guardarropa, que cuida la lozanía de su cutis, que se conserva atractiva, que está al tanto de los chismes, que se desvela y que madruga
¡Vaya fin! ¿las mismas oportunidades en igualdad?
Basta con echar un vistazo a los súperes y mercados y a las escuelas a la hora de la salida para confirmar sin mayor estudio quién se encarga por mayoría absoluta en estos puestos y agregaría que de ese colectivo casi todas guardan un título universitario.

No intento denostar el cuidado de los niños y de la cocina, aunque  bien reconozco es un trabajo agotador, aún más a mitad del siglo pasado, cuando  la gruesa cuerda de las costumbres jalaban a  las mujeres con mayor torpeza que hoy  y con muchas menos voces que denunciaran la barbaridad de la asfixia, de entre ellas, Rosario Castellanos quien en su cuento cuenta el atropello:
Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la alimentación infalible. Pero no se me paga ningún sueldo, no se me concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo...
¿Seguimos  asumiendo esas tareas sin chistar? ¿La domesticación sigue funcionando?  Sí y no. La pesada lápida de siglos de la naturaleza femenina y el instinto maternal como algo biológico en nuestro sexo ha calado, de ahí que las mujeres sigan intercambiando recetas y tips para cuidar a los vástagos; por otro lado, la del no, es la que le debemos a muchas mujeres, entre ellas el intelecto de nuestros tres botones de rosas. Vieron la realidad con los ojos bien puestos y ese no, el de sí chistar es el que cuenta, es el  que ha ido desbrozando separando la hierba mala de la buena: a fuerza ni la cocina ni los niños. Aunque las dos tareas puedan ser disfrutables si se comparten equitativamente.   
 El  agudo entendimiento de Sor Juana aseguraba que la obra de Aristóteles hubiera sido mayor si éste hubiera entrado a la cocina “Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito”.  Si el filósofo se hubiera abierto a la experiencia de lo considerado femenino, su intelecto hubiera captado la realidad en un espectro más vigoroso y completo. No sólo como varón sino con el espíritu de una especie de varona. Además, seguramente las delicias de la cocina le hubieran puesto sentimiento y emoción, la sal y la pimienta a sus escritos.
Virginia Woolf no se anda por las ramas, observa con nitidez, no se disculpa como Juana. Claro, el distorsionado lente se ha ido ajustando y perdiendo borrosidad, ya las mujeres están en las universidades y cuentan con el voto aunque les falte aún el dinero y el cuarto propio para que puedan escribir.
La escritora inglesa desarrolló su ensayo sobre el tema las mujeres y la novela, y su idea central: una mujer  debe tener dinero  y un cuarto propio, viaja como la luz de una estrella en el espacio que traspasa el tiempo y nos sigue iluminando. Hacer dinero sirve para romper el cordón patriarcal que nos a confinado y nos sujeta, invisible, atrasito de la  puerta. No sólo la independencia económica es suficiente para, además hay que integrar un intelecto andrógino.  
Virginia Woolf desarrolla el concepto de la frase de Coleridge (poeta y filósofo inglés, 1772-1834): Una gran inteligencia es andrógina.  Según Woolf, Shakespeare es el máximo ejemplo de ese tipo de inteligencia que no sólo es recomendable para crear obras artísticas.  La mente integrada por dos mitades femenina-masculina es el modelo la que rompe la división de capacidades entre los sexos. La relación entre mujeres y hombres en la dirección de la  camaradería, no de jefe y subordinado;  en el eje del amor que es unión y no hay en él extremos distantes dice Juana, no del que ordena y el que obedece sino en el gusto de compartir esfuerzos y descansos. Mujeres -varoniles y hombres-mujeriles. O como dice Lupercio Leonardo, (poeta, historiador y dramaturgo español, 1559-1613) que cita Juana en su carta: bien se puede filosofar y aderezar la cena.   Digo yo, el intelecto no está peleado con la cocina y quien cocina piensa y siente mucho mejor. Quitarnos de una bendita vez las telarañas del exclusivo instinto biológico maternal, que también tienen los hombres y les funciona excelente.  Ese instinto que nos han echado a cuestas mientras ellos se han puesto a chambear y a hacer dinero y obra.
Necesitamos adiestrarnos en la libertad, quitarnos las anteojeras del exclusivo club del instinto materno que nos empuja a la crianza,  sacudir el plumero de las costumbres que nos confina como responsables del menú y de la limpieza de la casa y del cuidado de los niños, con o sin sirvientas, sean éstas muchas o pocas. Con la escoba barramos afuera de nuestra cabeza esas ideas arcaicas de “… la casa impecable, la ropa limpia, la comida lista y nutritiva, pero sin paga de ningún sueldo y sin un día libre a la semana” como relata el cuento de Castellanos.

Seamos mujeres con intelecto hermafrodita, con dinero y habitación propia para que si aparece un hombre-mujeril, y lo más seguro es que aparezca, le abramos no sólo las puertas de nuestro cuerpo, sino las de nuestra inteligencia y corazón y, de ese modo  seguiremos construyendo barcos que lleven a más hombres a las orillas de los quehaceres de la casa, la cocina y los niños que vale aclarar es un esfuerzo con frutos primorosos, más si se comparte el trabajo: los hijos crecen mejor.
Tal vez dentro de no muchos años, el proverbio alemán se enriquezca con la figura del hombre y nuestros tres botones de rosa terminen por descubrir la belleza de sus pétalos.    


Conclusiones sobre el curso:

Primera parada: La aparente simpleza de este ejercicio, con preguntas tan fáciles, que parecieran de primaria, me sorprendieron grandemente al descubrir que con esa sencillez podía uno desnudar el texto. Rompieron el duro cristal que me significaba analizar un texto. Aprecié con peras y manzanas la fuerza de los verbos en la narración y la importancia de hablar sólo del sujeto. Los niveles de descripción fueron evidentes.       
Segunda paradaAprendí a ver un texto como una frase de largo aliento, en la cual existe un núcleo cardinal alrededor del cual como un sistema estelar los elementos lo rodean, hablan de él. En este ejercicio, con una historia, en apariencia ingenua, vislumbre con claridad que la estructura de un texto cumple funciones necesarias. Nada es azaroso. Si algo se dice cumple es fundamental para el texto.  

Tercera parada: Dibujar el autorretrato me sirvió para profundizar en la construcción de un personaje, pincelado de características físicas y de singularidades. Retratar sus emociones, reflejar en una o dos frases la circunstancia que define su personalidad y carácter. Para gran sorpresa mía, el retrato que hice mí, copiando a Cervantes, me reveló a mi misma, como un buen retrato de mí. Será un ejercicio que aplicaré para construir a mis personajes de papel.  
Cuarta parada: Jugar con los versos de Piedra de Sol, me permitió desacralizar  la poesía. Al mover los versos y ver que su sentido no se pierde, experimenté la unidad autónoma que son ellos mismos aunque pertenezcan a un núcleo central. Reelaborar los versos de Octavio Paz, como un molde me hicieron ver múltiples significados en cada verso y en cada palabra. El poder de la palabra y al mismo tiempo lo irremplazable, la imposibilidad de la sinonimia perfecta.  
Quinta parada: Esta estación la agradezco especialmente porque vi la pesadez de mi escritura cuando se trata de hacer un ensayo. Rompe mis esquemas aprendidos, quién sabe dónde, que asocian seriedad con temas profundos. Intentaré trabajar la ligereza y el humor, son una gran virtud. Así las vi en el ensayo de Galeano.  
Sexta parada: La realidad de la escritura es lo que uno decide que sea. Tiene muchas dimensiones. Este ejercicio es un buen disparador, como los efectos visuales del cine para experimentar otras longitudes y la posibilidad de incluir al lector como otro personaje central. El cuento de Cortázar me parece una especie de Las Meninas de Velázquez.  
Séptima parada: La posibilidad del reciclaje literario. Nada nuevo hay bajo el sol. Si algo caracterizó el seminario de la doctora Krauze, fue su humor inteligente. Esta parada fue una especie de Shrek llevado a la clase. Modificar a antojo los textos fundacionales. Para mí, acostar desnuda a María Santísima y ver sus sudores, sencillamente fue una terapia.   
Octava parada:  No entendí de qué iba el asunto, casi como el burro que tocó la flauta, leí algunos textos de mis compañeros y escribí dos historias intentando seguir las mismas pautas. 
Novena parada y décima parada: Todas las estaciones fueron un aprender a leer y a escribir como Dios manda, bueno, cerca de como manda. Un ABC fundamental, sobre todo para cambiar viejos patrones y aprehender herramientas sencillas para escribir mejor. En estas últimas paradas, me sentí tomada de la mano para hacer un ensayo con tres fuentes. Primero leer y subrayar ideas, (qué más sencillez) y después elaborar el texto citando lo ya seleccionado. Mejor imposible. Aunque después me vine a dar cuenta que si hubiese tenido una idea sobre el tema que trataría antes de leer subrayar me hubiera facilitado más la tarea. Al iniciar el texto con tantos subrayados, me creo confusión. Hasta que encontré el tema las cosas fluyeron. 
Muchas gracias, doctora Krauze, maestras como usted quedan grabadas como un sello de agua indeleble.  
Me siento muy importante y si me lo permite, me podré pavonear de haber sido su alumna. 











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