Joaquín Martínez Miramontes
Primera
parada: El cohete, Manuel Gutiérrez Nájera
Crisantemo
de colores
Vara inerte, que llevas en tus hombros el peligro.
La brasa de un cigarro te da vida. Silbando subes zigzageante. Un trueno
imponente… explota y retumba en el yagual hecho por cerros en Yohuala, es un
big bang creador de un universo de confeti, crisantemo multicolor, floreces
sólo un instante.
Nuestra brasa ardiente en el pecho, palpita y se
emociona, recogiendo migajas de felicidad que el celoso viento desvanece, nada
eres, sólo recuerdo, que almacena la memoria codiciosa. La vara inerte cae
danzante, nuestros pies correlones van a tu encuentro, eres trofeo, que
inocentes levantamos hacia el cielo, nuestras manos, te agitan triunfadoras,
segundos después no vales nada.
Parada dos: El artista de Oscar Wilde
Vida
gris o un minuto de felicidad
Después de tanto esperar el
amor en su vida, un día le llegó de un sólo golpe. Fue tanto, le llegó tan
fuerte, que al mismo tiempo conoció dos bellas mujeres. Las dos le parecían
perfectas y estaba seguro que con las dos podría ser feliz.
De Carmen amaba la chispa de
felicidad que siempre la acompañaba. De Emilia le gustaba la forma en que lucía
aquel marmoleado par de piernas. No podía amar a los dos al mismo tiempo y las
amaba. No podía tener a las dos, eso era un hecho.
Pensando en quién había de
elegir caminaba por la plaza de aquel pequeño pueblo donde se decía que las
piedras cantaban, él fue hasta el lugar donde estaba la piedra que sonaba como
campana y entre los rumores que la gente solía decir era que a las personas
enamoradas les decía entre sus bellas notas su destino. Con el alma y el
corazón en la roca, golpeó la piedra para que cantara su destino.
Santiago lo escuchó si se
casaba con Carmen su vida sería larga pero de color gris. Si se casaba con
Emilia su amor duraría un instante, pero lo recordaría toda la vida.
Santiago decidió proponerle matrimonio a Carmen. Al mes se
casaron, pero en la noche de bodas cuando sus cuerpos se entregaron y estaban
en un éxtasis que los hizo volar fuera de este mundo, el corazón de Emilia dejó
de latir. Santiago aceptó con valor su destino que había elegido ese instante
de amor seguro que sería eterno.
Parada tres: Autorretrato de
Miguel de Cervantes Saavedra.
El rostro de la perseverancia
Éste que
vez aquí, de rostro sonriente, salpicado de lunares, de cabello negro y corto en donde los
primeros alfileres de plata empiezan a posarse, de frente amplia y plana en donde
el tiempo ha empezado a arar los primeros surcos, de ojos grandes
achocolatados, con parpados caídos, de nariz carnosa y abundante, con gran
ausencia de barba y bigote, con boca de labios suaves y delgados, una sonrisa a
punto de brotar siempre, que sepulta la tristeza que vive dentro de él, unos
dientes superiores grandes, mientras que los inferiores delgados y empujándose
unos a otros para ganar espacio: escaso de cuerpo, de tronco predominante, de
piel morena clara, espalda caída, con piernas que delatan que nunca ha sido
practicante de ningún deporte, éste digo, que es el rostro de la perseverancia,
vivió y escapó, del país más inspirador de sueños y mayor ladrón de los mismos,
para volver a la tierra que lo vio nacer, se llama comúnmente Joaquín Martínez
Miramontes.
Fue
campesino durante su infancia y adolescencia, donde aprendió el valor del
trabajo de aquellos que labran la tierra de sol a sol, vivió y trabajó
ilegalmente en el vecino país del norte,
donde aprendió que sus sueños están junto a los seres que ama, regresó e inició
su formación profesional como profesor de educación primaria, trabajó en la
sierra del Estado de Guerrero, le han dicho varias veces que no a sus sueños, y
siempre regresa, hasta lograr abrir las puertas para demostrar lo contrario,
éste que vez aquí, aún va por ahí en conquista de sus sueños.
Parada 4:
Piedra de sol de Octavio Paz
Veneno que no mata
Frente al atardecer de tu partida
en la espesa obscuridad, busco tu amor,
Y tus labios, tu cuello, tu trasero
son
de lava, y azufre tus caricias
y en tus ojos no hay amor
sólo vacíotus besos son azufre del olvido
tu piel, es veneno que no mata
laberinto de múltiples reflejos
dibujan en mí ser indiferencia
voraz enredadera me consumes
armadura letal inquebrantable
escondes bien tus armas para herirme.
Parada 5:
El derecho de soñar, Eduardo Galeano
Vida de
ensueño
Iguala,
Guerrero, México.- ¿Estaremos en el "mapa" en el año 2025?, o más
bien, ¿existirá el mundo en el 2025? Si el mundo sigue girando, ya será
ganancia. Y entonces, seguro es que seremos muy diferentes. Con certeza seremos
los más viejos, los sobrevivientes del siglo XX, las reliquias del anterior
milenio, pero, estaremos bien; para esa fecha el ser humano habrá aprendido a
dar trato justo a los ancianos.
Adivinar
cómo será el futuro es difícil, pues la forma de vida que actualmente
llevamos… no lo tiene. Sin embargo, nuestra imaginación no tiene límites, y
todo lo que se puede imaginar se puede crear. Así que permítasenos soñar un
momento con los ojos abiertos, porque en el año 2025, para soñar no será
necesario ir a la cama y dormir… la vida será un sueño.
Los
perros serán los amos del ser humano… ¡y ellos sí que sabrán tratarnos
bien!
Los
políticos no cobraran salario, al contrario, harán donaciones al país cada
quince días.
Los
sindicatos, no cobraran cuotas, realizaran aportaciones quincenales a sus
agremiados, porque para ese año, Elba Esther, ya será libre y devolverá cuotas
vitalicias a sus ex agremiados.
La
televisión perderá su lugar privilegiado en la sala, y será producto de
vergüenza que denotará nuestra ignorancia, se pretenderá cubrirla con libros
falsos.
Se
desconfiara terriblemente de los seres que no tenga una biblioteca en casa. El
currículo vitae, será llenado con las obras completas que hayas leído.
Para
ser maestro de educación básica, uno de los requisitos será, que tengas como
mínimo diez libros publicados.
La
escuela ya no enseñara a leer y escribir, eso se aprenderá por interacción
social; así como aprendemos a hablar.
Las
brujas de los cuentos dejaran de ser feas; y se convertirán en sexis y sabias
mujeres. No habrá más cenicientas sumisas, nobles y vírgenes; serán frías,
calculadoras y ambiciosas.
El
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, redefinirá el término “sicario”
porque serán ejemplo de humanidad, porque la palabra proviene del que “si hace
caridad”.
Todos
los animales vivirán en paz y sin temor de ser devorados, el ser humano será
vegetariano.
“La
luna de miel”, dejará de ser frase metafórica, y su significado será
completamente literal.
Salinas
de Gortari, en un gesto de arrepentimiento, pagará la deuda externa de México.
La palabra pobreza será una palabra en desuso, La Real Academia de la
Lengua, la quitará del diccionario. México será el país más próspero, donde el
mundo completo deseará vivir.
Parada 6:
Continuidad de los parques, de Julio Cortázar.
Cuento colaborativo
Había
sido atrapado desde meses atrás por las redes sociales. Su cuenta de Facebook
estaba abandonada porque la lluvia había dañado su línea telefónica. Cuando le
avisaron que su servicio había sido restablecido, abrió su cuenta, revisó
rápidamente su muro. Comentó con desesperada rapidez las publicaciones en
las que había sido etiquetado, sus dedos fluían cual líquido derramado sobre el
teclado. En cada comentario sentía recuperar la vida. Al terminar de revisar su
muro, dio clik en inicio… y mientras
se cargaba la página sus ojos se escaparon por la ventana, y pudo ver a su
encantadora mujercita mandarle un beso mientras encendía el motor del auto. Los
rayos del sol del dulce atardecer lo hicieron regresar a la pantalla de la
computadora. La luz del sol lo distrajo y no pudo seguir leyendo los estados de
las publicaciones. Se levantó de su cómoda silla, desde donde introducía sus
ojos en la pequeña ventana de plasma para sentirse un Dios todo poderoso. Se
acercó al ventanal de descoloridas cortinas que un día habían sido verdes… y
sus ojos volaron cual gaviotas sobre el inmenso mar de montañas que desde el
ventanal podía observar. Cerró de un tirón las tristes cortinas y regresó
a su bola de cristal electrónica que le permitía conocer y enterarse de la vida
de sus amigos virtuales.
De
pronto una notificación en la ventana electrónica le indicó que había recibido
una solicitud de amistad. Antes de que ésta desapareciera dio click en ella y
la aceptó. “Cuentos colaborativos”, era el nombre de su nueva amistad, ingresó
y empezó a leer la trama: …una mujer
vestida de negro sollozaba y gemía sobre un ataúd que despedía el olor a pino
falso. Ninguna lágrima bajaba por su rostro. Un hombre la sostenía, y la
abrazaba, mientras ella se inquietaba porque varios de los asistentes, la
miraban, como buscando confirmar sus sospechas.
Después
de esta escena inicial muy “in extrema
rex”, había otro comentario que introducía una analepsis: Con un ligero empujoncito le dio a entender
que la dejara sola, el hombre delgado de pelo rizado se retiró. La mujer quedó
en silencio y su mente viajó a dos días antes del velorio.
El
cuento se había interrumpido, era su turno de insertar el comentario para
continuar la historia. Su mente se trasportó a su aburrida y monótona vida y sintió
que no tenía nada que contar, pensó en abandonar la página, cuando otro
comentario apareció: Ese día, ella se
esmeraba en su arreglo personal, eligió aquel vestido con un escote perfecto
que hacía lucir su delgada figura. Usó su mejor perfume, los zapatos más altos,
se miró al espejo y sintió que su corazón se acurrucaba en los brazos de aquel
hombre que hacía que su respiración se acelerara y, sus pechos aumentaran su
firmeza y tamaño.
Va
a ir a ver al amante, pensó, y cuando estaba a punto de empezar a teclear,
alguien más le había ganado: Salió de su
recámara. Pasó por el estudio donde estaba su marido. Bajo apresurada las
escaleras. Detuvo su mirada en los sillones pardos y aburridos de su sala donde
no había nadie. Tomó las llaves del auto que se encontraban a un lado de la
puerta… Salió presurosa y dejó la puerta abierta…
Las
tarántulas que habían permanecido estáticas, movieron sus patas sobre el
teclado con una velocidad que esta vez nadie le ganó a realizar el comentario: El portón de la calle también quedó
entreabierto… y un hombre delgado de pelo rizado se deslizo como serpiente sin
hacer el menor ruido. Avanzó como sombra. Entró a la casa y vio que no había
nadie en la sala. Subió las escaleras cómplices, que esta vez no crujieron,
llegó a la puerta de un estudio… Y una sombra se reflejó en la pantalla de
plasma.
Parada 7: séptima
parada: la revolución de la tradición o el literarreciclaje
El
amor en los tiempos sin viagra
Cuando Fermina Daza se casó
con Juvenal Urbino de la Calle, Florentino Ariza decidió esperar pacientemente
hasta que el marido de su amada muriera, pero no fue por amor, sino porque a él
le gustaban las mujeres viudas, de las cuales se aprovechaba para vivir una
vida llena de lujos.
Cuando Murió Juvenal Urbino,
Juventino Ariza ni tardo ni perezoso, inmediatamente se lanzó sobre la herencia
de la viuda, disfrazando su interés en “el amor que le había durado toda la
vida…” Toda la vida para andar con cuanta viuda o mujer sola encontraba.
Pero el tiempo no pasa en
vano para ese entonces su libido sexual estaba, muy bajo, y prueba de ello fue
que en la primera noche con el supuesto “amor de su vida” no pudo tener una
erección, hasta que al día siguiente se puso a pescar cuatetes porque algunos
costeños del Estado de Guerrero, México se los habían recomendado.
En la noche siguiente, por
fin la fortuna de Fermina Daza pasó a ser de Juventino Ariza. Hasta que, lo
descubrió consolando a otra viuda. En ese momento Fermina se compró un loro al
que intencionalmente dejó escapar y le pidió a Juventino que trepara por él a
un árbol. Un costalazo anunció la muerte del segundo hombre de su vida. Y con
pasos de venada recién nacida, lo llevó al panteón, terminando para siempre con
el molesto olor de cuatete en su cocina.
Parada 8: Octava parada: Intercambio de perspectivas: género,
edad, circunstancia... Y en todas las variantes, manteniendo escena y clave...
Literatura,
Julio Torri
Cuando lo vivido no alimenta al escritor…
Entró a su pequeña “cueva” y se sentó en su
escritorio sin mucho ánimo. Tenía que escribir aquella historia para la columna
del periódico en el que trabajaba. El rápido fluir de la vida que se deslizaba
como cascada rio abajo y su trabajo que lo mantenía en un pequeño cubículo,
casi lo asfixiaban.
El deseaba viajar, vivir al extremo para
alimentar a “la musa” de escritor que vivía dentro de él y que casi moría de
desnutrición.
Frente a Mario estaba la blanca pantalla de
plasma, con una hoja que exigía que en ella se escribiera un nuevo mundo, e
irónica, parecía burlarse de su incapacidad para empezar a escribir.
Desde su escritorio podía ver la sala de su
casa. De pronto apreció su hijo de cuatro años, que en ese momento jugaba con
su mano volándola como un avión.
El cursor en la pantalla comenzó a moverse, y
aquella mano del niño se convirtió en una poderoso avión de pasajeros en donde
volaba Diana hacía el extranjero… El niño seguía jugando. De pronto se escuchó
una gran explosión, uno de los motores empezaba a fallar. El avión estaba a
punto de estrellarse en el sofá. El gran
sofá se transformó en el monte Everest… Al golpear la mano con el sillón, la
luz que se filtraba por la ventana dejó ver miles de partículas de polvo. El
avión se estrelló y miles de partículas de nieve volaron por el aire provocando
una gran avalancha… La mano del niño fue cubierta por un cojín. El avión había
quedado sepultado. Adentro los sobrevivientes golpeados se movían con
dificultad era…
De pronto los respaldos del sillón se
convirtieron en trincheras de soldados de donde salían misiles disparados hacía
el enemigo… pero esa, seguramente sería otra historia.
Novena y décima parada: vamos a descubrir
el ensayo que anida en el cuento y en la crónica
Lección
de cocina
Rosario Castellanos
Texto armado con las ideas
principales.
¿Por qué será que parten del
supuesto que todas estamos en el ajo y se limitan a enunciar? El delantal que
usurpo para hacer un simulacro de eficiencia y del que seré despojada vergonzosamente
pero justicieramente [no dice nada].
Hace un año yo no tenía la
menor idea de su existencia y ahora reposo junto a él con los muslos
entrelazados, húmedos de sudor y semen. Perdí mi antiguo nombre y aún no me
acostumbro, al nuevo, que tampoco es mío. Es verdad que en el contacto o
colisión con él, he sufrido una metamorfosis profunda: no sabía y sé, no sentía
y siento, no era y soy.
Gracias haberme abierto la
jaula de una rutina estéril para cerrarme la jaula de otra rutina que, según
todos los propósitos y las posibilidades, ha de ser fecunda. Gracias por darme
la oportunidad de lucir un traje largo y caudaloso, por ayudarme a avanzar al
interior del templo, exaltada por la música del órgano.
¿Y tú? ¿No tienes nada que
agradecerme? Mi virginidad. Cuando la descubriste yo me sentí como el último de
los dinosaurios en un planeta del que la especie había desaparecido. Ansiaba
justificarme, explicar que si llegue intacta hasta ti no fue ni por virtud ni
por orgullo, ni por fealdad sino por apego a un estilo.
¿Acechas mi tránsito a la
fluidez, lo esperas, lo necesitas? Yo permaneceré como permanezco. Quieta.
Cuando dejas caer tu cuerpo sobre el mío siento que me cubre una lápida llena
de inscripciones de nombres ajenos, de fechas memorables.
Yo rumiaré, en silencio, mi
rencor. Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para
todo. En ratos me transformo en una dama de sociedad que ofrece comida y cenas
a los amigos de su marido, que cree en las juntas nocturnas de ejecutivos, en
los viajes de negocios, que padece alucinaciones olfativas.
Pero niñita tú no eres la
única, todas tus compañeras del colegio hacen lo mismo. Yo inventaría
acrobacias, desfallecimientos sublimes, transportes como se les llama en Las
mil y una noches, récords. ¡Si me oyeras entonces no te reconocerías, Casanova!
Y cuando venga mi marido
dejar que olfatee como los ogros de los cuentos, y diga que aquí huele a mujer
inútil. Nuestra convivencia no podrá ser más problemática. Y él no quiere
conflictos de ninguna índole. Menos aún conflictos muy abstractos, tan
absurdos, tan metafísicos como los que yo le plantearía. Su hogar es un remanso
de paz en el que se refugia de las tempestades de la vida. De acuerdo. Yo lo acepté al casarme y estaba dispuesta
llegar hasta el sacrificio en aras de la armonía conyugal. Pero yo contaba con
que el sacrificio el renunciamiento completo a lo que soy no se me demandaría
en ocasión, en la hora de las grandes resoluciones, [no con asar un trozo de
carne].
Respuesta
de la poetiza a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz
Texto con las ideas
principales de Sor Juan Inés de la Cruz
…el callar no es haber que
decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir… recibo en mi alma
vuestra santísima amonestación de aplicar el estudio a Libros Sagrados, aunque
viene en traje de consejo tendrá para mí sustancia de precepto. El no haber
escrito mucho de asuntos sagrados no ha sido desafición, ni falta, sino sobra
de temor… me ha quitado la pluma de la mano y ha hecho retroceder los asuntos
hacía el mismo entendimiento de quien quería brotar… Pues una herejía contra el
arte no la castiga el Santo Oficio sino los discretos con risa y los críticos
con censura.
Fue tan vehemente y poderosa
la inclinación con las letras que ni ajenas represiones han bastado a que deje
ese natural impulso. Éntreme religiosa
porque aunque tenía el estado cosas, muchas más repugnantes a mi genio, con
todo para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos
desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad
que deseaba de mi salvación…
… las impertinencias de mi
genio, que eran de querer vivir sola; de no querer tener ocupación obligatoria
que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese
el sosegado silencio de mis libros.
… teniendo sólo por maestro
un libro mudo, por condiscípulo un tintero insensible; y en vez de explicación
y ejercicios muchos estorbos, no sólo los de mis religiosas obligaciones(…) si
no de aquellas cosas accesorias de una comunidad: como estar leyendo y
antojárseles en la celda vecina tocar y cantar; estar yo estudiando y pelear
dos criadas y venirme a constituir juez de su pendencia; estar yo escribiendo y
venir una amiga a visitarme…
…con envidia oigo otros [los
hombres] que no les ha costado afán en
saber… A mí, no el saber (que aún no sé), sólo el desear saber me ha costado
tan grande… …no quiero decir que me han perseguido por saber, sino sólo porque
he tenido amor a la sabiduría y a las letras, no porque haya conseguido ni lo
uno ni lo otro.
Ensayo.
El
clamor por un cuarto propio en los textos de “Lección de cocina” de Rosario
Castellanos y “Respuesta de la poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz”,
de la poetiza Sor Juana Inés de la Cruz
En el presente ensayo pretendo
poner en relieve la búsqueda de Sor Juana Inés de la Cruz en su texto “Carta a
Sor Filotea de la Cruz” de “un cuarto
propio”, que dos siglos después Virginia Woolf propusiera para que una mujer
pudiera escribir y en el siglo XX, Rosario Castellanos se opone a la pérdida de
su cuarto en su texto Lección de Cocina incluido en la colección “Álbum de familia”.
¿Qué representa el tener un
cuarto propio?, ¿por qué Virginia Woolf dice que para que una mujer escribiera
necesitaba tener un cuarto propio? ¿Qué es un cuarto?
De acuerdo con el
Diccionario de la real academia de la lengua, un cuarto es un “espacio
entre tabiques de una vivienda”, ofrece protección, privacidad, tranquilidad,
aislamiento, un espacio para desnudarte contigo mismo. Virginia Woolf lo
utiliza como metáfora que resume lo que la mujer necesitaba para escribir;
representando la libertad intelectual y económica que en su tiempo no tenían
las mujeres.
Sor
Juana Inés de la Cruz, en su “Carta a sor Filotea” pone de manifiesto su
capacidad intelectual, lo que ha sufrido por querer conocer, la inequidad entre
los hombres y las mujeres, y la necesidad de un espacio para poder escribir.
En
“Lección de cocina, Rosario Castellanos narra una historia de una mujer recién
casada que mientras cocina un trozo de carne, reflexiona sobre la inequidad
entre los hombres y mujeres.
Viginia
Woolf reflexiona que “Aquella mujer, pues, que nació con el don de la poesía en
el siglo dieciséis, era una mujer desdichada una mujer en lucha consigo misma.
(Woolf, 2009, p. 66), Sor Juana en su carta menciona “… y sabe que le he pedido
que apague la luz de mi entendimiento dejando sólo lo que baste para guardar su
ley, pues los demás sobra, según algunos, en una mujer…” Mientras tanto
Castellanos, deja entre ver en su texto que anduvo “extraviada en aulas, en
calles, en oficinas, en cafés; desperdiciada en destrezas que ahora he de
olvidar para adquirir otras.”
De
la Cruz escribió la carta en 1691, Virginia Woolf hace su planteamiento en
1927. Tres siglos después Castellanos aún siente que su trabajo intelectual, no
es apreciado.
En
búsqueda de ese “cuarto propio” De la Cruz se encierra en un convento.
“Entréme religiosa, porque aunque conocía que
tenía el estado de las cosas (de las accesorias hablo, no de las formales)
muchas repugnantes a mi genio, con todo, para la total negación que tenía al
matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir en
materia de la seguridad que deseaba de mi salvación…”
Pero
ya al estar dentro de este “cuarto” se da cuenta que no es tan privado como
ella lo desea porque como ella misma explica “…al estar yo leyendo y
antojárseles en la celda vecina tocar y cantar; estar yo estudiando y pelear
dos criadas y venirme a constituir en juez de su pendencia; estar yo escribiendo
y venir una amiga a visitarme, haciéndome muy mala obra con muy buena voluntad…
Por
su parte, Castellanos es su texto pareciera que reclama “el cuarto” perdido al
contraer matrimonio, “perdí mi antiguo nombre y aún no me acostumbro al nuevo,
que tampoco es mío.” Y párrafos más adelante continua “…es verdad que en el
contacto o coalición con él he sufrido una metamorfosis profunda: no sabía y
sé, no sentía y siento, no era y soy.” Es como si de pronto ante la ausencia
del “cuarto” de golpe recobrara la conciencia de la pérdida de su identidad. Y
más adelante lo expresa de forma más clara “Gracias haberme abierto la jaula de
una rutina estéril para cerrarme la jaula de otra rutina.”
De
la Cruz, ansía ese “cuarto propio”, y pareciera que a Castellanos, la sociedad
ya le ha permitido tener “su cuarto propio”, pero claro, sólo mientras era soltera,
porque al casarse los prejuicios arraigados en la sociedad la vuelven a
condenar como una simple ama de casa; que de tener independencia económica e
intelectual de pronto se da cuenta que termina en la cocina, donde se amarga
rumiando su descontento.
Virginia
Woolf, menciona que las mujeres “han servido de espejos dotados de la virtud
mágica y deliciosa de reflejar la figura del hombre, dos veces agrandada”
(Woolf, p. 48) en el texto De la Cruz, trata de reivindicar la imagen de la
mujer ante la del hombre, sin embargo la forma en que se dirige a “Sor Filotea”
hace crecer está imagen, y ella se postra humildemente, para poder decir lo que
piensa. Castellanos convierte su personaje en un espejo que refleja la imagen
del hombre con ironía “Yo inventaría acrobacias, desfallecimientos sublimes,
transportes como se les llama en Las mil y una noches, récords. ¡Si me oyeras
entonces no te reconocerías, Casanova!
El
espejo de la imagen del hombre parece empezar a distorsionarse, la mujer cobra
conciencia de su importancia y sus habilidades, y pone al descubierto las
debilidades como amante del hombre.
Para
finalizar diré que ambos textos nos llevan a una reflexión de la inequidad que
ha existido entre los hombres y las mujeres, Sor Juana Inés de la Cruz plantea
la importancia de educar a la mujer, para que esta pueda disfrutar de “un
cuarto propio”. Rosario Castellos, nos muestra una mujer con mayores libertades
sin embargo presa aún de prejuicios sociales. En ambos textos se muestra una
mujer pensante, luchando por lo que le corresponde, cada una implicada en los
problemas que la aquejan en la época que le tocó vivir. ¿Se atreverá el
personaje de “Lección de Cocina”, a recuperar su “cuarto propio” que sólo como
soltera puede disfrutar o encontrará ese equilibrio en que los dos sexos se
complementen mutuamente, en una igualdad de oportunidades para cada uno
desarrollar sus habilidades?
Bibliografía
Woolf,
Virginia, Un cuarto propio, Trad. De
Laura Pujol. Barcelona: Seix Barral, 2008
Castellanos,
Rosario. Lección de Cocina, Consultado
en línea.
De
la Cruz, Sor Juana, Carta a Sor Filotea, Consultado
en línea.
Conclusión final:
Acercarse
a la Literatura por medio de la creación literaria, es un nuevo enfoque que
considero da muy buenos resultados. Ya que creo que es ponerte en contacto
directo con la esencia de esta disciplina.
El
acercamiento fue en pequeñas dosis, diez paradas, en diez obras de la
literatura. Se inició con “El cohete”, de Manuel Gutiérrez Nájera, en donde al
desmenuzarlo para poder arrancar el secreto de fabricación pusimos especial
atención en el uso del lenguaje: los recursos retóricos empleados para
construir imágenes que nos hacen sentir eso que el escritor desea.
En
la segunda parada, trabajamos “El artista” de Oscar Wilde, en donde me puse en
un dilema para escoger algo que implicaba la pérdida o destrucción de otra cosa
también querida.
En
la tercera parada, nos detuvimos un minuto para mirarnos en el espejo y
descubrir quiénes somos por medio del texto “Autorretrato”, de Miguel de
Cervantes Saavedra. En este texto aprendimos a nombrar lo que nos hace
especiales y únicos, para ponerlos bajo la luz, de esta forma, podemos
construir personajes de nuestras historias.
En
la cuarta parada, experimentamos con la poesía, de la mano de Octavio Paz con
un fragmento del poema Piedra de sol,
donde aprendí que en los poemas, cada verso debe de tener autonomía, y su
lectura debe realizarse como si fuera una sola palabra. Desmembrar el poema y
armarlo de forma diferente nos concientizó acerca de la autonomía de sus
versos. Construir nuestra propuesta a partir de sustituir los versos
originales, por nuevos versos creados por nosotros, consolidó la importancia de
la autonomía de cada uno de ellos.
Al
detenernos en la quinta parada en “El derecho de soñar” de Eduardo Galeano, nos
hizo imaginar la vida que queremos en un futuro no muy lejano. Imaginar, para
desarrollar y fomentar nuestra creatividad, ensayando ideas y sueños, con un toque
de ironía que provoque en el lector esa media sonrisa cómplice.
La
sexta parada, “Continuidad de los parques” de Julio Cortázar, nos adentró en
los juegos literarios en donde el lector se convierte en personaje.
Experimentamos la creación de dos realidades que en cierto momento convergen y
provocan un rasgamiento de la realidad que
nos mueve en el interior, y nos hace sentir que una realidad oculta
empieza a aparecer, lo que nos provoca estar ante una situación límite.
En
la séptima parada, nos invita a reutilizar los textos, a crear otras versiones
de las historias ya contadas, es permitirnos pensar; ¿y por qué no ocurrió de
otra manera? Juego que nos lleva a develar otras verdades de la condición
humana.
La
octava parada, nos invita a utilizar lo que tenemos a nuestro alcance para
transformarlo en el mundo literario que queremos plasmar, es decir echar mano
de la imaginación y transformar el mundo en que vivimos en un mundo literario,
que se plasme en un texto.
La
novena y décima parada, nos acerca al texto con el fin de descubrir las ideas
que el autor quiere expresar, y así construir un texto en el que se manifieste
una tesis que en el desarrollo del ensayo se tratará de comprobar.
Cada
uno de los textos se convirtió en un modelo de creación literaria, que nos hizo
dar una respuesta. Fue maravilloso tener con nosotros a tan grandes maestros de
la literatura, que a través de sus textos nos apoyaron a construir nuestra
propia propuesta, que con la práctica cada día será más y más autónoma.
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