Cuarto
Puerto de Hernán Cortés
El espacio y el modo de aprendizaje
Me temo que hemos seguido un modo de
aprendizaje y de liderazgo jerárquico individual. Estamos acostumbrados a
seguir la dirección de un maestro que tutela nuestro aprendizaje. La forma
individual es más común que la
colectiva. Hemos crecido en un modelo de aprendizaje jerárquico individual que
nos aprisiona y nos condiciona. Quisiéramos escapar de la inercia, pero no es
tan fácil. Nuestros salones, las bancas, nuestras escuelas y nuestras mentes están
organizados a la manera jerárquica individual. Los alumnos y los maestros
estamos troquelados para conducirnos en un modo de aprendizaje y de enseñanza jerárquico
individual.
Recuerdo que en la Universidad Autónoma Metropolitana
Xochimilco comenzamos a transitar a otro modelo de aprendizaje-enseñanza. Las
bancas individuales no existían, la tarima del maestro tampoco existía, nos sentábamos
en una mesa alrededor del maestro que estaba al mismo nivel-me refiero
sentado-que nosotros; el trabajo académico se organizaba en equipos de investigación
y el maestro proponía un lineamiento general de investigación. En ese momento inicié
a dialogar o colaborar en equipos de investigación. Fue una experiencia radical
en mi aprendizaje: Aprendí a leer y dialogar acerca de lo leído con mis compañeros
y mi maestro.
Volvimos-después de muchos años- a la
escuela, ya no como alumnos, sino como maestros. Y nos encontramos que no había
mesas, sino bancas individuales para alumnos, que las decisiones se tomaban de
una manera jerárquica individual, que los alumnos no hacían algo distinto a lo
que el maestro les instruyera, en fin, que la escuela seguía siendo al estilo jerárquico
individual. La rigidez en la escuela volvía a condicionarnos y nosotros nos volvíamos
repetidores del modo de aprendizaje que habíamos introyectado desde la
infancia.
Es el momento de ser conscientes que los
resultados de un modo de aprendizaje jerárquico individual no han dado grandes
beneficios a la sociedad mexicana. Ha creado alumnos dependientes, profesores
autoritarios, escuelas jerárquicas, individualismo en el trabajo académico,
competencia entre los alumnos, etc. Conviene ahora que cambiemos la escuela,
que los maestros permitamos que los alumnos se autorregulen, se expresen,
dialoguen, critiquen, lean y se organicen para aprender. Que los maestros
permitamos que el aprendizaje se distribuya entre los alumnos, que realicen sus
iniciativas, que se muevan del lugar acostumbrado, que tomen la palabra, que
vuelvan la escuela suya y no de los maestros. Este tránsito de un modo de
aprendizaje y enseñanza jerárquico individual y colectivo a un modo de aprendizaje
distribuido individual y colectivo es el reto que ahora enfrentamos.
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