martes, 14 de abril de 2015

Cuarto Puerto de Hernán Cortés


  El espacio y el modo de aprendizaje

   Me temo que hemos seguido un modo de aprendizaje y de liderazgo jerárquico individual. Estamos acostumbrados a seguir la dirección de un maestro que tutela nuestro aprendizaje. La forma individual es más  común que la colectiva. Hemos crecido en un modelo de aprendizaje jerárquico individual que nos aprisiona y nos condiciona. Quisiéramos escapar de la inercia, pero no es tan fácil. Nuestros salones, las bancas, nuestras escuelas y nuestras mentes están organizados a la manera jerárquica individual. Los alumnos y los maestros estamos troquelados para conducirnos en un modo de aprendizaje y de enseñanza jerárquico individual.

    Recuerdo que en la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco comenzamos a transitar a otro modelo de aprendizaje-enseñanza. Las bancas individuales no existían, la tarima del maestro tampoco existía, nos sentábamos en una mesa alrededor del maestro que estaba al mismo nivel-me refiero sentado-que nosotros; el trabajo académico se organizaba en equipos de investigación y el maestro proponía un lineamiento general de investigación. En ese momento inicié a dialogar o colaborar en equipos de investigación. Fue una experiencia radical en mi aprendizaje: Aprendí a leer y dialogar acerca de lo leído con mis compañeros y mi maestro.

    Volvimos-después de muchos años- a la escuela, ya no como alumnos, sino como maestros. Y nos encontramos que no había mesas, sino bancas individuales para alumnos, que las decisiones se tomaban de una manera jerárquica individual, que los alumnos no hacían algo distinto a lo que el maestro les instruyera, en fin, que la escuela seguía siendo al estilo jerárquico individual. La rigidez en la escuela volvía a condicionarnos y nosotros nos volvíamos repetidores del modo de aprendizaje que habíamos introyectado desde la infancia.

  Es el momento de ser conscientes que los resultados de un modo de aprendizaje jerárquico individual no han dado grandes beneficios a la sociedad mexicana. Ha creado alumnos dependientes, profesores autoritarios, escuelas jerárquicas, individualismo en el trabajo académico, competencia entre los alumnos, etc. Conviene ahora que cambiemos la escuela, que los maestros permitamos que los alumnos se autorregulen, se expresen, dialoguen, critiquen, lean y se organicen para aprender. Que los maestros permitamos que el aprendizaje se distribuya entre los alumnos, que realicen sus iniciativas, que se muevan del lugar acostumbrado, que tomen la palabra, que vuelvan la escuela suya y no de los maestros. Este tránsito de un modo de aprendizaje y enseñanza jerárquico individual  y colectivo a un modo de aprendizaje distribuido individual y colectivo es el reto que ahora enfrentamos.


    

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