Tercera
y cuarta tienda: Un género, una corriente, un autor y la comparación con otro.
El Renacimiento es la época áurea de España, o lo que llamamos el «Siglo de Oro». El siglo XVI corresponde a la plenitud del Renacimiento mientras que el siglo XVII corresponde a la época barroca, que suele denominarse nacional. Durante el primero, España sigue las corrientes universalistas del Renacimiento y marcha a la par, en cuanto a las direcciones generales, con el resto de las naciones europeas; en el segundo, se dan los caracteres más típicos y personales del arte y letras españolas.
Bajo Felipe II, el
período de ASIMILACIÓN, las tendencias renacentistas se cristianizan, y
aunque en el aspecto puramente artístico y formal siguen las normas
precedentes, España se encierra dentro de sí misma, preparando la época
nacional que ha de venir en seguida: es el momento de la CONTRAREFORMA (o
REFORMA CATÓLICA), de la ascética y de la mística, de los grandes poetas
religiosos, de afirmación proselitista y apologética, sin picaresca ni
sátira religiosa ni apenas literatura frívola.
LA LITERATURA:
La forma, que durante la Edad Media había sido considerada como
un elemento accesorio, al servicio de la intención didáctica o moral (cf. Juan Manuel) adquiere ahora la
importancia de algo valioso por sí mismo. La belleza, reflejo de Dios, es
desde ahora la meta capital del artista, y la Naturaleza, ya directamente
observada, ya asimilada a través de los clásicos, la fuente principal de
inspiración.
El Renacimiento cultiva un arte selecto para minorías,
artificioso y auténticamente literario. Busca en la cuidadosa excelencia de la
forma la justificación de su quehacer y la diferencia que ha de separarle del
poeta popular que divierte a las multitudes.
Con este afán de selección renacen los principales temas de la
antigüedad pagana: los relatos mitológicos que se convierten en fuente
imprescindible de poéticas comparaciones; el bucolismo pastoril, y las
preceptivas de Aristóteles y Horacio . Al lado de los autores antiguos, los
literatos italianos fueron los modelos indiscutibles con tanta o mayor
influencia que aquéllos. En Petrarca se inspiran los poetas más notables de
la centuria. De él adoptan el cultivo del endecasílabo, la artificiosidad de
los conceptos amorosos, la preocupación formal, el gusto por el paisaje, las
sutiles introspecciones de la pasión amorosa, y el tono delicado y
sentimental, así como un tanto artificioso.
Un aspecto importantísimo de la
poesia renacentista es el constituído por la lírica religiosa y moral.
La literatura espiritual
cristiana alcanzó grandes cimas durante el Renacimento, con los movimientos
ascéticos y místicos. El ascetismo tiende a la perfección del hombre; el
misticismo trata de expresar los prodigios que se producen en el alma de
algunos seres privilegiados que entran en amorosa comunicación con Dios.
Santa Teresa de Jesús se destaca
como poeta místico en prosa (aunque escribió algunos versos). Ella queria
escribir ''con simplicidad y religión: que lleve más estilo de ermitaños y
gente retirada''. Renuncia, pues, al modelo literario más difundido – naturalidad
elegante y aliñada – para quedarse en la sencillez absoluta 1.
En la Glosa, ''Versos Nacidos
del Fuego del Amor de Dios que en Si Tenía'', la métrica está compuesta por
ocho estrofas cultivándose el octosílabo ABBA ABB en todas ellas, con una ligereza
y musicalidad nuevas. Los últimos versos de cada estrofa son repetidos como
refranes para dar más énfasis: ''que muero porque no muero''.
En todas las estrofas el tema
es siempre lo mismo: ''La tendencia al desprendimiento de las cosas de este
mundo para poder estar en forma y poder gozar de los bienes eternos que son los
que realmente libertan a las personas y les colocan en perfecta sintonía con
Dios, supremo equilibrio de las personas en este mundo y el otro'', como por
ejemplo:
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puso en mí este letrero:
«Que muero porque no muero».
Esta divina unión,
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que así te requiero:
que muero porque no muero
En todas las estrofas notamos la
esencia de la mística, la inquietud espiritual, la imortalidad, la eternidad.
Para ella la muerte es una libertación. Soló muriendo en esta vida se alcanza
la vida eterna.
1) OLIVEIRA RODRIGUEZ, Derli Marília de. El misticismo de Santa
Teresa de Jesús y el humanismo de Manuel Bandeira. In Proceedings of the 2.
Congresso Brasileiro de Hispanistas, 2002, São Paulo (SP) [online]. 2002 [fecha
de consulta 25 octubre 2015].
COMPARACIÓN
"Noche oscura del alma" 2
(San Juan de la Cruz)
En una
noche escura,
con ansias
en amores inflamada,
¡oh
dichosa ventura!,
salí
sin ser notada,
estando
ya mi casa sosegada.
A
escuras y segura
por la
secreta escala, disfrazada,
¡oh
dichosa ventura!,
a
escuras y en celada,
estando
ya mi casa sosegada.
En la
noche dichosa,
en
secreto, que nadie me veía
ni yo
miraba cosa,
sin
otra luz y guía
sino la
que en el corazón ardía.
Aquesta
me guiaba
más
cierto que la luz del mediodía,
adonde
me esperaba
quien
yo bien me sabía,
en
parte donde nadie parecía.
¡Oh
noche, que guiaste;
oh
noche amable más que el alborada;
oh
noche que juntaste
Amado
con amada,
amada,
con el Amado transformada!
En mi
pecho florido,
que
entero para él solo se guardaba,
allí
quedó dormido,
y yo le
regalaba
y el
ventalle de cedros aire daba.
El aire
del almena,
cuando
yo sus cabellos esparcía,
con su
mano serena
en mi
cuello hería
y todos
mis sentidos suspendía.
Quedéme
y olvidéme,
el
rostro recliné sobre el Amado;
cesó
todo y dejéme,
dejando
mi cuidado
entre
las azucenas olvidado.
La
corriente que escogí fue el renacimiento y el género es la poesía lírica de los
autores:
ELEMENTOS DE COMPARACION
|
Santa Teresa de Jesús
VIVO SIN VIVIR EN MI
|
San Juan de la Cruz
NOCHE OSCURA DEL ALMA.
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|
CORRIENTE LITERARIA
|
RENACIMIENTO
|
RENACIMIENTO
|
|
GÉNERO
|
POESIA
|
POESÍA
|
|
ESTRUCTURA DEL POEMA
|
la métrica está compuesta por ocho estrofas cultivándose el
octosílabo ABBA ABB en todas ellas, con una ligereza y musicalidad nuevas.
Los últimos versos de cada estrofa son repetidos como refranes para dar más
énfasis: ''que muero porque no muero''.
|
Métricamente el poema está formado por ocho liras.
Cada estrofa consta de dos endecasílabos (el segundo y quinto versos)
y tres heptasílabos: su rima es consonante
|
|
ESTRUCTURA INTERNA
|
para poder expresar la unión espiritual se valen de imágenes tomadas
del amor humano. El amor humano es, pues, la manera de la que se valen los
místicos para explicar el amor divino: el Alma será la Esposa o Amada y
Cristo el Esposo o Amado.
|
||
TEMA
|
La unión mística del alma con Cristo
|
||
USO DE TROPOS LITERARIOS
|
Paradoja:
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero
|
Perífrasis (Circunlocución):
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía....
Anáfora:
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
|
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El tema central de la obra de Santa Teresa de Jesús es el propio de la
poesía mística: la unión perfecta con Dios. Y esta unión perfecta sólo puede
alcanzarse por medio de la muerte. Santa teresa de Jesús trata de expresar su
deseo de morir para volver a estar junto a Dios. Los versos recuerdan a un
poema de amor normal, enamoramiento, pero trasladado a la experiencia religiosa
se convierte en un profundo amor a Dios y deseo de Él. Todo este deseo de
llegar a Dios por medio de la muerte Santa Teresa lo expresa fundamentalmente a
partir de una compleja paradoja, cuyos versos son, posiblemente, las palabras
más famosas de la literatura española: Vivo sin vivir en mí, aunque en la
cultura popular no todo aquel que las pronuncia sabe contextualizarlas.
Lo primero que nos encontramos al
analizar el texto de San Juan de la Cruz
es con el símbolo de la noche. Los escritores místicos se valen de símbolos
para poder comunicar sus experiencias. En la primera estrofa noche simboliza
los diversos sacrificios y purgaciones
que ha de llevar a cabo el alma para alcanzar la perfección que le permita
elevarse hacia Dios. De esta manera el alma se aleja de las tentaciones
mundanas (estando ya mi casa sosegada) y se prepara el encuentro con Dios (¡oh
dichosa ventura!) A través del epíteto oscura, que se repite en el texto con
diversas variantes (A oscuras y segura, a oscuras y encelada) insiste el poeta
en la idea de la oscuridad de los sentidos que ha de ser previa a la ascensión
del alma.
2) Fuente http://www.poemas.de/vivo-sin-vivir/
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