OBRAS
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NOCTURNO DE LA CIUDAD ABANDONAD (1931)
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Y LA COGIDA Y LA MUERTE (1935)
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AUTOR
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OCTAVIO PAZ
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FEDERICO GARCÍA LORCA
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CORRIENTE LITERARIO
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ROMANTICISMO
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ROMANTICISMO
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GENERO
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POESIA
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POESIA
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SUBGENERO
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POEMA LÍRICO
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POEMA ELIGIACO
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La corriente que escogí fue el Romanticismo y el género es la poesía lírica de Octavio Paz y Federico García Lorca.
Como el proprio Octavio
Paz menciona, ‘El Romanticismo fue un momento literario, pero así mismo fue una
moral, una estética, una política. Si no fue una religión, fue algo mas que estética
y una filosofía, fue una manera de pensar, sentir, y una manera de morir “ (
Paz, pág. 385 - 1984 ).
En el romanticismo, el
amor, la religión, el paisaje, y la patria son expresados y en ambas los
autores viven dentro de la obra una vez
que hay mucha sensibilidad y es un mundo bastante subjetivo, así como
solitario, fundida en las emociones, donde los sentimientos predomina sobre la razón.
El poema Nocturno de la
ciudad abandonada (1931) fue el primer poema de Octavio Paz, cuyo escenario era
una ciudad abandonada, o sea es un medio para ser creación
El amor patriótico se
aflora, el sentimiento predomina sobre la razón y como observamos en los dos
poemas, hay un sentimiento de tristeza, melancolías, escenas fúnebres y
descontentamiento de la vida.
Octavio Paz, expresa un
sentimiento muy profundo acerca de la ciudad donde vive, transmitiendo sus
sentimientos de tristeza y nostalgia por la condición que la ciudad:
‘Esta es la ciudad del
Silencio
de la voz amarga de
lágrimas.
Esta es la ciudad de la
desesperanza.’
Que se encuentra
comparada con reflexiones en torno al destino de los aztecas habitantes de la
ciudad aludida en el poema, representada por sus imágenes y símbolos.
“Los enormes templos
destruidos
Las columnas ya
rotas, aplastando
Serpientes y
dioses labrados
Y los grandes
vientos heroicos
Que agitaron la
bandera del sol
Arrodillados,
inmóviles.”
Ya en la obra de
Federico García Lorca, La Cogida y la
Muerte (1935), un poema lírico del subgénero elegía, revela la expresión de
sentimientos como una profunda tristeza por la muerte de su amigo Ignacio, así
como una acumulación de imágenes que representa la muerte.
En este poema, la
presencia del tiempo y el lugar es constante y el autor repite 29 veces a lo
largo de todo el texto, a las cinco de la tarde, revelando un tiempo difícil e
inolvidable, vivenciado u observado por el autor.
Las configuraciones
descriptivas en el poema son evidenciadas por medio de olores y sonidos:
“Comenzarán los sones
de bordón y las campanas de arsénico y el humo”
“ huesos y flautas
suenan en su oído”
Las imágenes usadas por
el autor del poema para representar la muerte son: ” la blanca sábana”, “una
espuerta de cal”, “ el viento se llevó los algodones”, “el óxido sembró cristal y níquel” y “un muslo
con un asta desolada” e “un ataúd con ruedas es la cama”, imágenes que
revelan sentimientos de dolor penetrante, tristeza y sufrimiento irreparable.
En el poema los
adjetivos encontrados son mínimos, los cuales son: blanco, desolada y verde, en
su poema el autor aparentemente se refiere a la muerte del torero y el orgullo
del toro de matarlo“¡ Y el toro solo corazón arriba!“ y el silencio de los
grupos reunidos mirando lo que pasa.
Ambos poemas son de la
corriente romanticismo siendo uno con subgénero elegíaco, escritos en forma de
versos con elementos que confluyen en la poesía lírica; es la expresión de
sentimientos, imágenes. elementos con alto valor simbólico y densidad.
El primer poema está
construido por la superposición de dos planos, la mirada interna del poeta y la
mirada externa, y remite al lector a periodos históricos que podrían ser
precolombinos o actuales. La ciudad se revela con un carácter propio que
penetra en sus habitantes y es observada de diversificadas maneras e
ideologías.
En el segundo poema La
Cogida y la muerte de Federico García Lorca, la mirada interna prevalece y los
sentimientos de dolor y tristeza que afloran en el alma del poeta en relación a
la muerte de un amigo torero; ya que el primero está relacionado con la
‘muerte' de la ciudad.
Un poema urbano que
revela como por medio de la poesía, podemos tener una mirada crítica de las
ciudades y revelar los sentimientos en este caso, de tristeza acerca de la
ciudad donde vive y de su cultura.
Octavio Paz y Federico
Lorca, ambos representantes de la corriente del romanticismo, escribiendo el
mismo genero y diferentes subgéneros pero cada cual con su estilo propio.
Bibliografia
- Evodio Escalante, "Los primeros poemas de Octavio Paz," Sábado 724 (17agosto 1991): 1-2.
- http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ha/paz/op.htm\
- Paz, Octavio - Los hijos de limo - del romantismo a la vanguardia- 1984 Editorial Seix Barral S.A - Mexico
POEMAS:
LA COGIDA Y LA MUERTE
A las cinco de la tarde
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
2
LA SANGRE DERRAMADA
¡Qué no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Qué no quiero verla!
La luna de par en par.
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras.
¡Qué no quiero verla!
Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!
¡Qué no quiero verla!
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
No.
¡Qué no quiero verla!
Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el chorro
cada vez con menos fuerza;
ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.
¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!
No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué buen serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!
Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No.
¡Qué no quiero verla!
Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡¡Yo no quiero verla!!
NOCTURNO DE LA CIUDAD ABANDONAD (1931)
AUTOR - OCTAVIO PAZ
Esta es la ciudad del Silencio
de la voz amarga de lagrimas.
Esta es la ciudad de la desesperanza.
Los enormes templos derruidos
Las columnas ya rotas, aplastando
Serpientes y dios labrados
Y los grandes vientos heróicos
Que agitaron la bandera del sol
Arrodillados, inmóviles.
Las formulas y los conjuros
Impronunciables, borrados de las piedras.
Y los números mágicos exhaustos,
Perdido todo poder y toda fuerza
Las palabras ya secas
Se cayeron de los labios helados.
Los viajes azules de los pájaros
Jamás escucharon silencio
Y sombra muerta iguales
Esta es la ciudad del Silencio
Patíbulo del Tiemplo.
II
Noche, cada vez mas pura, se torna
quinta esencia de sombra luminosa
El espanto se quedó en el umbral de la llanura
Y aúlla….
En la calzada del hastío:
Persecución de los rumores, que se esconden
Prisioneros, en el martirio de las piedras.
Y nadie vive, porque jamás nadie tuvo deseo
(La eternidad es un minuto)
Un grito se quedó petrificado en el Silencio.
( Dónde estará la voz de esta ciudad)
El río se vuelve cada vez más pálido,
Como si en él hubiesen llorado.
( Oh, salobre amargura
de las lágrimas de la Desesperanza)
Y el Alba es el cadáver blanco
De una mujer ahorcada, colgando
Inmóvil, del clavo de una estrella.
… la angustia, desesperada, se suicida.
¿ Cuando veremos de nuevo el Sol?
Barandal, num. 4, noviembre de 1931
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