martes, 3 de noviembre de 2015

CUARTA TIENDA: Análisis comparativo.

Silvia Vargas Luviano.

Primera Comparación: Dos obras diferentes de la misma autora Sor Juana Inés de la Cruz.


Detente, sombra de mi bien esquivo

Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Al que ingrato me deja, busco amante

 Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor hallo diamante;
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata
y mato a quien me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo:
si ruego aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo por mejor partido escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.

Para esta primera comparación elegí dos poemas de Sor Juana Inés de la Cruz. Los dos poemas pertenecen al mismo género (Poesía) y a la misma corriente (Barroco).

Recordando el concepto de Helena Beistáin un género es:

Una clase o tipo de discurso literario –determinado por la organización propia de sus elementos en estructuras- a que puede pertenecer una obra. Espacio configurado como un conjunto de recursos composicionales, en el que cada obra  ‘entra en una compleja red de relaciones con otras obras’ (Corti) a partir de ciertos temas tradicionales y de su correlación, en un momento dado, con determinados rasgos estructurales (prosa, verso, narración, etc.) y con un específico registro lingüístico.[1]

Los poemas cumplen con la característica de pertenecer a este género no sólo por su composición estructural: versos perfectamente medidos, dos estrofas de cuatro versos y dos de tres versos, que en sí componen un soneto, sino también por el estilo inverso de acomodar las palabras, dando ese toque de roleos a los versos. Expresa, como se observa en estos poemas, lo individual, la voz de la interioridad de la autora.

Por otra parte, al hablar de corriente literaria Francisco Montes de Oca explica que “cuando un autor genial crea procedimientos originales. Después lo toman como modelo otros escritores y se forma una escuela, o corriente, o movimiento, o tendencia literaria”[2]

No obstante, de acuerdo a la escritora Ethel Krauze “Hay básicamente dos grandes posturas en las corrientes literarias: La clásica y la romántica”[3]. Los  dos poemas de Sor Juan Inés de la Cruz se identifican con las dos corrientes.
En la clásica porque se cumplen con las características externas del poema, es decir hay un apego a la forma, a los roleos, a los versos que obligan a pensar a través de los recursos utilizados, como  metáforas tradicionales e inacabables en su significado.

En la romántica porque los poemas expresan una protesta o inconformidad ante un solo tema que es el tormentoso amor. Por un lado, en Detente, sombra de mi bien esquivo hay un suplicio de amor por aquella persona amada, como lo expresa en su primera estrofa. Y en Al que ingrato me deja, busco amante, la voz de la poeta se mezcla en el espíritu de braveza, de aventura y deseo.






[1] Helena Beristáin. Diccionario de Retórica y Poética. Séptima edición. Editorial Porrúa. 1995
[2] Francisco Montes de Oca, Teoría y Técnica de la Literatura, Editorial Porrúa, México, D.F. 1981, p.60
[3] Ethel Krauze, en la sesión del día 21  de octubre de 2015 del curso Canasta Básica III, en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, explicó qué es una corriente literaria y cómo es que ésta se forma.

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