Silvia Vargas Luviano.
Primera
Comparación: Dos obras diferentes de la misma autora Sor
Juana Inés de la Cruz.
Detente, sombra de mi
bien esquivo
Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
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Al que ingrato me deja, busco amante
Al que ingrato me deja, busco
amante;
al que amante
me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor
maltrata;
maltrato a quien mi amor busca
constante.
Al que trato de amor hallo
diamante;
y soy diamante al que de amor
me trata;
triunfante quiero ver al que me
mata
y mato a quien me quiere ver
triunfante.
Si a éste pago, padece mi
deseo:
si ruego aquél, mi pundonor
enojo:
de entrambos modos infeliz me
veo.
Pero yo por mejor partido
escojo
de quien no quiero, ser
violento empleo,
que de quien no me quiere, vil
despojo.
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Para esta primera comparación
elegí dos poemas de Sor Juana Inés de la Cruz. Los dos poemas pertenecen al
mismo género (Poesía) y a la misma corriente (Barroco).
Recordando el concepto de
Helena Beistáin un género es:
Una clase o tipo de discurso literario
–determinado por la organización propia de sus elementos en estructuras- a que
puede pertenecer una obra. Espacio configurado como un conjunto de recursos
composicionales, en el que cada obra
‘entra en una compleja red de relaciones con otras obras’ (Corti) a
partir de ciertos temas tradicionales y de su correlación, en un momento dado,
con determinados rasgos estructurales (prosa, verso, narración, etc.) y con un
específico registro lingüístico.[1]
Los poemas cumplen con la
característica de pertenecer a este género no sólo por su composición estructural:
versos perfectamente medidos, dos estrofas de cuatro versos y dos de tres
versos, que en sí componen un soneto, sino también por el estilo inverso de acomodar
las palabras, dando ese toque de roleos a los versos. Expresa, como se observa
en estos poemas, lo individual, la voz de la interioridad de la autora.
Por otra parte, al hablar de
corriente literaria Francisco Montes de Oca explica que “cuando un autor genial
crea procedimientos originales. Después lo toman como modelo otros escritores y
se forma una escuela, o corriente, o movimiento, o tendencia literaria”[2]
No obstante, de acuerdo a la
escritora Ethel Krauze “Hay básicamente dos grandes posturas en las corrientes
literarias: La clásica y la romántica”[3].
Los dos poemas de Sor Juan Inés de la Cruz
se identifican con las dos corrientes.
En la clásica porque se
cumplen con las características externas del poema, es decir hay un apego a la
forma, a los roleos, a los versos que obligan a pensar a través de los recursos
utilizados, como metáforas tradicionales
e inacabables en su significado.
En la romántica porque los
poemas expresan una protesta o inconformidad ante un solo tema que es el
tormentoso amor. Por un lado, en Detente,
sombra de mi bien esquivo hay un suplicio de amor por aquella persona
amada, como lo expresa en su primera estrofa. Y en Al que ingrato me deja, busco amante, la voz de la poeta se mezcla
en el espíritu de braveza, de aventura y deseo.
[1]
Helena Beristáin. Diccionario de Retórica y Poética. Séptima edición. Editorial
Porrúa. 1995
[2]
Francisco Montes de Oca, Teoría y Técnica de la Literatura, Editorial Porrúa,
México, D.F. 1981, p.60
[3] Ethel
Krauze, en la sesión del día 21 de
octubre de 2015 del curso Canasta Básica III, en el Centro de Investigación y
Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, explicó qué es una corriente
literaria y cómo es que ésta se forma.
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