martes, 13 de mayo de 2014

Sexta prueba de fuego: Experiencia de juicio crítico de un texto literario por Hernán Cortés
      
En la clase anterior sometimos a juicio un texto de Graciela. Al adoptar la postura y la función de crítico, ejercemos un poder que no siempre es usado en beneficio de quien recibe la crítica, y no necesariamente es constructivo para quienes observan y se interesan en mejorar el desarrollo profesional del escritor.
  
   Una primera cualidad del crítico es saber escuchar al otro. Es más conveniente escuchar que hablar a la hora de la crítica. Se puede ejercer el rol de crítico con malas intenciones, es decir, con una intención distinta a la educativa. La función  que llamamos crítica puede, sin darnos cuenta, aparecer como una acción que tiende a  justificar el poder del maestro o del evaluador. Otra cualidad del crítico es la humildad, es decir, reconocer sus limitaciones de conocimiento.  Si un crítico se presenta como un “sabelotodo”, esconde su ignorancia y provoca que aquel que es evaluado en un juicio crítico tampoco reconozca sus limitaciones. Entonces partimos de una situación que parece ideal, pero no es la realidad del proceso. La maestra dijo que presentarse como figuras idealizadas y perfectas a la hora de ejercer una función crítica es lo peor. Lo que hay que hacer no es mostrar la perfección, sino acompañar en la imperfección.
  
¿Qué es lo que hay que llevar como equipaje para hacer la función de crítico?  Primero una actitud dispuesta a escuchar, ser humildes. También se requiere que estemos dispuestos a comprender el texto. Indagar las intenciones del autor, sus lecturas previas que lo inspiraron, su contexto, etc.
  
Un juicio crítico tiene que ser didáctico. Significa que debe proponer herramientas para que el lector sea crítico. Hay que conocer a quienes nos dirigimos para que nuestro lenguaje corresponda a los oyentes.
  
  Para la crítica literaria hay recursos que atienden al fondo y a la forma del texto. Tal vez primero convenga ocuparse del fondo y luego de la forma. A veces nos fijamos primero en la ortografía que en el sentido  o el significado del texto. Siendo así, descalificamos inmediatamente un texto que no esté bien escrito. Pero al tratarse de escritores en formación, la ortografía debe ser el último aspecto a considerar. Se puede atender la intención del autor, el significado del texto, su género, etc. En fin, considerar los diversos enfoques que se refieren a la parte exterior del texto y a la parte interior. Hay  que distinguir el sello personal del autor y estimar su aportación literaria.


1 comentario:

  1. Excelentes y muy productivos tus comentarios acerca de tu aprendizaje (y el del grupo) durante la sesión pasada. Te felicito

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