Sexta prueba de fuego: Experiencia de
juicio crítico de un texto literario por Hernán Cortés
En la clase anterior sometimos a juicio un texto de Graciela. Al adoptar
la postura y la función de crítico, ejercemos un poder que no siempre es usado
en beneficio de quien recibe la crítica, y no necesariamente es constructivo
para quienes observan y se interesan en mejorar el desarrollo profesional del
escritor.
Una primera cualidad del crítico es saber escuchar al otro. Es más
conveniente escuchar que hablar a la hora de la crítica. Se puede ejercer el
rol de crítico con malas intenciones, es decir, con una intención distinta a la
educativa. La función que llamamos crítica
puede, sin darnos cuenta, aparecer como una acción que tiende a justificar el poder del maestro o del
evaluador. Otra cualidad del crítico es la humildad, es decir, reconocer sus
limitaciones de conocimiento. Si un
crítico se presenta como un “sabelotodo”, esconde su ignorancia y provoca que
aquel que es evaluado en un juicio crítico tampoco reconozca sus limitaciones.
Entonces partimos de una situación que parece ideal, pero no es la realidad del
proceso. La maestra dijo que presentarse como figuras idealizadas y perfectas a
la hora de ejercer una función crítica es lo peor. Lo que hay que hacer no es
mostrar la perfección, sino acompañar en la imperfección.
¿Qué es lo que hay que llevar como equipaje para hacer la función de
crítico? Primero una actitud dispuesta a
escuchar, ser humildes. También se requiere que estemos dispuestos a comprender
el texto. Indagar las intenciones del autor, sus lecturas previas que lo inspiraron,
su contexto, etc.
Un
juicio crítico tiene que ser didáctico. Significa que debe proponer
herramientas para que el lector sea crítico. Hay que conocer a quienes nos
dirigimos para que nuestro lenguaje corresponda a los oyentes.
Para la crítica literaria hay recursos que atienden al fondo y a la
forma del texto. Tal vez primero convenga ocuparse del fondo y luego de la
forma. A veces nos fijamos primero en la ortografía que en el sentido o el significado del texto. Siendo así,
descalificamos inmediatamente un texto que no esté bien escrito. Pero al
tratarse de escritores en formación, la ortografía debe ser el último aspecto a
considerar. Se puede atender la intención del autor, el significado del texto,
su género, etc. En fin, considerar los diversos enfoques que se refieren a la
parte exterior del texto y a la parte interior. Hay que distinguir el sello personal del autor y
estimar su aportación literaria.
Excelentes y muy productivos tus comentarios acerca de tu aprendizaje (y el del grupo) durante la sesión pasada. Te felicito
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