domingo, 11 de mayo de 2014

Sexta prueba de fuego: Dos osos y una madrastra...buena/

DOS OSOS Y  UNA MADRASTRA... BUENA
EXPERIENCIA DE CRÍTICA PEDAGÓGICA EN CLASE.  
Graciela Zamora

La práctica del pasado miércoles 30 de abril consistió en aplicar la crítica pedagógica a dos textos con las herramientas aprendidas en clase. Hago un resumen y expongo el aprendizaje obtenido en una especie de obra en dos actos para mis compañeros que no pudieron asistir a la sesión. 


Dos osos y una madrastra…buena
Personajes:
Alumnos: (En orden alfabético) Alexander, Graciela, Hernán, Nancy, Rocío.
Maestra: Ethel Krauze
Madrastra: Ethel Krauze

Escenario:
Un salón, mesas, sillas, computadora y el sistema de Internet sin servicio. Una maestra y cinco alumnos en una zona tropical. El calor es asfixiante. Al final, con la luz del crepúsculo que se cuela por las ventanas el ambiente se torna agradablemente tibio. 
Dos textos de los alumnos.  El primero una parodia divertimento del poema “El cuervo” de Edgar Alan Poe.  El segundo texto, un escrito-talismán contra la nostalgia por la naturaleza inspirado en la prosa de “Noticias del imperio” de Fernando del Paso. 
Dos alumnos alternan el papel de maestro para conducir las críticas.  


PRIMER ACTO… PRIMER OSO
Los alumnos escuchan atentos las indicaciones de la maestra, quien escoge los textos y a los alumnos que harán los papeles de maestros.  Se respira nerviosismo en el ambiente.
Hernán: (lee la parodia ) paso seguido interroga al autor por la intención del texto. Cuando ésta contesta, Hernán no la escucha, está empeñado en mostrar lo que él sabe sobre la crítica. 
Graciela:  propone a Hernán leer el poema de Poe para relacionarlo con el texto. (Graciela se ha dado cuenta que Hernán no ha leído dicho poema; por su parte Hernán sabe que desconoce el poema pero es incapaz de reconocerlo. tampoco dice nada. El autor le pregunta si puede leer el poema de Poe. 
Hernán: Sigue sin escuchar. Al final permite se lea el primer párrafo de El cuervo. No hay comentarios. 
(Se acaba el tiempo del primer ejercicio. Aparece la madrastra que es la misma maestra pero con un aire distinto. En sus ojos no hay piedad. 
Madrastra:  Señala las malas intenciones: 
Hernán ha tomado el papel del maestro que sabe. Está más interesado en mostrar sus capacidades para dirigir la crítica pedagógica que en establecer una relación de aprendizaje entre él y sus alumnos. Ha establecido una relación de poder.  No escucha al alumno. Calla que no ha leído el poema de Edgar Alan Poe, y por ello la crítica se paraliza. Reconocer frente al alumno que no se sabe o no se ha leído a un autor no lo desacredita como maestro.  Es pues forzoso decir al alumno lo que desconoce y con ello romper el coto de poder  entre maestro y alumno que no es saludable. 
El alumno también puede tener malas intenciones.  Es el caso de Graciela que a sabiendas que el maestro no conoce  el poema, maliciosamente lo oculta, quizás para exponerlo frente a sus demás compañeros. 
Debe haber buenas intenciones en la relación maestro-alumno.    Una relación solidaria. 

La maestra sale del escenario.

Los alumnos en coro reconocen que hicieron  “el oso”. En su voz se percibe que han cobrado conciencia de sus malas intenciones.  

Cae el telón.

SEGUNDO ACTO… SEGUNDO OSO

Mismos personajes en sus sillas con sus cuadernos abiertos. 

La maestra regresa a su estridente mutismo de observadora.  

Rocío:  lee el texto que hace eco de la prosa de Fernando del Paso.  Pregunta después a los alumnos lo que ha generado el escrito.  Se escuchan los comentarios. Paso seguido Rocío le da la palabra a Alexander para que hable de las intenciones de su artefacto.
Alexander:  Habla. Expone desde su corazón lo que le ha significado escribir. Unas especie de pieza mágica que guarda el paisaje descrito para cuando el ruido de la ciudad lo persiga. Menciona  el libro “Noticias del Imperio”. 
Rocío: lo oye, pero se escucha a ella misma.  Acto seguido, no toma en cuenta las palabras de Alexander y  procede a buscar el género del texto para encuadrarlo para después dar un veredicto final sobre la obra a modo de conclusión  en la crítica pedagógica.    
Aparece la madrastra.
Madrastra:  Expone el camino para convertir las malas intenciones en buenas. Querer meter a un texto a la  fuerza dentro de un género es un despropósito. Hay que observar el texto. Puede ser algo particular,  diferente. Un escrito puede ser en sí mismo algo que no encuadra en género alguno. No es primordial en la crítica pedagógica. En el caso de este escrito estamos frente a una especie de texto-amuleto.  Una pintura realista del paisaje. 
La conclusión final en el juicio crítico pedagógico no es en sentido alguno un veredicto final. Funciona como una puerta que se abre para profundizar en el texto. En ambos casos podría ser la invitación a leer el poema de Edgar Alan Poe y una página de la novela de Fernando del Paso para comparar la prosa con el texto-talismán. 

A lo bajo, los alumnos en coro vuelven a repetir que han hecho “el oso”.
Aunque cabizbajos, en sus ojos brilla una chispa de esperanza. En su interior algo se ha sacudido. Han cobrado conciencia del  significado de las buenas intenciones. Cierran sus cuadernos. Agradecen sinceramente a la maestra. Salen del salón.  
A la madrastra la cubre una sonrisa dulce y buena. 

Cae el telón. 


2 comentarios:

  1. Qué excelente manera crativa, jocosa y autocrítica de compartir una experiencia en aula. Hay que promover esto entre los propios alumnos.

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  2. Bella propuesta como memoria de la crítica literaria lograda en el aula. Felicidades Graciela.

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