martes, 29 de abril de 2014


Resignificación de una experiencia lectora para resignificar  mi escritura.

En el contexto de una clase de un día cualquiera en el seminario de literatura, sucedió algo extraordinario; a partir de una experiencia laboral de una compañera o al menos creo que de ahí se detonó la dinámica, se nos ofrece una experiencia riquísima, donde se nos invita a llevar a la clase una obra original de nuestra autoría, y cómo parte de una partida del destino le toca a un compañero ser el primero y su obra al menos a mí me provoca un sin de sensaciones, de ideas, de sentimientos, todo esto revuela en mi mente y en mi corazón a la sazón de la lectura de la obra bien estructurada del compañero.

Cabe aclarar que antes se nos había sensibilizado e invitado a cerrar el significado de la actividad, como ejemplo de algo que tendemos la oportunidad de aplicar en nuestras clases y ante nuestros alumnos, considerando que cada autor que comparte una obra se está legitimando como individuo, deja algo de sí en el espíritu de su obra y así, cada obra cobra vida y se inserta en nuestro propio ser, cobran vida propia y en esta actividad se ostenta la posibilidad de resignificar la experiencia lectora para que sirva de base para enriquecer la propia construcción de un conocimiento individual y colectivo.

Para establecer sobre bases sólidas esta experiencia literaria, se nos hace preguntarnos, al poner en práctica una actividad similar en nuestras clases, ¿Qué estamos buscando? ¿Qué va a ocurrir?. Ante esto, la posibilidad de una transformación desde la experiencia literaria establece la posibilidad de cambiar el mundo del que escucha, de cambiar su visión del mundo, provocar un cambio en su manera de pensar, de experimentar, de sentir, de ver, etc. Y la gran posibilidad de resignficar a la persona cómo autor, reconocerlo y reconocer la resonancia de su obra en mi ser, en mi esencia, ante esto la experiencia vivida ante la lectura de la obra del compañero me deja lo siguiente:

El cuento del compañero me ha significado una historia filosófica, a partir de una aparentemente simple experiencia cómo subir a un autobús de pasajeros en el transporte público, mientras se desarrolla la narración del cuento al mismo tiempo va resaltando un profundo tema a manera de ensayo dentro de las reflexiones inspiradas bajo la experiencia vivida por el autor, se establece una tesis, una profunda reflexión de cosas de la vida, la ontología de lo cotidiano y así; ante el robo de una cartera con documentos de una mujer de raza negra que ve inmolada su identidad en un país extraño y contrastante, se ve la identidad perdida no sólo a partir de un documento y de una persona, sino de la humanidad entera, no hay identidad sin verdad, se plantea la imagen del otro a partir de acusarse  o desacreditarse por lo que el otro prejuiciosamente significa, el racismo de una mujer de raza negra, acusa a un oriental de robarle, un hombre de raza blanca ¿tratando de ser neutral? Cada uno siendo víctima de su históricamente pujante identidad que pesa y pesa mucho y que tropieza ante los ojos del otro, que no ve al otro como igual, sino como contrario, alguien a quien acusar, dañar, sacarle provecho, y ante esto, ¿dónde está el amor? Y la ironía, en Roma, tierra sagrada y cuna de toda santidad.

Ante esto, el mundo del autor enriquece nuestro mundo y en este caso fue caso cumplido enteramente y se agradecen actividades como ésta, que estuvo pensada para enriquecer el encuentro con la literatura y con el mundo del autor.

Aunque se nos ha pedido que aportemos algo al mejoramiento de la obra, en este caso no creo tener mucho que aportar ya que se me hiso una obra circular, que tiene los elementos que por lo menos a mí me gustan para considerarla completa, una obra que contiene una historia y además una tesis, que provoca una profunda reflexión, sólo considerar lo mismo que se dijo en clase de que se establezca en la historia un cierre donde se ve la acción final del espectador en la anécdota.

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