martes, 29 de abril de 2014


  Ejercicio de crítica del texto de Amado por Hernán Cortés

  Me pareció interesante que el ejercicio no haya sido una observación unilateral e impuesta de los críticos (la maestra) hacia el autor. La maestra se condujo con respeto al autor y a su escrito. No lo descalificó , sino lo     orientó  con algunas preguntas. Las preguntas son un guion  para un ejercicio crítico.
   Voy a escribir las preguntas que la maestra ( en este caso quien lleva a cabo el juicio crítico) propuso al autor, después de leer su texto:
1ª ¿Cuál fue su intención: contar una anécdota o proponer una lección?
2ª  ¿Lo ha trabajado literariamente?
3ª ¿Quiere recibir comentarios referentes para convertir el texto en uno con calidad literaria?
 4ª ¿Cómo lograr la autonomía del texto?
    Hay que identificar el género que le da autonomía.
5ª ¿Qué pesa más en su texto?
  No hay géneros puros, pero sí hay preponderancia.

     Citas principales de la Crítica literaria, hoy  por Hernán Cortés

  Enrique Anderson Imbert  (Argentina)

La misión de la crítica es juzgar el valor estético de una obra en todas las fases de su realización. El juicio es: “esto vale, esto no vale”.  Preguntas de la crítica: ¿Cuál fue la intención del escritor? ¿Logró expresarla? ¿valía la pena escribir lo que escribió? ¿Qué significado tiene su obra en la historia de la literatura?  
 Los críticos no están sujetos a intereses de clase o alguna ideología. Los críticos literarios se enorgullecen de una herencia cultural común. Un buen crítico juzga una obra con su propia conciencia, no con una impersonal conciencia de clase. Y puesto que juzga una obra de arte, su criterio es estético. El crítico no agrega valor a las obras: se limita a describirlas, a juzgarlas. Primero intuimos; después con las intuiciones, formamos conceptos.
  Hay que seguir los mejores modelos de los vecinos. La crítica no le pertenece a una región en particular. Hoy la crítica sigue todas las direcciones: externa, que estudia la génesis de la obra o las reacciones del público lector. Explica antecedentes del fenómeno literario con métodos históricos, sociológicos. En cuanto al lector, sus métodos son impresionistas, dogmáticos o revisionistas. La crítica interna aísla la obra de sus circunstancias y analiza esos objetos autónomos en sus elementos constructivos: tema, forma, estilo. Todos los métodos son buenos.
Antonio Cornejo Polar (Perú)
La crítica vive un momento de crisis de legitimidad. La crítica inmanente olvida que la literatura es producción social, parte integrante de una realidad y de una historia nunca neutrales. La crítica inmanente supone la renuncia a entender la literatura como actividad concreta de hombres concretos. No se trata de sociologizar el conocimiento de la literatura, pero evitar una abstracción ilegitima. Una literatura producida por una sociedad heterogénea y en conflicto revela esta realidad. Es necesario conocer el funcionamiento social de la literatura para comprender su desarrollo histórico  y sus manifestaciones textuales concretas.  Hay géneros que no son puros: se ha detectado en la novela latinoamericana elementos míticos, épicos, históricos, folclóricos, de denuncia social, etc. Se ha de constituir una crítica que consulte constantemente la peculiaridad de su objeto. Esta crítica es parte de la liberación de nuestros pueblos. Cumple una tarea de descolonización.

José Pedro Díaz  (Uruguay)
   En la crítica no hay normas nítidas de verificación como en las ciencias físico-matemáticas. Las operaciones críticas son un esfuerzo práctico de acercamiento a los niveles de creación. El creador se lanza a buscar, pero lo que busca le es desconocido. Para el crítico, en cambio, el trabajo es en un espacio iluminado y contempla la obra, la mide, la ausculta, la compara, establece relaciones, aspira a comprenderla para dar razón de ella.
  El pluralismo dominante, la diversificación de rutas y el experimentalismo de nuestro tiempo, acerca la tarea crítica y la tarea creadora. Las corrientes críticas no tuvieron como centro propulsor América latina, fue Alemania, Inglaterra, Francia y España.
No creo que América latina deba seguir una línea crítica determinada…La crítica depende de nuestro conocimiento sobre el hombre, su situación concreta y su tarea de creación inmaterial. Es colonialismo cultural pretender una crítica latinoamericana que quiera distinguirse por latinoamericana.
  Si es crítica y aspira  la racionalización, aspira a distinguir y comprender de manera no regional y sí teórica. Así como la física no tiene nacionalidad, ¿Por qué ha de tenerla la teoría crítica?
Las orientaciones de la crítica son: a) Análisis de las relaciones que vinculan la situación del hombre concreto y los productos de su creación inmaterial. Afinamiento en la consideración de las relaciones entre la situación histórica, la estructura social y la creación literaria. b) Los fundamentos de Saussure, de Propp  y de Jakobson orientan hacia el estudio de la estructura básica de la obra literaria, por ejemplo, Genette. C) No todo se agota en un estudio socioeconómico ni en un análisis estructural. También se complementa con el estudio d las formas dominantes de la imaginación. Las observaciones de Bachelard aportan materiales significativos.

Roberto Fernández Retamar  (Cuba)
    La crítica es un ejercicio del criterio, según Martí. A veces hay, o pretende haber, un tipo de crítica en la que se intenta abolir el criterio. La percepción humana es histórica, lo que quiere decir que supone una actividad cultural. El gusto, con mayor razón, también.  El mero hecho de ver o de oír(y aún más el de gustar), humanamente hablando, implican una vasta red de convenciones, y por tanto de criterios. Reyes habla del juicio como de la  “corona de la crítica”. Esa corona lo es por la jerarquía que ostenta, pero no necesariamente por su ubicación. El juicio en cuestión no tiene que ser la conclusión explícita  de la tarea crítica: puede estar, en lo que toca a tal tarea, in medias res, o al principio, o incluso implícito.
La crítica literaria emite un juicio sobre la obra literaria. Así como un rey no es solo corona, la crítica no es solo juicio: el juicio ordena, gobierna, pero a su vez necesita estar sustentado en labores sin las cuales él mismo no se justificaría. Esa crítica que implica el criterio se relaciona desde luego vitalmente con la ideología: es parte de ella.
 Para mí, la crítica no es un género literario, sino un género filosófico.  Si la crítica vive en función de la ficción o la poesía, la primera respuesta que se nos ocurre es decir que es secundaria frente a aquellas. Reyes la comparaba a la sombra.
  Naturalmente, nadie que quiera leer un poema , se ira a leer una crítica de ese poema; como nadie que quiera ver los astros se irá a leer libros de astronomía. Pero nadie podrá saber lo que son los astros, pensarlos y relacionarlos con el resto de la realidad, tan solo con salir una noche de luna a mirar el prodigioso cielo estrellado.
  Existe una crítica literaria latinoamericana en la medida en que existe un pensamiento latinoamericano. América latina existe de  un modo precario y agónico (agonía como lucha). La crítica latinoamericana digna de ese nombre ha estado siempre vinculada a esa agonía, y todos sabemos que sus autores se llaman Bello y Sarmiento, Martí y Rodo, Reyes y Henríquez Ureña , Martínez Estrada y Mariátegui. Andrés Bello aconsejaba imitar a Europa más que en sus resultados, en los procedimientos que llevaron a esos resultados. Lo fundamental para la crítica(para el pensamiento) de la América latina es serlo de veras. La fuerza de una crítica se pone de manifiesto al ser capaz no solo de enjuiciar nuestras cosas, sino también las cosas del mundo entero. Cuando uno lee lo que escribió en su época Martí sobre Wilde, Whitman o los pintores impresionistas, se enorgullece al ver cómo aquel hombre estaba a la vanguardia no de la América Latina sin del mundo en su crítica.
  En los últimos años  ha habido un renovado interés en los estudios formales y otro en los abordajes ideológicos. No son iguales los abordajes hechos a una muchacha por su abogado, su médico, su dirigente político, su profesor y su novio. ¿Por qué no pensar que en la literatura ocurre otro tanto?
   
Margo Glantz (México)
 Las universidades consideran a la literatura como la menos útil de sus disciplinas y la más apta para sus alumnos más ineptos, traduciendo un intento por imponer una visión cientificista y tecnocrática. La crítica literaria autocuestiona sus postulados y pretende insertarse en el campo de la ciencia dentro de los diversos formalismos. El concepto mismo de crítica literaria está en crisis y su definición, o mejor dicho, el objeto mismo de su estudio, se cuestiona.
   Creo que hay una relación  entre el ejercicio crítico y la ideología, pero no concuerdo con el tipo de critica que intenta reducir el texto a un mero reflejo de una realidad exterior, sin tomar en cuenta su especificidad como texto literario.
  El texto literario es un modo particular de producción y el texto crítico también, en esa particularidad estriba su importancia: ambos textos son productos de un trabajo, de un trabajo diferente que coincide en su capacidad de transformar lo natural. Son objetos “artificiales” agregados a la realidad.
   En los sesenta. Al boom literario se añade un boom critico  que pretende desenajenar nuestra producción literaria y liberarla de cadenas europeas. Decir que la novela mexicana de folletín es apenas copia de la europea  porque hay huellas de esos modelos, significa no analizarla profundamente en su especificidad y  en so forma de producción. Organizarla en lexías o codificarla siguiendo al pie de la letra un modelo bartesiano sin determinar la dinámica de ese modelo es solo colonialismo cultural.

Domingo Miliani  (Venezuela)
 La crítica literaria es un discurso descriptivo, analítico y valorativo de un texto literario. Debe diferenciarse de la reseña, el publicismo o la promoción del libro literario, así como de la didáctica literaria sobre la obra. Su primera y básica función es asediar el texto literario, revelarlo y valorarlo. La función de la crítica ha de ser la de sacudir al lector, exigirle cooperación en el asedio del texto, más que en suministrarle un readerdigest de la obra literaria.
   La interpretación forma parte del sistema del crítico. El crítico no puede quedarse en la mera descripción diversionista, sino en asumir la valoración. La crítica literaria ejercida con honestidad y rigor, anda más allá del compromiso con el amigo creador o el mecenas editor, en tanto es capaz de revelar, descubrir, hace tomar conciencia de los procesos de cambio operados en el fondo de los textos.
  El creador desprecia pero necesita al crítico. Nadie se plantearía como una actitud colonialista estudiar y aplicar la física cuántica o relativista a un fenómeno físico argentino o mexicano. Nadie daría la espalda a una algebra universal para crear una matemática venezolana. En América latina los críticos debemos asimilar la lección de los novelistas: incorporar todo lo valido a su lenguaje específicamente narrativo, para expresar y revelar la realidad de un Continente en el universo de la ficción. No se trata de “seguir modelos”, en el sentido de imitar  de adoptar una conducta de sumisión, sino de comportarse como un científico del lenguaje que analiza un hecho lingüístico como es el hecho literario en cuanto texto y extralingüístico, en la medida que el texto es un signo social de estados culturales precisos, donde debe ubicarse para comprenderlo en su integridad.  Adoptar un rechazo a determinados métodos críticos por el hecho de no haber sido autóctonos es un comportamiento parecido a de ciertos demagogos políticos bien señalados, que hablan de “doctrinas exóticas” en función de un autoctonismo oportunista.
  El colonialismo cultural es un comportamiento, una actitud, no una metodología. El estructuralismo, la semiótica, la Sociología de la literatura, son métodos que bien empleados para el conocimiento científico y profundo de una realidad literaria, como parte de una realidad total, se hacen imprescindibles, son útiles, lo mismo en Moscú que en Buenos Aires, en Minessota o en México, en Paris o en Morelia.
  Concluyo que quizá una combinatoria d métodos capaces de valorar el mensaje específicamente literario y el específicamente social de un texto, en una doble lectura clarificadora, sería apropiado en la opción del crítico literario consecuente con una dramaticidad histórica como la nuestra. En América latina existe una tendencia marcada al impresionismo crítico.
  José Miguel Oviedo  (Perú)
 Estoy de acuerdo con la exigencia de una renovación metodología de criterios habitualmente aplicados al conocimiento de nuestra literatura. La historia literaria latinoamericana(y la crítica relativa a sus principales momentos, tendencias y autores) está necesitada de na profunda revisión: es imprecisa y frecuentemente inorgánica en su cronología y su terminología, trabaja con conceptos indiscriminadamente prestados de otras culturas, realidades o disciplinas, es contradictoria y superficial, etc. No sabemos qué decimos cuando decimos América latina.
  Recientemente, haciendo un trabajo sobre un autor bien conocido del siglo XIX, descubrí que la mejor fuente(o la menos errónea) para establecer la cronología de la vida cultural y política en América Latina en su tiempo, era anglosajona.
   Tampoco tenemos una filosofía, una teoría política, una historia de las ideas. Nuestros aportes a las ciencias exactas son escasos y discontinuos, y nuestra intervención en la investigación tecnológica  es subsidiaria de los grandes centros mundiales.
  No explicamos o definimos las categorías conceptuales que usamos, como surrealismo o barroco, surrealismo argentino o barroco mexicano. Existe la tentación a partir desde cero con tres objetivos: desmantelar la ideología de las clases dominantes, luchar contra el imperialismo y la penetración cultural, y la adhesión a la causa liberadora del Tercer Mundo. Hay una ideología dominante y varias ideologías de los dominados. El tema de la penetración y dependencia cultural está lleno de omisiones e incoherencias. Estados Unidos se señala como culpable: nos ha invadido, nos ha humillado, no solo territorialmente, sino mental y moralmente con el auxilio de sus sirvientes nativos.
  Se denuncian los sistemas de dominación cultural que provienen de los Estados Unidos y que extiende su mano tenebrosa por todas partes: literatura, arte, televisión, radio , periodismo, universidad, vida diaria , etc. Sin  embargo, también hay que desalienarnos del libro rojo de Mao y la propaganda socialista, de los discursos de Fidel, etc.
  Nos definimos contra Europa y los valores de occidente, pero ellos constituyen el núcleo de nuestras tradiciones en el pensamiento, las letras y las artes(Europa también es el resultado de innumerables contactos con Oriente, África  y otras culturas primitivas). No puedo evitar que la idea que tengo de la Novela provenga de Cervantes, Balzac, Flaubert, Proust, Joyce, y no de las narraciones asiáticas o aborígenes americanas. Ninguna gran creación puede ser subdesarrollada. Ningún gran arte es tampoco neutral: propone una imagen del mundo y esa imagen nos dice justamente que el mundo puede ser de otro modo. Hay una ideología en las obras de la creación humana.
La pretensión de fundar una crítica latinoamericana sobre una teoría no ideológica de la literatura es contradictoria. La idea de una teoría no ideológica es también una ideología y me parece singular que algunos defensores no lo admitan: todos saben que se basa en los planteamientos filosóficos de la sociología centroeuropea, la lingüística norteamericana y los numerosos estructuralismos que provienen de Francia. ¿Dónde poner los límites y señalar las barreras que nos libren del “colonialismo” sin asfixiarnos en el provincialismo y el dogmatismo?  Es una ilusión hablar de supresión de contactos e influencias. La ley del mundo es la interrelación y la interacción y las utopías de la originalidad han perdido su sentido patriótico. El fanatismo nunca es científico, y el movimiento de las ideas no tiene por qué repetir la barbarie de nuestra vida política o los odios de capilla de nuestras pequeñas republicas (cuando no dictaduras) de las letras.

Saul Sosnowski (Argentina)
  Toda lectura crítica de un texto literario requiere la decodificación de sus múltiples componentes. Decodificación que se transforma, a su vez, en un nuevo texto que se desplaza a través del objeto estudiado para proponer nuevas aperturas para futuros textos.
La crítica es un discurso no diferente a los ejercicios en la producción d otros objetos. Primero consiste en un análisis de los mecanismos de producción de la obra, reconocimiento de os componentes primarios utilizados  en la producción del código inicial. Luego se analizaría las alteraciones de esos elementos y su integración. No hemos de descartar los aportes de la semiótica, del formalismo, de la lingüística o del estructuralismo. Si lo hacemos, caeremos en una crítica subjetiva. Estudiar la estructura literaria nos lleva a conocer los mecanismos utilizados para producir esa escritura, es decir, el lugar donde reside la ideología del texto, donde el sistema literario se relaciona con los sistemas “extra-literarios”  que ha integrado y modificado en su elaboración textual. No hacerlo podría llevar a otro tipo de mitificación de la producción literaria que, cobijado en un lenguaje de raigambre científica, diera lugar a una renovada consideración de dicho trabajo como misterio reservado a vates y demás brujos.
La neutralización es la ausencia de toda lectura crítica. El texto debe ser dilucidado por un enfoque científico y dejar de lado el impresionismo que aún se presenta como critica.



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