Ejercicio de crítica
del texto de Amado por Hernán Cortés
Me pareció interesante que el ejercicio no
haya sido una observación unilateral e impuesta de los críticos (la maestra)
hacia el autor. La maestra se condujo con respeto al autor y a su escrito. No
lo descalificó , sino lo orientó con algunas preguntas. Las preguntas son un guion
para un ejercicio crítico.
Voy a escribir las preguntas que la maestra
( en este caso quien lleva a cabo el juicio crítico) propuso al autor, después de
leer su texto:
1ª ¿Cuál
fue su intención: contar una anécdota o proponer una lección?
2ª ¿Lo ha trabajado literariamente?
3ª ¿Quiere
recibir comentarios referentes para convertir el texto en uno con calidad
literaria?
4ª ¿Cómo lograr la autonomía del texto?
Hay que identificar el género que le da autonomía.
5ª ¿Qué
pesa más en su texto?
No hay géneros puros, pero sí hay
preponderancia.
Citas
principales de la Crítica literaria, hoy
por Hernán Cortés
Enrique Anderson Imbert (Argentina)
La
misión de la crítica es juzgar el valor estético de una obra en todas las fases
de su realización. El juicio es: “esto vale, esto no vale”. Preguntas de la crítica: ¿Cuál fue la
intención del escritor? ¿Logró expresarla? ¿valía la pena escribir lo que
escribió? ¿Qué significado tiene su obra en la historia de la literatura?
Los críticos no están sujetos a intereses de
clase o alguna ideología. Los críticos literarios se enorgullecen de una
herencia cultural común. Un buen crítico juzga una obra con su propia
conciencia, no con una impersonal conciencia de clase. Y puesto que juzga una
obra de arte, su criterio es estético. El crítico no agrega valor a las obras:
se limita a describirlas, a juzgarlas. Primero intuimos; después con las
intuiciones, formamos conceptos.
Hay que seguir los mejores modelos de los
vecinos. La crítica no le pertenece a una región en particular. Hoy la crítica
sigue todas las direcciones: externa, que estudia la génesis de la obra o las
reacciones del público lector. Explica antecedentes del fenómeno literario con
métodos históricos, sociológicos. En cuanto al lector, sus métodos son
impresionistas, dogmáticos o revisionistas. La crítica interna aísla la obra de
sus circunstancias y analiza esos objetos autónomos en sus elementos
constructivos: tema, forma, estilo. Todos los métodos son buenos.
Antonio
Cornejo Polar (Perú)
La crítica
vive un momento de crisis de legitimidad. La crítica inmanente olvida que la
literatura es producción social, parte integrante de una realidad y de una
historia nunca neutrales. La crítica inmanente supone la renuncia a entender la
literatura como actividad concreta de hombres concretos. No se trata de sociologizar
el conocimiento de la literatura, pero evitar una abstracción ilegitima. Una
literatura producida por una sociedad heterogénea y en conflicto revela esta
realidad. Es necesario conocer el funcionamiento social de la literatura para
comprender su desarrollo histórico y sus
manifestaciones textuales concretas. Hay
géneros que no son puros: se ha detectado en la novela latinoamericana
elementos míticos, épicos, históricos, folclóricos, de denuncia social, etc. Se
ha de constituir una crítica que consulte constantemente la peculiaridad de su
objeto. Esta crítica es parte de la liberación de nuestros pueblos. Cumple una
tarea de descolonización.
José
Pedro Díaz (Uruguay)
En la crítica no hay normas nítidas de
verificación como en las ciencias físico-matemáticas. Las operaciones críticas
son un esfuerzo práctico de acercamiento a los niveles de creación. El creador
se lanza a buscar, pero lo que busca le es desconocido. Para el crítico, en
cambio, el trabajo es en un espacio iluminado y contempla la obra, la mide, la
ausculta, la compara, establece relaciones, aspira a comprenderla para dar
razón de ella.
El pluralismo dominante, la diversificación
de rutas y el experimentalismo de nuestro tiempo, acerca la tarea crítica y la
tarea creadora. Las corrientes críticas no tuvieron como centro propulsor
América latina, fue Alemania, Inglaterra, Francia y España.
No creo
que América latina deba seguir una línea crítica determinada…La crítica depende
de nuestro conocimiento sobre el hombre, su situación concreta y su tarea de
creación inmaterial. Es colonialismo cultural pretender una crítica
latinoamericana que quiera distinguirse por latinoamericana.
Si es crítica y aspira la racionalización, aspira a distinguir y
comprender de manera no regional y sí teórica. Así como la física no tiene
nacionalidad, ¿Por qué ha de tenerla la teoría crítica?
Las
orientaciones de la crítica son: a) Análisis de las relaciones que vinculan la situación
del hombre concreto y los productos de su creación inmaterial. Afinamiento en
la consideración de las relaciones entre la situación histórica, la estructura
social y la creación literaria. b) Los fundamentos de Saussure, de Propp y de Jakobson orientan hacia el estudio de la
estructura básica de la obra literaria, por ejemplo, Genette. C) No todo se
agota en un estudio socioeconómico ni en un análisis estructural. También se
complementa con el estudio d las formas dominantes de la imaginación. Las
observaciones de Bachelard aportan materiales significativos.
Roberto
Fernández Retamar (Cuba)
La crítica es un ejercicio del criterio, según
Martí. A veces hay, o pretende haber, un tipo de crítica en la que se intenta
abolir el criterio. La percepción humana es histórica, lo que quiere decir que
supone una actividad cultural. El gusto, con mayor razón, también. El mero hecho de ver o de oír(y aún más el de
gustar), humanamente hablando, implican una vasta red de convenciones, y por
tanto de criterios. Reyes habla del juicio como de la “corona de la crítica”. Esa corona lo es por
la jerarquía que ostenta, pero no necesariamente por su ubicación. El juicio en
cuestión no tiene que ser la conclusión explícita de la tarea crítica: puede estar, en lo que
toca a tal tarea, in medias res, o al principio, o incluso implícito.
La crítica
literaria emite un juicio sobre la obra literaria. Así como un rey no es solo
corona, la crítica no es solo juicio: el juicio ordena, gobierna, pero a su vez
necesita estar sustentado en labores sin las cuales él mismo no se justificaría.
Esa crítica que implica el criterio se relaciona desde luego vitalmente con la ideología:
es parte de ella.
Para mí, la crítica no es un género literario,
sino un género filosófico. Si la crítica
vive en función de la ficción o la poesía, la primera respuesta que se nos
ocurre es decir que es secundaria frente a aquellas. Reyes la comparaba a la
sombra.
Naturalmente, nadie que quiera leer un poema
, se ira a leer una crítica de ese poema; como nadie que quiera ver los astros
se irá a leer libros de astronomía. Pero nadie podrá saber lo que son los
astros, pensarlos y relacionarlos con el resto de la realidad, tan solo con
salir una noche de luna a mirar el prodigioso cielo estrellado.
Existe una crítica literaria latinoamericana
en la medida en que existe un pensamiento latinoamericano. América latina
existe de un modo precario y agónico (agonía
como lucha). La crítica latinoamericana digna de ese nombre ha estado siempre
vinculada a esa agonía, y todos sabemos que sus autores se llaman Bello y
Sarmiento, Martí y Rodo, Reyes y Henríquez Ureña , Martínez Estrada y Mariátegui.
Andrés Bello aconsejaba imitar a Europa más que en sus resultados, en los
procedimientos que llevaron a esos resultados. Lo fundamental para la crítica(para
el pensamiento) de la América latina es serlo de veras. La fuerza de una crítica
se pone de manifiesto al ser capaz no solo de enjuiciar nuestras cosas, sino también
las cosas del mundo entero. Cuando uno lee lo que escribió en su época Martí
sobre Wilde, Whitman o los pintores impresionistas, se enorgullece al ver cómo
aquel hombre estaba a la vanguardia no de la América Latina sin del mundo en su
crítica.
En los últimos años ha habido un renovado interés en los estudios
formales y otro en los abordajes ideológicos. No son iguales los abordajes
hechos a una muchacha por su abogado, su médico, su dirigente político, su
profesor y su novio. ¿Por qué no pensar que en la literatura ocurre otro tanto?
Margo Glantz (México)
Las universidades consideran a la literatura
como la menos útil de sus disciplinas y la más apta para sus alumnos más
ineptos, traduciendo un intento por imponer una visión cientificista y tecnocrática.
La crítica literaria autocuestiona
sus postulados y pretende insertarse en el campo de la ciencia dentro de los
diversos formalismos. El concepto mismo de crítica literaria está en crisis y
su definición, o mejor dicho, el objeto mismo de su estudio, se cuestiona.
Creo que hay una relación entre el ejercicio crítico y la ideología,
pero no concuerdo con el tipo de critica que intenta reducir el texto a un mero
reflejo de una realidad exterior, sin tomar en cuenta su especificidad como
texto literario.
El texto literario es un modo particular de producción
y el texto crítico también, en esa particularidad estriba su importancia: ambos
textos son productos de un trabajo, de un trabajo diferente que coincide en su
capacidad de transformar lo natural. Son objetos “artificiales” agregados a la
realidad.
En los sesenta. Al boom literario se añade un
boom critico que pretende desenajenar nuestra
producción literaria y liberarla de cadenas europeas. Decir que la novela
mexicana de folletín es apenas copia de la europea porque hay huellas de esos modelos, significa
no analizarla profundamente en su especificidad y en so forma de producción. Organizarla en lexías
o codificarla siguiendo al pie de la letra un modelo bartesiano sin determinar
la dinámica de ese modelo es solo colonialismo cultural.
Domingo Miliani (Venezuela)
La crítica literaria es un discurso
descriptivo, analítico y valorativo de un texto literario. Debe diferenciarse
de la reseña, el publicismo o la promoción del libro literario, así como de la didáctica
literaria sobre la obra. Su primera y básica función es asediar el texto
literario, revelarlo y valorarlo. La función de la crítica ha de ser la de
sacudir al lector, exigirle cooperación en el asedio del texto, más que en
suministrarle un readerdigest de la obra literaria.
La interpretación forma parte del sistema
del crítico. El crítico no puede quedarse en la mera descripción diversionista,
sino en asumir la valoración. La crítica literaria ejercida con honestidad y
rigor, anda más allá del compromiso con el amigo creador o el mecenas editor,
en tanto es capaz de revelar, descubrir, hace tomar conciencia de los procesos
de cambio operados en el fondo de los textos.
El creador desprecia pero necesita al crítico.
Nadie se plantearía como una actitud colonialista estudiar y aplicar la física cuántica
o relativista a un fenómeno físico argentino o mexicano. Nadie daría la espalda
a una algebra universal para crear una matemática venezolana. En América latina
los críticos debemos asimilar la lección de los novelistas: incorporar todo lo
valido a su lenguaje específicamente narrativo, para expresar y revelar la
realidad de un Continente en el universo de la ficción. No se trata de “seguir
modelos”, en el sentido de imitar de
adoptar una conducta de sumisión, sino de comportarse como un científico del
lenguaje que analiza un hecho lingüístico como es el hecho literario en cuanto
texto y extralingüístico, en la medida que el texto es un signo social de
estados culturales precisos, donde debe ubicarse para comprenderlo en su
integridad. Adoptar un rechazo a
determinados métodos críticos por el hecho de no haber sido autóctonos es un
comportamiento parecido a de ciertos demagogos políticos bien señalados, que
hablan de “doctrinas exóticas” en función de un autoctonismo oportunista.
El colonialismo cultural es un
comportamiento, una actitud, no una metodología. El estructuralismo, la semiótica,
la Sociología de la literatura, son métodos que bien empleados para el
conocimiento científico y profundo de una realidad literaria, como parte de una
realidad total, se hacen imprescindibles, son útiles, lo mismo en Moscú que en
Buenos Aires, en Minessota o en México, en Paris o en Morelia.
Concluyo que quizá una combinatoria d métodos
capaces de valorar el mensaje específicamente literario y el específicamente social
de un texto, en una doble lectura clarificadora, sería apropiado en la opción del
crítico literario consecuente con una dramaticidad histórica como la nuestra.
En América latina existe una tendencia marcada al impresionismo crítico.
José Miguel Oviedo (Perú)
Estoy de acuerdo con la exigencia de una renovación
metodología de criterios habitualmente aplicados al conocimiento de nuestra
literatura. La historia literaria latinoamericana(y la crítica relativa a sus
principales momentos, tendencias y autores) está necesitada de na profunda revisión:
es imprecisa y frecuentemente inorgánica en su cronología y su terminología,
trabaja con conceptos indiscriminadamente prestados de otras culturas,
realidades o disciplinas, es contradictoria y superficial, etc. No sabemos qué decimos
cuando decimos América latina.
Recientemente, haciendo un trabajo sobre un
autor bien conocido del siglo XIX, descubrí que la mejor fuente(o la menos errónea)
para establecer la cronología de la vida cultural y política en América Latina
en su tiempo, era anglosajona.
Tampoco tenemos una filosofía, una teoría política,
una historia de las ideas. Nuestros aportes a las ciencias exactas son escasos
y discontinuos, y nuestra intervención en la investigación tecnológica es subsidiaria de los grandes centros
mundiales.
No explicamos o definimos las categorías conceptuales
que usamos, como surrealismo o barroco, surrealismo argentino o barroco
mexicano. Existe la tentación a partir desde cero con tres objetivos:
desmantelar la ideología de las clases dominantes, luchar contra el
imperialismo y la penetración cultural, y la adhesión a la causa liberadora del
Tercer Mundo. Hay una ideología dominante y varias ideologías de los dominados.
El tema de la penetración y dependencia cultural está lleno de omisiones e
incoherencias. Estados Unidos se señala como culpable: nos ha invadido, nos ha
humillado, no solo territorialmente, sino mental y moralmente con el auxilio de
sus sirvientes nativos.
Se denuncian los sistemas de dominación cultural
que provienen de los Estados Unidos y que extiende su mano tenebrosa por todas
partes: literatura, arte, televisión, radio , periodismo, universidad, vida
diaria , etc. Sin embargo, también hay
que desalienarnos del libro rojo de Mao y la propaganda socialista, de los
discursos de Fidel, etc.
Nos definimos contra Europa y los valores de
occidente, pero ellos constituyen el núcleo de nuestras tradiciones en el
pensamiento, las letras y las artes(Europa también es el resultado de
innumerables contactos con Oriente, África
y otras culturas primitivas). No puedo evitar que la idea que tengo de
la Novela provenga de Cervantes, Balzac, Flaubert, Proust, Joyce, y no de las
narraciones asiáticas o aborígenes americanas. Ninguna gran creación puede ser
subdesarrollada. Ningún gran arte es tampoco neutral: propone una imagen del
mundo y esa imagen nos dice justamente que el mundo puede ser de otro modo. Hay
una ideología en las obras de la creación humana.
La pretensión
de fundar una crítica latinoamericana sobre una teoría no ideológica de la
literatura es contradictoria. La idea de una teoría no ideológica es también
una ideología y me parece singular que algunos defensores no lo admitan: todos
saben que se basa en los planteamientos filosóficos de la sociología centroeuropea,
la lingüística norteamericana y los numerosos estructuralismos que provienen de
Francia. ¿Dónde poner los límites y señalar las barreras que nos libren del “colonialismo”
sin asfixiarnos en el provincialismo y el dogmatismo? Es una ilusión hablar de supresión de
contactos e influencias. La ley del mundo es la interrelación y la interacción
y las utopías de la originalidad han perdido su sentido patriótico. El
fanatismo nunca es científico, y el movimiento de las ideas no tiene por qué repetir
la barbarie de nuestra vida política o los odios de capilla de nuestras pequeñas
republicas (cuando no dictaduras) de las letras.
Saul Sosnowski (Argentina)
Toda lectura crítica de un texto literario
requiere la decodificación de sus múltiples componentes. Decodificación que se
transforma, a su vez, en un nuevo texto que se desplaza a través del objeto
estudiado para proponer nuevas aperturas para futuros textos.
La crítica
es un discurso no diferente a los ejercicios en la producción d otros objetos. Primero
consiste en un análisis de los mecanismos de producción de la obra,
reconocimiento de os componentes primarios utilizados en la producción del código inicial. Luego se
analizaría las alteraciones de esos elementos y su integración. No hemos de
descartar los aportes de la semiótica, del formalismo, de la lingüística o del
estructuralismo. Si lo hacemos, caeremos en una crítica subjetiva. Estudiar la
estructura literaria nos lleva a conocer los mecanismos utilizados para
producir esa escritura, es decir, el lugar donde reside la ideología del texto,
donde el sistema literario se relaciona con los sistemas “extra-literarios” que ha integrado y modificado en su elaboración
textual. No hacerlo podría llevar a otro tipo de mitificación de la producción
literaria que, cobijado en un lenguaje de raigambre científica, diera lugar a
una renovada consideración de dicho trabajo como misterio reservado a vates y demás
brujos.
La neutralización
es la ausencia de toda lectura crítica. El texto debe ser dilucidado por un
enfoque científico y dejar de lado el impresionismo que aún se presenta como
critica.
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