Junto
a la noche de recuerdos gratos Frente a la tarde de salitre y piedra
Revoloteando
en mi camastro inerte Ardo
sin consumirme, busco el agua
Sedienta
de un amor agonizante Armada
de navajas invisibles
Tu
rostro reflejando la nostalgia
Tu boca sabe a tiempo
emponzoñado,
Con
sabor amargo a vieja temporada
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
Y
el compás de tus piernas alocadas
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
Caricias
melosas ya pasadas,
una roja escritura indescifrable
cincelan
mi cabeza tus insultos
escribes en mi piel y esas heridas
Son
las huellas de tu amor doloso
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
y
en tus ojos los celos infundados
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
Hieren
mi cuerpo ansioso de caricias
como un traje de llamas me recubren,
Sumida
en la tristeza del recuerdo
pasadizo de espejos que repiten
Magdalena Guzmán Alvarado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario