Armada de navajas invisibles
escribes en mi piel y esas heridas
una roja escritura indescifrable
como un traje de llamas me recubren
ardo sin consumirme, busco el agua
tu cuerpo sabe a pozo sin salida
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
pasadizo de espejos que repiten
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
frente a la tarde de salitre y piedra.
Poema
traspuesto
Tu seca mirada de estatua
provista de hielo
cortante
jeroglífico con sangre escrito
dibujas en mi piel, dolor y herida
ataviada con ígneo ropaje
tu boca nada sabe, eres estatua
desierto que me quema al mediodía
la guitarra vibrante de tu cuerpo
túnel de cristal que me refleja
gusto de arena y roca da tu cuerpo
estatua de sal, la tarde anuncia
devenir que tu aliento envenenó
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