martes, 20 de octubre de 2015


Género: Narrativa/ Crónica
Época: Posmodernista
Obra: Relato de un náufrago
Autor: Gabriel García Márquez
En la clase anterior hice mi investigación sobre novela pero al decidir trabajar con esta obra me encontré con la situación de no saber exactamente en qué género literario colocarla, si en la novela o en la crónica pues considero que contiene características válidas para ambos géneros pero en base a la introducción del libro[1] y con los elementos recabados basados en un artículo realizado por la Doctora Miriam Rodríguez Betancourt considero que la crónica es donde mejor se acomoda esta obra.
A continuación presento un fragmento de dicho artículo:
La crónica no nace con el Periodismo sino que este aprovecha una tradición literaria e histórica de largo y espléndido desarrollo para adaptarla a las páginas de la prensa […]. Literatura e Historia son los típicos compañeros de viaje en el itinerario de un género del cual no pueden prescindir los medios de comunicación no sólo por su maleabilidad estructural y expresiva para abordar lo humano y lo divino, sino también por su capacidad de dar cuenta de los sucesos al tiempo de valorarlos como lo exige el auténtico Periodismo: con la urgencia de la inmediatez, la objetividad del testimonio y la calidad literaria de la redacción.
De su origen histórico-literario hereda la crónica periodística atributos que le permiten recrear la realidad sin violar la veracidad de los hechos. De esa herencia se recoge también la exigencia de que el periodista haya presenciado o escuchado de fuentes confiables los hechos que cuenta, elemento que hasta nuestros días confiere a la crónica determinada jerarquía entre los restantes géneros. Lo que trasmite el cronista es de primera mano, visto y oído; la detección de la arista singular, del latido interior de un tema, de un acontecimiento, de una persona.
Las definiciones varían mucho en este género, quizás como en ningún otro. "Uno de los géneros más difíciles de definir, dice Evelio Tellería, ya que comparte facetas de otros géneros, y, además, está muy cerca de los trabajos literarios" (8).
Un somero recuento de caracterizaciones confirmará tal diversidad y revelarán, a la vez, algunos rasgos propios del género como su carácter vivencial, literario, valorativo e informativo a la par.
Gargurevich dice que "es un relato de construcción literaria especial", y alude a su escritura en secuencia (9). A la misma característica se refiere Martín Vivaldi al unir sus atributos literarios e históricos: género literario en virtud del cual el cronista relata hechos históricos, según un orden temporal, y añade que se narra algo al propio tiempo que se juzga lo narrado.
Si bien puede enjuiciar, el propósito de la crónica no es el de convencer, sino el de conmover, el de despertar la sensación de una vivencia compartida, pues como afirma Grijelmo debe valorar "de una manera muy vinculada a la información" (19) sin la oportunidad para la reflexión detenida sobre esos aconteceres.
La argumentación en la crónica no alcanza el rigor característico de otros géneros del denominado periodismo opinativo. El tono del comentario es más íntimo, un tono de confidencia como lo califica Vivaldi, totalmente distante del estilo editorializante o de solicitación de opinión. No puede hablarse de crónica en rigor si no se destaca el particular tratamiento expresivo que este género exige.

 Julio García Luis apunta al respecto que el objetivo de la crónica es "iluminar determinado hecho o acontecimiento (...) sin acudir a una argumentación rigurosa, formal, directa, sino mediante la descripción de la realidad misma, de alguna pincelada valorativa y del manejo de factores de tipo emocional" (21), siendo esta una de las definiciones más certeras sobre el género.
En materia de clasificación, algunos estudiosos la incluyen dentro del periodismo informativo, otros, en el contexto del periodismo de opinión. Gargurevich, sin ubicarla específicamente dentro del periodismo informativo, afirma que la crónica es su antecesora (22), pero María Julia Sierra no duda en hacerlo, pues, para ella, es un género "eminentemente informativo" (23). Difiere de ambos el brasileño Beltrao quien se decide por colocarla dentro de los géneros de opinión porque destaca, como fin primordial de esta categoría periodística, la expresión del juicio, del criterio del cronista sobre hecho, ideas y estados psicológicos personales o colectivos (24)
 También en su tipología la crónica alcanza divisiones y subdivisiones muy amplias.
Por su enfoque, puede ser general, especializada, analítica, sentimental, humorística, de viajes, de remembranza, histórica. Por su tema, parlamentaria, judicial, de espectáculos, del extranjero, de sucesos, de interés humano o especial, de sociedad o sociales, taurina, deportiva, costumbrista, local...
Se añaden otros tipos: la doctrinal, la artística, biográfica, la descriptiva y la utilitaria. Especial atención recibe en los textos y manuales, la crónica viajera o de viajes, tan vinculada al origen mismo del género.
Lorenzo Gomis las resume de la mejor manera: en razón del lugar, es decir, a partir de la locación desde donde el cronista elabora sus impresiones; de corresponsal, de enviados especiales, viajeros; y en razón del tema, grupo en el que caben todas las demás.

 En definitiva, como expresa Maria Celia Forneas (...) "los nombres de las clases de textos dependen de las actitudes e interpretaciones que los lectores hagan de ellos, pues pueden emplearlos para designar referentes cognitivos en momentos históricos diferentes" (25).
Como expresión caracterizada por la subjetividad, la capacidad del cronista, su estilo, el tema en cuestión, también sería cuando menos inútil asumir normas absolutas en relación con su escritura […]. No obstante, valdría la pena detenerse en algunas consideraciones formales para la redacción de este género, sobre todo porque lo definen sustantivamente.
El cronista debe relatar el hecho o asunto "como él la vea y la sienta", pero la percepción personal de los acontecimientos-generalmente en primera persona y con firma autoral-- tiene que pasar por un filtro de responsabilidad porque nadie tiene el derecho de inundar el tiempo y el espacio con desahogos emotivos por muy sinceros que estos sean. En cualquier caso, la sobriedad debe ser la primera frontera.
Algunos autores recomiendan emplear la estructura cronológica de narración. Esta indicación […] dependerá, en buena medida, del tema abordado, del estilo de cada cronista, entre otros factores.
La narración deviene la forma privilegiada y central del discurso en la crónica y, por tanto, el cronista tiene que prestar atención a los modos más efectivos de contar una historia, un hecho o asunto, en torno a los cuales se articula su objetivo y el lenguaje que empleará.
La actitud del cronista ante el hecho, sus impresiones, se adaptará al vocabulario, al lenguaje, a la sintaxis, a la reconstrucción textual de lo visto o vivido. Esa actitud, esas impresiones, integran el objetivo central de la crónica, conforman su hilo conductor, tributan a su punto de vista o tesis, hacen posible la sintonía autor-receptor.
Frase corta y párrafo breve, ritmo rápido, grado superior de elaboración literaria, con empleo de recursos estilísticos como la metáfora, el símil, la hipérbole y cierta dosis muy medida de lirismo, aconseja García Luis para escribir buenas crónicas (29).

 Quizás sea este género el que más recursos posea para describir atmósferas, situaciones, asuntos, personas. "La crónica se resiste a la puntualidad de la información y al marco estricto del artículo, deambula por todos los rumbos y capta los variados matices del humano acontecer en su diversidad de escenarios, asuntos y actos (30).
Un incendio, un accidente, un descubrimiento, un congreso pueden ser temas de crónica igual que un estado de ánimo o un problema social. La diversidad tipológica antes enunciada da cuenta de que en ella cabe cualquier asunto siempre que este sea tratado con imaginación y sensibilidad.[2]

En cuanto a la definición de corriente literaria una que considero más completa es la citada por el Profesor Hernán Cortes alumno del CIDHEM y compartida es este mismo espacio en una clase previa.

La corriente literaria es el conjunto de características tanto en la forma de escribir como en la temática, de común acuerdo con las condiciones sociales de una determinada época. Una corriente literaria puede permanecer durante varias épocas o menos de una. De esta manera, las épocas y corrientes literarias más significativas son la época antigua con las culturas orientales; la época clásica con Grecia y Roma, y la Edad Media con el feudalismo. A partir de ellas surgen las demás.[3]

La corriente literaria de esta obra es el realismo en el cual uno de los mayores exponentes es el escritor Gabriel García Márquez y su época es posmodernista la cual se caracteriza por:

  • Respuestas ante un nuevo estado en el mundo: el miedo ante el poder de las bombas nucleares queda patente tras las masacres de Hiroshima y Nagasaki. Por otro lado, el pluralismo, la universalización de la información, etcétera... hacen reaccionar a los posmodernistas a todos los niveles.
  • Reconocimiento y/o peleas entre los posmodernistas ante una nueva realidad capitalista. Acorde a la evolución de cada país después de la guerra, se sugiere que una sociedad capitalista es la llave para resolver todos los problemas inherentes a la guerra.
  • Sensación de fragmentación, de discontinuidad, tomando la realidad de aquel tiempo como una imitación de la vida real.
  • Reconceptualización de la sociedad, de la historia y del yo.[4]

La obra                   
El protagonista es el náufrago Luis Alejandro Velasco. Su profesión era de marinero. Trabajaba para la Marina. En la primera parte narra de cuando estaban en Mobile mientras el barco el destructor era reparado. Cuando estaba de franquicia él y sus compañeros salían con sus novias.  Después narra cuando suben al barco para iniciar el viaje. A partir de ese momento se cuenta del hundimiento del barco y luego el naufragio de Luis Alejandro Velasco.
 Cuando se embarca le surgía un sentimiento de miedo luego de ver esa película “El Motín del Caine”, durante el viaje también extrañaba a su familia y a su novia, y volvía a sentir miedo cuando pensaba en esa película, no podía dormir.

Se encontraban en el barco cuando se da la orden “Todo el personal ponerse al lado de babor” En ese instante Miguel Ortega estaba mareado y paso tambaleando, se tumbó a babor entonces el buque se inclinó bruscamente; se fue. Alejandro aguanto la respiración, una ola enorme reventó sobre los marineros y quedaron empapados. Luego de unos minutos el barco retomo su posición. El buque seguía defendiéndose del oleaje pero cada vez escoraba más hasta que una ola no menos grande que la anterior los tira al mar. Luego de unos segundos el barco resurgió del mar.

Se logró salvar sujetándose de mercancía que flotaba en el mar. Luego vio dos balsas separadas a 7 metros una de la otra nado cerca de 3 minutos seguidos hasta que al fin la alcanzo gracias a una ola que la puso al lado de él. Una vez arriba de la balsa había compañeros de él cerca entonces quiso rescatarlos. Eduardo Castillo el almacenista, se agarraba fuertemente al cuello de Julio Amador Caraballo; Del otro lado estaba Luis Rengifo, a lo lejos avisto a Ramón Herrera, Alejandro remo desesperadamente para salvar a Ramón pero cuando volvió a levantar la vista el ya no estaba en la superficie Julio Armador y Eduardo Castillo estaban a 3 metros de la balsa pero justo cuando iba a rescatarlos una ola enorme suspendió la balsa en el aire cuando volvió a descender Julio y Eduardo había desaparecido. Luis Rengifo seguía nadando hacia la balsa estaba a 2 metros de distancia entonces Luis se detuvo y le dijo a Alejandro que nadara hacia el pero la brisa estaba en contra y no se podía en un momento estuvo a 5 metros de distancia de Luis y desapareció.
Él pensaba en que cuando el destructor llegara a Colombia enviarían el rescate, mientras estaba en la balsa también pensaba en cuanto tiempo tardaría en llegar la ayuda.
 Para saciar la sed toma agua de mar. En cuanto al hambre pudo atrapar a una gaviota, la mato y comió parte de ella pero la soltó porque las gaviotas son amigas de los marineros y de los hombres de mar. También pudo capturar un pez el cual sacio bastante su apetito. Luego atrapo una especie de raíz y se alimentó de ella aunque tenía miedo de que esta tuviese veneno. También mordía las tarjetas que tenía y el caucho de su zapato aunque esto no le servia para saciar el hambre.

Para un marino hambriento y en este caso naufrago las gaviotas significan esperanza y alegría ya que significan proximidad de la tierra. Una banda de gaviotas acompaña a los barcos, pero solo hasta el segundo día de navegación. En este caso él tenía la idea de que estaba cerca de tierra pero en realidad estas gaviotas estaban perdidas y se orientarían al encontrar un barco que las guíe.

A las 5 de la tarde aparecieron los tiburones. Los peces del mar se acumularon cerca de la balsa entonces los tiburones van por ellos y hacen tambalear esta. En un instante un pez salta del mar para no ser devorado por un tiburón y cae dentro de la balsa entonces el tiburón salta y hace tambalear produciendo que casi Alejandro se caiga al mar. Tomó un remo y le pega salvajemente y sin detenerse al piso de la balsa tratando de que uno de esos golpes le de al pez.
 Ya con ganas de morir avista tierra, pensaba que era una alucinación pero era su única esperanza así que se tira al mar, su condición de nadador le ayudaron a llegar a la orilla a pesar del agotamiento, la herida en la rodilla, las heridas en sus dedos y su debilidad. Al llegar a la playa, permaneció un tiempo inmóvil sobre la arena recobrando fuerzas. Vio un coco que le recordó su sed y trató de abrirlo con las llaves, pero no pudo perforarlo y lo tiro. Después escuchó un perro ladrar entonces noto que estaba en un lugar poblado. De pronto una mujer negra caminaba con una olla de aluminio en la playa y Luis, pensando que estaba en Jamaica, le pidió ayuda en inglés. La mujer se fue corriendo con mucho miedo. En realidad había llegado al lugar que menos se esperaba, a Colombia.
Cuando ya pasó todo, se convirtió en el héroe nacional, lo usaron de campaña publicitaria para muchos anuncios y después, no se volvió a saber nada más de él.



[1] “Este libro es la reconstrucción periodística de lo que él me contó, tal como fue publicada un mes después del desastre por el diario El espectador de Bogotá.” Y continúa: "En veinte sesiones de seis horas diarias durante las cuales yo tomaba notas y soltaba preguntas tramposas para detectar sus contradicciones, logramos reconstruir el relato compacto y verídico de sus diez días en el mar."   García Márquez Gabriel, Relato de un náufrago, Oveja Negra, Bogotá Colombia 1970 pp.  7-8

2 comentarios:

  1. Hola Karla me pareció muy completo tu trabajo, pero lo interesante es que quizá yo no clasificaría este texto de García Márquez como crónica sino como un relato. Me parece que las obras Crónica de una muerte anunciada y Cien años de soledad, se acercan más a la crónica.

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  2. Karla, me gusto mucho tu trabajo esta bien completo.Te felicito.

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