domingo, 2 de junio de 2013

Un bello recuerdo.

La delicia de estar en la iglesia.

He escuchado que para muchas personas es muy aburrido estar en una iglesia, escuchar misa, escuchar el sermón del sacerdote y de las señoras que participan en todos estos actos, yo recuerdo con mucha emoción y alegría, y aún me produce felicidad mis vivencias dentro de la iglesia, que empezaron desde los 6 años y concluyeron aproximadamente a los 18 años,  viví con mucha entrega las lecturas de la biblia, me emocionaba escuchar las conversaciones de las señoras y  los señores que asistían a lo que le llamaban reflexiones bíblicas y por supuesto me encantaba con la  reflexión del padre Raúl y del padre Enrique, de igual manera me era delicioso saborear lo que nos regalaban los anfitriones de las casas que visitábamos, café, tamales, atole, leche con pan, pero lo que más me encantaba era el sabroso caldo de pollo que siempre nos daban en una comunidad que visitábamos cada quince días, después de oficiar la misa, aún recuerdo el aroma de ese caldo de gallina con su chile guajillo y ese olor a epazote; me gustaba sentirme parte importante de ese grupo de personas, pero sobre todo sentirme parte importante del sacerdote, que me pidiera que cada domingo leyera la lectura de la biblia, cada domingo me vestía muy formal y me gustaba que muchas personas opinaran que yo era una jovencita muy bien portada, además de formar parte de varios grupos religiosos, la convivencia con los sacerdotes fue muy placentera, rica y que sabrosa. 

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