jueves, 29 de agosto de 2013



AUTORRETRATO  DE  MAGDA.

Ésta que ves aquí, de rostro semi redondo, de cabello rizado castaño oscuro, frente corta y con algunos caminos marcados, de ojos expresivos y de nariz recta, aunque sea pequeña; las mejillas abultadas, que no hace veinte años que fueron aplanadas, la barbilla redondeada, la boca grande, los dientes  menudos  y crecidos, porque al frente tiene anchos  y delgados , y quedan mal acomodados y peor puestos, porque de metal están los anchos enmarcados; el cuerpo entre dos extremos, ni gordo , ni flaco, la estatura chaparrita, el color vivo,  antes morena que prieta;  algo amplia de espaldas, y no muy ligera de pies; éste digo que es el rostro de la alumna del CIDHEM y de la Dra. Krauze,  y de la que inició el Viaje a Ítaca , a imitación del de Cavafis, y otros  textos autobiográficos que andan por ahí descarriados y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámese comúnmente Magdalena Guzmán Alvarado. Fue fundadora del Centro de Desarrollo Infantil no. 3 durante muchos años, y seis  y medio trabajó en Tlaxmalac, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla educativa de la escuela la oportunidad de incrementar horas por  una traición, herida que, aunque parece fea, ella  la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados años, y esperan ver los venideros, arrinconada  e inconforme debajo de las vencedoras reformas del ambicioso gobierno de México, feliz memoria.








Magdalena Guzmán Alvarado

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