AUTORRETRATO DE
MAGDA.
Ésta que ves aquí, de rostro semi
redondo, de cabello rizado castaño oscuro, frente corta y con algunos caminos
marcados, de ojos expresivos y de nariz recta, aunque sea pequeña; las mejillas
abultadas, que no hace veinte años que fueron aplanadas, la barbilla redondeada,
la boca grande, los dientes menudos y crecidos, porque al frente tiene anchos y delgados , y quedan mal acomodados y peor
puestos, porque de metal están los anchos enmarcados; el cuerpo entre dos
extremos, ni gordo , ni flaco, la estatura chaparrita, el color vivo, antes morena que prieta; algo amplia de espaldas, y no muy ligera de
pies; éste digo que es el rostro de la alumna del CIDHEM y de la Dra. Krauze, y de la que inició el Viaje a Ítaca , a
imitación del de Cavafis, y otros textos
autobiográficos que andan por ahí descarriados y, quizá, sin el nombre de su
dueño. Llámese comúnmente Magdalena Guzmán Alvarado. Fue fundadora del Centro
de Desarrollo Infantil no. 3 durante muchos años, y seis y medio trabajó en Tlaxmalac, donde aprendió a
tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla educativa de la
escuela la oportunidad de incrementar horas por una traición, herida que, aunque parece fea, ella
la tiene por hermosa, por haberla
cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados años, y esperan
ver los venideros, arrinconada e
inconforme debajo de las vencedoras reformas del ambicioso gobierno de México, feliz
memoria.
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