miércoles, 20 de marzo de 2013

La Caja de Sorpresas y Recuerdos.

Silvia Vargas Luviano.

Les presenté a mis alumnos una caja de sorpresas, les pedí que eligieran un objeto, aquél que en ese momento trajera a su mente algún recuerdo o inspiración. Estos son algunos de los escritos que elaboraron con ayuda de su musa, en ellos descubrí que sus emociones guardadas despertaron, lo que extrañan, lo que les hizo ser felices, o la frustración, son parte de un recuerdo y de un momento de inspiración.

Los lentes. (Jatziri)
 Estos lentes son como los de mi abuelita, ¡me recuerdan a mi abuelita! Ella todos los días por las noches hacía oración. Se sentaba en una silla pequeña, color azul, en el patio de mi casa y “hacía rosario”. Cuando yo me daba cuenta de que ya se encontraba rezando, salía al patio y me sentaba en el piso junto a ella, esperaba a que terminara. Cuando terminaba me volteaba a ver, se reía conmigo y luego me decía que me sentara en sus piernas y me contaba cuentos.
Uno de ellos hablaba de una hormiguita roqueta a la que muchos animalitos pretendían conquistarla y al final se quedaba con un ratoncito. Éste era mi cuento favorito.
Esto que hacía con mi abuelita lo realizaba desde pequeñita, hasta que tuve 8 años…ahora mi abuelita ya no está conmigo, la extraño y estos lentes me hicieron que la recordara.

Abrazo de oso. (Martha)
Llevo dos meses practicando en la escuela secundaria, me siento muy feliz de poder compartir tantas cosas con mis alumnos, tantos aspectos escolares, como personales y hasta familiares…
Hace algunas semanas, durante una clase que estaba impartiendo, algunos alumnos no paraban de hablar, de jugar y de gritar, el resto del grupo comenzó a querer hacer lo mismo, sin embargo no lo permití.
Recuerdo que ese día, me sentía muy mal, era uno de esos días que ¡no quieres ser tú! Llevaba temperatura y un dolor de garganta insoportable, aun así di mi clase, a pesar de todo el relaja que los alumnos estaban haciendo. Ya no pude más… y con un grito muy fuerte, el aula quedó en silencio y ¡todos con sus caras de asombro! Me miraban.
Estaba muy enojada y los alumnos se dieron cuenta porqué estaba así. Continué la clase, me seguía sintiendo mal, muy mal, muy enferma y ¡luego enojada!
Antes de que terminara la clase un alumno pidió hablar conmigo y me dijo: _maestra, a nombre de todo el grupo quiero ofrecerle una disculpa por el mal comportamiento, sabemos que usted hace un esfuerzo por darnos la clase y nosotros no le poníamos atención_. En ese momento interrumpí al alumno diciéndole que no quería saber nada… pero todos los alumnos se pusieron de pie y todos me abrazaron y me dijeron que me querían mucho, porque era la única maestra que los comprendía y que por culpa de ellos me había enojado, que era la primera vez que me veían tan molesta.
Me sentí muy feliz con el abrazo de oso que me dieron, el enojo se desapareció poco a poco, desde esa fecha ya no me he enojado tan feo como ese día…

El billete americano (Angelito)
Hace un par de años, tenía aproximadamente 13 ó 14 años, tuve la oportunidad de realizar un viaje a los Estados Unidos, de verdad estaba muy emocionada porque era la primera vez que salía, tan lejos de mi querida ciudad natal. Aunque el viaje no era tan fascinante, pues sólo asistiría  únicamente con mi madre y no con mi familia completa como lo había soñado tantas veces.
Sin embargo, cuando llegué a esa hermosa ciudad, quedé encantada de ver lo linda que era la ciudad de San Diego California, quería que mis hermanos compartieran conmigo esa fascinante experiencia.
Una de mis tías al ver que recordar al resto de mi familia causaba tristeza en mi rostro, me dio dinero, yo sólo veía billetes diferentes a los que conocía, ella me dijo ­_son billetes americanos_. Me llevaron a pasear y de compras, por un rato olvidé a mi familia y disfruté del viaje, y claro para hacer sentir bien a los que no pudieron disfrutar de esta experiencia les llevé a mi regreso recuerdos muy bellos de esta ciudad.

La cadenita. (Rosy)
Un día por la mañana, antes de que me despertara, mis papás  pusieron “las mañanitas” y me fueron a abrazar a mi cama, después de estar un rato con ellos platicándome de cuando nací, mi papá sacó un estuche de peluche y me lo dio, al abrirlo ¡era una cadenita!, parecida a un rosario.
La cadenita era de oro, tenía bolitas igual que el rosario y le colgaba un delfín como la cruz a un rosario.
Recuerdo mucho ese día que mi papá me regaló mi cadenita, porque me la regaló con mucho cariño y yo la cuidaba muy bien. La cadena estuvo conmigo por un largo tiempo conmigo, pero en una ocasión tuve que regresársela a mi papá, porque era necesaria para un gasto económico, ya que se presentaron problemas de este tipo, muy fuertes en mi familia y con esa cadenita se apoyó para algunos gastos.
No sentí feo regresarle la cadena que me había regalado, porque mi papá me la dio con cariño, igual  yo se la di con cariño y para apoyar a mi familia.

1 comentario:

  1. Le pregunto qué objetos, y me dice:
    Cortauñas, barajas, oso de peluche, perfumes, rosario, aretes, caja de vaporoub, lentes, soldaditos, un dólar, un casette...
    Alumnos de licenciatura, entre 22 y 23 años de edad; licenciatura en educación secundaria con especialidad en español, materia "Acercamiento a la práctica docente", en el centro de actualización del magisterio, en Iguala, Gro. (Octavo semestre)

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