jueves, 19 de mayo de 2016

Bolsa 6 - Teoria Literaria y Didactica por Marli Camargo

Los doce de la diligencia por Hans Christian Andersen

El frío era cortante; el cielo, estrellado, y no se sentía ni un soplo de aire.
«¡Paf!», un puchero viejo salió volando de la puerta del vecino.
«¡Pif, paf!», en otra parte sonaron unos tiros. Saludaban la llegada del Año Nuevo; era la noche de San Silvestre, y en aquellos momentos daban las doce.
«¡Tataratá!», llegó la diligencia. El enorme carruaje se detuvo a la puerta de la ciudad. Venían en él doce personas; más no cabían, todas las plazas estaban ocupadas.
‑¡Hurra, hurra! ‑gritaban en las casas donde se celebraba la noche de Año Nuevo, levantadas las copas para brindar por la felicidad del que empezaba.
‑¡Feliz Año Nuevo! ‑exclamaban. ¡Salud y suerte, una linda mujercita y mucho dinero! ¡Fuera el mal humor!
Todos se lo deseaban mutuamente, chocando los vasos, mientras la diligencia estaba parada a la puerta de la ciudad, con los que en ella venían, los doce viajeros.

¿Qué gente sería? Llevaban todos pasaportes y equipaje, y traían incluso regalos para ti, para mí y para todos los habitantes de la ciudad. ¿Quiénes eran aquellos forasteros? ¿Qué querían y qué traían?
‑Buenos días ‑le dijeron al centinela de la puerta.
‑Buenos días ‑les respondió éste, pues el reloj acababa de dar las doce.
‑ ¿Su nombre? ¿Su estado? ‑preguntó el guarda al primero que se apeó del carruaje.
‑Ahí tiene mi pasaporte ‑respondió el hombre. Soy yo. Era un individuo hecho y derecho, vestido con una piel de oso y botas de cuero‑. Soy el hombre en quien muchos tienen puestas sus esperanzas. Ven mañana y tendrás un regalo de Año Nuevo. Reparto chelines y escudos a diestro y siniestro, hago obsequios, doy también bailes, treinta y uno en total, pues no dispongo de más noches. Mis barcos están helados, pero en mi despacho se está caliente y cómodo. Soy comerciante mayorista y me llamo Enero. Sólo traigo cuentas conmigo.
Bajó el siguiente; era un guasón, director de teatro, organizador de bailes de máscaras y de toda clase de diversiones. Su equipaje era un gran tonel.
‑Por carnaval, de este tonel sacaremos más de un gato -dijo.

Voy a preparar diversiones para los demás y para mí, pues de toda la familia soy el que tiene la vida más corta; sólo veintiocho. De vez en cuando me regalan un día más, pero eso no es nada. ¡Hurra!
‑ ¡No grite tan alto! ‑le respondió el centinela.
‑Pero a mí me está permitido ‑protestó el hombre. Soy el príncipe Carnaval, y viajo con el nombre de Februarius.
Vino el tercero. Parecía la cuaresma en persona, pero iba con la nariz alta, pues estaba emparentado con los «cuarenta caballeros» y era profeta del tiempo. Ésta no es una prebenda productiva, desde luego, y por eso no se jactaba de ella, sino de la cuaresma. Su atavío era un ramito de violetas en el ojal, muy pequeñas por cierto.
‑Marzo, ¡marchen! ‑dijo el cuarto, dando un empujón al tercero.
‑Entra en el cuerpo de guardia, que hay ponche. ¡Lo huelo! ‑Pero no era verdad; sólo pretendía despachar a Marzo, con lo cual comenzaba su carrera el cuarto personaje. Parecía muy pimpante; no hacía gran cosa, pero cuanto menos trabajaba, tantas más fiestas celebraba. ‑El buen humor tiene sus altibajos ‑dijo. Lluvia y sol, quitar y poner. Soy también comisario de mudanzas y muñidor de entierros; lo mismo río que lloro. Llevo en el baúl vestidos de verano, pero sería un disparate ponérselos. ¡Así soy yo! Cuando me visto de gala, me pongo medias de seda y manguito.
A continuación bajó del coche una dama.
‑ ¡Señorita Mayo! ‑dijo. Vestía de verano y calzaba chanclos; el traje era de seda verde hoja de haya; se adornaba el cabello con anémonas, y olía tan intensamente a aspérula, que hizo estornudar al guardia.
‑ ¡Salud! ‑dijo ella; era su saludo. Era preciosa y, además, cantante, no de teatro ni callejera, sino de bosque. Vagaba por la verde y lozana selva cantando por placer. Llevaba en la bolsa de costura los «Grabados» de Christian Winther, que son como el propio bosque de hayas, y «Pequeños poemas de Richardt», otras tantas aspérgulas.
‑ ¡Ahí viene la señora! ‑gritaron desde el interior de la diligencia; y se apeó, joven y exquisita, altiva y elegante. Había nacido como una de «las siete durmientes», se echaba de ver en seguida. El día más largo del año daba una gran fiesta, para que los invitados tuviesen tiempo de zamparse los numerosísimos platos del banquete. Hubiera podido viajar en coche propio, pero lo hizo en la diligencia, con los demás, para demostrar que no era orgullosa, Tampoco iba sola, sino que la acompañaba Julio su hermano menor.
Éste era un mozo rollizo, vestido de verano y con un sombrero jipijapa. Llevaba consigo muy poco equipaje; hubiera sido un engorro, con tanto calor. No traía más que gorro de baño y taparrabos, lo cual no es mucho que digamos.
Siguió luego la madre, señora Agosto, frutera mayorista, dueña de muchos viveros de peces, señora diputada con un gran miriñaque. Era gorda y fogosa, se metía en todo, y en el campo servía personalmente la cerveza a los trabajadores.
‑ ¡Comerás el pan con el sudor de tu frente! ‑decía. Lo pone la Biblia. Más adelante celebraremos la fiesta del bosque y de la cosecha. Era un ama de casa muy capaz y activa.
La siguió un hombre, pintor de profesión: el colorista Septiembre. Era misión suya cuidar del bosque: las hojas cambiaban de color según lo disponía él; tan pronto estaba rojo, como amarillo, como pardo. El maestro silbaba como el negro estornino, era un trabajador muy diestro, y trenzaba el zarcillo verde pardusco del lúpulo en torno al jarro de cerveza; era un bonito adorno y él tenía maña para esas cosas. Allí se estaba con su olla de pinturas, que constituía todo su equipaje.
Siguió un hacendado, que pensaba en las sementeras, en las labranzas, sin olvidar por eso los placeres de la caza. El señor Octubre venía con su perro y su escopeta, y con nueces en los bolsillos: ¡nic, nac! Traía una enorme cantidad de equipaje, amén de un arado inglés. Hablaba de agricultura, pero apenas se le oía, a causa de un concierto de toses y estornudos a cargo del que venía detrás: Noviembre. Traía éste resfriados, catarros monumentales, por lo que usaba sábanas en vez de pañuelos, y sin embargo, tenía que acompañar a las criadas en su nuevo servicio, dijo; el resfriado se curaría trabajando de leñador, y a ello iba, pues era aserrador de oficio. Llenaba sus veladas tallando patines, pues sabía que dentro de unas semanas habría gran demanda de ellos.
Por fin se apeó el último, la abuelita con su braserillo. Se moría de frío, pero los ojos le brillaban como dos estrellas rutilantes. Llevaba un tiesto con un abeto enano. Lo criaré y cuidaré, para que crezca para Nochebuena; haré que llegue del suelo al techo, y se le puedan colgar velas de colores, manzanas doradas y figuras recortadas. El braserillo calienta como una estufa. Sacaré el libro de cuentos del bolsillo y me pondré a leer en alta voz, para que todos los niños de la sala se callen y estén quietos, mientras las figuras del árbol cobran vida, y el angelito de cera de la cima agita sus alas de oropel y, bajando de la verde cumbre, besa a todos los presentes, grandes y chicos, y también a los niños pobres que, en la calle, estarán cantando el villancico de la estrella de Belén.
‑Bien, que pase la diligencia ‑dijo el centinela. Tenemos la docena completa. Que avance otro coche.
‑Antes, que vengan aquí los doce ‑ordenó el capitán de servicio, uno por uno. Me guardo los pasaportes; cada uno tiene validez para un mes; cuando hayan transcurrido, tomaré nota del comportamiento de cada cual. Señor Enero, haga el favor de acercarse.
Y entró Enero.
De aquí a un año te diré lo que los doce nos han traído a ti, a mí y a todos. Ahora no lo sé, y seguro que ellos tampoco; pues es una época muy rara ésta en que vivimos.


Partiendo de la teoría de la recepción, la cual podría ser definida de una manera amplia como menciona Gómez: "El conocimiento, acogida, adopción, incorporación, apropiación o crítica del hecho literario en cuanto operaciones realizadas por el lector, o como la adaptación, asimilación o incorporación de una obra en tanto que actividades llevadas a cabo por otro escritor. En consecuencia la teoría de la recepción sería aquella que se ocupa de los fundamentos y principios básicos, de acuerdo con los cuales se orienta el estudio de todas esas actividades reseñadas, al igual  que las fórmulas metodológicas necesarias para poder realizarlos de una manera científica." (Gómez, 13)

Entonces después  la lectura solicitamos a los niños intervenir en la obra y escribir en forma de una obra literaria lo que representa para ellos los meses de acuerdo con su calendario cultural y de fiestas. Aunque la estudiante leyó la obra de Andersen, ella escogió apenas un mes y narró las sensaciones que siente al llegar diciembre y el significado de navidad que parece ser el sentimiento de gratitud por todo lo que pasó durante el año. 

Resultados:  

!La Navidad más hermosa¡ Era un frío diciembre, más de lo que estábamos acostumbrados.
Sin embargo el olor y el ánimo de que la Navidad se acercaba se sentía en cada lugar;
por doquier escuchábamos villancicos, la gente se percibía animada por la llegada del tiempo en familia, los regalos y la rica cena. !Me encantan estas fechas¡ Ver los jardines llenos de coloridas noche buenas, luces decorando las calles, árboles de navidad en todas la casas, las piñatas decoradas con muchos colores; la gente festejando en las calles y la gran variedad de comida que se sirve durante esta época: pavo, ponche, pierna, puré de manzana ¡Mmmm, sólo de recordarlo vuelvo a vivirlo! ¡Yei!, ¡no puedo dejar de reconocer que es mi fecha favorita del año! Cuando se acerca el tiempo mi corazón se alegra.
Pero me encantaría que la gente sintiera lo mismo que yo, no sólo por las cosas que vemos en estas fechas, si no por entender el verdadero significado de la Navidad. Que tuvieran esa razón que hay en mi corazón, que mezclado con los sabores, olores, convivencia, amor, ambiente y todo lo que existe; hacen un sentimiento perfecto, y se convierte en la mejor temporada del año. Una época excelente para reír, abrazar, perdonar, amar y valorar todo aquello que nos ha sido regalado durante el año, agradecer por lo bueno y por lo malo, valorar lo que hemos recibido y también por lo que no nos ha sido dado.

¡Ruego a Dios para que todo el mundo pueda conocer en su vida el verdadero significado de la Navidad!

María Fernanda Hoyos, 11 años. - Selah Instituto


Análisis y aplicación didáctica 

En la teoría de la recepción el lector interviene con sus pensamientos, sentimientos y opinión en la obra. Tal vez la alumna al leer no tuviera el conocimiento necesario referente a las festividades culturales realizadas mensualmente y dedicó al mes de diciembre, lo cual le fascina… tal vez. La alumna tal vez no tiene vivencias tales como en las festividades por cuestiones religiosas y/o me parece que también faltó un pensamiento investigativo de la estudiante para poder desarrollar el contenido de la redacción. 

En relación con la teoría  del historicismo, podría también ser aplicada en la obra por medio de un análisis de la obra por un estudiante, el cual sería observar desde el punto de vista individualizado que interpreta y valora a la obra, sus fenómenos y el contexto históricos de la época.

En ese caso es importante mencionar  que otras teorías literarias no estaban a favor del historicismo porque acreditan que cuando haya la interpretación de la obra y su juicio de valor puede no ser totalmente real por las dificultades de reconstruir las normas históricas, y que si tal reconstrucción fuera posible, el juicio de valor basado en ellas no tendría sentido para el lector moderno.

O sea, un alumno podría hacer una interpretación de la obra de acuerdo con el contexto histórico y fenómenos de la ocasión y no habrá una valoración de la obra por su contexto en general.

El historicismo plantea bien la diferenciación entre interpretación y valorización de la obra literaria.

La teoría del historicismo determina pues, el valor de una obra con relación a su contexto histórico y ese caso causa mucho desacuerdo con los teóricos literarios, los cuales ven dicha teoría de forma negativa como y Fokemma al mencionar a René Wellek  y sus hablas que dicen que el: análisis no puede considerarse aislado: “No hay manera de evitar el  juicio por parte de nosotros, por parte de mi mismo".  "La valorización se desarrolla a partir de la comprensión", "la valoración correcta nace de la correcta comprensión".
(Fokemma, pág. 20)

Los aspectos vistos como negativos del relativismo histórico es que en  ese caso el alumno analizará el contexto histórico de la obra y no su valorización como obra o que impida al alumno emitir un juicio, apartando el alumno  de una participación activa en la sociedad contemporánea.

En el caso del formalismo podríamos explicar a los niños que esa teoría se dedica a los aspectos formales de la literatura, como  por ejemplo  la estructura temática, o  la relación de los personajes, o entonces pedir a los alumnos identificar el tiempo de la obra y escribir sobre ese asunto.

Finalmente podríamos aplicar la teoría estructuralista semiótica, la cual es definida como: "una nueva ciencia que estudia cualquier signos usado en la sociedad humana" (Fokemma, pág. 57),  es importante señalar que el estudio estructuralista de la literatura se basa firmemente en una disciplina que a través de su estrecha conexión con la cibernética y la teoría de la información, también coopera con las ciencias.  En ese caso, se podrían avalar la obra del punto de vista cultural y pedir a los alumnos hacer una evaluación. 

Conclusión

La literatura no es un concepto estático, sino algo que hay que determinar en sus aspectos sincrónicos y diacrónicos. Por eso Ju Tiniavov describe la literatura como una construcción lingüística dinámica. Según él, ciertos textos en un determinado tiempo y lugar se han aceptado como literarios, mientras que en otros tiempos y lugares no lo han sido.
(Fokkema, IBSCH, pág.18)

Las teorías literarias han estado evolucionando y como educadores o investigadores es importante conocer la aplicabilidad de la teoría, recordando siempre que hay diferentes perspectivas para analizar un texto literario y esa se hace por medio de las  teorías como por ejemplo el  formalismo russo, la teoría de la recepción,  la semiótica, etc.

Como investigadores necesitamos estar atentos al desarrollo de las nuevas terminologías metalingüística que están en proceso de formulación y los elementos de la teoría crítica que todavía siento hay necesidades de ser investigadas y aplicadas en las obras, para que no hayan lagunas en el proceso de aprendizaje sobre lo que es la literatura y sus respectivas teorías. Aunque sabemos que el estudio de la literatura tiene diferentes aspectos  y que  un estudioso no puede abarcar el campo completo, pero el conocimiento de las teorías en los aspectos críticos son necesarios y contribuirán para el desarrollo de una crítica literaria apropiada, así como para una didáctica adecuada  en la enseñanza de la literatura. 
  
Bibliografía 

Fokkema, D. W., and Elrud Ibsch (a.k.a. Elrud Kunne-Ibsch). 1984 - Teorías de la literatura del siglo XX. Cátedra - Madrid.

Gómez Luis A. Acosta - El lector y la obra - 1989 -  Teoría de la recepción Literaria - Biblioteca Románica Hispánica - Editorial Gredos - Madrid 

Referencias


Krauze, Ethel - Seminario de Canasta Básica iv- CIDHEM- Centro de Investigación de humanidades Morelos.

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