Soy mujer joven, de aspecto fantasmal,
aparezco y desaparezco. No tengo vida propia soy una duplicidad, sumisa y servicial. Mi figura es esbelta, de ojos verdes “de mar
que fluyen, se hacen espuma y vuelven a la calma verde”. Espero ser retenida en este mundo por el amor
incondicional de mi amado Felipe Montero.
Joaquín Martínez
Volví a Medellín tan sólo a morir y ¡qué ironía! En mi búsqueda de muerte renací al amor. Sin embargo; Alexis, mi niño, me fue arrebatado, ¡murió entre mis brazos! Camino al hospital, insensibilizado como todos en esta ciudad sin ley, el taxista únicamente protestaba por la sangre en su tapete. A mi Alexis lo mató un maldito sicario. Aquí, en "Medallo", como es llamada hoy esta ciudad donde pasé mi infancia, los insumisos tiran cadáveres donde está prohibido y los niños en la calle cuentan los "muñecos" -como les nombra la gente a los muertos- día a día, para batir nuevos récords. En medio de este caos, no hay esperanza. Soy Fernando Vallejo. Tan descreído que ya no rezo... ni a La Virgen de los Sicarios. Por: Hermes Castañeda Caudana, El Mensajero.
Volví a Medellín tan sólo a morir y ¡qué ironía! En mi búsqueda de muerte renací al amor. Sin embargo; Alexis, mi niño, me fue arrebatado, ¡murió entre mis brazos! Camino al hospital, insensibilizado como todos en esta ciudad sin ley, el taxista únicamente protestaba por la sangre en su tapete. A mi Alexis lo mató un maldito sicario. Aquí, en "Medallo", como es llamada hoy esta ciudad donde pasé mi infancia, los insumisos tiran cadáveres donde está prohibido y los niños en la calle cuentan los "muñecos" -como les nombra la gente a los muertos- día a día, para batir nuevos récords. En medio de este caos, no hay esperanza. Soy Fernando Vallejo. Tan descreído que ya no rezo... ni a La Virgen de los Sicarios. Por: Hermes Castañeda Caudana, El Mensajero.
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