domingo, 23 de septiembre de 2012


    Poder llegar a interesar a un niño a través del cuento es un reto, su fantasía rebasa la imaginación pragmática del adulto, en consecuencia son  necesarias algunas técnicas con lo cual nos podemos auxiliar como nos explica Rodari  en Técnicas Creativas. Nos sugiere el uso del binomio ya que una palabra sóla no forma, no propone, no posibilita el destello de una buena idea. Sería un concepto muy simple. Por eso reflexiona que sobre los primeros conceptos en el niño nacen de  partes contradictorias. Hay entonces que buscar dos palabras que choquen entre sí para conseguir lo necesario de esta técnica. En consecuencia hay que formar el cuento con dos palabras que mantengan la distancia para formar el binomio y con ello el interés del niño.

    En el cuento  se encuentra también la parte mágica donde nada deja de tener solución y no puede faltar para ello el talismán;  llegara para que solucione dentro del mundo fantástico del niño todo conflicto posible y de forma extraordinaria haga  realidad todas las expectativas que él tuvo.
                                                                             
                                                               
                                             LAS ESTRELLAS DE JUANITO

Para Juanito la vida era en relación a sus estrellas, sin ellas la vida no tenia emoción, soñaba que un día podría llegar a ellas
.-He estado a punto de irme a la montaña esta noche porque allí subiéndome hasta la cima podría ver más fácil mis estrellas en el cielo.-
.- Desde que supe que ellas tenían vida porque me hablaban y me contaban sus cuitas siempre querido estar junto  con ellas. No es lo mismo ver las desde la azotea de mi casa llena de ruidos y luces que poderlas tener cerca en un lugar solitario donde nos contamos todos los secretos.- Le decía Juanito a Pelusa, su fiel mascota, un perro pastor que lo cuidaba con diligencia, una noche que el cielo estaba limpio como hacia días que no se no veía, pues era época de lluvias y la soledad lo abrumaba. El ya no podía vivir sin ellas.
Pero Juanito tenia miedo que sus papás lo buscaran y se asustaran al no encontrarlo, por eso estuvo a punto de darse por vencido; estaba muy nervioso que lo fueran a descubrir. Tenía que buscar la solución porque también lo podían castigar y no dejarlo salir de la casa; entonces menos podía ir hablar con sus estrellas.
Las estrellas que esperaban a su amigo, estaban desesperadas por no poder tener su compañía.  Necesitaban noticias. No todos los días podían hablar con un niño pues todos son muy raros y no se fijan en las estrellas. Pero Juanito si las quería; él les contaba noticias de la tierra, les hablaba de sus compañeros, de sus maestros, de su familia y hasta de sus mascotas. Ellas pensaban que era muy raro todo lo que hacían en la tierra, pero les gustaba saberlo porque allá arriba hacia frío estaba oscuro y por eso ellas no podían dejar de brillar porque si lo hacían entonces se morían.
Allí arriba, no habían flores, nadie jugaba, nadie reía y encima no había amor.
Juanito miro el cielo con desesperación quería estar más cerca de ellas quería contarles cosas que a nadie parecía que les interesara saber y entonces la vio; la luna grande, luminosa, poderosa y ella sin necesidad que le hablara sabía que lo tenía que ayudar. Sacó entonces todos los poderes que tiene la luna y que son muchos y le dijo:
 .-  Juanito  no te preocupes, ves a la montaña yo voy a iluminar el camino para que no te pierdas y también voy a mandar resplandores sobre tus papas para que duerman profundamente hasta que tu llegues. Así tus amigas las estrellas estarán contentas, brillarán en el cielo y yo también estaré contenta porque la soledad es difícil de llevar. Todos así vamos a estar alegres, tú le confías tus secretos, ellas se saben útiles y reconocidas y yo que ni tengo familia ni amigos, ni muchas lunas a mi alrededor pues soy un  satélite solitario, escuchare palabras de amor y con eso puedo transmitir con mi luz amor a la tierra.-
Finalmente, Juanito y Pelusa corrieron hacia la montaña, llegaron tan alto que sentían que tocaban a sus amigas las estrellas con la mano y hablaron y contaron sus cuitas y las estrellas chisporroteaban llenas de alegría al saber que había más vida que la que ellas tenían, que la luna también era su amiga y que nunca más se iban a sentir solas.

Ma. Elena

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