miércoles, 20 de marzo de 2013

CON-TEXTOS
CONTEXTOS
CON QUÉ SE FOMENTAN, SE ESTIMULAN, SE FORMULAN, SE CONDUCEN... 
LOS TEXTOS

Si el pretexto es aquello que ocurre dentro de uno mismo, en su vida personal, bueno, malo, o un cambio que deberá cobrar significado...
El contexto es aquello que, desde afuera, toca a la puerta para que se produzca un texto.


  1. Contexto familiar:
-Padres que lean y escriban (Principalmente la madre): que los hijos vean estas actividades, como constantes en la cotidianidad de la casa.
-Libros en casa
-Poner los libros al alcance de la mano
-Poner los libros directamente en las manos de los niños
-Contar cuentos (la oralidad): a la hora de dormir,  a la hora de terminar el quehacer, en algún momento del día para tranquilizar al niño, a la hora de darle de comer al niño o compartir el horario de comida con él. 
-Leer el periódico o diarios, revistas
-Salidas al cine y teatro en familia
-Actualmente: ver el uso de la escritura en la tecnología y redes

2. Contexto escolar:
-Maestros profesionalizados que predican con el ejemplo: leen (literatura) y escriben (creación literaria)
-Libros al alcance de la mano (que se presten, abran y usen) en las aulas
-Guías de lecturas según las edades
-Letreros y mensajes colgados en las paredes
-Periódicos murales
-Concursos: declamación, oratoria, cuento, poesía, ensayo, crónica, calaveritas, símbolos patrios, artículos de opinión, etc.
-Biblioteca escolar y de aula
-Dinámicas extracurriculares: bibliotecas ambulantes, cafés literarios, libera el libro, etc.
-Actividades optativas co y/ o curriculares: talleres de lectura, talleres de creación, tenederos literarios
-Foros abiertos
-Lecturas públicas 
-Conferencias, mesas redondas.
-Publicaciones de los textos premiados o elegidos por el grupo y la comunidad, gacetas, etc.
-Redes sociales y uso de tecnología
-Lectura en atril
-Propuestas de maestros en clase: llevar un diario, etc...

INICIEMOS POR LA HISTORIA PERSONAL: UNA MANERA DE ENDEREZAR EL RUMBO...
RETOMAR Y REDEFINIR CONCEPTOS CLAVE:
CREACIÓN LITERARIA Y ESCRITURA CREATIVA...
DEL PRE-TEXTO AL CON-TEXTO

LA CAJA DE SORPRESAS FUNCIONA COMO CONTEXTO (DESDE FUERA)
PARA INDAGAR EN EL PRETEXTO PERSONAL (DESDE ADENTRO)

EJEMPLO:
En el caso de los alumnos de Silvia:
Los lentes de la abuelita, le sirven a la joven para recordar cómo aquélla le contaba cuentos en la infancia: es decir, su pretexto  personal "forjado" a partir del contexto familiar, que es, finalmente, lo que la introduce afectivamente al mundo de la imaginación literaria.
El oso de peluche funciona como catalizador del enojo de la maestra, ni siquiera aparece como tal, sino en la metáfora del abrazo de reconciliación con los alumnos. 
En el caso de la experiencia al hacer la tarea, de Hugo:
Durante el proceso, estornudó espontáneamente, lo que provocó un cambio de materia prima: de la tarea, que era un proceso contextual, pasó a la toma de conciencia del pre-texto personal, ocasionado por el estornudo y el recuerdo relacionado. Cambió su "tema",  incorporando ambos elementos: el con-texto y el pre-texto, como ventana a la creación de su texto "Un agradable dolor"
En el caso de la alumna de Joaquín, que escribe sobre la rosa azul, vemos lo mismo que en los ejemplos de Silvia: su primera "aventura" amorosa, tomando en cuenta que la chica tiene diez años de edad.

Un agradable dolor


No soy cobarde. Simplemente la sensación del dolor no me agrada. Aunque hay algunos dolores que disfruto.
Hace unos segundos he estornudado y en automático mi cuerpo se ha comenzado a enfermar. Es una sensación extraña, una breve fiebre traída a voluntad y que paulatinamente desaparece. En ocasiones estornudo intencionalmente, por lo general, después del segundo estornudo mi cuerpo se estremece, comienzo a temblar, en seguida llega lo mejor; ese extraño entumecimiento de huesos, algo así como la fiebre, o cuando hace mucho frío y te pones una buena cobija encima. No sé en qué momento comencé a disfrutar estar enfermo de temperatura, quizá de niño: recuerdo que mi madre me arropaba luego de ponerme un ungüento en el pecho y frotarlo con sus delicadas manos, posteriormente me cantaba algo, mentiría si menciono alguna canción pues solo recuerdo su voz, su tacto, el calor y el sueño que lentamente comenzaban a invadir mi cuerpo, lo mejor de todo era sentirme cobijado, pero no solo era la manta que me ponía encima, era todo; la compañía, la música en mis oídos, saber que siempre habría alguien velando mi bienestar.
Por cuestiones personales hace mucho tiempo decidí alejarme del hogar y he aprendido a sobrevivir, incluso disfrutar, viviendo de esta forma. Pero al parecer hay sensaciones eternas y más fuertes que la distancia. Por eso a pesar de no gustarme el dolor y procurarme para no caer enfermo, siempre dejo una rendija para el estornudo que trae consigo la micro fiebre. Cuando eso sucede solo cierro mis ojos, tomo mi mejor cobija, apago casi todos los sentidos al exterior y así escucho, siento, y me transporto a un sitio agradable, acompañado de mis recuerdos, la fiebre y el dolor.

La Caja de Sorpresas y Recuerdos.

Silvia Vargas Luviano.

Les presenté a mis alumnos una caja de sorpresas, les pedí que eligieran un objeto, aquél que en ese momento trajera a su mente algún recuerdo o inspiración. Estos son algunos de los escritos que elaboraron con ayuda de su musa, en ellos descubrí que sus emociones guardadas despertaron, lo que extrañan, lo que les hizo ser felices, o la frustración, son parte de un recuerdo y de un momento de inspiración.

Los lentes. (Jatziri)
 Estos lentes son como los de mi abuelita, ¡me recuerdan a mi abuelita! Ella todos los días por las noches hacía oración. Se sentaba en una silla pequeña, color azul, en el patio de mi casa y “hacía rosario”. Cuando yo me daba cuenta de que ya se encontraba rezando, salía al patio y me sentaba en el piso junto a ella, esperaba a que terminara. Cuando terminaba me volteaba a ver, se reía conmigo y luego me decía que me sentara en sus piernas y me contaba cuentos.
Uno de ellos hablaba de una hormiguita roqueta a la que muchos animalitos pretendían conquistarla y al final se quedaba con un ratoncito. Éste era mi cuento favorito.
Esto que hacía con mi abuelita lo realizaba desde pequeñita, hasta que tuve 8 años…ahora mi abuelita ya no está conmigo, la extraño y estos lentes me hicieron que la recordara.

Abrazo de oso. (Martha)
Llevo dos meses practicando en la escuela secundaria, me siento muy feliz de poder compartir tantas cosas con mis alumnos, tantos aspectos escolares, como personales y hasta familiares…
Hace algunas semanas, durante una clase que estaba impartiendo, algunos alumnos no paraban de hablar, de jugar y de gritar, el resto del grupo comenzó a querer hacer lo mismo, sin embargo no lo permití.
Recuerdo que ese día, me sentía muy mal, era uno de esos días que ¡no quieres ser tú! Llevaba temperatura y un dolor de garganta insoportable, aun así di mi clase, a pesar de todo el relaja que los alumnos estaban haciendo. Ya no pude más… y con un grito muy fuerte, el aula quedó en silencio y ¡todos con sus caras de asombro! Me miraban.
Estaba muy enojada y los alumnos se dieron cuenta porqué estaba así. Continué la clase, me seguía sintiendo mal, muy mal, muy enferma y ¡luego enojada!
Antes de que terminara la clase un alumno pidió hablar conmigo y me dijo: _maestra, a nombre de todo el grupo quiero ofrecerle una disculpa por el mal comportamiento, sabemos que usted hace un esfuerzo por darnos la clase y nosotros no le poníamos atención_. En ese momento interrumpí al alumno diciéndole que no quería saber nada… pero todos los alumnos se pusieron de pie y todos me abrazaron y me dijeron que me querían mucho, porque era la única maestra que los comprendía y que por culpa de ellos me había enojado, que era la primera vez que me veían tan molesta.
Me sentí muy feliz con el abrazo de oso que me dieron, el enojo se desapareció poco a poco, desde esa fecha ya no me he enojado tan feo como ese día…

El billete americano (Angelito)
Hace un par de años, tenía aproximadamente 13 ó 14 años, tuve la oportunidad de realizar un viaje a los Estados Unidos, de verdad estaba muy emocionada porque era la primera vez que salía, tan lejos de mi querida ciudad natal. Aunque el viaje no era tan fascinante, pues sólo asistiría  únicamente con mi madre y no con mi familia completa como lo había soñado tantas veces.
Sin embargo, cuando llegué a esa hermosa ciudad, quedé encantada de ver lo linda que era la ciudad de San Diego California, quería que mis hermanos compartieran conmigo esa fascinante experiencia.
Una de mis tías al ver que recordar al resto de mi familia causaba tristeza en mi rostro, me dio dinero, yo sólo veía billetes diferentes a los que conocía, ella me dijo ­_son billetes americanos_. Me llevaron a pasear y de compras, por un rato olvidé a mi familia y disfruté del viaje, y claro para hacer sentir bien a los que no pudieron disfrutar de esta experiencia les llevé a mi regreso recuerdos muy bellos de esta ciudad.

La cadenita. (Rosy)
Un día por la mañana, antes de que me despertara, mis papás  pusieron “las mañanitas” y me fueron a abrazar a mi cama, después de estar un rato con ellos platicándome de cuando nací, mi papá sacó un estuche de peluche y me lo dio, al abrirlo ¡era una cadenita!, parecida a un rosario.
La cadenita era de oro, tenía bolitas igual que el rosario y le colgaba un delfín como la cruz a un rosario.
Recuerdo mucho ese día que mi papá me regaló mi cadenita, porque me la regaló con mucho cariño y yo la cuidaba muy bien. La cadena estuvo conmigo por un largo tiempo conmigo, pero en una ocasión tuve que regresársela a mi papá, porque era necesaria para un gasto económico, ya que se presentaron problemas de este tipo, muy fuertes en mi familia y con esa cadenita se apoyó para algunos gastos.
No sentí feo regresarle la cadena que me había regalado, porque mi papá me la dio con cariño, igual  yo se la di con cariño y para apoyar a mi familia.

martes, 19 de marzo de 2013

La osita de los recuerdos



En una caja en forma de osita, introduje los siguientes  objetos disparadores de recuerdos:
  • Una rosa seca
  • Una jeringa
  • Un corazón
  • Un reloj
  • Un perfume.
  •  Una caja de vaporud.
  • Una lámpara
  • Un un osito cargando una mochila
  • Un muñequito de graduación
  • Una llave de ropero
  • Un trompo


Estos fueron algunos de los textos que los niños produjeron:

La rosa azul
Samantha Barrera Pérez
Eran los quince años de mi prima Marlen. Las rosas eran azules como el mar claro, me di cuenta de ello, cuando un chavo se acerco a mí y me regalo una rosa, en ese momento me puse muy nerviosa y le conté a mi prima Marlen, ella me dijo qué cómo se llamaba el chavo que me había regalado la rosa, le contesté que no sabía su nombre.
En ese momento estaba nublado, lleno de nubes, sin embargo la luna estaba resplandeciente como el sol.
Después me fui con mi amiga y  mi prima Tania, les conté lo que me había pasado en ese momento ellas me preguntaron, qué sí estaba guapo, qué cuantos años tenía, bla, bla, bla. ¡Ash!
Me fui de ese lugar, iba directo con mi prima Marlen, en el camino me encontré al chavo que me regalo la rosa y nunca supe cómo se llamaba.

Después de la fiesta de graduación
Nelsi Barrera Cano
Tengo mucho sueño, ayer me desvelé, fue la graduación de mi hermana, nos dormimos hasta que se fue la última persona y también nos quedamos a recoger la basura y todo lo demás, yo creo que la última persona se fue como a la una y once, o más o menos. El chiste es que teníamos que levantar todo.
Mientras levantaba los vasos que estaban en la mesa sentía un frio, mientras mi hermana observaba como cinco minutos los obsequios que le habían regalado. Mi mamá presurosa recogía los platos, mientras le decía a Yuri que ya dejara de mirar sus obsequios, y nos ayudara a recoger lo que había quedado pero ella no le había hecho caso.
Con ayuda de mi tía Vera, al fin terminamos de recoger y mi hermana seguía babeando con sus regalos, mi tía le dijo a mi mamá: Hay que descansar tantito y hay que sentarnos, yo me senté a un lado de la mesa, mi mamá me preguntó:
--¿Quieres un poco de refresco?
Yo le respondí.
--Si, si quiero, pero muy poco.
Mientras descansábamos mi tía estaba contando unos chistes buenísimos, mientras los contaba de la risa se me quitó el frio. Cuando de pronto a mi tía se le ocurrió contar otro chiste mientras yo tomaba refresco, cuando no soporte la risa y no me quedaba de otra más que escupir el refresco, traté de llegar a afuera para poder escupir, sólo alcance a llegar a la otra orilla de la mesa, ya no aguantaba, tuve que escupir sobre la mesa. Mi mamá dijo, tienes que volver y limpiar nuevamente  y con una voz cansada  le dije lentamente a mi mamá, yo ya me voy a dormir, y ya no recuerdo nada.
¡Ay! Mi mamá me acaba de venir a hablar porque ya me tengo que ir a iguala, a comprar y en verdad no me quiero levantar.

Casitas de cobijas
Jitzel Diana Guzman Barrera

A mí me recuerda cuando mi prima Eliana vino a San Juan, yo había ido al templo donde hago muchas travesuras con una niña. Estábamos en el templo orando y de repente yo y mi mamá nos fuimos para la casa, íbamos por la subida cuando nos dieron un ray.
Íbamos pasando por una tienda y vimos a mis hermanas y a una niña con ellas, yo dije que a la mejor era Eliana, mi mamá dijo cómo crees.  
Llegamos a mi casa y mi papá estaba desojando, de repente llegaron mis hermanas y también mi prima. Hola prima. Hola, ella contestó. Le dije, ven vamos a jugar. Está bien vamos. Nos metimos al cuarto y empezamos a brincar, destendimos las camas y jugamos con las cobijas. Arriba de las paredes había clavos, yo puse las cobijas arriba de los clavos formando una casita.
Allí jugamos a las escondidas, yo me salí de la casita y me escondí debajo de la cama. Mi prima me buscó mucho hasta que se canso de buscarme. Se lió en las cobijas y se cayó al suelo. Salí corriendo. Te duele. No. A bueno. Y de repente la escuché llorar, mi mamá fue corriendo y le dijo. ¿Qué tienes? Nada tía sólo que me tropecé con un cojín y de repente cuando me pare me lié del cobertor. No llores. No tía, quiero algo. Te voy a dar un bolis. Si. Yo me comí uno de chocomil y ella uno de melón, después de terminar con los bolis jugamos mucho que terminamos dormidas, yo en el suelo y ella en la cama, mi almohada era un corazón, se paró de la cama y me la quitó, yo me pegué en la cabeza, me paré del suelo y cuando se lo iba a quitar como que alguien le dijo, lo abrazo y no lo soltó. 

miércoles, 6 de marzo de 2013


Y después del MAPA DEL TESORO...

LA CAJA MÁGICA
LA CAJA DE LAS SORPRESAS
LA CAJA DE LA ABUELA
LA CAJA DE PANDORA

LA BOLSA DE LOS SECRETOS
EL PEROL DE LA BRUJA
....

NO IMPORTA CÓMO LE LLAMES:

Utensilios disparados de sensaciones:
Una moneda
Una servilleta
Un cortauñas
Un perfume
Una cinta adhesiva

Colores, texturas, sabores, olores. 
Aquello que cruce el umbral hacia la interioridad.
Que toque algún recuerdo.
Que provoque una invocación.
Que mueva el gatillo del PRE-TEXTO

Esto es una dinámica-bisagra entre:
EL PRE-TEXTO  Y EL CON-TEXTO

Siente y.... lánzate a escribir...
Descubre por dónde tienes que seguir
hacia el mar del texto literario
EL CAMBIO: SEGUIRLO ES UNA SUERTE DE VISITA AL MAPA DEL TESORO...
PRIMERO LLEGAS A CONTAR EL CAMBIO
LUEGO, LO QUE TE PRODUJO.
AHÍ ESTÁ UNA SEÑAL: LEVANTA LA PIEDRA, EL MENSAJE QUE GUARDA 
ES LA RUTA DE LA SIGUIENTE ESTACIÓN...

SI ESCRIBES QUE CAMBIASTE DE LUGAR DE TRABAJO...
DESCUBRES QUE EN EL ANTIGUO LUGAR HABÍA UN MANANTIAL DE MATERIA PRIMA QUE NUNCA PUDISTE EXPLORAR... 
ENTONCES, TE SUMERGES CON LAS PALABRAS EN ESAS AGUAS...
ELLAS TE LLEVARÁN AL PUERTO SIGUIENTE...

martes, 5 de marzo de 2013

Sin remordimientos



Joaquín Martínez Miramontes

Aún extraño aquel pueblo perdido en las montañas. Cada domingo disfrutaba el recorrido de dos horas internándome en el corazón de la sierra del Estado de Guerrero. Veía aparecer mi comunidad, allá abajo, en medio de una tempestad de montañas. Miraba cómo sus luces tímidas en la obscuridad, se confundían con el de las luciérnagas, que expandian los límites de aquel pueblo rodeado de montes, los cuales, parecían estirarse para besar las estrellas del cielo.
Bebía de los ríos agua fresca y cristalina, que bajaba de las crestas empinadas de las montañas, en donde, nunca dudaba en empinarme y saciar la sed del viaje. Caminaba en las tardes río abajo, hasta llegar a las pozas labradas por la naturaleza en aquella piedra azul, que reflejaba pequeños trozos del cielo. Aquellas pequeñas albercas eran alimentadas con un suave rumor que producía el roce del agua y las piedras, y creaba múltiples burbujas que me invitaban a sumergirme y relajarme, escuchando los variados sonidos de la naturaleza, que despertaban y ponían alerta todos mis sentidos.
Sin embargo, no todo era belleza natural, y me enfrentaba constantemente a la imperiosa necesidad de mis compañeros de aferrarse a su lugar de origen y sentirse asfixiados por la limpieza y pureza del aire. El día jueves, sentían el tirón del cordón umbilical que los ataba a su ciudad de origen y en desbandada, huían de aquel mágico paraíso terrestre.
Quedarme hasta el día viernes, por no sentirme bien de despertar cómodamente en mí cama, sabiendo que había alumnos de cuarto grado de educación primaria que no sabían leer, simplemente me trajo dificultades con mis compañeros, que me hizo decidir aceptar una permuta a una comunidad  a media hora de mí casa. 
El pueblo mágico se inundó con tus lágrimas el día que lo abandonaste. 
La nueva comunidad no es exótica, está en una loma, la gran cantidad de pozos dan cuenta  de la escasez del agua, no hay en ella un río y el más cercano está contaminado  con las aguas negras de Taxco. Sin embargo, no todo es malo, el clima es ideal, las personas cálidas. Los compañeros de trabajo amistosos,  ya no despiertas, los días viernes con remordimientos de no haber ido a trabajar. Es un buen centro de trabajo.  

lunes, 4 de marzo de 2013

CAMBIO DE TRABAJO.


Son las 05:00 hras.  de la tarde, del 10 de octubre de 1999 y sigo  aun sentada en el pasillo de espera, frente al escritorio de Isabel, la recepcionista y mano derecha de mi jefa, ella me dice que no me desespere, que ya me recibirá, que ha tenido mucho trabajo y que además no ha estado de buen humor. Yo asentí con la cabeza, sabiendo de antemano que eso no era cierto, que Isabel sólo “cubría” a nuestra jefa para que yo no pasara un mal rato, pues sentía aprecio por mi ­_al menos eso creía yo, cuando recuerdo esto pienso que era lástima_, después de otra media hora de espera, por fin se dirigió hacia mí diciéndome que me retirara, que la maestra me recibiría al día siguiente. En ese momento sentí que la tierra se hundía, que todo se oscurecía y me faltaba la respiración _como seguía sentada no me caí_, sin embargo traté de tranquilizarme y me fui de ahí sumida en pensamientos, recordé cómo había iniciado todo esto, trataba de explicarme ¿por qué mi jefa me trataba así?, si se suponía que también yo era de sus confianzas.

Estas reflexiones me llevaron a aquella tarde decisiva en mi vida, en la que tomé la determinación de cambiar de trabajo, yo había estado por mucho tiempo trabajando como apoyo en el área técnico pedagógica  de educación preescolar, donde se suponía que participaba como capacitadora del personal docente de educación preescolar y digo “se suponía” porque no era así, el mayor tiempo del ciclo escolar lo dedicábamos a organizar actividades sociales, deportivas y/o culturales, situación que me fue desmotivando ya que consideraba que yo había estudiado para ser docente, no importaba en ese momento de qué nivel educativo, además, continuaba enriqueciendo mi formación como maestra, así que había estudiado dos licenciaturas y una maestría. Esa tarde encontré a un antiguo maestro, que al cuestionarme acerca de mi situación actual me hizo recordar que mi meta era ser maestra  y que lo que hacía no era nada parecido. Para empeorar esto, me habían “ascendido” como ¡responsable del área administrativa! de la Jefatura de Sector  09 de Educación Preescolar. Mi maestro, al verme titubear ofreció ayudarme, me abrió un panorama que me mostraba que mi vida no podía ser esa, me presentó una única opción de cambio, que no era segura, pero de lo que si estaba segura era que yo no podía permanecer más tiempo ahí.

Al día siguiente sin consultar a  nadie más, llevé mi solicitud al Centro de Actualización del Magisterio de Iguala, (una institución actualizadora y últimamente formadora de docentes). Mis manos sudaban y un leve temblor se vislumbraba en ellas cuando entregué mi expediente y me entrevisté con el director, él amablemente me dijo que revisaría mi documentación y que consideraba que no habría ningún problema para aceptarme. No obstante faltaba algo importante: ¡la liberación de mi trabajo, todavía actual en esos momentos!, ¿cómo se la pediría a mi jefa?, ¿qué explicación le daría?, ¿entendería porqué tomé esa decisión?
Al día siguiente, decidí agarrar “al toro por los cuernos”, así que con mucha seguridad llegué a mi trabajo para hablar con mi jefa… el día transcurrió, otro día también y ella no llegó a la oficina; cómo estas cosas deben hacerse “en caliente” fui a ver al jefe de ella, ¡ese fue mi error!, ahora que lo recordaba, no había duda ¡eso fue lo que le molestó! De ahí ya se imaginarán lo que sucedió, resultó que a eso, coloquialmente se le llama “brincarse las trancas”, por supuesto que eso nunca fue mi intención, sino aprovechar todo momento para conseguir lo más rápido posible ¡mi liberación!, para cambiar de trabajo de manera inmediata.
Mi jefa era una persona físicamente guapa, alta, de piel blanca, ojos grandes y hermosos que parecían querer hablar cuando se enojaba; además tenía un temperamento fuerte, impositiva y sólo ella tenía la razón de cualquier cosa que estuviera en discusión, en el trabajo era muy meticulosa, todo debería de estar en su lugar y nada debería de faltar en las actividades realizadas (tal vez por eso, siento que se olvidó de lo académico y sólo se dedicaba a aquellas acciones que le daban proyección ante la comunidad). Cuando se enteró de que yo había solicitado irme y cambiar de trabajo, se enojó tanto que decidió obstaculizar mi salida, manteniéndome en el área administrativa por más tiempo y evitando que llegara la “dichosa” hoja de liberación. Ahí empezó mi tortura…cada vez que ella llegaba a la oficina,  yo solicitaba audiencia para hablar con ella, nunca me dijo que no, ¡pero no me dijo cuándo! y ¡ni a qué hora!, así que, todas las tardes me hacía esperarla, veía desfilar a mis compañeras a la hora de la salida (a las 2:00 hrs. p.m.) yo esperaba a que ella atendiera  a todas las personas que deseaban tratarle algún asunto; cuando este “desfile de gente” terminaba, mi jefa simplemente me mandaba decir: mañana te va a recibir, _qué cara estaba pagando mi osadía_ para mí era algo común y lógico, el cambiar de trabajo, para mi jefa era un desafío, ¡y nadie podía desafiarla a ella!
Finalmente, después de dos meses con esa rutina y de llegar a mi casa a las 5 ó 6 de la tarde, hambrienta, desesperada, desmoralizada, cansada y para empeorar esto, encontraba a mi esposo enojado porque llegaba tarde, me recibió, ¡decidió hablar conmigo! y me entregó mi hoja de liberación de ese centro de trabajo, sorprendentemente ya no estaba molesta, me deseó éxito en mi nuevo trabajo, yo pude irme tranquila y agradecida por las cosas que aprendí con ella.
En enero del  año 2000, inicié en un nuevo trabajo donde puse en práctica aquello que había aprendido y que mis maestros me habían enseñado: ¡ser maestra!