jueves, 24 de mayo de 2012

EN LA BÚSQUEDA DEL MICRO RELATO. . .

INTENTANDO ENCONTRAR LUZ Y RESPUESTAS, RESPECTO A LA MICRO FICCIÓN, ENCONTRÉ ESTO QUE ESPERO RESULTE EN UNA BUENA APORTACIÓN, LES PASO EL LINK

http://www.lecturalia.com/blog/2012/05/24/como-escribir-un-microrrelato/

UNA AVENTURA INESPERADA PARA LA MAESTRA

En la espera que se vislumbraba infructuosa, de pronto el primer rayo de sol es suficiente para evitar el frío.

Adjunto el link de una página de "feis" creada por mis alumnos de tercero de secundaria; les cuento cómo surgió todo esto:

En mi clase de Español estábamos desarrollando el tema Diversidad Lingüística y Cultural del Mundo; así que entre las actividades desarrolladas estuvieron: elegir un idioma que les llamara la atención, para investigar en qué paises era considerado como el oficial, ubicaron estos en un mapa mundi, de la misma manera escogieron una canción en ese idioma, trajeron al salón, música y letra, (en el idioma y su traducción al español), para para compartirla con los demás.

Después organizamos 5 equipos y ya integrados en estos, se repartieron los idiomas más hablados en el mundo, para que cada equipo indagara acerca de las tradiciones, autores, economía, lenguaje, política, etc. de los países que los hablaban, les tocó investigar al menos dos países.

Con una exposición presentaron sus resultados, les sugerí auxiliarse de las tecnologías de la información y la comunicación, algunos de los chicos aceptaron la propuesta e hicieron presentaciones en power point o usaron videos de you tube para dar a conocer a los países a sus compañeros, otros se fueron por el uso del sistema tradicional, es decir, con láminas y apoyo de papel bond con textos e imágenes; no omito mencionar que hubo a quienes su "agitada vida social les impidió cumplir".

Para cerrar el proyecto, organicé nuevos equipos en los que se mezclaron, por lo que en cada equipo había jóvenes que investigaron diferente idioma, esto con el objeto de que armaran un programa de radio, que tuviera como objetivo, hablar de la Diversidad Lingúística y Cultural del mundo; lo podían presentar en vivo (se voltearon las butacas para que sólo los oyeran sin verlos) o llevarlo ya grabado. Hicieron muy buenos programas, les pedí que tuvieran varias secciones, por lo que en ellos hubo música, horóscopos, deportes, clima, cultura, entrevistas, comerciales, chistes, chismes, etc.; cada equipo definió su guión, algunos fueron MUY CREATIVOS.

Creo que fue un buen momento para ellos y sus compañeros; como en todo trabajo escolar, estimo que hubo grupos que lo disfrutaron más, yo me sentí orgullosa de los muchos esfuerzos que realizaron.

El link al que me refería al inicio del presente texto, es de uno de los equipos del 3º"A", ellos aparentemente no iban preparados con su programa de radio y decidieron hacerlo en vivo, uno de ellos Dylan, llevó una guitarra y cuando en su guión marcaron, llamada del público para pedir canción, efectivamente sonó un tono de celular de un teléfono antiguo, posteriormente la voz de uno de ellos pidiendo una canción y cuando menos pensamos ya la estaban cantando en vivo, ese "arriesgarse" fue excelente, trabajaron muy bonito, pero no hubo oportunidad de grabarlos, así que al parecerme tan bueno su programa, (todos los equipos inventaron nombre de estaciones, de programas, comerciales, etc.,)  les sugerí que continuaran por internet, y ellos decidieron crear esto en face.

Espero que sigan su propuesta pues tienen grandes ideas, además de ser chicos con muchas aptitudes y yo me siento orgullosa de ellos. Aunque al parecer el programa cambió de giro en virtud de sus intereses, aquí les comparto lo que hicieron.

http://www.facebook.com/?ref=tn_tnmn#!/RadioSolitariaFm

miércoles, 23 de mayo de 2012

Enredos...


Encuentro fantasmal
Florentino Ariza el eterno enamorado, vio aquella silueta de la mujer vestida de verde. La miró casi deslizarse sin tocar el piso, e inmediatamente la comparó con el gracioso andar de venada de Fermina Daza.  Sus ojos se cruzaron y los de él, quedaron atrapados por un instante en aquellos efímeros ojos verdes. Ella con su aspecto fantasmal, se deslizó por aquellas solitarias calles de aquel puerto. Él la siguió, había reconocido en aquella mirada, la soledad y la necesidad de compañía, como en tantas otras mujeres de aquella ciudad del Caribe. Conocía muy bien el fuego y pasión de esas miradas, miles de veces las había experimentado desde que descubrió que mientras el amor de su amada llegaba, la pasión y el arrebato no le estaban prohibidos y más bien le ayudaban a soportar los años que aún tenía que seguir esperando a que Juvenal Urbino muriera.
Ella avanzó por aquella calle, donde las luces agonizantes luchaban para no ser devoradas por la oscuridad, se detuvo en una vieja casa obscura y entró dejando la puerta entreabierta. Él se detuvo, vio la ubicación de la casa, su respiración se hizo más presurosa, sudaba con esa conocida excitación que le provocaba entrar a las casas de las viudas o mujeres solas para curar su soledad con entregas pasionales que no pasaban de ser sólo eso. Aquella casa le parecía que olía a rancio y a viejo, se detuvo en la puerta, sintió un aire lúgubre que le hizo estremecerse de pies a cabeza, regresó la mirada a la calle que estaba a punto de dejar atrás, el recuerdo de Fermina Daza se hizo presente. Retrocedió, aquella noche no podía serle infiel a aquel bello recuerdo, no… no por esa noche.

Minificción


La vida sigue...

Toda su vida había sido desperdiciada. Era la sensación que cada día le hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas. Aquella  helada tarde no era diferente.
El laberinto de aquella gran ciudad, con enormes y pulcros rascacielos en donde se encontraba su oficina,  estaba en el centro, con calles bien trazadas y magnificas áreas verdes. Era la mejor parte de la ciudad, auguraba el funcionamiento perfecto, sin embargo, su vida no trascurría en ese paraíso cosmopolita sino en los conglomerados edificios de departamentos que se encontraban en la calle Broadway.
Salió de trabajar, cuando los últimos rayos del sol se reflejaban en los ventanales de los edificios. Se dirigió, a su mediocre apartamento ubicado en el 1700 al Este de la calle Broadway. De pronto notó que su marcha no tenía rumbo ni sentido. Las calles parecían dilatarse o tal vez sus pasos se hacían más cortos, pues requirieron más pasos para recorrerlas. El ruido de los autos y el bullicio de los múltiples comercios y sus clientes, parecían independizarse, cada sonido se separaba y llegaba de forma independiente a su cerebro, con tal nitidez que se llevó las manos a sus oídos tratando de evitar que sus tímpanos  recibieran más sonidos de los que podía procesar.
Su corazón se comenzó a acelerar. Podía escuchar sus latidos, la presión de la sangre se agolpaba en sus  ya emblanquecidas sienes.
De pronto, fijo sus ojos en el cielo, y pudo notar que en el azul grisáceo, se encontraban dos nubes ennegrecidas que anunciaban inminentemente una tormenta, vio las nubes moverse y acercarse con peligrosidad, una a otra. El choque entre ellas, se dejo escuchar con un ensordecedor ruido, al instante, lo que él conocía por cielo se desintegró, cual si fuera un cristal y se rompiera en millones de añicos, sólo que no eran cristales pues veía y sentía caer los grandes trozos de hielo, y al mismo tiempo, un estremecedor frio invadía su cuerpo.
Todo aquello ocurría demasiado lento, tanto que le daba tiempo de esquivar aquella lluvia de barras de hielo, parecía que el tiempo había detenido su marcha, aunque sólo para él, pues los demás corrían despavoridos.
Vio los grandes ventanales destrozados, y en los añicos reflejaron el dolor y desesperación de aquellos que reaccionaban y trataban de salvarse. Los autos desesperados se insertaban en las tiendas y negocios de aquella avenida. Sus pies corrían desesperados entre pedazos de luces de neón agonizantes. Aún no había perdido la esperanza de escapar de aquel caos.
En ese mar caótico  una pregunta vino a su mente, ¿por qué corría si su vida no tenía sentido? Se detuvo, se dio cuenta que no tenía razones para vivir.
En ese momento todo volvió a la normalidad, personas caminaban, él sintió una gran necesidad de regresar sobre sus pasos. Volvió y encontró personas que se amontonaban ante un cuerpo tendido en el suelo. Oyó a lo lejos el taladrante y cada vez más intenso sonido de la ambulancia. Se abrió paso entre los curiosos y vio su propio cuerpo tirado en el suelo, su visión se nublo en un punzante dolor, que lo hizo convulsionar de forma agonizante. Lo invadió una densa y angustiante oscuridad de la que no pudo escapar.
Los paramédicos entraron en acción, subieron su cuerpo a la ambulancia, los curiosos se dispersaron, mientras el vehículo de asistencia médica se confundía con los semáforos de aquella transitada avenida.


Minificciones de Hermes, el Mensajero

Paraíso

-Tengo más de tu paraíso -me dijo ella, decidida, al tiempo que la resplandeciente sonrisa de sus ojos, me cegaba por completo.
     No me resistí en ningún momento. Ni siquiera cuando el torrente de papaya, fresa y naranja, desbordó la copa en que bebería, mi tan ansiado paraíso.

Pesadilla
– ¡Defiéndete o la golpeo a ella! –me dijiste con una expresión de rabia en el rostro. Jamás te había visto así. Tan decidido. Tú. Que dejaste en mi madre por mucho tiempo la principal responsabilidad de la familia que alguna vez fuimos. El momento aquel se congeló en mi mente. Vi tu boca abrirse y cómo después apretaste fuertemente los dientes, al tiempo que tu mano abierta descendía con fuerza hasta su mejilla. Los ojos de ella, suplicantes, me enviaban un mensaje ambiguo que no alcanzaba a descifrar. “Déjame y vete”, quizá me rogaban. O, “no me dejes, defiéndeme”. Hice caso a esto último y salí disparado hacia ti. Por un instante perdí la noción del tiempo. Perdí por completo el control sobre mí. ¿No pasaron sino un par de segundos? A mí la escena se me volvió interminable. Reaccioné cuando rodábamos enlazados en una fiera pelea, en el suelo, y mi madre gritaba. Me gritaba. “¡Déjalo!, ¡déjalo!” Cuando volvió a mí la cordura me invadió un temblor que anunciaba el miedo más espantoso experimentado en mí jamás. Después... después huí. Pero el recuerdo de lo sucedido se quedó tatuado en mi memoria. Se me volvió pesadilla.

Defensa personal
– ¿A dónde crees que vas, maldito desgraciado? –le grité completamente fuera de mí.
      En mis manos llevaba el Quijote, el Diccionario de poética y retórica de Elena Beristáin y las obras completas de Míster Ripley de Patricia Highsmith. En mi mente: una sola idea. Que aquel infeliz no saliera vivo de aquel lugar.
      Dicen que todo mundo tiene un “hasta aquí”. Ese era el mío. En plena asesoría a una estudiante, aquel desgraciado, imbécil, creído y prepotente sujeto me había dicho en pocas palabras que yo no tenía la más puta idea de lo que hacía.
      Lo que pasó en seguida escapó por completo a mi control y mi censura moral. Frente a mí estaban aquellos preciosos ejemplares. Alguna vez una maestra me dijo que los libros son artículos de defensa personal. Ese era el momento. “Mi momento”. Mi silencio ante sus palabras necias me explotó como olla exprés. No pude más. Entonces, ante la mirada atónita de mi asesorada, me levanté del asiento hecho un energúmeno. Cogí los libros. Le grité a mi agresor lo primero que brotó como fuego de mi boca. Y le asesté un único golpe. El crujido de su cuello al recibir el impacto de los libros con toda la fuerza de que fui capaz me anunció la liberación de mi rabia. Después... una sonrisa de dicha se dibujó en mis labios.

Beso de ángel
–¡Nieves, nieeeves! ¡Pásele, aquí están sus ricas nieves! ¡Hay de guanábana, coco y maracuyá! ¡De vainilla, limón y beso de ángel! ¡¡¡Páaasele!!!
      Cada noche Cristina insistía con vehemencia, pero nadie llegaba hasta el final de aquel pasillo de la Feria a la Bandera. No habían funcionado los artilugios publicitarios de la guapa sanmarqueña de ojos azabache, pelo rizado, senos triunfantes y caderas traviesas. La desteñida lona que había colgado a duras penas, al fondo de aquel túnel solitario, tampoco había ayudado. Nada atraía hasta su puesto a los paseantes. Para colmo de males, a lo lejos, miró venir a Rafael, el encargado de la sección de agroindustria adonde la habían asignado, caminando en zigzag y con un tarro de cerveza tan grande que apenas y podía sostenerlo entre sus dedos, pequeños y repulsivos como todo él.
      –Ya sabes a lo que vengo, negra –balbuceó el bribón sujeto, dirigiendo la primera de sus miradas lujuriosas, directamente adonde nacían los senos de Cristina.
       –Negros los zopilotes, ¡jijo’e la chingada! –arremetió ella en seguida, jamás resignada al menosprecio de ningún atrevido.
      –No te pases, negra, pues. Si fueras hombre te haría tragar tus palabras.
      –Como si ser hombre sirviera de mucho –aclaró ella–. A ti de poco te sirve. El chile nomás lo traes de adorno.
      –Ya, pues, mujer, cálmate –trató de conciliar Rafael, al mirar una llama que crecía en los pequeños ojos de Cristina–. Sin embargo, volvió a la carga.
      –¿Ya tienes los diez mil pesos que vas a pagarme? Porque si no es así, te me largas ahorita mismo con todo y tu orgullo a otra parte –soltó de golpe mientras tronaba los dedos al compás de sus palabras.
       –El que se va a largar eres tú, el presidente municipal estuvo en mi puesto hoy por la mañana y me dijo que hasta que no se levanten mis ventas, no hablaríamos del pago –afirmó ella con seguridad, sintiendo hervir su sangre de mujer costeña.
      –¡Sí, cómo no! –dijo sonriente Rafael, con un brillo lascivo en la mirada– aunque pues de que hay modo de arreglarnos lo hay, negrita, todo es cosa de que quieras.
      –¡Pues no quiero! ¿Crees que porque ando sola no puedo defenderme de bichos como tú? ¡Te me largas! ¡O trata de correrme y a ver de a cómo nos toca!
      Cínicamente, él respondió al desafío de la morena con una carcajada que hizo mugir a más de una vaca de la exposición ganadera que estaba a unos pasos de ellos. Con impotencia, ella derramó una lágrima que se limpió al instante con el mandil. De pronto, todo dio una vuelta de tuerca.
      –Pinche Rafael, cómo serás –dijo Cristina con una actitud opuesta a la anterior–. Espérame con la cuota, cabrón, no seas así.
      –¿Ya ves cómo hablando nos entendemos, negrita? –dijo él relamiéndose– dame un beso de ángel para empezar y puede que nos arreglemos.
      –Artísticamente, Cristina se dio la vuelta para buscar algo en la bolsa del mandado adonde guardaba sus escasas pertenencias. Empuñó un objeto con la mano izquierda y la escondió de la vista de Rafael. Con mirada que anunciaba caricias, se dio la vuelta y lo invitó a seguirla más al fondo, adonde comenzaba el pasillo contiguo y estaba instalada la exposición ganadera. La medianoche había vaciado por completo el lugar de los pocos rancheros interesados en comprar reses y borregos. Al verlo indeciso, lo tomó de la mano al tiempo que le obsequiaba una destellante sonrisa y lo atrajo hacia ella, en aquel recoveco de sombras junto a un gran cebú. Aprovechó tan solo un descuido del bellaco para asestarle un golpe certero con el ángel de madera que siempre protegía a Cristina de todo mal, al tiempo que exclamaba con voz ahogada:  –¡Aquí está tu beso de ángel, desgraciado! –Dos golpes más y los estertores de Rafael cesaron, empapadas sus ropas por completo, a partes iguales de sangre y el resto de cerveza Indio que todavía llevaba en el tarro. Con temple de acero, la voluptuosa sanmarqueña arrojó el cuerpo del rufián a las patas del toro y volvió a su puesto. Aliviada, recogió sus utensilios de trabajo. Había terminado la jornada. Al otro día sería 24 y las ventas tal vez se compondrían. El ángel protector volvió a su sitio, una vez limpio tras tallarlo con una franela roja y un poco de nieve de limón.
      De camino a la vendimia de atole y tamales oaxaqueños para la cena, con voz baja y ronquita, Cristina todavía mascullaba: –De eso y más es capaz una costeña con fuego en la sangre…

Las minificciones, esos escritos definidos en una compilación especial del periódico La Jornada, como breves, intensos, elípticos, poéticos y de singular belleza, son textos que pueden leerse de una sola vez, y requieren condensar en sí mismos, los recursos y artilugios narrativos del autor o la autora, para atrapar al lector desde el inicio, no soltarlo, y tras liberarlo quede en él una sensación de haber asistido a la autonomía de una creación concisa y redonda. En esto, desde luego, soy tan sólo aprendiz.


Les comparto la siguiente reflexión y problema que quiero discutir en clase sobre los ficciomínimos o minificciones:


EL PROBLEMA DE LO "MINI"


En una ocasión, una compañera de oficina y yo discurríamos sobre el tamaño de un objeto. Ella lo tomó y mirándome me dijo: "¿ya ves, es de un tamaño grande?". A lo que le siguió una observación de mi parte: "¡eso dices porque tienes la mano pequeña!". Desde ese momento, yo no dejo de preguntarme: ¿qué tan grande es lo grande y qué tan pequeño es lo pequeño?, ¿quién lo define? Si es la convención lo que define la grandeza o pequeñez de un objeto, ¿es una convención de "manos pequeñas" o es una de "manos grandes"?

La literatura no deja de asombrarme al mostrarme la aplicación de dichas interrogantes aplicadas en su campo. ¿Cuál es el límite de una minificción? ¿Eso que hizo Monterroso con su dinosaurio biplánico es una minificción? En definitiva me doy cuenta que todavía no hay una respuesta absoluta y es que quizás dependa del "tamaño de la mano" con la cual lo juzgamos.

Dicho problema de apreciación es duplicado al pasarlo al terreno educativo. Al poner este tipo de subgénero en el campo educativo es muy probable que por lo menos distingamos dos tipos de paradigmas en cuanto al problema de la lecto-escritura y su enseñanza: uno progresista y uno abstraccionista. 

Se podría reconocer con facilidad que en la minificción, se produce una actividad del pensamiento manifestada a través del juego de la síntesis. El autor escribe una historia sintetizada mientras que el lector se enfrenta a una síntesis de la historia. En ese juego de la lecto-escritura la síntesis busca la unidad de la trama.

Cuando se utiliza la unidad del escrito como una instrumentación didáctica para ir construyendo un método académico de Creación Literaria o bien de pura enseñanza de la lecto-escritura (sin un fin estético-artístico), vinculado además a una visión didáctico-pedagógica inductiva, estaríamos frente a un paradigma progresista. La pretensión de utilizar la minificción como un camino para comenzar a enfrentarse con, y paulatinamente ante, los problemas mayores de la escritura (entiéndase el conjunto de géneros mayores en la narrativa) sería característica importante de este paradigma progresista.

Sabemos que la enseñanza de la Literatura (que debería asociarse con inmediatez con la enseñanza de la lecto-escritura) en lo programas educativos de nuestra comunidad, radica en la enseñanza de la Historia de la Literatura; es decir, se enseña lo que se ha contenido dentro del progreso de las tradiciones escritas en la cultura occidental a través de su desarrollo histórico. De esta manera, se dan como construidos los géneros mayores ante los subgéneros breves más actuales. Para los docentes que entienden eso por Literatura, e incluso para los escritores que nos hemos formado con esa tradición académica, los géneros mayores implican un estado de conciencia general del desarrollo de los géneros literarios (finalmente, un estado de conocimiento de la materia); por lo que, el arribo al subgénero de la minificción se da de una forma deductiva (ante la gran variedad histórica de la narrativa), donde la abstracción juega un papel primordial para la construcción y el entendimiento del subgénero. Se abre entonces otra posibilidad real de entender la enseñanza de la Creación Literaria o bien de la pura enseñanza de la lecto-escritura: el paradigma abstraccionista. 

En términos taxonómicos actuales, la minificción (de origen híbrido, y de término aleatorio e indefinido) presenta un problema de existencia frente a los demás géneros literarios (aunque su problema taxonómico no implica en lo absoluto su producción ni su consumo). No obstante, es un subgénero en posibilidad real de ser llevado al ámbito académico para la enseñanza de la Literatura y de la lecto-escritura como materia de estudio, o bien como material de construcción para la Creación Literaria o bien para la enseñanza de la lecto-escritura (área de las Didácticas de las Lenguas Maternas).

Comparto un escrito de Lauro Zavala (2000) para ampliar la cuestión teórica sobre la minificción relacionado con su problema: http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/zavala2.htm con el objetivo de analizar los siguientes escritos que les comparto a la luz de lo planteado.

martes, 22 de mayo de 2012

Nos pidió un haikú y apareciste tú ...

Exotica y divertida,
soy dulce atrevida,
es verde y oscuro,
al kiwi yo adoro.

Un haikú debe cumplir con determinada medida, cuál es? . . .

PRIMERO PENSÉ, LUEGO EXISTIÓ

EN UN PRINCIPIO DIJE:

HOLA ENTRE HOJARASCAS DECEMBRINAS

Finalmente pude llegar... el mundo no se detuvo y yo quería alcanzarlos.


Partiendo de la teoría:  "El revés de la trama" de Alfonso Reyes, que amablemente nos explicó la Dra. Krauze, me permito develar lo siguiente:

Este trabajo surge en virtud de la desesperación en que caí por no poder entrar al blog después de varios intentos, sin embargo hubo un venturoso día en el que finalmente llegué y cuando pude estar aquí, me di cuenta que muchos textos ya estaban vibrando en este espacio, es decir, que el mundo sigue a pesar de cualquier eventualidad personal, me agradó muchísimo saludarlos y empezar este contacto.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Rebelión








Rebelión 

Una rebelión de armas asi lo veo yo, para ellos ideas que se desprenden de su ser, un trabajo que les gustó, un trabajo que lo realizaron de manera sencilla y práctica. Enriquecedor fue ver cómo subían las imágenes desde la escuela con sus celulares en mano, no les costo nada de trabajo, emocionados al ver a cuantas personas les llamo la atención su poema visual y al siguente día me contaron su anécdota, fue música para mis oidos.
La rebelión es buena, por que te hace pensar.

Escuela preparatoria CUADEM (Centro Universitario del Estado de Morelos)
Número de alumnos: 40
Respuesta de 35 alumnos a través de Facebook.