Tarea 2 Seminario Canasta
Básica 4
Alumna: Kyra Galván Haro
Objetivo: Leer el cuento de
Ethel Krauze: “En el rincón más lóbrego de un salón de clases”[1] y relacionarlo con su
propia poética y cómo eso se puede usar para nuestro propio modelo didáctico.
Después de leer el cuento
mencionado, surgen algunas dudas. Antes que nada, ¿quién es la momia? ¿Es la
creatividad, la libertad de expresión, la poesía, la literatura en sí? La
autora no lo dice expresamente, pero sí lo dice el personaje olvidado: “— Antes
me honraban. Ustedes mismos me ponían en el centro del salón. Existían por mí,
para mí. Pero se ensorbecieron y fueron olvidándome. Miren lo que han hecho.
Estoy convertida en un desperdicio…”[2]
La Dra. Krauze lo ha dicho
en otras ocasiones. Es más, luchar contra la división artificial que se ha
creado entre los estudiosos de la teoría literaria – a quienes representa en el
cuento como los maestros de literatura y la creación literaria – representada
por la momia – se ha convertido en una de las grandes pasiones y objetivos de
su vida. Al parecer y como el texto citado lo plantea, antes se honraba a la
creatividad, a la inspiración o como hace mucho tiempo se le nombraba, al
llamado de las musas. Pero con el tiempo, los críticos y estudiosos de la
literatura, tan ansiosos por etiquetar, compartimentar y clasificar, se han
olvidado de la parte más importante de la literatura: el proceso creador
mediante el cual el escritor utiliza las palabras para recrear el Universo,
como bien lo dice la autora en su libro: “La casa de la literatura”[3]: “La misma palabra cambia
de función si la usamos para pedir el desayuno y luego para un poema. En el
primer caso, la palabra es literal: “pan” quiere decir solo eso, pan. En el
poema puede significar muchas cosas más: espíritu, calor, abrazo, vida, sol: el
pan de tu mirada, el cálido pan del horizonte extendiéndose a mi alrededor.”
Por lo que el diálogo en el
cuento citado: “— ¿Y así quieren enseñar literatura a sus alumnos? — dijo la
anciana con firmeza. Ni siquiera pueden decirles a qué huelen los nardos. Los
nardos – exhaló cerrando los ojos – son un vals en la memoria de una cajita de
maderas viejas…”[4]
Es una clara alusión a lo que ella misma plantea en su libro citado
anteriormente[5]al
decir: “Un cuento, un poema, un solo verso, deben hacernos sentir, por ejemplo,
el frío de una nevada en la piel aunque estemos en el trópico. Por eso la
literatura es vida agregada a la propia vida, nos permite tener la experiencia
a través de las palabras.
El escritor pone las
palabras que serán las provocadoras de las sensaciones.
Si lo consigue, el
lector y lectora, dentro de sí mismos, harán todo lo demás. Para lograr este
objetivo hay que convertir a la lengua en literatura…”[6]
Concluimos entonces que:
1.- La obra creativa de
Ethel Krauze y su poética coinciden de manera total y se complementan una a la
otra.
2.- Dentro de un modelo
didáctico, que pueda ser aplicado por un maestro de literatura en un salón de
clase, podemos decir que la obra creativa de un autor – en este caso, el cuento
multicitado – es una herramienta objetiva que se puede utilizar para
ejemplificar tanto el proceso creativo en sí mismo, como la teoría literaria,
que resulta una conceptualización a
posteriori de esa misma herramienta.
3.- El objetivo primordial
en ese modelo didáctico se orientaría a demostrar que la literatura tiene a la
vez significante y significado y que es a través de ellos que se puede
trasmitir no solo racionalidad y coherencia sino también, emoción y
sentimiento.
[1] Krauze, Ethel, “En el rincón más
lóbrego de un salón de clases” en El instante supremo, Ediciones
Alfaguara, México
[2] Op. cit. pág. 3
[4] Krauze, Ethel, “En el rincón más
lóbrego de un salón de clases” en El instante supremo, Ediciones
Alfaguara, México, pág. 3
[5] Op cit.
[6] Op. cit. pág. 29
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