martes, 26 de abril de 2016

Bolsa 5- Marli Camargo


PREFACIO

Si se deseara señalar una fecha al cambio que sobrevino en el campo de la teoría literaria en este siglo no sería del todo desacertado decidirse por 1917, el año en que Viktor Shklovsky, joven formalista ruso, publicó un ensayo que abrió brecha: "El arte como recurso". Desde entonces, especialmente durante los dos últimos decenios, las teorías literarias han proliferado extraordinariamente incluso el significado de "literatura", "lectura" y "crítica" ha experimentado cambios de fondo. Por otra parte, aún no es mucho lo que de esta revolución teórica ha trascendido al círculo de los especialistas y de los entusiastas, y todavía no repercute abiertamente en los estudiosos de la literatura y en los lectores en general. El presente libro busca proporcionar una relación razonablemente comprehensiva de la teoría literaria moderna destinada a quienes poco o nada conocen sobre el tema. Aunque, evidentemente, en un proyecto así la excesiva simplificación y las omisiones son inevitables, he procurado, más que vulgarizar el tema, popularizarlo. Como, según mi modo de ver, no existe una forma de presentarlo "neutral" o ajena a los valores, he argüido en toda la obra a favor de un caso particular, lo cual, así lo espero, aumenta el interés. J. M. Keynes, el economista, observó una vez que los economistas a quienes desagradan las teorías o que afirman que trabajan mejor sin ellas, simplemente se hallan dominados por una teoría anterior. Esto también puede aplicarse a los estudiosos de la literatura y a los críticos. Hay quienes se quejan de que la teoría literaria es inasequiblemente esotérica y sospechan que se trata de un enclave arcano y elitista más o menos emparentado con la física nuclear. Es verdad que una "educación literaria" no fomenta precisamente el pensamiento analítico; pero también es un hecho que la teoría literaria no es más difícil que muchas investigaciones teóricas, y bastante más sencilla que algunas de ellas. Espero que este libro aclare que el tema está al alcance aun de aquellos que lo consideran por encima de sus posibilidades. Hay también estudiosos y críticos que protestan porque la teoría literaria "se interpone entre el lector y el libro". A esto se responde sencillamente que sin algún tipo de teoría—así sea irreflexivo e implícito— no sabríamos, en primer lugar, que es una obra literaria ni cómo hemos de leerla. La hostilidad a lo teórico, por lo general, equivale a una oposición hacia las teorías de los demás y al olvido de las propias. Uno de los fines de este libro consiste en suprimir esa represión para que podamos recordar.

           Discutir en este blog el contenido del prefacio.
Leer la introducción de este libro, viene el link del PDF.
Escribir/subir un resumen y un comentario de esta introducción (máximo dos cuartillas).
Diseñar un ejercicio/dinámica, con su justificación, que pueda incluirse en aula sobre este asunto/tema. Adaptarlo al grado en el que imparten clase cada quién. Aplicarlo. Comentar resultados.

Resumen del prefacio 

El marco en  la literatura fue 1917, el año en que Viktor Shklovsky, joven formalista ruso, publicó un ensayo que abrió brecha: "El arte como recurso". 

Desde entonces,  las teorías literarias han proliferado extraordinariamente incluso el significado de "literatura", "lectura" y "crítica" ha experimentado cambios de fondo y se observa una considerable hostilidad hacia a los teóricos.

La literatura dejó de ser campo único  de los especialistas y de los entusiastas, y todavía no repercute abiertamente en los estudiosos de la literatura y en los lectores en general, porque muchos piensan que ellos quieren:

·       Popularizar la teoría;

·       otros vulgarizar;
·       muchos creen que la teoría literaria es esotérica, difícil de conseguir;
·       es un enclave arcano y estilista;
·      otros creen que la teoría literaria no es formador de opinión o crítica;
·      es también considerada por algunos como sencilla;
·      se interpone entre el autor y el libro;
·      es tan difícil como la teoría nuclear.
Hay una diversidad de opinión en relación la teoría literaria, pero antes de comprender mejor la definición de la teoría literaria y sus especificaciones el autor hace la introducción al lector de:

 ¿Qué es literatura?
Y entonces desglosa  al lector las diferentes definiciones que se le han dado a la literatura, desde cómo siendo una  'obra de imaginación' en el sentido de ficción o cómo 'hechos' reales y así dejan de favorecer la historia, la filosofía y las ciencias naturales según el autor.

El autor cita algunas referencias  de escritores ingleses y franceses que son consideradas obras literarias. Como por ejemplo, Shakespeare, Webster, Marvell y Milton,  Francis Bacon, John Donne,etc. 

Posteriormente, el autor ayuda al lector a entender lo que es la teoría literaria y  menciona la teoría del formalismo como ejemplo para que identifiquemos las diferencias entre esa teoría y otras que son mencionados en el libro posteriormente.

Al origen del formalismo, sus características y su importancia  en la literatura son cuidadosamente relatadas con ejemplos, fechas y nombres que marcarán esa teoría. Al parecer del autor, el formalismo fue "esencialmente la  aplicación de la lingüística al estudio de la literatura, y cómo la lingüística en cuestión era de tipo formal, enfocada más bien a las estructuras del lenguaje que a lo que en realidad se dijera, los formalistas hicieron a un lado el análisis del 'contenido' literario (donde se puede sucumbir a lo psicológico o a lo sociológico) y se concentraron en el estudio de la forma literaria". (Eagleton, pág.)

Ejemplos como  'El Quijote' y  'Rebelión en la granja' fueron citados siendo contenidos meramente en la motivación de la forma, o sea El Quijote no es un libro acerca de un personaje de ese nombre, el personaje  no pasa de  ser un recurso para mantener unidas diferentes clases de  técnicas  narrativas, la  Rebelión  en  la granja    por  ejemplo  no  era   según   los formalistas  una  alegoría  del  estalinismo,  por  el contrario, el  estalinismo  simple y llanamente  proporcionó  una oportunidad útil para tejer una alegoría.

Lo que podemos observar es que los formalistas contribuirán por considerar la obra literaria como un conjunto de recursos, los cuales posteriormente fueron considerados elementos relacionados entre sí o funciones dentro de un sistema textual.

Como recursos son nombrados: el sonido, imágenes, ritmo, sintaxis, metro, rima técnicas narrativas, y los elementos formales literarios.

A parte de la teoría literaria, el lenguaje también es mencionado y reflexionada según la visión de los formalistas, los cuales vieron  el lenguaje literario como un conjunto de 'desviaciones' de una norma, como una especie de 'violencia lingüística'. La literatura es una clase especial de lenguaje que contrasta con el lenguaje 'ordinario' que generalmente empleamos. 

Se concluye por tanto que al definir como 'desviación' se presupone que se puede identificar la norma de la cual  los formalistas se apartan y menciona: 'para los formalistas lo literario' era una función de las relaciones diferenciales entre dos formas de expresión y no una propiedad inmutable. (pág.7)

Ellos no se propusieron definir lo  literario y los usos especiales del lenguaje que pueden ser encontrados en textos 'literarios' pero también en otros diferentes. La 'rarefacción' era para ellos la esencia del literario.

Es importante mencionar  que el tema sigue y el autor ratifica  que muchas instituciones académicas adoptan obras  y estudian como literatura, y así fueron 'construyendo' el concepto que esas obras deben ser leídas como literatura, pero hay otras que no fueron 'construidas',  nacieron  literarios y otros se imponen el carácter literario. (pág. 9)

El autor también se arriesga al hablar de las funciones y los juicios de valores con  que juzgan la literatura y alega que esas  son variables y los demuestra en su texto; por ejemplo,  la definición que el  filósofo  John M. Ellis cita: 'literatura' y  'hierbajo' son términos más funcionales que ontológicos, se refieren a lo que hacemos y no al ser fijo de las cosas. Si refieren al papel que desempeña un texto o un cardo en un contexto social, a lo que lo relaciona con su entorno y a lo que lo diferencia de él, a su comportamiento, a los fines a los que se puede destinar y a las actividades humanas que lo rodean". (pág.10)

El autor enaltece una de las sugerencias de la literatura y comenta que: "resulta iluminadora la sugerencia de que 'literatura' es una forma de escribir altamente estimada, pero encierra una consecuencia un tanto devastadora significa que podemos abandonar de una vez por todas la ilusión de que la categoría 'literatura' es 'objetiva' en el sentido de ser algo inmutable, dado para toda la eternidad. Cualquier cosa puede ser literatura, y cualquier cosa que inalterable e incuestionablemente se considera literatura". (pág. 10)

Y considera que:

"Se deduce de la definición de literatura como forma de escribir altamente apreciada que no es una entidad estable. Los tiempos cambian, los valores no proclaman el anuncio de un diario, como si todavía creyéramos que hay que matar a las criaturas enfermizas o exhibir en público a los enfermos mentales. Así, como en una época la gente puede considerar filosófica la obra que más tarde calificará de literatura, o viceversa, también puede cambiar de  opinión  sobre  lo  que  considera  escritos valiosos. Más aún, puede cambiar de opinión sobre los fundamentos en que se basa para decidir entre lo que es valioso y lo que no lo es". (pág. 11)

Observamos también que la opinión en relación a  la literatura es mutable, o sea, sí puede cambiar, pero es importante alentar  que deben estar bien fundamentados con argumentos que valoren o dejen de valorar la obra. 

El autor define lo que es 'valor' (pág. 11) y ejemplifica con obras literarias como Shakespeare que pueden perder su valor en una sociedad que puede no comprender el contexto de la obra  en un dado momento y la lectura de un modo general basándose en criterios y a la luz de fines preestablecidos y concluye que las sociedades 'rescriben' las obras literarias que leen y que la literatura de un modo general sufre una inestabilidad.

"Quizá sus obras le resulten desesperadamente extrañas, plenas de formas de pensar y sentir que en la sociedad en cuestión se consideran  estrechas o carentes de significado. En esas  circunstancias Shakespeare no valdría más que los letreros murales-grafiti- que hoy se estilan". (pág.11)

Es mencionado también cómo los juicios de valores literarios pueden cambiar  basados en el previo conocimiento que los críticos tienen o no del autor.  La emisión de opinión de las personas puede variar de acuerdo con sus percepciones e  interpretaciones espontáneas, prejuicios y criterios y anadee que los juicios de valores  se relacionan con las ideologías  sociales de cada sociedad.


Basados en el texto de arriba, hicimos un ejercicio práctico con los niños en relación a la obra literaria mencionada en la canasta básica cuatro. Sigue el ejercicio y la evaluación de los ejercicios aplicando a las diferentes teorías mencionadas:

Título de la obra: Los doce de la diligencia – Hans Christian Andersen.

Objetivo principal (teórico y didáctico)

Posibilitar la lectura de un cuento clásico a los alumnos y solicitar por medio de juegos que identifiquen conceptos de las teorías mencionadas arriba.

1-Poner atención a lo que se está leyendo, comprender a través de la lectura en voz alta.

2- Relacionar las obras de Hans Christian Andersen de publicación (historicismo).

3-Buscar el significado de algunas palabras difíciles (formalismo), o buscar en el cuento las características de los personajes (epopeya).

4- Comentar la obra posterior a la lectura, opinión como lector (teoría de la recepción).

Estrategias a ser usadas en clase

Leer en voz alta y si algún niño (a) se equivoca en las palabras decirle ¡Que te pillo!

Aquí se trata de identificar cuando el alumno tiene una falta al leer en voz alta un fragmento del cuento.

La estrategia es animada y obliga al participante estar muy atento durante la lectura.

No. alumnos: 05 alumnos.
Tiempo: 30 a 45 minutos.

Material:

Cuento: Los doce de la diligencia de Hans Christian Anderson. El cuento debe ser leído en un local o aula que no sea excesivamente grande y que recoja bien la voz. Es conveniente que cada participante disponga de un ejemplar del libro que se va a emplear para la lectura con animación y pizarrón para anotar las equivocaciones y posteriormente trabajar los significados de las palabras.

Realización

Los niños que participarán en la lectura no deberán de haber leído el libro anteriormente.

· Los niños participantes se colocarán en círculo cerrado y deberán tener su cuento en la mano.

· El maestro y el alumno que actuarán como árbitro, se situarán fuera del círculo en lugares opuestos.

· El maestro explicará que se han reunido para leer por turnos el mismo libro en voz alta y que luego lo comentarán. Deberán leer sin cometer faltas de lectura.

· A una señal del maestro el niño elegido para iniciar la lectura deberá empezar a leer en voz alta y cuando cometa la primera falta, de inmediato los árbitros deberán decirle ¡Que te pillo!, por lo tanto el niño lector deberá salir del círculo, el siguiente alumno continuará leyendo a partir de la equivocación.


· Las faltas serán las habituales como decir mal una palabra, no hacer pausa cuando se lea un punto, pronunciar mal un nombre, no poner tono interrogativo cuando haya una interrogación, hacer pausa donde no hay punto ni coma, leer en singular un plural, etc…

El maestro puede anotar las faltas en el pizarrón con las más corrientes: coma, punto y coma, signos de interrogación, puntos suspensivos, nombres equivocados, signos de admiración, etc.

Al término de la lectura el maestro comenta lo leído y los que se equivocaron deberán seguir poniendo atención para que participen en el coloquio posteriormente.

Evaluación (cómo evaluar)

El maestro hará una evaluación de la actividad de la lectura y la importancia de leer en voz alta y sus fallas para alcanzar la estrategia.

Se busca observar si la actividad despertó entusiasmo en los niños, si hubo dinamismo entre el grupo y si la lectura fue bien elegida o no; los grados de dificultad y finalmente la revisión gramatical de las palabras y discusión de la obra leída según los alumnos.

Evaluación del maestro

Antes de aplicarse el ejercicio les pregunté a los niños si conocían la obra de Hans Christian y entre los cinco apenas una la conocía.

Le pregunté si podría recordar de algún cuento y me dijo que el de la princesa y el colchón. La felicité y verbalmente les expliqué quién fue Hans Christians y algunas de sus obras. Les mostré el libro que estaríamos leyendo y que si tuvieran interés podrían leer después en las aulas.

El ejercicio fue aplicado a un grupo de cinco niños con edad de 10 y 11 años, y de un modo general a ellos le gustó el cuento, algunos de los alumnos tuvieron dificultades en la expresión oral cuando las frases eran exclamativas, por ejemplo:

!Hurra, Hurra! se oía gritar en las casas todos festejaban el Año Nuevo, puestos en pie, levantadas las copas, disponiéndose a blindar.

En relación al vocabulario muchos no conocían algunas de las palabras como: diligencia, espabilado, empresarios de mudanzas, anémonas, emanaba, muguet, manguito, abeto, etc. las cuales investigamos en el diccionario para saber el significado y ellos escribirán en su cuaderno. Es posible concluir que ese fue un ejercicio fundamentado en la teoría del formalismo donde se busca conocer los recursos y elementos de la obra.

La participación del lector, o sea del niño por medio de una actividad divertida podemos caracterizar como fundamentada en la teoría de la recepción, donde la predominancia es la participación del lector en la obra de forma que opine y vea la obra con otras perspectivas del aprendizaje por medio de la diversión.

El tiempo utilizado para la actividad fue mínimo, pero ampliado podríamos analizar la obra en relación al tiempo, que estaría relacionada al viejo y nuevo año y los meses del año, así como los días de la semana y finalmente el calendario y toda las actividades que son pasibles de hacer en sus respectivas fechas.

Considero que en la aplicación de los ejercicios las teorías fueron mezcladas y se produce un conocimiento interesante por parte de todos. 

Conclusión

El prefacio del texto fue de extrema importancia para clarificar la teoría funcionalista y también observar la importancia que ésta tuvo y puede tener en determinada obra cuando es analizada. 

Particularmente me quedé sorprendida con la definición de qué es literatura y así entiendo que abre un abanico de ideas y sugestiones donde podemos trabajar con ese fenómeno en clase y en la vida propia. Las definiciones de los conceptos como teorías, literatura, valores y juicios fueron de extrema importancia para que consideremos una nueva definición de la literatura y su importancia y significado en la sociedad o comunidad en la que vivimos.

La experiencia con los niños fue significativa, divertido y un tiempo de aprendizaje, principalmente cuando sus colegas en un simples error en la respiración ellos ya decían: !Que te pillo!, eso permite al alumno quedarse atento y también practicar el criterio de evaluación y corrección.

Quisiera poder haberlo aplicado a un grupo mayor pero no fue posible, seguramente otros temas, vocabularios habrían surgido y un nuevo aprendizaje de la obra de Hans Christian Andersen sería concebido, más me convencí que en esa actividad podemos trabajar la literatura de diferentes maneras y asegurar el aprendizaje y realización del niño al leer un cuento.

Después de la aplicación, se podrá seguir trabajando con textos creativos con los niños donde ellos pudieran escribir o ver en la diligencia junto con los meses del año y así permitir a los niños, imaginar, investigar, dibujar y expresar lo que les gusta durante los meses del año y lo que a ellos les recuerda hacer, por ejemplo en la Pascua, día de la madres, día de los padres, día de los niños, en sus cumpleaños, etc. o trabajar a cuestión de los climas en esos meses y los cambios que les generan.

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