miércoles, 10 de octubre de 2012

Joaquín, profesor de quinto año de primaria en San Juan, Guerrero, nos comparte dos cuentos de Yanira Casimiro Barrera:

El personaje: un monedero.
El primer texto, sin guía.
El segundo, siguiendo el modelo de "variaciones para escribir".

Promete subirlos.
Mientras tanto:
En el primero, el monedero es riquísimo y los demás monederos le piden dinero, que para el pan, para una muñeca, para un pizarrón; luego ya ninguno le quiere pagar.

En el segundo, el monedero vive una aventura turbulenta con maleantes, hada madrina, tráfico, un perro ladrón al que se le cae el pelo luego de recibir una receta horripilante contra bandidos, y hasta un gato... 

Comentamos: el monedero es un microcosmos para esta niña de diez años, de la sociedad actual que la rodea. Un poco, como si fuera una especie de "talismán" que encierra las cien novelas de "La comedia humana" de Balzac. 

¿Será posible que en el cuento infantil  -en todos los cuentos infantiles- se encuentre siempre esa especie de "llave" (¡la caja negra!) del microcosmos de toda una sociedad, una época, una historia común?

Oritia dice: ¿cuál sería la diferencia entre "cuento infantil" escrito por niños, como éste, y los "creados" por adultos como cuentos infantiles?

Emilia dice: mis estudiantes de licenciatura lo escribieron con maleantes y narcos...  para niños.

Vamos a comparar el de Yanira con éstos. Sacaremos conclusiones. 
Le pido a Emilia que busque: ¿hay un elemento equivalente al monedero en alguno de estos cuentos? 
SUSPENSO... CHICOS, CHICAS, NIÑOS, NIÑAS, BEBÉS Y BEBESAS....
(Luego les platico lo del pronombre sueco neutro para la equidad de género)

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